Survivor

Una epidemia extraña a comenzado a infectar al mundo entero, algunos resultan inmunes a dicha enfermedad...pero los demás terminan convirtiéndose en zombies...cuando el mundo llega a su fin...sólo los más fuertes sobrevivirán

lunes, 30 de agosto de 2010

Capítulo 17

SURVIVOR
When The WORLD COMES TO AN End...Only The Strongest Will Survive!

Part 17 “The Dark Side of the Heart”

Este mundo le pertenece a los más fuertes…esos somos nosotros, la vida nos dio razones para odiarla y nosotros nos cobramos esa deuda con la misma moneda…Sentimientos? Esos son sólo para los débiles…Amistad? Tan sólo es por conveniencia…Esperanza? Todo es una farsa…

Estaba sentado en el lobby, frente a mí estaban nuestros cuatro prisioneros, cada uno atado y desmayado en un sofá diferente. Había un gran silencio en aquel cuarto octagonal, estaba a cargo de ellos, esas fueron las órdenes de Omar. “Vigílalos hasta que despierten…y si llegarán a ponerse violentos…un simple disparo a la cabeza”. Órdenes sencillas y a la vez complicadas, aquellos frente a mi fueron alguna vez mis compañeros, algunos hasta mis amigos, pero los tiempos habían cambiado, ahora ellos eran nuestros rehenes y yo tenía el control.

Escuché unos ruidos, pequeños sonidos provenientes de mis rehenes, señales de que estaban despertando del estado inconsciente en el que se encontraban. Se retorcían levemente, pronto notando sus manos y pies atados, algunos de ellos con efectos secundarios de los métodos utilizados para noquearlos. Simplemente observé, pronto notarían mi presencia, pero hasta entonces me mantuve quieto en mi lugar.

“Mi cabeza…” Laura se retorcía de dolor en su lugar, incapaz de abrir sus ojos.
“Ah….Lau…estás bien?” Harry trataba de verla mientras inútilmente trataba de levantarse.
“Lau? Harry? Qué pasó? Dónde estamos?” Pancho trataba de zafar los amarres en sus manos.
“Pancho? Y Jess?” Harry volteaba a su alrededor buscándola.
“Harry…” se escuchó la voz de Jess débilmente responderle mientras trataba de recobrar su postura.
“Jess! Estás bien?” Harry le preguntó rápidamente.
“Creo que sí…” respondió débilmente.
“Oigan…ese es Vilchis?” Laura dijo mientras me miraba fijamente incapaz de creer lo que había frente a sus ojos.
“Vilchis!” Harry alzó su voz en un tono poco amigable.
“Veo que ya despertaron…” les dije con una pequeña mueca en mi rostro, noté como Harry se enfurecía en el momento al igual que Pancho.
“Qué demonios piensan hacer con nosotros!?” Pancho de pronto gritó.
“Tranquilo…gritando no vas a lograr liberar a tus compañeros” volví a sonreír, eso de tener el control era algo embriagante.
Noté que Pancho quería ponerse algo violento, pensaba divertirme un rato más con ellos pero supongo que por mi propia seguridad tendría que llamar a los demás. No dudé en hablarles por mi radio. En cuestión de segundos todos estaban en el lobby reunidos, esperando las próximas órdenes de Omar.
“Qué pasa Vilchis?” preguntó Omar con voz seria.
“Nada…tan solo te avisaba que los prisioneros estaban despiertos” le dije con mi usual tranquilidad.
“Tenerlos juntos es peligroso…Llévenselos a cuartos separados y vigílenlos…ya llegará el momento de que nos sean útiles…” Omar dijo con autoridad.
“Y qué haremos con ellos?” preguntó Dalay algo emocionado.
“Ya les encontraremos un fin útil…de eso no hay duda…” Omar sonrío y se dio la media vuelta retirándose del lobby.
“Y yo que quería tener el gusto de dispararle a alguno de ellos en la cabeza…” dijo Dalay mientras veía disimuladamente de reojo a Harry.
“Ya escucharon…Llévenselos” les dije mientras todos tomaban a uno de los rehenes, les tapaban los ojos con un paliacate y se los llevaban.
“Podremos alimentar a Beto con alguno de ellos?” preguntó Dalay nuevamente mientras se sentaba a mi lado.
“Sólo si Omar piensa desechar a alguno de ellos” le respondí.
“Qué tanto quiere con ellos? En su lugar los hubiera eliminado cuando los encontramos” dijo con mucha tranquilidad Dalay.
“Tiene planes…para cada uno de ellos” le respondí nuevamente.
“Bromeas? En verdad los cree útiles? Estamos bien tal cual” dijo con algo de recelo.
Simplemente ignore su comentario y abandoné el cuarto.

En una de las recámaras estaba Laura acostada en una cama, ojos vendados y manos y pies atados. Se retorcía en la cama matrimonial que se destendía con cada movimiento que hacía. En la esquina del cuarto estaba un hombre, el encargado de vigilarla, Josué. Con su camisa de cuadros y sus lentes de sol, fumaba con tranquilidad mientras veía a la chica tratar desesperadamente de liberarse.
“Nunca te vas a liberar” le dijo Josué con algo de burla en el tono.
“Quién está ahí?” preguntó Laura alarmada incapaz de reconocer la voz.
“Lau…tan despistada como siempre” Josué volvió a reírse ante la reacción de la chica.
“Qué quieren con nosotros? Porque nos engañaron?” Laura preguntó con algo de resentimiento.
“Lau…el mundo termino” le dijo mientras apagaba su cigarro en un cenicero de aluminio que estaba en la mesa redonda a su lado.
“Eso no es una razón para traicionar la confianza de los que alguna vez fueron amigos” ella dijo con algo de coraje en su voz.
Josué se quedó en silencio por unos minutos tratando de digerir las palabras dichas por aquella mujer.
“El mundo acabo…todos perdimos algo o alguien…y no por eso nos vez tratando de dominar todo a nuestro alrededor…” Laura continuo extrañada de no escuchar alguna respuesta. “Sigues ahí?”
“Sí…ustedes no la han tenido fácil verdad?” le preguntó Josué algo arrepentido.
“Para nada…he visto morir a mis amigos, incluso…tuve que quitarle la vida personalmente a uno de ellos…” dijo mientras recordaba aquel espantoso día en Celaya.
“A decir verdad…no sé que planea Omar, yo sólo sigo órdenes” dijo en voz baja.
“Por qué lo hacen? Qué les hizo la vida para que la odiarán tanto?” preguntó Laura.
“Fuimos quebrantados” Josué sonrío.
“Oye…” preguntó Laura.
“Qué pasa?” Josué le respondió su pregunta.
“Podrías quitarme al menos el paliacate de los ojos?” ella preguntó inocentemente.
Josué soltó una pequeña risa mientras se acercaba a la chica quitándole el paliacate que cubría sus ojos.

