Survivor

Una epidemia extraña a comenzado a infectar al mundo entero, algunos resultan inmunes a dicha enfermedad...pero los demás terminan convirtiéndose en zombies...cuando el mundo llega a su fin...sólo los más fuertes sobrevivirán

sábado, 29 de enero de 2011

Capítulo 24

SURVIVOR
When The WORLD COMES TO AN End...Only The Strongest Will Survive!

Part 24 “The Heir To Destruction”

Existen miles de teorías tratando de explicar los fenómenos del universo, miles de números y formulas…pero todas incapaces de explicar cosas tales como el “espíritu”. En un mundo donde ya no existen respuestas, dónde todo se desmorona poco a poco y la razón del ser humano se pierde…qué legado queda?

Me detuve un momento mientras revisaba los informes que Montes me había dado. Con una mano me di un ligero masaje a las sienes, sentía como una migraña venía en camino. Jamás había sentido tanto estrés en mi vida, ni siquiera durante mi carrera, bueno, lo que complete de ella al menos. Tome aire y mire a mi alrededor, un cuarto pequeño con un cochón viejo en un rincón y la mesa de madera con trazos de humedad en la que trabajaba, algo muy humilde pero en verdad no podía pedir más después de todo por lo que pasamos.

Aquel momento en que realmente creí que todo terminaba para nosotros, que si no fuera por Tampa…seguramente Mile y yo no estaríamos vivos para contarlo. Aquella emboscada en la que se perdió más de una vida y nuestras esperanzas fueron destrozadas sin piedad. Y los pocos que sobrevivimos no teníamos una razón para vivir, nos quedamos sin nada, sólo las camionetas y nuestros orgullos heridos…

“Suban a los que estén gravemente heridos a las cajuelas de la Lobo y la Silverado, los demás súbanse en el lugar de pasajeros” la voz de Vilchis sonaba imponente.
Caminaba lentamente hacia la Hummer con ayuda de Mile mientras observaba como Ramóny Harry fueron subidos a la cajuela de la Silverado inconscientes entre Jess, Iraís y Josué, para luego subir a Pancho y a Aldo a la Lobo en un estado similar. Los cuerpos de Tampa y Raúl fueron quemados dejando sólo un par de cruces de madera como recordatorio de su existencia. Conforme a Laura, como su cuerpo se perdió en la explosión, para ella sólo se colocó otra cruz en su honor.
“Asahel…puedes manejar?” escuché la voz de Iraís a mi lado.
“Creo que sí…sólo me torcí un poco mi tobillo” le respondí.
“De acuerdo…llevate la hummer…yo acompañaré a Josué en la Silverado y Jess a Vilchis en la Lobo” me dijo tratando de controlar sus emociones.
Simplemente le respondí moviendo mi cabeza en forma de afirmación, ella se fue y Mile me ayudo a subirme a la Hummer.

Las tres camionetas solas en la carretera, teníamos a 4 personas heridas de gravedad, habíamos perdido a tres y para los seis que quedábamos, nuestra cordura colgaba de un hilo.
“A dónde vamos?” pregunte por el radio.
Escuché la voz de Vilchis por la radio. “A Bernal”
“Por qué?” le volví a preguntar.
“Ahí quedamos en ir antes de que todo esto pasará…es nuestra última esperanza” me respondió con un tono preocupante.
Me quede en silencio manejando, él tenía razón…si no encontramos nada en Bernal, ahí acaba nuestro viaje…

Pronto logré ver a lo lejos un monolito y el pequeño pueblo que se extendía a sus faldas. Por un momento me congele, esperaba que no hubiera zombies, pero ese era un simple deseo. Pude ver a los zombies rondando por las calles del pequeño pueblo, se percataron del sonido de los motores y giraron hacia nosotros.
“Retrocedan!” la voz de Vilchis resonó en la radio. Traté de reaccionar y seguir sus instrucciones pero las calles eran demasiado estrechas para maniobrar con tremendas camionetas. Los zombies comenzaron a rodearnos golpeando los vidrios,; escuché los gritos histéricos de Mile a mi costado. Cerré mis ojos, esté era nuestro fin, no había duda de eso.

De pronto escuchamos otro motor rugir y unos faros alumbrándonos. Pude ver como una camioneta roja se acercaba a nosotros y de sus ventanas asomaban rifles y metralletas que comenzaron a disparar sin piedad eliminando a los zombies que nos tenían rodeados. La camioneta se paro rápidamente frente a nosotros y de la ventana se asomó un rostro conocido: Zarco.
“Si quieren vivir, vengan con nosotros!” y la camioneta tomo rumbo hacia el monolito de Bernal.
La Lobo y la silverado no perdieron tiempo y comenzaron a seguir a la camioneta, decidí seguirlos también.

