Survivor

Una epidemia extraña a comenzado a infectar al mundo entero, algunos resultan inmunes a dicha enfermedad...pero los demás terminan convirtiéndose en zombies...cuando el mundo llega a su fin...sólo los más fuertes sobrevivirán

miércoles, 4 de abril de 2012

Capítulo 32 FINAL

SURVIVOR
When The WORLD COMES TO AN
End...Only The Strongest Will Survive!

Part 32 “A Farewell To The Past”

Un deseo que guía hacia un final
inminente…Aquella guerra que nos ha atado al sufrimiento, a la muerte y a la
destrucción finalmente llegará a su fin? Tan sólo queda destruir al demonio
culpable de éste cruel destino…

Pude ver su silueta a lo lejos, se dirigía hacia el CEACA, Isidro sabía
de mi presencia. Las últimas palabras de Jess fueron el último empujón que
necesitaba para tener el valor de destruir a aquel desgraciado que había
provocado todo esto, que nos había llevado por este camino cruel y
atormentador. Continúe corriendo, por nada en el mundo lo perdería de vista.
Sabía que no sería una pelea fácil, pero también sabía que al salir
victorioso seria como un nuevo comienzo para todos nosotros. Esta pelea era
simplemente la promesa de un nuevo mañana para nosotros. Sería vengar la muerte de todos los que dieron
su vida en el transcurso de esta cruel aventura, cada doloroso paso que nos
acercó al clímax de la guerra contra los zombies, no, la guerra contra Isidro.
“No te escaparás…” dije en voz baja mientras me acercaba al CEACA con
machetes en mano.

Aldo no podía soportar el dolor en su brazo, el ácido penetraba su piel
y su músculo, sentía como si su brazo ardiera en llamas. Entre su intenso dolor
le llagaron las risas que provenían de los clones a su alrededor, una risa
llena de burla y superioridad mientras él, en posición fetal sobre el suelo se
preparaba para un inevitable final.
“No…no puedo morir así…” Aldo susurró para sí mismo.
Los clones de pronto cesaron sus carcajadas y observaron a su víctima
fijamente. Aldo uso todas sus fuerzas para levantarse ignorando el intenso
dolor de su brazo inutilizable, logro alzar su cuerpo y corrió.

Lo primordial era alejarse de la barricada de clones, en medio de ellos
cualquier movimiento en falso provocaría una reacción en cadena que seguramente
no dejaría un solo rastro de su existencia. Fuera de peligro detrás de una
columna hecho un vistazo a su brazo herido. Lo que vio lo hizo desear no
haberlo visto en primer lugar, la piel quemada, al menos los rastros que
quedaban, el músculo de un tono rojizo fuerte e incluso pizcas de lo que
seguramente era su hueso.
“Demonios…” dijo entre dientes, tolerando el intenso dolor.
Se quito su chamarra y vendó su brazo como pudo, peor era nada, pensó.
Aldo sabía que los clones lo esperaban, lo tenían rodeado, estaban jugando con
él. Sin mucho que perder decidió enfrentarse a ellos, si podía
eliminarlos…supuso que sería la primera vez que su vida habría sido útil para
algo.

Tomo aire, miró de reojo, su arma yacía a tan sólo metros de él, un
rifle, sin pensarlo dos veces corrió hacia el rifle. Estiró su mano, sus dedos
tocaban la orilla cuando cayó al suelo, lo había tacleado los clones y lo
tenían contra el suelo, observándolo fijamente con los ojos de su amigo, con
aquella sonrisa que conocía muy bien. Aldo cerró sus ojos…al final no había
logrado nada.
“Aldo!” se escuchó un grito que desconcertó a los clones que sujetaban a
Aldo al suelo.
La mirada de Aldo cambio, sabía bien de quién provenía esa voz, Iraís.
El rugir de un motor lo desconcertó pero pudo reconocer la voz de su amiga,
sintió como era jalado y de pronto estaba a salvo de los clones. La motocicleta
se detuvo y Aldo puso sus pies en el suelo aliviado girando a ver a su amiga
que había salvado su patética vida.
“Pensé que necesitarías ayuda” le dijo Iraís con una sonrisa.
“Te juro que es la primera vez que verdaderamente me alegro de verte…”
le dijo Aldo esbozando una sonrisa.
“Tiendo a tener ese efecto en la gente” Iraís aprovechó el comentario.
“De dónde sacaste esa motocicleta” le preguntó Aldo curioso.
“Ya ves…hay muchos vehículos abandonados en el campus…y siempre quise
manejar una” ella le respondió con cierta emoción.
Aldo no pudo evitar reír, Iraís había matado dos pájaros de un tiro,
salvarlo y cumplir un deseo frustrado.
“Muy bien…” ella dijo viendo a los clones de Poncho acercarse a ellos.
“Parece que tenemos una infestación de Pochos…” dijo con ironía.
“Debo advertirte que el más mínimo rasguño los hace explotar y cuando
explotan…sueltan ácido mortal” le dijo Aldo mostrándole su brazo vendado.
Iraís pensó por un momento. “Eso sí que complica el factor de pelea”
“Alguna idea?” preguntó Aldo con su característico tono desesperanzado.
Iraís sonrió “Provoquemos un efecto en cadena”