En otro cuarto se encontraba Harry en el mismo estado que sus demás amigos, atado de manos y pies y vendado de ojos, cada extremidad amarrada en uno de los extremos de la cama. En la mesa de la esquina estaban Tampa y Raúl jugando póker mientras observaban de reojo al inválido Harry.
“Te subo la apuesta…” Raúl colocaba más monedas en el pequeño montó que había en el centro de la mesa.
“Es puro juego…no te creo” Tampa colocaba más monedas en el montón desafiando a Raúl.
“Tómala!” Raúl bajo sus cartas mostrando que tenía una flor imperial.
“Te pasas! No!” Tampa sufría mientras él sólo tenía un full de aces.
“Qué les pasa!” Harry gritaba mientras trataba de moverse al menos un centímetro incapaz de lograrlo.
“Eres nuestro rehén, no hables!” Raúl le gritó a Harry mientras volvía a barajar las cartas.
“Podrían al menos darme un cigarro?” Harry preguntó inocentemente.
“Darte un cigarro sería un equivalente a dejarte libre…así que no!” Tampa se burló de él.
“Jódanse!” Harry estaba en verdad enojado.
“Tienes idea de los martirios que hemos pasado para estar dónde estamos ahora? Sabes cuántas personas han muerto?” Raúl se levantó enfadado.
Harry se río irónicamente. “Sabes lo que nosotros pasamos? He matado a mis amigos, no fui capaz de salvar a la persona que más quiero, me he convertido en un fenómeno de la naturaleza!”
Raúl se preparó para responder cuando alguien entró por la puerta.
“Qué quieres Dalay?” Raúl preguntó algo molesto.
“Tengo órdenes de encargarme de Harry…” respondió con una sonrisa en su rostro.
“Tan pronto?” Tampa preguntó incrédulo.
“Sí, tendré los honores...Desátenlo, yo me encargaré de él” dijo ordenándole a Raúl.
Raúl contuvo las ganas de golpear a su compañero y desató a Harry, Dalay se lo llevó arrastrando con dificultad.

Dalay se llevó a Harry a una cancha de tenis, donde lo colocó en el suelo mientras cargaba su arma de 8mm.
“Te daré el gusto de ver a la persona que te quitará la vida…” Dalay le dijo mientras le quitaba el paliacate de los ojos.
“Eres un maldito…” Harry lo miraba con odio.
Dalay colocó la pistola en la frente de Harry. “Y qué piensas hacer al respecto?”
La furia de Harry recorría cada vena de su cuerpo, cada terminación nerviosa mientras se escuchaba como la pistola era preparada para disparar.
Fuera de la nada el brazo vendado de Harry comenzó a aumentar de tamaño liberándose de la atadura y golpeando a Dalay haciendo que éste fallará el tiro y terminará en el suelo. La venda que cubría el brazo de Harry se rompió liberando un brazo de tonalidad oscura, casi negra, de un tamaño superior al otro brazo y las venas sobresalientes. Harry terminó de liberarse y se levantó caminando hacia Dalay quien lo miraba con temor.
“Vamos Harry…sabes que era broma…eres mi amigo” trataba de convencerlo con palabras falsas.
Harry poseído por la furia con su brazo mutado tomó a Dalay de la cabeza alzándolo en el aire, mirándolo con odio.
“No hagas esto...no quieres cargar mi muerte en tu conciencia…” Dalay suplicaba.
“He matado cosas más valiosas que tú…” Harry le dijo mientras apretaba su cráneo el cuál tronaba en sus manos cubriendo su rostro de sangre ajena. Él lanzó el cuerpo a la orilla de la cancha y se adentró al hotel para salvar a sus amigos.

En otra recámara estaba Pancho atado en una silla, completamente inmóvil en la esquina del cuarto con su rostro apuntando a la esquina del cuarto. Toño y Tovar resguardaban el cuarto, sabían que un movimiento en falso sería peligroso, Pancho era un buen rival de pelea, el más peligroso de los cuatro. La puerta se abrió en seco.
“Omar, qué pasa?” preguntó Tovar.
“Vengo a hablar con Pancho…” él sonrió.
Toño pronto acercó la silla y le quitó la venda de los ojos.
“Omar…qué quieres?” Pancho preguntó algo desafiante.
“A decir verdad…no me he deshecho de ninguno de ustedes porque sé que me serán útiles” dijo Omar mientras se sentaba en una silla y continuaba fumando su cigarro.
“A qué te refieres?” preguntó Pancho confundido.
“Jess tiene todas las cualidades necesarias para ser mi chica en este nuevo mundo, Harry y Lau tienen cualidades que me pueden ser muy útiles, y tú, yo quiero que tú te unas a nosotros…” Omar sonrió.
“Y qué si no quiero?” Pancho volvió a desafiarlo.
“En tú lugar aceptaría…muchas cosas pueden pasar…Puedo matarte o puedo matar a…Lau, por ejemplo” Omar trataba de chantajear a Pancho.
“No te atrevas a hacerle algo!” Pancho se enojo.
“No volveré a preguntarte…te nos unes o prefieres morir?” le preguntó con seriedad.
“Antes muerto que parte de tú grupo terrorista” Pancho lo miró con odio.
“De acuerdo…”Omar se levantó, “Llévenlo con Beto…” dijo antes de retirarse.
Toño y Tovar tomaron a Pancho y lo llevaron a rastras a un salón de fiestas, sangre y marcas de manos cubrían las paredes, charcos de sangre coagulada en el suelo. Pancho fue arrojado al cuarto antes de que Tovar y Toño cerrarán la puerta con llave. Pancho se alzó algo confundido.
“Ten cuidado…hace semanas que no alimentamos a nuestra mascota” le dijo Tovar antes de retirarse.
Pancho oyó un gruñido y giró lentamente sólo para encontrarse cara a cara con Beto quien ahora en un zombie rabioso y hambriento que no dudo en correr hacia él. Pancho logró patearlo antes de que éste pudiera darle una mordida en el hombro. Pancho seguía atado de manos y eso reducía su capacidad d atacar a su contrincante. Beto atacaba sin césar, era pateado y se volvía a levantar y volvía a correr hacia Pancho. Finalmente Pancho encontró un clavo salido en la pared y logró liberar sus manos atrapando al zombie con ellas y tirándose al suelo con él inmovilizándolo y quebrando su cuello en el proceso dejando el cuerpo inmóvil de quien alguna vez fue Beto. Él se alzó algo herido y se acercó a la puerta, estaba furioso y completamente dispuesto a salvar a sus compañeros costará lo que costará. Rompió la puerta de un golpe y salió del cuarto.

