Survivor

Una epidemia extraña a comenzado a infectar al mundo entero, algunos resultan inmunes a dicha enfermedad...pero los demás terminan convirtiéndose en zombies...cuando el mundo llega a su fin...sólo los más fuertes sobrevivirán

martes, 12 de octubre de 2010

Capítulo 22

SURVIVOR
When The WORLD COMES TO AN End...Only The Strongest Will Survive!

Part 22 “The Last Resolution”

Un futuro entintado en rojo…Un pasado oculto en la oscuridad…Cuando llegue el momento de enfrentarte a tú destino… ¿Cuál es tú último deseo? Se dice que los héroes nunca mueren…La vida se mide según tú valentía… ¿Todas son palabras vacías o existe verdad oculta en ellas? ¿Podría existir una fuerza así dentro de mí?

Habíamos logrado llegar a una pequeña plaza en el pueblo donde coloque a Pancho contra un árbol mientras sostenía a Sol en sus brazos mientras continuaba sufriendo por su grave herida. Me asegure que estuviéramos ocultos entre los arbustos que rodeaban el árbol, Toño no podía estar demasiado lejos, miré a Pancho y por un instante sentí el dolor por el que estaba pasando en ese preciso momento.
“Sol…” dijo Pancho en un tono bajo.
Tan sólo lo miraba, no sabía que decirle en esos momentos. Decirle que todo estaría bien sería una mentira y decirle la verdad…eso simplemente era cruel.
La perrita hacia ruidos de desesperación, el dolor era insoportable para ella, Pancho se dio cuenta de esto.
“Pancho…Sol…se está poniendo peor” le dije muy preocupada.
“Lo sé…” Pancho acariciaba la cabeza de Sol, su rostro mostraba una inquietud.
“Qué podemos hacer…Toño no tardará en alcanzarnos y…” fui interrumpida bruscamente por él.
“Laura…por favor cierra tus ojos” me dijo Pancho mientras veía a Sol.
“Por qué?” le pregunte confundida.
“Sólo hazlo…no quiero que veas como…sólo hazlo” me dijo con una voz quebrantada.
Lo obedecí y cubrí mis ojos con mis manos.
“Sol…perdóname…” dijo Pancho completamente destrozado. Se escuchó un tronido y el último llanto de Sol, todo fue sustituido por un silencio infinito.
Abrí los ojos de prisa, vi el cuerpo sin vida de Sol a la orilla del árbol, Pancho sentado tratando de ocultar su rostro. Pude ver como una lágrima recorrió su mejilla. Me acerqué a él, insegura de lo que debería hacer, sin embargo lo abracé. Creí que eso debía servir de algo.

Jess veía seriamente a Omar. Una ligera brisa hacia volar sus cabellos mientras miraba con desprecio al hombre frente a ella. Jamás creyó que llegaría a este punto, nunca pensó que lo terminaría viendo como su enemigo.
“¿Qué pasa Jess? ¿Acaso te estás arrepintiendo?” le dijo Omar tratando de enfurecerla más.
Jess hizo una sonrisa sombría y vio a Omar a los ojos. “Para nada…” y con esas palabras corrió hacia a Omar con su bat en mano.
Omar comenzó esquivando hábilmente los golpes que Jess le lanzaba, estaba haciendo un juego de aquel asunto, sólo esperaba a que se agotara, lo demás sería sencillo.
“Maldito…” Jess se recargo en el bat tratando de recuperar su aliento.
“Te rindes?” Omar la vio mientras ella se volvía a levantar, “Si Harry con su brazo mutante no pudo vencerme…dudo que tú tengas una oportunidad contra mí”.
“Tú nunca me has visto enojada de verdad…” Jess le dijo con una completa seriedad en su voz.
“Aún así…” Omar le planteó su punto de vista. “Sigo dudando que tengas una oportunidad contra mí”.
Jess corrió hacia él esta vez tratando algo diferente, distraerlo con un ataque falso para lograr darle un golpe certero. Su plan fue un éxito pues escuchó como el bat golpeó con fuerza la cabeza de Omar haciéndolo caer por un instante. Tal fue el golpe que el bat de Jess quedó abollado donde golpeó a Omar.
“Maldita sea!” Omar tenía una mano sobre su cabeza donde había recibido el golpe mientras poco a poco se levantaba.
Jess parecía incrédula, lo había golpeado con todas sus fuerzas, y aún así él se levantaba como si tan sólo le hubiera dado un pequeño roce con el bat.
Omar vio su cara llena de incredulidad. “Nunca compares tú fuerza con la mía…admito que para ser mujer…eres muy fuerte, pero eso no es suficiente”.
Jess comenzó a retroceder conforme Omar se le acercaba, había soltado el bat y ahora estaba de pie indefensa contra él.
“No me tengas miedo Jess…” Omar continuaba acercándose a ella.
Jess continúo retrocediendo hasta que topó con un árbol.
“Aquí termina el camino para ti…mi querida Jess” Omar sentía como la distancia entre los dos se acortaba cada vez más.
“Aléjate de mí!” Con esas palabras Jess agarro y pateó a Omar alejándolo un poco para después tratar de golpearlo en la cara. Omar detuvo sus brazos, la tenía a su alcance, en sus manos.
“Ahora sí…dónde nos quedamos?” Omar la veía con un fuego en sus ojos.