Zarco miro a Josué fijamente, sabía que esta pelea sería interesante. El
deseo de pelea irradiaba de sus ojos. Pero Zarco tenía más de un truco debajo
de su manga. Ambos se sonrieron hipócritamente mientras alzaban sus respectivas
armas, esta sería una pelea a muerte y sólo uno saldría vivo de ahí.
“Zarco…es una lástima que seas un traidor sin remedio…pudimos haber
destruido a Isidro” le dijo Josue con cierto desagrado.
“Simplemente elegí el lado ganador” Zarco le contestó con igual
desagrado.
Josué hizo una mirada desaprobatoria antes de lanzarse contra Zarco, sus
armas chocaron, ambos se miraron fijamente, ninguno dispuesto a ceder.

Se volvieron a alejar, ambos midiendo la fuerza de su oponente. Sus ojos
sin despegarse el uno del otro, acechándose, buscando el punto más débil de su
enemigo. Zarco esbozó una sonrisa y ataco fervientemente a la costilla de Josué
acertando. Josué gruñó del dolor pero logró contra atacar directo a uno de los
tobillos de Zarco.
“Había escuchado alguna vez que tenías tobillos delicados…” sonrió Josué
mientras un fino hilo de sangre resbalaba por la orilla de su labio.
Zarco lo miró con odio. “Es sólo uno, aún tengo el otro!” y de un suave
pivoteo golpeó a Josué en la cara.

Josué cayó de lado incapaz de ordenar sus pensamientos, el golpe aún
retumbaba en su cerebro. Eso seguramente había matado a más de una neurona,
pensó mientras caía en la acera.
“Tonto…hubieras muerto pacíficamente desde el principio” Zarco le dijo
viéndolo como un pedazo de basura.
Josué logró abrir uno de sus ojos ligeramente observando al triunfante
Zarco con su pie sobre su espalda. Él simplemente movió su mano y sacó una
granada de su bolsillo.
“Parece que moriremos aquí los dos” Josué esbozó una sonrisa mientras
detonaba la granada en su mano.
Zarco se sorprendió. “Maldito!”
La granada estalló, el sonido retumbó por los pasillos de la facultad de
química. Aquel era tan sólo uno más de los infinitos sacrificios realizados.

Pancho se encontraba lastimado, Tovar era más fuerte de lo que creía.
Sus ojos denotaban cansancio, preocupación, mientras que los de Tovar
simplemente mostraban una sed por sangre humana.
“Pensé que serías un reto mayor Pancho, después de todo sobreviviste a
Toño” le dijo Tovar tratando de provocarlo.
“Eres un maldito…como dejaste que te convirtieran en esto?” Pancho
trataba de regresarle los golpes.
“Esto se llama evolución” le dijo Tovar antes de lanzarse contra Pancho
con su brazo venenoso.
Pancho aprovechó ese instante para usar la inercia de Tovar y alejarlo
de él, usó sus pies y logró invertir los papeles. Tovar yacía en el suelo,
furioso y Pancho había logrado alzarse débilmente.
“Tan sólo alargas la hora de tu final Pancho” le dijo con una sonrisa
Tovar.
“No dejaré que salgas de aquí…” le dijo Pancho con cierto fervor.
“Qué? Acaso temes que terminé matando a tu queridísima Laura?” Tovar le
dijo con cierta burla, el rostro de Pancho se tensó. “Tenemos ordenes de
destruirla por traicionarnos…Seria interesante acabar con ella frente a ti”
siguió provocando a Pancho.
“No dejare que la lastimes!” Pancho se alzó con su hacha dispuesto a
cortarle la cabeza a Tovar.
“Esto es lo que quería ver…” Tovar sonrió y con un sencillo movimiento
de su brazo mutado golpeó el hacha lanzándola lejos de Pancho dejándolo
completamente descubierto. “Ahora si…este juego acabó” Tovar sonrió listo para
darle el golpe de gracia con su brazo justo en el estómago al indefenso hombre
frente a él.
“No lo harás!” un grito se escuchó a lo lejos mientras cientos de balas
eran disparadas hacia Tovar.
“Qué?!” Tovar se sorprendió ante el repentino ataque. Cuando regresó su
mirada a Pancho, frente a él estaba Laura con sus armas alzadas apuntando a la
cabeza de Tovar protegiendo a Pancho.
“No le harás daño…” le dijo Laura con seriedad y su mirada fija en el
mutante frente a él.
“Veo que has venido a facilitarme las cosas, dos por el precio de uno”
Tovar se burló de la situación.
“No matarás a Pancho…” ella dijo más decidida que nunca.
Pancho sorprendido ante la respuesta tan segura de la mujer frente a él
no pudo evitar tener dudas. “Laura, me recuerdas?” dijo esperanzado.
Laura giró ligeramente su cara hacia a él. “Los recuerdo a todos…” dijo
esbozando una pequeña sonrisa.
Pancho no pudo evitar sonreír. Laura había vuelto, finalmente.
“Que hermosa reunión…me dan asco!” Tovar se preparó para atacar.
Pancho tomó lugar a un lado de Laura. “Peleemos juntos” le dijo con
cierta alegría.
Laura accedió. “Como en los viejos tiempos…”