En otra recámara estaba Jess atada y vendada en una cama. Vilchis se acercó a ella y le quitó la venda de los ojos. Sus ojos estaban algo hinchados, el cloroformo la había debilitado.
“Vilchis…” Jess dijo con la poca voz que salía de sus cuerdas vocales.
“Por qué no simplemente ceden…terminarán muertos” le dije resaltando nuestra victoria inminente.
“Vilchis…qué les pasó? Qué te pasó?” ella me preguntó.
“Yo sigo siendo el mismo…el mundo es el que cambio” le respondí con tranquilidad.
“Eso es una excusa…tú no eras así” ella me volvía a decir.
“No te engañes…siempre fui así, tú conociste a un Vilchis ingenuo” le dije perdiendo un poco de mi tranquilidad.
“Sabes…Harry casi pierde su vida tratando de salvarme” me dijo con algo de culpa en su voz.
“Siempre ha sido alguien impulsivo, es sorprendente que aún siga vivo” le respondí tratando de ignorar el punto que trababa de mostrar.
“No trates de hacerte el frio conmigo…yo sé que a pesar d todo aún sigues teniendo algo del Vilchis que alguna vez conocí” ella trataba d convencerme.
“Te estás engañando, yo soy un asesino, soy un vale madres, y te consta!” Perdí toda mi tranquilidad.
“A pesar de todo…aún hay esperanza, para ti, para mí, para el mundo” ella me sonrío como sólo ella sabía sonreír, sentí una extraña calidez en mi corazón en ese preciso instante.
Observe sus ojos fijamente y saqué una navaja de mi bolsillo. La liberé, quite sus ataduras y la ayude a levantarse.
“Qué pasa?” ella me preguntó asustada y confundida.
“Creeré en lo que dices…no quiero verlos muertos…” finalmente cedí a sus intenciones.
“Vilchis…” ella me abrazó aceptando mi cambio de corazón, no cualquiera haría eso a estas alturas.
Me separé de ella. “Bien, lo primero es escapar de aquí, su camioneta esta en el estacionamiento…necesitaremos armas…sígueme” tome su mano y la guíe lejos del cuarto.

Pancho corría por los pasillos revisando cada cuarto esperando encontrar a alguno de sus compañeros, con suerte aún seguían siendo rehenes. Llego a la última puerta de uno de los pasillos y para su sorpresa estaba Laura aún atada en la cama y Josué fumando tranquilamente.
“Déjala ir!” Pancho entró furioso dirigiéndose a Josué.
“Tranquilo…” Josué trataba de calmarlo, “No voy a hacerle daño…”
“Qué?” Pancho lo veía incrédulo.
“Creo que Omar se está pasando de la raya…ya no me agrada, es hora de darle su merecido” Se acercó a Laura y la liberó.
“Estás bien?” Pancho le preguntó.
“Sí, tenemos que salir de aquí” ella le respondió.
“Sugieres algo?” Pancho se dirigió a Josué.
“Tengo una idea algo explosiva…” Josué sonrío mientras salía corriendo del cuarto y tanto Laura como Pancho lo seguían de cerca.
Jess y yo habíamos llegado al almacén de armas, ella aún seguía incrédula del hecho d que yo la estaba ayudando. Estaba tratando d abrir la puerta cuando sentí una mano aferrarse de mi cuello y como me azotaba contra la pared.
“Vilchis…me las vas a pagar…” Harry me veía con odio.
“Espera Harry!” Jess se acercó a él.
“Jess! Qué pasa?” Harry estaba confundido.
“Tranquilo, Vilchis no es el enemigo…es uno de nosotros” ella le explicó.
“Enserio?” le dijo algo incrédulo pero creyó en Jess.
Poco a poco sentí como aflojaba su agarre y me dejaba en el suelo.
“Cuál es el plan?”Harry preguntó aún indeciso.
“Robaremos unas armas” le dije algo sonriente, nuestra escapatoria sería memorable.

En otro cuarto estaban Josué, Laura y Pancho de pie viendo una caja llena de granadas y bombas molotov.
“Bombas?” Laura preguntó confundida.
“Creo que es un método seguro de escape” dijo Josué muy convencido de su plan.
“De acuerdo…” Pancho estaba de acuerdo con el plan de Josué.
Pronto escucharon pasos y disparos detrás de ellos. Cada quién tomó bombas y granadas y salieron del cuarto, Toño y Tovar los perseguían disparando con unos rifles.
“Eres un traidor Josué!” Toño le gritaba mientras disparaba.
Comenzaron a lanzar las granadas pero Toño y Tovar eran imparables, en eso una bala pérdida le dio a Josué en el brazo inhabilitándolo para lanzar granadas. Laura tomó la oportunidad y lanzó una granada que golpeó el pecho de Toño antes de caer en el suelo y explotar dejándolo gravemente herido en el suelo, Tovar se regresó preocupado por su amigo, sin embargo Pancho lanzó un par de bombas molotov y también lo noqueó. Entré Laura y Pancho ayudaron a Josué quien estaba herido y continuaron con su escape del hotel.

En el lobby se estaba llevando a cabo otra batalla mientras Raúl y Tampa nos disparaban a Jess, Harry y a mí. Harry logró tomar a Raúl con su brazo y lo lanzó contra una mesa dejándolo también noqueado, Tampa soltó su arma antes d que Harry pudiera lastimarlo.
Escuché más pasos acercándose, preparé mi arma de fuego, pero tan sólo eran Pancho y Laura con Josué.
“Están bien!” Harry exclamó.
“Sí…tuvimos algo de ayuda” Pancho respondió señalando a Josué.
“Bien, que bueno que estén felices y contentos pero por si no se han dado cuenta tenemos que escapar antes de que…” mis palabras fueron cortadas.
“Antes de que qué Vilchis?” escuché la voz de Omar cerca.
Giré tan sólo para verlo apuntándonos con un arma de fuego inmensa, seguro la bazooka que encontramos en la zona militar.
“Omar! Por qué quieres destruirnos?” Laura le preguntaba preocupada.
“Niña Lau…eres tan ingenua…todos ustedes, sólo los utilizo para mis propios fines…” el dijo con tanta ira y orgullo a la vez.
“Maldito!” Tampa salió de la nada y le lanzó una bomba molotov que explotó haciéndolo disparar la bazooka a otro lado, Pancho aprovechó el momento para acercarse a él y darle un golpe directo en la mandíbula mandándolo volar unos 10 pies de distancia contra una pared. El cayó inconciente.
“Vámonos!” les dije mientras todos corrimos al estacionamiento.
Ellos cuatro se subieron a la camioneta silverado mientras que nosotros tomamos posesión de la camioneta roja y huimos mientras el hotel se desmoronaba a nuestras espaldas.