Jess no soportaba su mirada mientras sentía como Omar la acercaba a él cada vez más. Ella hizo un último acto de desesperación, le dio un rodillazo en el abdomen logrando que la soltará momentáneamente. Ella cayó al suelo y alcanzó rápidamente su bota de donde saco un cuchillo. Omar volvió a tomar vuelo hacia ella, en ese momento Jess hizo un movimiento rápido encajándole el cuchillo en la pierna. Se escuchó un grito proveniente de Omar, volteó a ver a Jess y la vio en el suelo, con todas sus fuerzas la pateó varias veces hasta que ella perdió el conocimiento por completo.

Harry veía esto mientras seguía en el suelo retorciéndose por el dolor causado por el virus, sin embargo ver aquella escena de Jess siendo golpeada por Omar, aquello fue la gota que derramo el vaso. Los ojos de Harry se pusieron en blanco y el dolor cesó. Él se alzó con lentitud, no decía nada, sólo estaba de pie, viendo en dirección de Omar.
Omar lo vio con desprecio, “Sigues vivo?”
Harry no dijo nada.
“Quién te crees?” Omar se estaba enojando, “Responde cuando te hablo!”
Harry seguía en silencio viéndolo. Omar comenzó a notar el estado físico de Harry.
“No me digas que…” Omar comenzó a reírse. “Así que el virus te transformó finalmente en uno de ellos!” Su risa resonaba entre el silencio de la escena de batalla.
Harry hizo una pequeña mueca antes de lanzarse corriendo desesperadamente contra Omar. Esto tomó por sorpresa a Omar logrando apenas detenerlo antes de que mordiera su cuello con desesperación. Omar lo pateó con odio alejándolo. Harry se alzó, esta vez atacó con su brazo logrando herir a Omar. Omar cayó al suelo mientras Harry desesperadamente lo trataba de descuartizar. Harry había perdido todo el control sobre su mente y acciones, el virus era el que ahora poseía a Harry. Omar estaba perdiendo esa batalla a una velocidad sorprendente, poco le faltaba a Harry para arrancarle los ojos y el corazón a Omar.

Para estos momentos, Jess había recuperado parcialmente su conocimiento, yacía acostada viendo la escena como si todo fuera un mal sueño.
“Harry…” dijo en voz baja mientras veía como su amigo desquitaba la ira en su interior con Omar.
Harry se detuvo en seco, sus ojos volvieron a la normalidad. Estaba sobre Omar, inmóvil mientras su cerebro parecía estar reiniciándose. En ese instante sintió como un golpe de dolor volvió a recorrer su cuerpo. Omar aprovechó este momento para tirar a Harry cambiando lugares con él.
“Esto si no te lo perdonaré…” Omar sostenía con una mano el cuello de la playera de Harry mientras que con la otra apuntaba un arma a su cabeza. Los gritos de dolor de Harry perforaban sus oídos.
Jess había logrado levantarse, trataba de correr pero se caía, ya no tenía fuerzas.
“Harry! Harry!” ella gritaba mientras trataba de acercarse a su amigo mientras se arrastraba por la tierra.
Omar se preparaba para terminar la vida de Harry con un disparo, destruyendo su cerebro, de ese modo no como zombie podría volver a atormentarlo. Omar preparo el arma para disparar.