Entré cauteloso al CEACA, aquello tan abandonado, lleno de telarañas,
cuerpos e completa putrefacción sobre los escritorios. Me hice camino dentro
del edificio hasta el pequeño claro en el centro rodeado por los laboratorios,
o lo que quedaba de ellos al menos. Busqué por todas partes, buscaba a Isidro.
“Me has seguido…eres un idiota” la voz de Isidro retumbó en mis oídos al
girar a verlo.
Ahí estaba, triunfante, bien vestido, como si el apocalipsis no lo
hubiese afectado en lo más mínimo.
“Eres un monstruo lo sabes?” le dije con desprecio.
“Y esto me lo dice el que tiene un brazo mutante y puede perder el
control de su mente en cualquier momento” me respondió con cierta ironía en su
voz.
“A mí no me importa morir, pero a ti…eso sí que sería un cambio de
planes para ti no?” le dije regresándole el favor.
Su mirada de pronto cambio, me miró con ojos de desprecio, sabía bien
que yo era la única persona que se interponía en el camino hacia su gloria
eterna.
“Parece que tendré que terminar contigo” comenzó a decir mientras se quitaba
su blazer y desabotonaba su camisa. “Me hubiera gustado experimentar contigo,
en tú sangre existe la fusión entre el virus y las células humanas…eres el
experimento cero”
Lo mire con desprecio. “No sé como fuiste capaz de replicar mi
situación…nunca lo comprendí”.
“Hay muchas cosas que no comprendes, no entiendes que esto es más que un
simple apocalipsis zombie…Esto es una purga, y ahora sólo los más fuertes
dominarán este nuevo mundo!” comenzó a carcajearse maniáticamente.
“Estás enfermo…” se coloco en pose de pelea. “Acabaré contigo…aunque sea
lo último que haga…” mi mirada se posó en él, jamás había sentido esto, la
adrenalina y mis deseos más claros que nunca. Por Jess, por Laura, por Iraís,
por Vilchis y por todos los que han sufrido el maníaco experimento apocalíptico
de Isidro. Esto era por todos ellos.
Harry corrió hacia Isidro decidido a eliminarlo.

Aldo veía incrédulo a Iraís. “Reacción en cadena? Planeas acaso
matarnos?!” exclamó un Aldo perturbado.
“Confía en mí” Iraís le aseguró a Aldo. “La pelea de corto alcance es
imposible…pero…de largo alcance podemos
provocar una reacción en cadena que destruirá a los clones antes de que lleguen
a nosotros.
“No tenemos armas de largo alcance! Mi rifle esta por donde vienen esas
cosas! Y sólo veo que traes esa katana que no sueltas por nada!” Aldo exclamó
desesperado.
“Precisamente…confía en mí” Iraís volvió a asegurarle.
“Estás loca lo sabes?” Aldo le dijo resignándose a su postura.
“Lo sé, me lo han dicho antes” ella le sonrió tratando de evocar toda la
confianza que pudiera.
“Entonces…cuál es el plan” finalmente preguntó Aldo.
“Tú atráelos…yo me encargó del resto” le dijo con una sencilla sonrisa.
Aldo no tuvo más que confiar en el plan de su amiga, a fin de cuentas,
de no ser por ella él ya se encontraría muerto.
Se colocó a la vista de los clones, pronto escuchó su nombre ser
nombrado por aquellos seres mientras corrían hacia él.
“Muy bien Aldo! Ahora Aléjate!” Aldo giró para correr cuando vio a Iraís
sobre un escritorio lista para lanzar su katana a los zombies clones. “Ese era
tú grandioso plan?!” Aldo gritó histéricamente al sentir como la muerte lo
volvía a acechar de cerca.
Iraís lo ignoró mientras ponía toda su fé sobre su querida katana
esperando que su plan diera resultado, tomó aire y la lanzó, lo demás quedaba
en manos de la suerte.