Me equivoqué…esa humanidad aún existe, alguien pudo devolvérmela antes de que fuera demasiado tarde. El mundo había acabado pero mi aventura apenas comenzaba, sobrevivir, eso sí que sería algo que valdría la pena ver, sobrevivir para ver un nuevo día…

Continuará…

lunes, 23 de agosto de 2010

Capítulo 16

SURVIVOR
When The WORLD COMES TO AN End...Only The Strongest Will Survive!

Part 16 “The Truth behind The Lie”

Aquel sentimiento de tranquilidad simplemente parecía un sueño inalcanzable, al transcurrir los días la fe continuaba desapareciendo…Acaso yo también estaba siendo infectada por la apatía de este mundo quebrantado? Las verdades que conocí tan sólo son mentiras mientras observó cómo cada día se desmorona más mi mundo…

Pancho estaba paralizado, sus ojos miraban a Laura, me miraban a mí y regresaban al frente, su rostro expresaba una desesperación ante la situación que se avecinaba. Los hombres se fueron acercando a nosotros, armas en alto y sin retirar sus cascos. Las gotas de sudor se derramaban de la frente de Pancho mientras sostenía con fuerza el volante de la camioneta, Harry había apagado su cigarro y tomo mi mano con fuerza. Sería acaso que este era el final del camino para nosotros?

Los hombres ya habían llegado a la altura de las puertas, 3 de cada lado haciendo señas de que bajáramos del carro, Pancho y Harry hacían lo posible por evitar que no nos notarán, pero en esa cabina no era posible esconder a dos chicas. Se escucharon golpes en los vidrios, las armas golpeaban ligeramente tratando de hacer presión sobre nosotros. Finalmente Pancho abrió su puerta, y Harry hizo lo mismo. Nos bajamos lentamente con los brazos en alto.

Seis escopetas nos apuntaban directamente a la cara, podía escuchar como los hombres se decían cosas entre ellos, sin embargo no era capaz de descifrar aquello que se comunicaban. Pensarían matarnos? Usarnos? Miles de imágenes pasaron en ese instante por mi cabeza, cada una más grotesca que la anterior. Sin embargo, antes de que mi mente pudiera seguir procesando esos pensamientos tétricos, uno de los hombres se coloco enfrente de nosotros.
“Qué hacen aquí?” nos pregunto una voz profunda.
“Sólo estábamos cruzando…no tenemos intenciones de nada…” respondió Pancho de prisa.
“Saben que el mundo acabo?” pregunto en tono serio el hombre.
“Sí…por eso…” Pancho fue interrumpido.
“Las reglas aquí las hacemos nosotros…podemos hacer lo que queramos con ustedes” dijo finalmente el hombre.
“Haznos lo que quieras a nosotros! Pero deja ir a las chicas…” Harry respondió rápidamente.
El hombre soltó una carcajada y se retiro el casco. “Y por qué crees que le haríamos daño a nuestras amigas?”
“O…O…Omar…?” preguntó Laura sorprendida ante la persona frente a nosotros.
“Pero si niña Lau…quién diría que los encontraría vagando por estos rumbos” dijo Omar con su característica sonrisa.
“Qué hacen aquí?” pregunto Laura aún en shock.
Omar se río. “Creo que esa pregunta ya la había hecho”.
Omar les dio la señal de que bajarán las armas los demás, y uno por uno fueron retirando sus cascos.
“Tovar? Toño? Raúl? Josué? Tampa?” Harry era incapaz de digerir lo que ocurría frente a sus ojos en ese momento.
“Y Vilchis y Dalay están en la camioneta” agregó Omar.
“Vilchis?!” la mirada de Harry se ilumino.
“Por qué no vienen con nosotros? Tenemos luz, agua y comida” pregunto Omar inocentemente.
“Qué no éramos sus prisioneros?” preguntó Pancho confundido.
“Para nada, son amigos, colegas pero no prisioneros” Omar nos sonrió.
Harry volteo a verme, seguro yo era la única que no mostraba alguna emoción positiva, pero finalmente trate de darle a Harry un “sí” a la idea propuesta.

Nos llevaron por las calles destrozadas de Tequisquiapan, ciudad que visitábamos, ciudad que estaba destruida, seguro era una constante en esos momentos. Entramos por un callejón y llegamos a un edificio grande, por lo visto en los tiempos pre apocalípticos, aquel edificio había sido un hotel, ahora una guarida.

Por alguna extraña razón yo no me hallaba muy convencida ante la “alegre” bienvenida que nos dieron Omar y los demás, quizá estaba siendo paranoica pero simplemente no me convencían en lo absoluto. Lau confío en ellos desde el principio sin dudarlo un solo momento, Harry se convenció al igual que Pancho. Para mí no sería tan fácil darles mi total y completa confianza, de eso estaba segura.

Tovar nos llevaba a unos cuartos, lo seguíamos de cerca los cuatro.
“En estos cuartos podrán descansar” nos dijo mientras nos daba unas llaves.
“Gracias Tobi” Laura le sonrió mientras tomaba las llaves.
“Sí, gracias” Harry también tomó unas llaves.
“Cualquier cosa, ya saben estamos abajo” se despidió y tomó camino a las escaleras.
“Vaya…que suerte tenemos” dijo Lau algo alegre.
“Suerte? Yo no estoy del todo convencido…” dijo Pancho algo serio.
“Son nuestros amigos, no tienen malas intenciones” dijo Lau con ánimos.
“Lau…la gente cambia, las cosas como un apocalipsis zombie las cambia” le dije tratando de meter algo de cordura en su ingenua mente.
Ella me miro fijamente. “Pero…yo no creo que hayan cambiado para mal”.
Suspire mientras tomaba las llaves y abría la puerta del cuarto, Harry hizo lo mismo. Lau me siguió al cuarto y Pancho siguió a Harry.

Lau se acostó en la cama agotada, yo simplemente me senté en la orilla de la cama de a lado.
“En verdad crees que son buenos verdad?” le pregunté sabiendo de antemano la respuesta.
“No cabe en mi mente la posibilidad de que sea lo contrario” me respondió sentándose en la cama. “Por qué piensas lo contrario?”
Suspiré. “No lo sé…simplemente lo creo”.
Se oyó que tocaban en la puerta, Lau se levantó rápidamente para abrir, era Omar.
“Niña Lau, quería ver si no querías venir a platicar con el resto de los chicos, ya sabes…ponernos al corriente” le pregunte con alegría.
“Claro! Quiero platicar con todos” Laura le respondió sonriente.
“Y tú Jess? No quieres venir?” me preguntó algo cauteloso.
“La verdad pensaba darme un baño y descansar…ya será al rato” le respondí fingiendo mi sonrisa, simplemente no confiaba en sus intenciones.
Lau me miró algo seria, Omar también. Ambos se dieron la media vuelta y se fueron cerrando la puerta tras de ellos.