Omar perdió el equilibrio y fue lanzado al costado de Harry. El alzó la vista para ver a su atacante.
“…Vilchis! Pensé que…” Omar comenzó a tartamudear.
“Que me habías matado?” Vilchis estaba de pie frente a él apuntándolo con un revólver, su cara mostraba odio y desprecio.
Se escucharon los gritos de desesperación de Harry mientras se retorcía del dolor que lo inundaba. Vilchis giró a verlo, su rostro cambiando a uno de preocupación y miedo por su amigo.
Omar sonrió. “Parece que tienes que tomar una decisión…matarme…o ayudar a Harry”
Vilchis dudó por un instante, Omar aprovecho ese momento para levantarse y correr, por el momento considero más sabio retirarse de ahí vivo. Cuando Vilchis notó lo que Omar hacía comenzó a dispararle con el revólver mientras Omar se alejaba. Omar se cayó cuando recibió una bala en el hombro y otra en la pierna donde aún traía la herida dejada por el cuchillo de Jess. Sin embargo, volvió a levantarse y se perdió en el horizonte.

Vilchis lo vio desaparecer y luego giro su atención a Harry, quien tenía a su lado ahora a Jess que a pesar de sus heridas trataba de ayudarlo.
“Harry! Harry! No te mueras!” Jess le gritaba con desesperación mientras los movimientos de Harry cesaban lentamente. Vilchis se hincó a su lado observando el rostro de su moribundo amigo.
“Harry…” Vilchis dijo con voz quebrada.
Harry suspiró. “Perdón…Vilchis…tenías razón…”
“No trates de esforzarte…” Vilchis trataba de tranquilizar a Harry.
“Jess…” Harry volteó a ver a la chica a su lado. “Siempre…Siempre…”
“Harry…por favor…no te mueras…” Jess ahora derramaba lagrimas por su amigo mientras sostenía su mano sana.
Harry forzó una última sonrisa antes de cerrar sus ojos.

Me separé de Pancho cuando escuché los pasos de Toño quien ya estaba en el parque. Teníamos que enfrentarnos a él, teníamos que vencerlo. Sentí como Pancho tomaba mi mano.
“Peleemos contra él…” me dijo con un mirada firme y decidida.
Lo vi, sentí como quería vengar la muerte de sol, moví mi cabeza en símbolo de confirmación. Los dos nos alzamos al unísono, Toño estaba a tan solo 10 metros de nosotros.
“…Los encontré…” dijo con su voz sin emociones.
“Esta vez no te saldrás con la tuya…” Pancho alzo un tubo del suelo.
Yo tomé otro tubo metálico que también estaba ahí, los dos nos colocamos frente a Toño, nuestras miradas serias. Pancho fue el primer en correr hacia Toño.

Pancho golpeó a Toño con el tubo y este se doblo al golpear su brazo, Pancho se sorprendió, pero antes de que Toño pudiera lastimarlo yo me acerqué por su espalda y lo golpeé en la cabeza. Se notaba que su cabeza era lo poco que aún tenía de humano pues al golpearlo se la sostuvo y perdió la concentración un momento. Pancho aprovechó este momento para golpearlo como pudiera, sabía que esa era una oportunidad que no podía desperdiciar. Yo le ayude de igual manera, esperando de algún modo tirar a ese monstruo.