Cruzamos el pueblo y llegamos a la base del monolito donde una puerta subterránea estaba abierta, la camioneta roja entró, y los demás la seguimos. Detrás de mí la entrada se sello; no tenía la menor idea de que algo así existía en un lugar como este. Llegamos a una especie de estacionamiento donde la camioneta roja se paro y nosotros igual. Vilchis, Jess, Iraís y Josué se bajaron, Mile y yo también.

“Explíquenme qué está pasando aquí?” Vilchis pregunto sorprendido.
Del asiento del conductor se bajo Alejandra Alcántara, y detrás de ella Zarco, Sharon y Rodrigo de los Cobos.
“Parece que los acabamos de salvar de una muerte segura” Alcántara nos dijo con una sonrisa. “Tanto tiempo sin verlos, creímos que ya estaban muertos”.
“Lo mismo podríamos decir nosotros” dijo Josué mientras encendía un cigarro.
“Dejen las introducciones para después, tenemos a 4 personas gravemente heridas! Pueden ayudarlos?” Iraís dijo en una voz algo alta.
“Quiénes?” pregunto Alcántara con seriedad.
Vilchis levanto las carpas de las cajuelas de amabas camionetas. “Harry, Pancho, Aldo y Ramón”.
“Cobos, Zarco ayúdenles a subirlos…yo le diré a Montes que prepare todo” Alcántara dijo mientras subía corriendo.
“Espera, dijo Montes? Montes esta vivo?!” Vilchis se sorprendió.
“Después te preocupas por eso, hay que subirlos primero” Jess le dijo a Vilchis.
“No se preocupen, hay un elevador, eso facilita mucho las cosas” Sharon dijo mientras ayudaba a Jess con el cuerpo de Harry.

Pasaron horas mientras Montes, Alcántara y Sharon atendían a nuestros compañeros caídos. Todos esperábamos sentados las crueles noticias por venir. Por fin salieron de aquel cuarto, Alcántara empujaba la silla de ruedas de Montes y Sharon se retiraba su bata de laboratorio.
“Qué pasó? Cómo están?” Jess sonaba muy preocupada.
“Gracias a la tecnología que Montes tiene aquí pudimos curar sus heridas, ellos estarán bien” Alcántara le respondió con una voz algo sutil para ella.
“Inclusive Harry?” volvió a preguntar.
“Inclusive él” Alcántara sonrió.
“No me lo agradezcan, me alegra ver que más gente haya sobrevivido” Montes yacía en su silla de ruedas con su sonrisa habitual.
“Y…cuéntame cómo escapaste de la escuela?” Vilchis preguntó evitando la mirada de Montes.
“Pues después de que me aventaron contra la coordinadora para escapar, admito que fui mordido en ambas piernas por ella antes de que Alcántara y Sharon me salvarán, logramos salir de entre la multitud y pronto se nos unieron Zarco y de los Cobos, en un intento por sobrevivir nos escondimos en un laboratorio. Al día siguiente tratamos de escapar, buscamos mi coche pero no estaba, alguien se lo había robado pero la camioneta de alcántara seguía intacta y huimos en ella” él decía con su voz tranquila.
“Si fuiste mordido….cómo no te convertiste en uno de ellos” no pude evitar preguntarle.
“Por alguna extraña razón, el virus se detuvo, no logró infectar mi cerebro, sin embargo quedé paralítico de la cintura para abajo” él dijo con toda naturalidad.
“Tenemos la teoría de que los anti cuerpos de Montes comenzaron a atacar al virus logrando eliminarlo antes de que llegará a su cintura” dijo Alcántara.
“El caso es que huimos a éste lugar, que le pertenece a mi familia y lo prepararon en caso de que un apocalipsis de cualquier tipo ocurriera, sea una guerra, una epidemia o cualquier cosa” termino su historia con un suspiro.
“Vaya…sabes, no era nuestra intención lanzarte contra los zombies…fue…fue…” Vilchis tartamudeo un poco.
“No importa, no les guardo rencor” dijo con total tranquilidad. “Por el estado en que los veo…les ofrezco quedarse aquí con nosotros, tendrán comida y seguridad, eso es lo que les podemos ofrecer” dijo con diplomacia.
“Gracias…con gusto aceptamos tu oferta” Jess sonrió un poco.