La katana giró en el cielo mientras hacia su gloriosa caída hacia los
clones que corrían repitiendo el nombre de Aldo. Iraís y Aldo se paralizaron
momentáneamente mientras la katana hacia su última acrobacia. Cayó y se ensartó
en el pecho de uno de los clones que se detuvo en seco explotando, el ácido se
esparció en los demás y poco a poco comenzaron uno por uno a desintegrarse. El
efecto de las explosiones había tirado a Iraís al suelo junto con Aldo quien
mentalmente rezaba por su supervivencia. Cuando las explosiones cesaron ambos
se levantaron triunfantes.
“Lo lograste…” dijo Aldo sorprendido.
“Lo logré…” dijo Iraís igual de sorprendida “Lo logré!” de pronto en la
emoción ambos se abrazaron en un festejo por haber derrotado a los clones
asesinos, aunque pronto se dieron cuenta y regresaron a sus posturas
habituales.
“Tuviste razón…supongo que debo confiar más en ti” dijo Aldo evitando
ver la cara de satisfacción de Iraís al oír estas palabras.
“Tal parece” Iraís simplemente sonrío, un enemigo menos, un paso más
cerca hacia el mañana prometido, pensó ella.

Tovar los miró expectantes mientras se protegía de los tiros de Laura y
los ataques de Pancho. “Ni los dos juntos podrán derrotarme! Se los aseguró!”
Laura encontró una abertura en la defensa de Tovar y cesando uno de sus
tiros tomó un cuchillo de su cinturón y se ensartó en la costilla a Tovar
recibiendo un gruñido de dolor de su parte.
“Estás seguro de eso?” le preguntó Laura provocándolo.
“Eres una maldita!” Tovar gritó.
“No te olvides de mí!” Pancho se acercó por el otro lado y le metió un
fuerte golpe en la cara a Tovar.
Tovar soltó un fuerte grito de enojo dejando salir todo su coraje y como
era de esperarse el control sobre su brazo mutante.

Frente a ellos Tovar comenzó a cambiar, su brazo se tornó más deforme y
peligroso, su rostro perdió color, sus ojos se tornaron blancos y la poca
humanidad que le quedaba desapareció en instantes. Tovar había sucumbido al
virus dentro de él, su conciencia ya no existía y ahora sólo el deseo de
alimentarse yacía en lo que alguna vez había sido su cerebro.
“Esto no es bueno…” Laura dijo con preocupación sin bajar su guardia.
“Ha perdido toda su humanidad…se convirtió en un zombie” dijo Pancho con
cierta tristeza en su voz.
“Esto podría pasarle a Harry si pierde el control?” preguntó
inocentemente Laura.
“Eso temo…” dijo Pancho resignándose a la idea de salvar a Tovar.
Pancho tomó su hacha nuevamente. “Esta vez será más peligroso…él ya no
es Tovar, sólo pensará en comernos” le dijo Pancho a Laura con cautela.
“Aún así…no te pienso abandonar” dijo Laura mientras cambiaba los
cartuchos de sus pistolas, “Como todos los zombies, él también debe tener una
debilidad” ella sonrió.
“Vamos por su cabeza” él le sonrió de vuelta.
Ambos rodearon al zombie atacándolo por diferentes puntos tratando de
herirlo, de debilitarlo para que Pancho pudiera cortarle la cabeza y terminar
con esto, pero al parecer aquella transformación había hecho al zombie más
ingenioso, lograba detener las balas con su brazo y a la vez atacarnos rasgando
nuestras prendas en nuestros intentos por alejarnos de las garras venenosas que
aseguraban el final de nuestro camino.

Hubo un momento en que Pancho perdió de vista a Laura en el intento de
contra atacar efectivamente, de pronto un grito familiar lo desconcertó y Tovar
había logrado golpearlo lanzándolo a varios metros de distancia. Cuando Pancho
se alzó, sus pesadillas se volvieron realidad.
“Laura!” el gritó con desesperación.
Frente a él un Zarco herido y ensangrentado tenía a Laura agarrada por
la yugular apuntándole con una de sus pistolas. La mirada en el rostro de ella
denotaba un miedo incomprensible y él simplemente irradiaba deseos de venganza.
“Parece que Tovar perdió el control…y parece que tengo a una traidora
que debe ser eliminada en mis manos” Zarco dijo con cierta ironía y desprecio,
característico de él.