Toño se recuperó y nuestros golpeas no le habían causado daño alguno, Pancho se abalanzó contra él pero Toño le devolvió el golpe dándole un certero puñetazo en el abdomen tirándolo al suelo. Yo me lancé contra Toño tratando de alejarlo de Pancho, evitando que lo rematará sin embargo pudo tirarme al suelo sin mucha dificultad, Sentí la brisa del golpe final que pensaba darme Toño cuando algo lo detuvo repentinamente.

Protegiéndome estaba Pancho, había usado su cuerpo como escudo para protegerme, cayó sobre mí cubierto de sangre. La herida en su abdomen sangraba mucho, noté como su rostro perdía color con rapidez. En ese instante tomé mis pistolas y comencé a dispararle a Toño, lo suficiente para distraerlo mientras tomaba a Pancho y huía, tenía que huir antes de que Pancho muriera.

Tovar y Aldo cruzaron miradas un instante antes de que Aldo se lanzará contra él furioso. Iraís yacía inconsciente por un lado y por otro Ramón aún no volvía en sí. Aldo no pensaba permitirse ser humillado como lo había sido anteriormente por ese sujeto. Aldo golpeaba con todo lo que podía a Tovar. Después se alejaba y le disparaba con un rifle, esto lo hizo varias veces. Cuando por fin se detuvo a tomar aire, para su sorpresa Tovar no mostraba signos de decaimiento.

Con Aldo perturbado por la notoria inmortalidad de Tovar, este aprovecho para darle su propio merecido a Aldo. Tovar lo golpeo varias veces logrando tirarlo al suelo más de una vez, su rostro ya ensangrentado aún se lograba levantar pidiendo más batalla.
“Eres demasiado persistente…” Tovar tuvo que admitir.
“No te daré el gusto de eliminarme…” Aldo dijo esbozando una pequeño sonrisa.
Aldo se levantó y tomó una ametralladora y comenzó a dispararle a Tovar sin compasión alguna. Las balas rebotaban una y otra vez, Aldo creyó en su retorcida mente que alguna de todas esas balas tendría que dar en el blanco por lo menos una vez. Una sola bala que le dé, con eso podría morir feliz.

El humo se disipó, y para la suerte de Aldo, un par de balas habían logrado herir una de las piernas de Tovar y su brazo humano. Aldo pronto sintió recuperar sus fuerzas, tal que se lanzó a golpear a Tovar nuevamente. Sí, Tovar estaba herido pero aún así Aldo comenzó a sentir como el nivel de batalla no disminuía en lo absoluto. Aldo se estaba quedando sin ideas para vencer a ese sujeto.

Aldo recibió una patada y cayó al suelo de espaldas, Tovar se acercó lentamente autoproclamando su victoria.
“Aquí acaba todo para ti…” alzó su brazo listo para darle el tiro de gracia a Aldo.
Aldo se preparó para su fin, cerró sus ojos y pensó en sus últimos arrepentimientos, sin embargo el golpe de Tovar nunca llegó. Él abrió sus ojos, frente a él estaba un Tovar inmovilizado y detrás de él Ramón se alzaba con orgullo mientras detenía a Tovar.
“Ramón! Volviste!” Aldo exclamó.
“Creíste que moriría por unos golpecitos como esos? Vamos…yo en tú lugar pensaría más de mí” Ramón dijo con su usual tono.
“Maldito!” Tovar se retorcía tratando de liberarse del agarre de Ramón.
Aldo se levantó y comenzó a golpear a Tovar con todas sus fuerzas, era hora de la venganza. Tras varios golpes, Tovar ya parecía algo cansado mientras la sangre recorría varias partes de su cuerpo. Aldo ya no tenía fuerzas para seguir golpeándolo.
“Termina con él!” Ramón le exigía mientras sentía como su agarre aflojaba.
“No tengo ningún arma! Como esperas que acabe con él así…” Aldo exclamó irritado.
De la nada se vio como una espada penetró el brazo mutante de Tovar causándole un intenso dolor.
“Por eso no es bueno depender únicamente de armas de fuego…” Ambos hombres voltearon tan solo para encontrar a Iraís de pie, sosteniendo con fuerza la espada contra el brazo de Tovar usando su mano sana, la quebrada yacía colgada a su lado.
“Bien Iraís! Ahora encájasela en el corazón! Terminemos con esto!” Ramón gritaba emocionado.
Iraís retiró la espada preparándose para darle el último golpe a Tovar. Tovar no iba permitirse morir tan fácilmente logró zafarse de Ramón y lanzó un último golpe directo a Iraís. Iraís no se esperaba este giro de eventos. Un momento vio la mano de Tovar acercándose a ella y en otro vio a Aldo frente a ella. Aldo se había lanzado hacia Iraís sacándola de la trayectoria de la mano de Tovar recibiendo completamente el golpe saliendo disparado contra una gran piedra.
“Aldo!” se escuchó el grito ensordecedor de Iraís mientras ella corría hacia el cuerpo inmóvil de Aldo.
“Maldito!” Ramón se preparaba para comenzar a pelear con Tovar nuevamente cuando cayó una especie de bomba de humo. Al disiparse pudieron notar a Tovar y a otro sujeto de pie ya a varios metros sobre ellos en una escalera colgante de un helicóptero.
“No pienso dejarlos acabar con mi experimento…” la voz del sujeto desconocido resonó en los oídos de Iraís y Ramón.
“Isidro…” Ramón pronuncio su nombre algo incrédulo mientras el helicóptero se alejaba.