Mi mente regresó en sí al escuchar como tocaban a mi puerta.
“Asahel? Estás ahí? Soy yo…Mile” escuche su voz mientras tocaba insistentemente mi puerta.
“Pasa” le dije mientras organizaba los papeles en la mesa.
“Qué pasa?” le pregunte notando su rostro lleno de preocupación.
“Hubo otros dos avistamientos hoy…me acaba de decir Zarco” dijo con su voz entrecortada.
“Dos diferentes personas?” le pregunte sorprendido.
“No…la misma, pero vista en dos diferentes lugares, temprano en la mañana y hace una hora” dijo con preocupación.
“Han logrado identificar a la susodicha persona?” le pregunte evitando su mirada.
Ella movió su cabeza en negación.
Trate de atar los cabos en mi mente, pero simplemente algo faltaba, no eran ni omar ni tovar…sería Isidro? Por lo visto él estaba implicado en este asunto desde el inicio, pero por qué éste lugar? Por qué nosotros? Estamos indefensos en estos momentos.
“Asahel…tengo miedo” la voz de Mile me saco de concentración.
“No te preocupes…” sostuve su mano, “No dejaré que nada te pase…”
Pude notar como una pequeña sonrisa se formaba en la comisura de sus labios.

Aquella noche no pude dormir, seguía tratando de comprender las razones, el por qué, necesitaba averiguar lo que estaba pasando allá afuera. Sin embargo Montes dio órdenes específicas de que nadie saliera sólo al pueblo, le diría a Pancho que me acompañara pero su estado sigue estando lejos de bien. Tendría que salir yo por mi cuenta, tengo que demostrarle a todos que no soy tan débil como creen, que puedo obtener información valiosa y por una vez ser el héroe en vez de la damisela en peligro.

Al día siguiente hubo una reunión temprano en la mañana, pude ver un par de rostros que se unían nuevamente a la causa. Ramón, Josué, Vilchis y Aldo estaban presentes en aquella sala al igual que los demás. Las palabras de Montes sonaban vacías pues mi mente se concentraba en formular un plan para mi acto heroico que planeaba.
“…y recuerden, no se aventuren solos por el pueblo, eso es todo” Montes se retiro siendo empujado por Alcántara.
Todos comenzaron a retirarse del cuarto, yo seguía sentado repasando una y otra vez el plan en mi cabeza.
“Asahel…Asahel!” escuche la voz de Ramón hablándome desde la puerta. “Qué te pasa?”
“Nada…sólo pensaba” me levante y salí corriendo a mi cuarto. Sentí como los ojos de Ramón seguían clavados en mi mientras me alejaba.

Estaba en mi cuarto empacando cosas en mi vieja mochila; un arma, municiones, todo lo necesario en mi opinión. Aquella sería sólo una misión de reconocimiento, si tengo la oportunidad destruyo al enemigo, regreso sano y salvo y seré un héroe entre el montón, eso me repetí una y otra vez.
“Por qué tanto equipaje? Piensas irte en un largo viaje?” escuche la voz característica de Ramón. Giré y ahí estaba, apoyado contra el marco de la puerta.
“Sólo saldré un momento a recolectar información…” le respondí fríamente.
“A pesar de que montes específicamente dijo que no saliéramos solos por ninguna razón?” su tono sonaba algo burlón y sarcástico.
“Creo que es algo que debo hacer…” suspiré mientras cerraba mi mochila.
“Crees que por salir y recolectar-información valiosa- según tú nos vas a salvar a todos?” su voz ahora sonaba irritada.
“Quiero intentar ser útil…” evite su mirada.
“Créeme que serías más útil aquí vivo que afuera muerto” el sarcasmo se salía de control.
“No me importa, quiero intentarlo” dije con terquedad.
“Haz lo que quieras…pero sabes algo…” me dijo seriamente.
“Qué?” trate de sonar imponente.
“No intentes ser un héroe…simplemente no te queda” y con esas palabras se dio la media vuelta y se retiro de mi cuarto.

Me quede admirando la entrada a mi cuarto vacía por unos minutos tratando de digerir sus palabras. Por un lado sentía un enorme reto, por otro sentía sinceramente el miedo. Sin poder dar marcha atrás, tomé mis cosas y me dirigí fuera del monolito.

Camine con cautela entre las calles empedradas del pueblo, matando zombies en mi camino, pasando sobre cadáveres y finalmente llegando a la pequeña plaza que en algún momento fue pintoresca. Pude ver una horda de zombies que se acercaba a mi, la plaza estaba algo infestada. Saque la pequeña pistola que tome y comencé a dispararles, procurando apuntar a su cabeza. Logré deshacerme de la mayoría, pero continuaban acercándose.

De pronto sentí como alguien me empujaba y sentí una bala rozándome la mejilla, incluso sentí la sangre tibia que se derraba por ella. Quizá una bala perdida? Quizá algo más…
Pude ver como Mile me abrazaba con fuerza contra el suelo.
“Mile! Qué haces aquí?” le pregunte sorprendido.
“Te conozco…sabía que tramabas algo, y no te atreviste a confiar en mi!” ella me dijo en un tono enojado.
“Gracias…” sentí mis mejillas sonrojarse.
“Alguien trato de matarte justo ahora” ella dijo seriamente.
“Cómo?” mi pregunta fue coratad mientras una serie de balas fueron disparadas hacia nosotros.
“Asahel!” Mile me grito con desesperación.
Tomé su mano y corrí hacia la vieja iglesia en la plaza, ahí estaríamos a salvo de los disparos y los zombies. Entré y cerré la puerta con un pedazo de madera. Ambos corrimos hacia el altar y tomamos asiento bajo la mesa de la eucaristía.