Trataba de herir a Isidro pero por más esfuerzo que invertía más se le
facilitaba esquivar mis ataques. Esto se estaba volviendo desesperante, mi
paciencia tenía un límite, sin embargo perderla significaría perder el control
y sucumbir ante el virus que yacía durmiente en mis células.
“No te cansas? Nunca podrás herirme con tus armas retrógradas” Isidro me
dijo con cierta burla en su voz.
“No me rendiré…” le dije manteniendo mi postura.
“Pelear contra alguien alterado genéticamente con un par de machetes es
una tontería, lo sabes bien” me volvió a decir.
“Te alteraste genéticamente? “ le pregunté consternado.
“Pero mis alteraciones son superiores, el éxito en las pruebas…la
inmortalidad en vida” me dijo orgulloso de sí mismo.
Tiré mis machetes y quite la venda de mi brazo. “Esto es lo que quieres
no? Quieres que usé este brazo para eliminarte?” le pregunté con coraje.
“Ese brazo…fue el inicio de todo lo que ves aquí, si no hubiera sido por
ti estos hermosos experimentos no hubieran sido posibles” me dijo mientras
sonreía triunfantemente.
“Yo…yo causé todo esto?” le pregunté petrificado.
“Tú y tus amigos…creí que eran simples estorbos que habían logrado
escapar una muestre inminente…pero terminaron siendo la clave para la evolución
del ser humano!” su risa se volvió macabra.
“Te destruiré!” mi enojo había llegado a su límite y con mi brazo
mutante pensaba arrancarle la cabeza de su horripilante cuerpo.
Isidro me detuvo, estábamos a centímetros uno del otro, mi mirada llena
de odio mientras internamente trataba de controlar el demonio que anhelaba
salir.

Se escucharon una serie de disparos y la camisa de Isidro se tornó roja.
Me alejé y observé a Vilchis en la entrada con su pistola en alto.
“Vilchis! Estás vivo!” exclamé con alegría.
“Y tú no has perdido el control” me dijo con cierto alivio.
“Estúpidos…” Isidro se agarró la herida del abdomen.
“Pensé que podrías necesitar ayuda” me dijo Vilchis con una sonrisa.
“Hagan lo que hagan no podrán destruir esto! Aunque me maten…el virus
sigue mutando en mi laboratorio! El mundo nunca volverá a ser lo que alguna vez
conocieron….simplemente empeorará! Ni siquiera sus inmunidades los
salvarán…terminarán volviéndose uno más de los caminantes!” su risa se tornó
odiosa y loca.
“Tú laboratorio…donde está?!” lo tomé del cuello de su camisa y lo azote
contra la pared. “Dónde está!?” le volví a gritar.
“Debajo de la fuente de rectoría…” me dijo, “Pero antes de que puedan
destruir el laboratorio…el virus se liberará automáticamente en menos de 20
minutos” su carcajada volvió a denotar su victoria inminente.
“Vilchis…ve a destruir el laboratorio, yo me encargo de este
desgraciado” le dije sin perder de vista a Isidro.
Vilchis movió su cabeza confirmando la orden y corrió fuera de mi campo
de batalla.
“Dónde estábamos…?” sostuve con fuerza a Isidro contra la pared.

Vilchis corrió fuera del CEACA hacia la fuente de rectoría, 20 minutos
era todo lo que tenía para desactivar aquella bomba mortal que acabaría con
todos nosotros. Un virus al que nadie es inmune, el simple pensamiento de su
final como un zombie no era nada agradable. A lo lejos vio dos figuras
caminando, Aldo e Iraís.
“Qué haces?” preguntó Aldo confundido.
“Vengan conmigo…necesitamos destruir la fuente de rectoría” les dijo
Vilchis resumiendo la misión.
“Por qué?” preguntó Iraís preocupada.
“Si no la destruimos, todo por lo que hemos luchado desaparecerá por
completo!” les dijo alarmante.
“Esta bien…vamos!” Iraís y Aldo se unieron a Vilchis en su travesía
hacia la fuente de rectoría y la última esperanza.