La batalla contra los zombies no iba nada bien con Josué, Asahel, Mile y Tampa, los zombies no parecían ceder, las bombas de Josué se habían terminado y sus municiones no tardarían en correr el mismo fin.
“Esto no me agrada!” Josué gritaba mientras acababa con unos zombies.
“Nadie dijo que sería sencillo” Tampa también destrozaba cuanto zombie podía.
En ese instante se escuchó el grito de una mujer…Mile.
“Asahel! Ayúdame!” Mile estaba siendo acorralada por varios zombies que se acercaban a ella de prisa.
Asahel no tardó en aparecer a su rescate apuntando a los zombies con el rifle que poseía. Comenzó a dispararles una y otra vez deshaciéndose de algunos zombies. De pronto se empezaron a escuchar sonidos vacíos en su rifle.
“Asahel…qué pasó?” Mile preguntó angustiada.
“Me quedé sin municiones…” La vio de reojo.
Los ojos de Mile comenzaron a llenarse de lagrimas. Asahel la abrazó con fuerza.
“No dejaré que te hagan nada…”
Ambos se prepararon para su cruel final comidos vicos por esos zombies que se acercaban a ellos.

Llego Tampa corriendo disparando como loco a los zombies.
“Mile! Asahel! Corran! Yo me encargo d estos!” dijo con completa confianza.
Asahel no titubeó y jaló a Mile a un lugar seguro.
“Malditos…me encargaré de que no vuelvan a levantarse nunca más…” dijo mientras encendía un cigarro.
Tampa comenzó a destrozarlos pero los zombies eran más de los que él podía enfrentar, pronto comenzó a sentir como pedazos de su piel eran arrancadas por las mordidas de los zombies. De pronto sintió la tierra fría en su espalda y la sangre tibia corriendo por sus extremidades. Su rostro fue cubierto por zombies hambrientos. Su mente se puso en blanco.