“Ahora qué?” me pregunto Mile asustada.
“No lo sé…no creí que las cosas se pondrían tan mal…yo solo…yo solo” sentía como mi voz se perdía lentamente.
Sentí como su mano entrelazaba la mía.
“No sé qué tratabas de demostrar…pero a mí no me tienes que demostrar nada, eres quien eres y eso es lo que me gusta de ti” ella me dijo en un tono tan tranquilo y dulce, tal que mis problemas se esfumaron por un momento.

En eso escuchamos como uno de los vitrales se rompía y unos pies caían suavemente sobre el piso de la iglesia. Mile y yo guardamos silencio tratando de pasar desapercibidos.
“Sé que están aquí” se escucho una voz seria, pero de procedencia femenina.
Sentí las gotas de sudor frío resbalando por mi sien y mi quijada.
Hubo un disparo a las mesa, esta se rompió y reveló nuestro lugar de escondite. Los dos nos levantamos de prisa y puse a Mile detrás de mí, tratando inútilmente de protegerla.

La mujer frente a nosotros nos miraba fijamente apuntándonos con un par de pistolas, la mitad superior de su rostro cubierto completamente y su cabello recogido.
“Quién eres…qué quieres con nosotros?” le pregunte desafiantemente.
Sentí un disparo a mm de mi pie. “Aquí las preguntas las hago yo…están a mi merced ahora” pude ver una mueca formándose en su rostro.
Sostuve la mano de Mile con fuerza y la acerque lo suficiente para susurrarle al oído. “Cuando la distraiga…corre” Ella me miró sorprendida.

La mujer nos seguí mirando fijamente apuntando las pistolas a nuestras cabezas. Tome aire y me preparé para lo peor, corrí hacia ella sin pensarlo tratando de inmovilizar sus brazos el tiempo suficiente para que Mile escapará, pero ella me tomó por sorpresa cuando sentí como fui pateado y colapse contra una banca de madera. Mile trató de correr a la entrada pero ella se percato de aquello y le disparo en su pierna, Mile cayó gritando de dolor.

Traté de levantarme y detenerla, aquella mujer se acercaba a Mile con cautela, pero simplemente fui recibido por un fuerte golpe en el estómago y caí a lado de Mile quién trataba de detener el sangrado en su pierna. Sin embargo había logrado retirar la cubierta en el rostro de aquella mujer quien estaba hincada frente a nosotros. La observe fijamente mientras ella se alzaba y sentí sus ojos penetrantes fijos en los míos.

“No puede ser…” sentí un gigantesco nudo en mi garganta.
“Te lo llevarás a la tumba” nos dijo mientras apuntaba ambas pistolas a nuestras cabezas.
Abracé a Mile y cerré mis ojos. Escuché dos disparos al unísono, y pronto todo a mí alrededor se volvió oscuro y los sonidos se esfumaron.

Nunca podré saber tales misterios de la vida…sólo puedo decir que hice lo posible por sobrevivir, por poder intentar ser un héroe…No hay manera de describir las emociones que conllevan tales actos, pero puedo asegurarles que nunca son en vano…

La Journey de Alcántara acababa de regresar del pueblo en su búsqueda por Asahel y Mile. Los involucrados estaban reunidos en la sala usada para reuniones.
“Qué pasó?” Montes pregunto.
Alcántara movió la cabeza en señal de negación. “Demasiado tarde…ya estaban muertos”
“Cómo? Fueron los zombies?” Montes alzó su voz.
Alcántara le dio una fotografía. “No fueron zombies, tenían disparos en la frente”
“No puede ser…” Montes colocó una mano en su sien.
“Montes, qué pasó?” se escucho una voz profunda en entrada del cuarto.
“Pancho…este…estas de pie!” trato de desviar el tema.
“Acabo de escucharte mencionar a Asahel y a Mile…qué les paso?” pregunto seriamente.
Montes lo miró fijamente. “Murieron…”
“Fueron atacados por zombies?” pregunto tratando de controlar sus emociones.
“No, fueron asesinados…”Montes vio el suelo.
Pancho cayó de rodillas por la sorpresa, Asahel estaba muerto…y él seguía hundido en una depresión mientras sus amigos eran asesinados. Dio un fuerte puñetazo al suelo.
“Voy a vengarme…lo prometo” Dijo mientras contenía la tristeza que lo invadía.