Pancho miraba con desesperación a Laura quien se hallaba en manos del
enemigo, Zarco estaba preparado para matarla.
“Déjala ir! Mátame a mí!” le gritó con desesperación.
“Ella es la traidora…en su momento acabaré contigo también” le dijo
Zarco con una sonrisa macabra. “Todos ustedes cavaran sus tumbas aquí”
El gruñido del zombie Tovar se acercó a él, Pancho no podía defenderse,
si perdía de vista a Laura, Zarco la asesinaría y si se quedaba así Tovar
acabaría con él. Se encontraba entre la espada y la pared y sólo un milagro
podría salvarlo en esos momentos.
Una serie de disparos provenientes de una metralladora sacaron de
concentración a todos, los disparos directo hacia Tovar, su cuerpo lleno de
hoyos había retrocedido un poco pero no lo suficiente.
“Miren nada más…otro mutante” Ramón se alzaba con gracia desde un árbol
con la metralladora en mano y los lentes de sol característicos cubriendo sus
ojos.
“Ramón!” exclamó Pancho esperanzado y Zarco miraba la escena con
preocupación.
“Terminé con mi zombie, pensé en ayudarlos con el suyo” dijo con una
sonrisa.
El zombie Tovar se alzó y volvió a caminar.
“Éste desgraciado de plano no se muere…” tiró la metralladora y tomo lo
su espalda una bazooka y apuntó a la cabeza de Tovar.
El golpe destruyó por completo la cabeza de Tovar dejándolo degollado
contra un árbol.
Ramón dio un salto del árbol cayendo cerca del hacha de Pancho. “Toma”
le dijo mientras le lanzaba su hacha.

El plan de Ramón quedó claro en la mente de Pancho, por qué destruir a
Tovar primero pudiendo haber sorprendido a Zarco por detrás. Pancho tomó su
hacha y cortó el brazo mutante de Tovar y lanzó su hacha cambiándola por el
brazo. Por otro lado Ramón había golpeado el otro tobillo de zarco con una bala
y desconcertado lo suficiente para rescatar a Laura y dejar a Zarco como un
blanco fácil. Pancho corrió con el brazo de Tovar y lo ensartó en el abdomen de
Zarco. Zarco no pudo siquiera defenderse, el veneno comenzó a viajar por su
torrente sanguíneo, cayó de rodillas mientras la sangre brotaba por su boca y
tratando de murmurar sus últimas palabras cayó boca abajo muerto.

“Muy bien Pancho, entendiste mi plan” le dijo mientras bajaba a Laura.
“Ramón…nos salvaste la vida, Gracias” dijo Pancho verdaderamente
agradecido.
“Descuida, esto de ser héroe me agrada mucho” dijo con orgullo.
“Creí que iba a morir…” Laura dijo con alivio.
“Así que ya recuerdas quienes somos?” le preguntó Ramón.
“Sí, recuerdo todo…” ella esbozó una sonrisa.
“Muy bien!” Ramón se alegró.
“Por cierto” Pancho preguntó, “De dónde sacaste esas armas?”
“Oh…digamos que encontré el escondite secreto de Isidro” Ramón no pudo
evitar sonreír al igual que los demás.

Tenía a Isidro en mi poder, no podía escapar de mi ni lastimarme, lo
veía a los ojos con todo el odio que mi cuerpo era capaz de procesar.
“Me vas a decir todo…quiero que todos sepan la verdad!” le dije mientras
encendía mi radio.
“Qué verdad? Cómo inicie este caos? Cómo logre experimentar a partir de
su antivirus?” Isidro se río.
“Todo! Quiero toda la verdad!” le dije apretando mi agarre y lastimándolo
con mi brazo mutante.
Isidro sonrió. “Esta bien, todo en esta vida tiene su precio…resulta que
llegaron a mi precio para crear esta arma biológica, la cuestión es que yo veía
más futuro en el virus que la simple guerra, era la oportunidad de que el mundo
renaciera. De antemano conocía que había humanos que tendrían inmunidad a este
virus, pero considere que aplicaría la ley de la vida de la supervivencia, sólo
los más fuertes vivirían. Sin embargo al liberar el virus todo cambio, hubo
menos supervivientes de los que creí que había, no había tomado el factor de
contagio por mordida, pero bueno todos los experimentos tienen sus fracasos…No
conocía un modo de cambiar esto, un modo de hacer al virus superior, incluso
los ignoré cuando regresaron a la facultad buscando supervivientes y demás.
Supuse sus planes cuando vi que habían saqueado el almacén, desde ahí supe que
tenía que vigilarlos. Para mi sorpresa lograron lo que yo buscaba, crearon un
antivirus, sin embargo tenía efectos secundarios…y cómo la fuente de ese
antivirus, la sangre de Julio ya no estaba disponible pues había muerto,
intenté hacer un clon de él y usar su sangre, pero los resultados fueron
catastróficos. Entonces decidí robarles su antivirus, les tendí una emboscada,
pero lograron huir, pero a pesar de todo seguían por buen camino, tú habías
usado el antivirus y la cadena de mutación había comenzado…Les perdí el rastro,
pero resulta que tú salvador resultó ser tú perdición, secuestré a Závala y él
tenía una muestra de tú sangre y me pasó la clave de aquel compuesto que había
detenido tú mutación, aquel factor que había logrado fusionar el virus con tus
células. Obtuve lo que necesité de él y luego lo asesiné, y de ahí comencé a
experimentar en todo lo que existía en la facultad. Incluso creé un virus sin
inmunidades, y de igual forma la cura para todo esto. Pero a estas alturas me
había dado cuenta de que un mundo de zombies era perfecto, yo reinaba y aquel
sentimiento de superioridad era lo que había buscado toda mi vida. Pero ustedes
seguían causándome problemas, convencí a Omar de unirse a mi pero ni así
lográbamos acabar con ustedes, Zarco se infiltró, mandé a Laura sin recuerdos a
matarlos, díficiles de matar, mis piedras en el camino…Y henos aquí, tú eres el
inicio de mi ambición” Isidro volvió a carcajearse.
“Eres un monstruo…” le dije con desprecio.
“Aún no…” me dijo con su cara perturbada. De su bolsillo sacó una
jeringa y se inyectó en la pierna. “Prepárate a sentir la furia de la máxima
expresión de éste virus!”
Isidro comenzó a perder su forma humana mientras se transformaba en una
criatura irreal, sus brazos, similares a los míos pero perfeccionados, su
cuerpo de acero, sus poderes incomparables. Aquel mutante frente a mí, era la
máxima expresión de la evolución del virus que había cambiado nuestras vidas
por completo.