Había encontrado una casa abandonada en las orillas del pueblo, entré con Pancho, lo coloqué en una silla mientras trataba de curar sus heridas. Me quité mi chamarra y se la coloqué en su abdomen tratando de detener el sangrado.
“Todo estará bien…te lo prometo” le dije tratando de brindarle algo de tranquilidad.
Pancho no decía nada, estaba tratando de sobrellevar el dolor que lo invadía en ese momento.
“Toño…” finalmente pudo decir Pancho.
“No dejaré que te ponga un dedo encima…confía en mí” le dije tratando de clamarlo.
“Tenemos que acabar con él…” continúo diciendo.
“Pancho…te hirieron gravemente, no puede pelear” le dije la verdad.
“Pero Laura…va a matar a todos…” me dijo algo agotado.
Tenía razón, aunque logrará alejar a Pancho de Toño, él seguramente iría a buscar a los demás. La imagen de todos muertos cruzó por mi mente, aquello fue algo tenebroso.
“Tenemos que hacer algo…” Pancho continuaba insistiendo.
Caminé hacia una de las ventanas de la casa y observé con cautela el exterior, vi como Toño caminaba en la distancia. Regresé con Pancho, el color ya estaba regresando a sus mejillas, parece que había logrado terminar con el sangrado en su abdomen.
“Laura…”Pancho captó mi atención.
“Tienes razón…yo pelearé con él” le dije con seriedad.
Pancho me miró sorprendido. “No te dejaré ir sola…yo iré contigo” me dijo con cierta terquedad.
“Tú ya peleaste lo suficiente, es mi turno de protegeré” le dije viéndolo directo a los ojos.
“No!” Pancho tomó mi mano, “No pienso dejarte enfrentarte a esa cosa tú sola!”
“Pancho…” lo vi sorprendida ante su repentina reacción.

Nuestras miradas se cruzaron por varios minutos. Es cierto, Pancho no me dejaría arriesgar mi vida, pero yo tampoco podía dejarlo salir a una batalla en ese estado físico y mental, eso seguro le costaría la vida. Por una vez no quería ser la que siempre terminaba siendo protegida, no quería que alguien más muriera tratando de salvarme. Eso era lo único que quería…ya no quería ver a nadie más morir…Estoy segura…es mi última resolución.

“Tú ganas Pancho…” le dije mientras fijaba mi mirada en mis botas con manchas de sangre coagulada.
Pancho se sorprendió ante mi reacción. “Juntos lo venceremos…”
“Está bien…pelearemos juntos…” mi voz había bajado de volumen.
Pancho se levantó de la silla y se acerco a mí. “Saldremos vivos de aquí…te lo prometo”
Lo miré y pude ver la determinación en sus ojos, él no dudaría en dar su vida con tal de que yo salga viva de ahí.
“Sí…pero antes de irnos…quiero…hacer algo” continúe viendo mis botas.
Pancho parecía confundido ante mi respuesta, simplemente se quedo observándome, incapaz de entender lo que quería decir con eso.

Alcé mi rostro y me acerqué a él. Antes de que pudiera reaccionar mi rostro ya estaba contra el suyo, sentí el calor de sus labios, lo abracé con fuerza. Aquel momento parecía irreal, sabía que era algo que quería hacer desde hace mucho. Separé uno de mis brazos y tomé algo de mi cinturón. En un suave movimiento se escuchó un clic y me aparte de prisa de él.

Pancho aún parecía incrédulo de lo que acababa de ocurrir, me vio alejarme de él y trato de alcanzarme, aunque para su sorpresa, no podía. Movió su brazo y notó como unas esposas lo ataban a una barra de metal en la ventana detrás de él. Su mirada volvió a fijarse en mí, ahora su rostro mostraba desesperación.
“Laura…” no podía digerir lo que acaba de ocurrir.
“Perdóname Pancho…” le dije con toda sinceridad antes de darme la media vuelta y salir de la casa dejando a Pancho atrás.

Salí de la casa con mis pistolas en mano, aún tenía 2 cartucho más de reserva, pero antes que nada tenía que alejarme de la casa donde deje a Pancho, de lo contrario mis intentos de alejarlo de la pelea habrían sido en vano. Pude ver a Toño en la distancia y él también me vio acercándome.
“Tú vas a pelear?” Su voz sin emociones resonó en mi cabeza.
Tome aire. “Yo me encargaré de mandarte al otro mundo” alcé mis pistolas y comencé a pelear contra él.

Las balas no parecían causarle algún daño. Me estaba desesperando mientras corría alrededor de él disparando esperando encontrar su punto débil. Pronto, antes de que encontrará su debilidad, él encontró la mía y me logró meter una patada lanzándome al suelo. La tierra se levantó y sentí como el suelo raspaba mis hombros. Aún en el suelo continúe disparando, Toño se acercaba a mí. Disparé hasta que empecé a escuchar clics vacíos. En ese instante le lancé mis pistolas y me levanté de prisa corriendo hacía otro lugar.