Me acosté en la cama observando el techo, quizá sí estaba siendo paranoica, ya no sabia qué pensar. Mi mente era un enorme nudo, pero tampoco podía evitar preocuparme por Lau, estoy segura que no le harían daño, bueno estaba casi segura. De pronto se oyó que tocaban la puerta de nuevo. Me levanté y abrí y para mi sorpresa era Harry.

“Harry…” le dije algo desanimada.
“Estás ocupada o algo?” me preguntó tranquilamente.
“No, por qué?” le pregunté inocentemente.
“Puedo pasar?” me preguntó con sencillez, yo le permití pasar, él entró y se sentó en la cama.
“Y Lau?” me preguntó algo curioso.
“Se fue con Omar” le dije mientras me sentaba a su lado.
“Tranquila…no creo que…” lo interrumpí antes de que terminará. “Lo sé...estoy siendo paranoica”.
Él me observó atentamente y pronto sentí como tomaba mi mano entre la suya.
“No eres paranoica…escúchame bien…no lo eres” me dijo viéndome a los ojos.
“Harry…” no pude evitar perderme en sus ojos que hablaban con total sinceridad.
“Eres una persona especial, te preocupas por todo nosotros…sin embargo nunca he podido devolverte el favor” me decía con palabras que parecían venir desde su corazón.
“Harry…tú arriesgaste tú vida por mí…yo…” toqué ligeramente su brazo vendado, “Yo te hice esto…”
“Sacrificaría mi brazo mil veces o mi propia vida con tal de salvar la tuya” me dijo con una firmeza impresionante.
“Harry…” me tomó por sorpresa su respuesta tan heroica.
“Jess…” me acaricio mi mejilla. “Eres la persona más importante en mi vida, hoy y siempre, vivo o muerto…”

Escuchar esas palabras me brindaban un calor enternecedor en mi interior, sentí como las lágrimas comenzaban a formarse en mis ojos, listas para ser derramadas en cualquier instante. Sin embargo, antes de poder reaccionar de cualquier forma sentí algo cálido tocar mis labios, en ese momento cerré mis ojos y me deje llevar por el sentimiento del momento. Él me abrazaba firmemente y simplemente resumió todos sus sentimientos en un simple beso. En ese momento mi paranoia se esfumó.

Harry se separo de mi lado algo avergonzado, noté como sus mejillas estaban de un rojo intenso, se giró para que no lo viera.
“Jess…bueno…quedé de ir a platicar con Vilchis, nos vemos después…”
Antes de que pudiera responder él ya había salido del cuarto dejándome sola. En ese momento deje mis problemas y decidí tomar ese relajante baño tan anhelado.

Harry caminaba al lobby a un paso más tranquilo, su corazón había dejado de latir a mil por hora. Se detuvo cuando vio un rostro conocido sentado en un sillón de piel café oscuro. Su sudadera verde resaltaba, Harry se acerco con cautela incapaz de creer que veía al chico que consideraba su hermano, al que creía muerto, frente a él.
“Vilchis…en verdad sobreviviste” le preguntó algo sorprendido.
“Fue una especie de milagro…” dijo Vilchis sonriendo, “Siéntate, tenemos mucho de qué hablar”.
“Cómo sobreviviste?” le preguntó Harry rápidamente.
“A diferencia de ti…yo fui a esa reunión…cuando la coordinadora se volvió loca, Dalay trató de sacar a Lupita y yo traté de ayudar a las personas que teníamos cerca…pero aquella locura era…indescriptible…Lupita cayó y Dalay estuvo a punto de morir también, en ese momento Raúl Montes fue nuestra salvación”.
“Qué hizo?” pregunto Harry intrigado.
“Fue el sacrificio…mientras lo atacaban…Dalay y yo escapamos…” dijo con melancolía en su voz.
“Y después qué hicieron?” preguntó Harry.
“Fuimos al primer lugar que se nos ocurrió…la casa de Omar y ellos, lo demás, ya te lo imaginarás…” dijo finalmente.
“Vaya…por lo visto ustedes tuvieron su propio infierno” dijo Harry uniéndose a su melancolía.
“Sólo los más fuertes pueden sobrevivir en este nuevo mundo…” Vilchis suspiró.
“Eso suena similar a lo que Julio decía…” le respondió Harry.
“Julio? Julio esta con ustedes?” preguntó algo sorprendido.
“Desafortunadamente ya no…murió” dijo Harry viendo sus zapatos.
“Oh…perdón” dijo algo arrepentido.
“Descuida…ya hemos perdido a muchos…” Harry dijo en voz sombría.
“Las cosas han sido todo pero sencillas…” dijo Vilchis mientras sacaba unos cigarros de su bolsillo. “Gustas?”
“Crees que me negaría?” dijo Harry sonriendo mientras tomaba y encendía un cigarro.
Aquel momento parecía pacífico, no había sonido alguno, sólo el humo que rodeaba el cuarto. Sin embargo pronto se rompió el silencio cuando se oyó que una vasija se rompía.
“Qué fue eso?” preguntó Harry rápidamente.
“No es nada…” trato de calmarlo Vilchis.
En ese momento Laura salió corriendo de un pasillo y chocó con los brazos de Harry.
“Harry….” Dijo en tono cantado.
“Qué pasó Lau?” Harry estaba preocupado pues sabía lo que ese tono significaba.
“Creo que no estoy bien…” canto de nuevo.
“Lau…Qué le hicieron?” preguntó Harry enfurecido a Vilchis.
“Nosotros…nada…” dijo en tono engañoso. Harry lo vio desafiantemente. “Ahora!” gritó Vilchis.
Toño y Tovar salieron de prisa y agarraron a Harry, Vilchis tomó a Laura mientras Tovar le inyectaba algo a Harry en su brazo sano.
“Qué demonios…” dijo Harry antes de desmayarse en la alfombra roja.
“Esto no es bueno…ya se encargaron de Pancho?” preguntó Vilchis con un tono serio.
“Josué, Raúl y Tampa se encargaron de él…” le respondió Tovar.
“Bien…encárguense de Harry y no dejen a Lau andar sola por ahí en ese estado” les dijo antes de retirarse.
Llevaba rato acostada viendo el techo, se me hacia raro que no había señal de nadie, ni de Harry, ni Lau, ni Pancho. Me alcé de la cama y me preparé de salir, prefería ver con mis propios ojos que todo estuviera bien. Salí y noté un silencio tenebroso. Acerqué mi oído a la puerta del cuarto de Harry esperando oír algo pero fui interrumpida.
“Jess, qué haces tan sola?” me pregunto una voz familiar.
“Josué!” me sorprendí de verlo. “Haz visto a los demás?”
“Creo que vi a Lau y a Harry en el lobby con los demás” me dijo con su usual tranquilidad.
“Está bien…vamos” decidí seguirlo hasta el lobby.