Vilchis yacía de pie frente a la fuente de rectoría con Iraís y Aldo a
su lado, aún sorprendidos por el relato que acaban de escuchar por medio del
radio.
“Demonios…creí que sólo tendría que destruir esta estúpida fuente” dijo
con odio Vilchis.
“A qué te refieres?” le preguntó Iraís.
“Adentro esta la solución definitiva contra los zombies, el verdadero
antivirus…no podemos destruir éste laboratorio sin sacar eso! Y sólo nos quedan
menos de 10 minutos” Vilchis exclamó fastidiado.
“Yo entraré” Aldo dijo con valentía “Ustedes coloquen los explosivos
mientras yo voy por el antivirus”
“Y si se nos acaba el tiempo?” preguntó Iraís preocupada.
“Pues destruyan el laboratorio conmigo dentro” dijo sin importancia
Aldo.
“No lo hagas!” Iraís le suplicó.
“Quiero hacer algo que valga la pena…sin ese antivirus nuestra esperanza
por un nuevo mañana desaparecerá…” Aldo trató de convencer a Iraís.
Vilchis lo vio con seriedad. “Esta bien, tienes siete minutos”
Aldo se sorprendió y corrió dentro del laboratorio. “Iraís…ayúdame”
Vilchis le dijo mientras comenzaban a colocar los últimos explosivos que Josué
había hecho.

Jess aún sostenía la cabeza de Omar en sus piernas, pensaba acompañarlo
hasta que diera su último respiro.
“En verdad fui un tonto…” Omar le dijo con cierta resignación.
“A qué te refieres?” le preguntó Jess curiosa.
“Al final sólo fui otra pieza en el juego de Isidro…” dijo con
dificultad Omar.
“Omar…” ella no sabia que decirle en ese preciso instante.
“Vive…vive por los dos” le dijo Omar sintiendo su final cerca.
“Omar…no…no te mueras” Jess exclamó con cierta tristeza.
“Esta vida es de los más fuertes…te has ganado un lugar en ella Jess”
Omar forzó una sonrisa.
“Omar…” las lágrimas de Jess cayeron sobre el rostro de Omar.
“Recupera tú futuro Jess…hazlo…por mí…” los ojos de Omar se cerraron
mientras su corazón daba su último latido y él su último suspiro.
“Omar! No!”Jess continuo llorando sobre el cadáver de Omar.

Vilchis sostenía el detonador en su mano mientras observaba su reloj en
la otra.
“El tiempo se acaba…”Vilchis le recordaba a Iraís quien esperaba ansiosa
el regresó de Aldo.
“Un poco más…sólo un poco…” su voz denotaba nerviosismo.
“No puedo esperar más…tú escuchaste sus últimas palabras” Vilchis le
recordó.
“No…hay que esperarlo…” Iraís jugueteaba con sus manos.
“Es hora…” Vilchis presionó el detonador.
“No!” Iraís gritó mientras la fuente se derrumbaba frente a ellos en una
gran explosión y solo los escombros rodeaban aquel lugar.
Iraís cayó al suelo impactada, después de tantos esfuerzos, Aldo terminó
muriendo por sus propios términos.
“Lo siento Iraís…” Vilchis trató de darle apoyo.
“A quién dan por muerto?” Aldo dijo mientras salía victorioso de entre
las nubes de los escombros. “Lo logré” en su mano traía en antivirus real.
Los ojos de Iraís se iluminaron y ella corrió hacia él tumbándolo y
plantándole un beso, inconsciente de la situación, pero lo había hecho. Cuando
se dio cuenta de lo que había hecho no pudo evitar sonrojarse y actuar como
usualmente lo hacía, pero Aldo la miró fijamente con una sonrisa. Complicándole
darle la vuelta al asunto.