Toño me seguía de cerca, tan sólo estaba tratando de ganar tiempo, la situación se estaba tornando algo desesperada. Ya no tenía armas, sólo me quedaba intentar pelear con él, pero si Pancho no logró ni lastimarlo un poco, qué esperanza había para mí?

Me detuve y giré para ver a Toño de frente, habíamos llegado a las orillas del pueblo dónde había un gran precipicio.
“Te rindes?” me preguntó Toño.
No le respondí, solo corrí hacia él tratando de dejar que mi furia logrará que alguno de mis golpes lo lastimará o siquiera ganará más tiempo. Todos mis golpes daban en el blanco pero ninguno movía un solo centímetro a Toño, era como pelear contra un árbol enorme. Sentí como sus brazos me tomaron de los hombros y me azotaron contra un árbol cercano, de ahí pasé al suelo y nuevamente contra otro árbol.

De pronto sentí como Toño me había soltado y caí al suelo. Mi cuerpo entero me dolía, no tenía oportunidad contra Toño. Mi mano comenzó a buscar en mi cinturón algo que pudiera sacarme de este apuro, fue entonces que la sentí, la bomba que me había dado Josué. Mis ojos se abrieron llenos de sorpresa cuando un plan comenzó a formarse en mi mente. Me alcé con cuidado, Toño me observaba con cautela.
“Te rindes?” me volvió a preguntar.
“No…” le dije con el poco aliento que me quedaba. “Esto aún no termina…” una sonrisa se formó en mi rostro sucio y ensangrentado.

Toño parecía algo irritado respecto a esto. Sin pensarlo corrí con todas mis fuerzas hacia Toño y lo empujé con todas mis fuerzas con ambas manos, en una de ellas pitaba la bomba. Ambos salimos volando por el precipicio, en medio de aquel silencio escuchaba tan sólo el pitido de la bomba acercándose más y más al conteo final. En eso escuché el último pitido, cerré mis ojos.

La bomba explotó con tan fuerza que los árboles fueron movidos por la onda de aire expulsada por la bomba. En la casa abandonada, Pancho estaba recargado contra la pared tratando de zafarse cuando escuchó la gran explosión. Su mirada se tornó algo desesperada y finalmente pudo zafarse de las esposas y corrió con todas sus fuerzas lejos de la casa en busca de Laura al ver el humo levantado por la gran explosión. Llegó hasta la zona donde había peleado Laura con Toño, buscó y buscó y lo único que encontró fue el collar en forma de cruz de Laura.
“No…” Pancho se hincó en el suelo tratando de ocultar la tristeza que lo inundaba en esos momentos.

Son momentos como esto aquellos que definen cómo viviste tú vida…si terminas como héroe o como una simple persona más. Son momentos como estos los que definen la persona que eres, y los arrepentimientos que puedas tener. No estoy segura cómo definir este sentimiento, la paz, la tranquilidad…el valor y la fuerza…Tampoco sé la diferencia ser héroe y leyenda…los héroes nunca mueren…será cierto?

Los que habían sobrevivido se había reunido donde estaban las camionetas, Asahel y Mile seguían impactados por la muerte de Tampa, Josué parecía también embargado por esa tristeza. Jess cuidaba de Harry quien ahora estaba dormido, había escapado por un pelo la muerte, pero su estado era aún desconocido, sólo sabían que seguía vivo. Vilchis sintió un gran alivio. Ramón curaba sus heridas mientras Iraís curaba las de Aldo que a pesar de los huesos rotos pronto terminarán de curar a los lastimados irían en busca de ellos. Fue en eso que vieron a Pancho caminando con lentitud hacia ellos. Finalmente llego, aún cargando la chamarra de Laura contra su abdomen.
Jess fue la que se ánimo a preguntar. “Pancho…y Lau?” su voz denotaba preocupación.
Pancho alzó su mano revelando el collar que ella portaba. “Murió…”

Continuará…

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