Llegué al lobby y lo que vi me hizo revivir mis peores pesadillas. Vi a Harry atado en el centro del cuarto con su mirada ida. En otro sofá vi a Lau atada de manos en un estado que ya había visto antes. Sentí mucho coraje y me acerqué a Omar con paso firme mientras él estaba sentado en su silla.
“Omar! Qué les hiciste?” le pregunte furiosa.
“Veamos…Lau tomó más de lo debido, ya sabes su poca tolerancia al alcohol, y Harry, bueno el experimentó más allá…” se rió al terminar su oración.
“Qué planeas?” le pregunté segura de mi misma.
“A decir verdad…nos quedamos en un mundo sin mujeres…pensábamos que tú podrías ayudarnos con eso” le dijo con una voz burlona.
“Y Pancho? Qué le hicieron?” pregunté más alterada.
“Nos encargamos de él” Omar sonrió ampliamente mientras todos se acercaban a mi.

En ese momento corrí, tratando de alejarme de todos, ellos se acercaban a mi deprisa. Entonces recordé que mi bat estaba en la camioneta, todo estaba perdido para mí…pero recordé que Laura había dejado sus armas en el cuarto.

Tomé un atajo para alejarlos, pero eran 7 contra una. Pasé por la cocina y me escondí detrás de un estante, tomé un sartén y espere con cautela. Sentí unos paso acercarse a mí, no perdí tiempo y azoté el sartén contra su cabeza, vi como Toño caía desmayado sobre unos utensilios de cocina. Continúe mi camino al cuarto pasando por la alberca dónde Tovar me rodeaba. No pensaba dejarme pasar, noté una cuerda sobre mi, el tiempo se acababa, brinqué y me abalancé contra Tovar lanzándolo a la alberca. Estaba tan cerca del cuarto.

Sólo un pasillo me alejaba de las pistolas de Lau. Ví a Josué frente a mi, no tenía la menor intención de dejarme pasar.
“Jessy…tú huída termina aquí” me dijo mientras se tronaba sus dedos.
Escuchaba los paso acercarse por detrás, tenía que pensar rápido, a mi alrededor sólo había cuadros colgados, nada filoso o puntiagudo. Necesitaba ganar tiempo. Me tendría que arriesgar, tomé uno de los cuadros y me lancé contra Josué rompiéndolo en su cabeza y rematándolo con una patada quitándolo del camino.

Me hice camino al cuarto y tomé las pistolas de Lau, las había dejado sobre la cama, eso definitivamente era suerte, como ella diría. Salí del cuarto, tenía que encontrar a Pancho, en esos momentos él era el único capaz de ayudarme, Lau estaba borracha y Harry estaba drogado. Vi a Tampa y a Raúl acercándose por el pasillo, les disparé a los pies, no tenía mucha confianza en mi misma pues era la primera vez que disparaba un arma así, sin embargo logré detenerlos alejándolos del pasillo. Me acerqué a la puerta del cuarto de los chicos y traté de abrirla, estaba cerrada con llave. Tome impulso y pateé la puerta abriéndola de un golpe. Frente a mi estaba Pancho amarrado a una silla.

Me acerqué a él corriendo y le quité la cinta que tenía en la boca.
“Jess! Estás bien!” me dijo sorprendido, “Y los demás?”
“Se aprovecharon de la poca tolerancia al alcohol de Laura y drogaron a Harry” le resumí la historia.
“Pero están vivos?” me pregunto.
“Sí…los tienen en el lobby” le respondí mientras trataba de desatar las cuerdas.
“Y tú?” me pregunto.
“Sobreviviré…ahora necesito de tú ayuda, no sé qué demonios estén tramando hacer con nosotros, pero dudo que sea algo bueno…” le dije mientras veía mi paranoia cobrar vida.
“Jess…Jess!” Pancho me grito mientras veía un reflejo en el espejo.

Sentí como alguien me tomaba por detrás.
“Muy mal Jess…” la voz de Omar retumbaba en mi oído. “Creo que el juego termina aquí…”
Sentí como me colocaba un pañuelo sobre mi nariz y boca, pronto empecé a sentir sueño y mi mente se iba yendo poco a poco hasta que perdí la noción de mi alrededor. Sólo escuchaba la voz de Pancho decir mi nombre una y otra vez y la risa de Omar. Todo se volvió oscuro para mí.

Éste mundo en verdad había perdido toda su humanidad? En verdad estábamos en un mundo quebrantado donde las leyes las rigen los más fuertes y los débiles mueren o son utilizados por aquellos que se creen los reyes del nuevo mundo? Y los sentimientos? Y la amistad? Todo era acaso una simple fantasía...una mentira?

Continuará…

lunes, 16 de agosto de 2010

Capítulo 15

SURVIVOR
When The WORLD COMES TO AN End...Only The Strongest Will Survive!

Part 15 “The Silence Of The Damned”

Recuerdo todo lo que vivimos estas últimas semanas, días llenos de miedo, llenos de tristeza y llenos de valor…Por un momento creímos que lo peor ya lo habíamos superado, y como una apuñalada en la espalda…todo cambio en un momento. Valdrá la pena seguir…o todo habrá terminado para nosotros?

Seguía manejando, note como Laura veía por la ventana tratando de ocultar su rostro lleno de preocupación. Harry seguía inconsciente en la parte trasera de la camioneta, Jess estaba cuidándolo desde que salimos de nuestro refugio. En ese preciso instante los recuerdos de esa noche demoníaca volvían a mi mente. Todo ese caos nos llevó a separarnos en dos grupos y viajamos con la esperanza de reencontrarnos en mi viejo pueblo.

Estaba tan metido en mis pensamientos que no noté el señalamiento: Bienvenidos a San Juan del Río. Tarde en procesarlo pero en cuanto pude frené.
“Qué pasó Pancho?” me preguntó Laura algo sorprendida y asustada a la vez.
“Estamos en San Juan del Río…” le dije en voz baja.
Ella me miró desconcertada incapaz de entender mis recientes acciones.
“Tenemos que reabastecernos…” le dije en voz baja otra vez.
“Tienes razón…” me respondió en voz baja también, “Necesitamos descansar…especialmente Harry”. Volteó ligeramente para observar la parte trasera de la camioneta.
“Estará bien…te lo prometo” le dije con sencillez.
Ella volteó a verme sorprendida. “Gracias…” me dijo con simpleza mientras alejaba su vista de mí.
Volví a encender la camioneta y entramos a aquella ciudad fantasma. Fuimos precavidos y estacioné la camioneta en un lugar escondido entre varios árboles. Me bajé de prisa seguido de cerca por Laura.