Vi a Isidro, o al menos lo que una vez había sido Isidro frente a mi, un
monstruo dispuesto a desmembrarme y acabar con mi vida de héroe.
“Aún así no acabarás conmigo” le dije desafiantemente.
El monstruo se río. “Eres ingenuo…soy el máximo exponente de éste virus,
y lo sabes!”
“Pero no eres indestructible!” lo volví a desafiar.
“Sólo inténtalo!” me reto.
Con mi brazo traté de golpearlo y hacerle heridas pero su velocidad era
en verdad sorprendente, no cabe duda que era una versión evolucionada del
virus, pero eso no me desanimaría.
“No me importa morir, mientras pueda cumplir el último deseo de Jess!”
logré ensartar mi brazo en su pecho. Él me vio expectante. Retiré mi brazo,
“Eso no me destruirá, mis células se regeneran…” me dijo mientras el hoyo en su
pecho se volvía a cerrar.
“Demonios…” en ese preciso instante anhele un cigarro, podría pensar
mejor con uno. Metí mis manos a mi bolsillo y encontré uno “Perfecto” en un
momento tan crucial me emocioné y rápidamente lo encendí recibiendo aquel humo
intoxicante en mis pulmones, disfrutando cada segundo de su alojamiento en mis
pulmones.

Mi mirada se desvió al ubicar unos tanques de gas polvosos en la orilla
del cuarto. El plan comenzó a formarse en mi mente, evitar la regeneración,
sólo hay una forma de detener la regeneración de sus células de una vez por
todas. Expiré el humo de mi cigarro y regresé a mi pelea. “Isidro…éste es tú
final” le dije con tal confianza que su mismo rostro se sorprendió.
Me vio con tal odio que corrió hacia mi, me deje llevar, era parte del
plan. Choqué con fuerza con la pared a un lado de los tanques tosiendo del gran
golpe y casi tirando mi cigarro. Éste era mi momento, todas mis fuerzas para mi
última resolución. Logré invertir los papeles y empujé a Isidro contra la pared
a un lado de un tanque de hidrógeno.
“Qué planeas hacer?” Isidro me veía incrédulo.
“Destruirte” sonreí y tomé mi radio. “Amigos…hasta pronto, hagan un
mejor mundo por mí!” Apagué mi radio.
Isidro me veía, ahora su rostro mostraba miedo.”Hasta aquí llegaste
Isidro…” Sonreí mientras clavaba mi garra en el tanque de hidrógeno. En ese
preciso instante el CEACA explotó con Isidro y conmigo. Terminé mi vida como
todo un héroe, destruyendo al desgraciado que había destruido nuestras vidas
como las conocíamos.

Todos observaban desde la explanada como la nube de humo en el CEACA se
expandía por el cielo teñido de un rojo atardecer. El día y la vida de Harry
habían llegado a su final.
“Eres un idiota Harry…” dijo Ramón sosteniendo con fuerza su radio.
“Harry!” Jess cayó de rodillas, aquello era más de lo que podía
soportar. Vilchis se colocó a su lado tratando d brindarle consuelo a su amiga.
Todos sentían el dolor de la pérdida de un amigo, él se había
sacrificado para acabar con Isidro y les había dado ahora la oportunidad de
recuperar sus vidas perdidas.
“No podemos dejar que la muerte de Harry sea en vano…” Laura dijo
mientras levantaba su cara llorosa del pecho de Pancho. “El hizo esto para que
nosotros pudiéramos vivir”
“Tenemos la oportunidad de reiniciar este mundo” dijo Iraís señalando el
antivirus que Aldo había conseguido.
“Y seguramente aún hay supervivientes en algún lugar” Pancho agregó
esperanzado.
“Esta pesadilla acaba hoy, pero apenas comienzan nuestras vidas…” dijo
Laura mientras observaba el atardecer teñido de rojo.

Los 7 supervivientes observaban como el sol se ocultaba finalizando por
fin aquella pesadilla que creían nunca concluiría y dando pie a la esperanza
que tanto anhelaban, la esperanza por un nuevo mañana.

Sólo los más fuertes sobreviven…están
equivocados…sólo lo más fuertes pueden dar sus vidas para cumplir los sueños de
otros, sólo los más fuertes conocen la fuerza de nunca rendirse…esos son los
verdaderos héroes…

FIN