Ambos nos acercamos a la caja de la camioneta dónde vimos a Jess sentada a lado de un Harry inconsciente.
“Dónde estamos?” nos preguntó Jess con preocupación.
“Llegamos a San Juan del Río…vamos a buscar comida y gasolina” le contestó rápidamente Laura.
“Está bien…” desvío su mirada a Harry, “Y qué pasará con él?”
Laura se mordió el labio, yo intervine. “Vamos a encontrar un modo de salvarlo”.
Jess sonrió levemente, esa pequeña gota de esperanza era lo que necesitaba.
“No nos tardaremos…” Laura le dijo tratando de darle una cierta tranquilidad.
“Espera…” le dije rápidamente a Laura, ella me miró algo confundida, “Quédate con ellos…por favor”.
“Pero…” su mirada parecía incrédula ante mi decisión.
“Iré a revisar el lugar…mientras protégelos, por favor…” la miré directo a los ojos.
Finalmente accedió, no completamente convencida pero decidió confiar en mí.
“Ten mucho cuidado…” me dijo antes de que me fuera a adentrar a aquella jungla de muertos vivientes.

En aquellos momentos camine con cautela, era un lugar desconocido, sin embargo tenía que terminar con esto lo más pronto posible y regresar sano y salvo. Camine entre los autos destrozados y los cuerpos mutilados. En aquel lugar habían sufrido un fin similar al que ocurrió en Querétaro, seguramente todo el mundo ya había sido infectado. Suspiré sin ánimos. En verdad era el fin.

Me encontré en la entrada de una farmacia, entre sin dudarlo un solo segundo haciendo camino hacia la parte posterior del mostrador. Busqué entre el sin fin de cajas de medicamentos buscando algo, sin embargo no tenía la menor idea qué podría ayudar a Harry en esos momentos. Me levanté sin ánimos, el virus no podría ser detenido por medicamentos comunes. Finalmente me acerqué a la caja y vi una serie de cajas de cigarros y tome una junto con un encendedor, si no podía salvarlo…siquiera le brindaría la única cosa que podría hacerlo sentir un poco mejor. Me guarde los cigarros en mi pantalón y salí de la farmacia.

Continúe caminando en busca de una gasolinera donde pudiera abastecerme de gasolina pero no lograba encontrar nada. Aquella ciudad parecía estar desértica, no había encontrado ningún hediondo desde que había comenzado esta travesía. Quizá este lugar era seguro…mi momento de alegría se extinguió rápidamente al escuchar un sonido tan tétrico y familiar a la vez. Giré mi cabeza lentamente sólo para darme cuenta de la masa de muertos vivientes que se acercaban a mí. No me detuve a pensar y corrí de prisa sin fijarme en mi camino.

Termine en un callejón sin salida, escuchaba a los zombies acercándose, temí por mi vida, tome mi hacha y me preparé para lo peor. En ese instante se escuchó el crujido de una puerta y algo jaló de mi playera. En ese instante los sonidos macabros se oían a la distancia y una oscuridad rodeaba mi entorno. Escuché como una puerta se cerraba. Me levanté con cautela incapaz de imaginarme lo que estaría frente a mí.
“Quién es usted?” pregunté en voz baja.
“Es muy peligroso andar sólo en este lugar…” escuché como me respondían, era una voz grave que tenía un tono de familiaridad indescriptible.
Una luz se prendió y el cuarto se iluminó mostrándome la identidad de aquel sujeto. La sorpresa que me invadió en ese momento era sorprendente, de todos los lugares, de todas las personas…una sonrisa se formó en mi rostro.
“Závala…” fue la única palabra que pude decir.
“Nos conocemos?” me preguntó haciendo una de sus características muecas.
“Fui su alumno…no me recuerda?” le pregunté a mi antiguo profesor esperando una respuesta positiva.
Él me observó detenidamente. “No” me respondió finalmente. “Tengo mala memoria…pero te creeré”.
Quizá no era mucho pero ya era algo a mi favor.
“Y…qué haces en esta ciudad fantasma?” me preguntó mientras se tomaba una taza de café.
“Otros compañeros y yo escapamos de la facultad cuando todo inició y hemos llegado aquí en busca de ayuda” le resumí la historia.
“Entonces no estás sólo…bien…” me dijo mientras continuaba saboreando su café.
“Profesor…” traté de enfocar su atención en mí, “Quizá usted pueda ayudarnos…”
Efectivamente su mirada estaba fija en mí. “Explícate…” me dijo con seriedad.
“Creamos una especie de anti virus…sin embargo al aplicárselo a uno de nuestros compañeros…” tomé aire, “él tuvo…reacciones secundarias”.
“Ya veo…quieres ver si yo puedo salvarlo” me dijo con seriedad.
“Sí…” le respondí firmemente.
“De acuerdo…tráelo, veré qué puedo hacer por él…” dijo mientras tomaba otro largo trago de su café.

No perdí tiempo y salí corriendo de aquella casa. El profesor Závala me había explicado el camino, tan sólo tenía que llegar con ellos, Harry podía vivir.

Vi la camioneta a distancia, aún oculta tal y como se la había dejado a Laura. Para mi sorpresa los tres seguían en la caja de la camioneta.
“Pancho!” fui recibido por Laura.
“Prepárense…creo que encontré a alguien que puede ayudar a Harry” les dije con mucha emoción tratando de recuperar mi aliento.
Los tres me miraron sin palabras incapaces de creer las palabras que les decía.
“Descuiden…sigan escondiéndose” les di la orden antes de tomar el volante de la camioneta y manejando de prisa a la vieja casa donde estaba el salvador de Harry.

Deje la camioneta en las afueras de la casa, entre Laura y Jess bajaron a Harry mientras que yo tomé las pocas cosas que recuperamos de la bodega. Observé que no hubiera ningún hediondo a la vista antes de tocar ligeramente 3 veces la puerta. Después de 5 segundos, ésta se abrió repentinamente y los 4 entramos a la casa llena de oscuridad. Pude ver como una linterna iluminaba el rostro de Harry.
“Llévenlo al sótano, de prisa” dijo la voz del profesor. Todos seguimos sus pasos hacia el sótano que estaba iluminado.
“Pónganlo en la mesa” Jess y Laura obedecieron colocando a Harry en una mesa metálica.
Zavala comenzó a revisar a Harry de prisa. “Ya veo…mutación…si…”
Noté como Jess y Laura observaban fijamente al hombre que estaba revisando a su amigo en esos momentos.
“Bien...quizá…hm…” Zavala corrió hacia un armario donde tenía infinidad de frascos llenos de sustancias químicas orgánicas e inorgánicas.
“Qué le hará?” preguntó Jess muy consternada.
“El virus muta constantemente…al antivirus hace lo mismo…es necesario suministrarle un complejo que detenga la mutación” continuo buscando y mezclando sustancias.
“Se volverá uno de ellos?” preguntó Laura con miedo.
“No…pero sus células están sufriendo cambios que él no podrá soportar por mucho tiempo…por eso debemos detener esos cambios” finalmente se acercó con una jeringa llena de un líquido morado. “Esperemos que esto lo detenga…” Tomó su brazo y le administro la sustancia a Harry.
“Ahora qué?” preguntó Jess de nuevo.
“Sólo nos queda esperar…esperar a que su cuerpo acepté o rechacé el complejo” dijo el profesor con voz seria.
“Si lo acepta…vivirá?” preguntó Laura con miedo.
“Exactamente…”le respondió.
“Entonces si su cuerpo lo rechaza….” Preguntó Jess con temor.
“Su cuerpo continuará mutando hasta que sus células no lo toleren más y muera” dijo con seriedad en su voz. “Eso es todo lo que puedo hacer por él…” dijo sentándose y tomando de su taza de café. “Son sólo cuatro?”
“Por ciertas circunstancias…nos separamos, pero esperamos reencontrarnos próximamente” le respondí con franqueza.
El profesor observó a las dos mujeres con cuidado. “Yo las conozco…Jessica! Y…Laura! Nunca pasaste orgánica 1 verdad?”
Vi como Laura fijo su vista a sus botas un poco avergonzada ante el comentario.
“Es bueno ver que algunos estudiantes sobrevivieron a eso…” su voz se tornó melancólica.
“Usted cómo llegó aquí?” le pregunté lleno de curiosidad.
“Fue algo repentino…ningún maestro sabía lo que ocurría…mi hijo fue el que me informó y huimos juntos lejos de la capital” narro con seriedad el profesor.
“Tiene alguna idea de dónde surgió este virus?” preguntó Laura consternada.
“A veces las cosas más complicadas tienen su respuesta más cerca de lo que crees…” dijo con su característica voz.
Laura simplemente lo observó confundida incapaz de entender el punto de su oración.
“Es tan sólo un rumor…pero puede ser que el origen de este apocalíptico virus este en las entrañas de la facultad…ex facultad de química” dijo mientras una sombría seriedad cubría su rostro.
“Alguien de química fue capaz de hacer investigaciones referentes a armas biológicas?” pregunté sorprendido ante sus palabras.
Zavala me miro con mucha seriedad. “Desafortunadamente en este mundo…todos tienen su precio y nosotros tenemos los conocimientos para crear un apocalipsis en el mundo…”
De pronto se sintió un silencio que nos rodeaba. Zavala lo rompió.
“Deben estar agotados…en la planta de arriba me parece que hay un par de cuartos…deberían usarlos para descansar, no hay electricidad en las plantas de arriba pero estoy seguro les servirán” nos dijo con mucha cordialidad.
“Y por qué no hay luz arriba y sólo en el sótano?” preguntó Laura curiosa.
“En la noche la luz atrae a esos seres, aquí en el sótano no afecta pero en las plantas de arriba sí...así que me tomé la libertad de desconectarla” nos respondió con rapidez.
“Y cómo aquí aún hay luz?” preguntó Jess esta vez. “Pensé que ya no había electricidad en ningún lugar”.
“En este lugar no hay supervivientes…más que su servidor por supuesto, y no he consumido las reservas de esta ciudad” de nuevo respondió con rapidez.
“Muchas gracias…” interrumpí antes de que las preguntas continuarán, “Iremos a descansar entonces…”
“De acuerdo…vigilen a su amigo y no hagan ruido” nos dijo finalmente.
“Ya conocemos el procedimiento, gracias” tomé a Harry y subí con cuidado.
Laura se detuvo en las escaleras. “Y por qué no utiliza los cuartos de la planta alta?”
“Tengo mis razones…” volvió a tomar de su café.
Insatisfecha con la respuesta, Laura nos siguió a Jess y a mí en las escaleras.

Subimos hasta la planta alta de la casa. Efectivamente había 3 puertas, una era el baño y las otras dos llevaban a dos recamaras pequeñas. Coloqué A Harry sobre una cama que había en una de las recámaras.
“Pancho…yo cuidaré a Harry” me dijo Jess con cierta culpa en su rostro.
“Estás segura? Yo te puedo ayudar si quieres?” le respondí como cualquier buen compañero diría.
“Descuida…se lo debo” sonrió levemente, “Tú trata de descansar por favor…”
“Está bien…” suspiré mientras daba media vuelta hacia la otra recámara.

Entré y noté como Laura estaba viendo por una ventana. Me acerqué lentamente a ella para poder tener una idea más clara de lo que observaba fijamente.
“Que ves?” le pregunté mientras me ponía a su lado.
“Este lugar…está rodeado…cualquier movimiento en falso…” dijo con preocupación.
“No te preocupes por eso ahora” la distraje mientras cerraba las cortinas viejas que había en la ventana.
“Tienes razón…” ella levantó sus brazos y se estiró para luego quitarse su chamarra y sus botas sentándose en la orilla de la cama.
“Y Jess?” me preguntó inocentemente.
“Decidió quedarse a cuidar a Harry…” le dije mientras me quitaba mis armas y mis zapatos también.
Laura suspiró. “Él se arriesgo por ella después de todo…”
La observé fijamente, pude sentir como la culpa que sentía por la muerte de Julio volvía a brotar de ella. Me acerqué y me senté a su lado colocando mi brazo a su alrededor brindándole mi apoyo. En esos momentos fue lo único que se me ocurrió hacer.
“Pancho…” ella me miró directo a los ojos.
“Qué ocurre?” le pregunte con curiosidad.
Sentí como su rostro estaba a una distancia muy corta del mío, podía sentir su suave respiración. Me acerqué un poco más esperando la respuesta.
“Gracias…” me dijo mientras se levantaba de la cama y caminaba hacia un espejo roto que había en la habitación.

Me levante de igual manera y me acerqué a ella a sus espaldas y la abracé. Por un momento el tiempo se detuvo, sentía sus manos en mis brazos y su ligera calidez. En ese instante todas mis preocupaciones desaparecieron.

Al día siguiente fuimos recibidos por una grata sorpresa. Jess entró corriendo al cuarto, olvidándose por un momento de la situación zombie que había afuera.
“Es Harry!” dijo con lagrimas en los ojos.
“Qué pasó?” preguntó Laura alarmada.
“Despertó! Ya se estabilizó!” Aquella alegría irradiaba de sus ojos.
Laura y yo corrimos hacia el cuarto donde Zavala ya estaba revisando a Harry quien tenía uno de sus brazos vendados.
“Harry!” Laura se abalanzo contra el chico de lentes.
“Ow, ow…cuidado Lau…” dijo Harry contento y adolorido a la vez.
“Perdón...” Laura se separo de él algo avergonzada por su reacción impulsiva.
“Parece que vivirás…” le dijo Zavala con algo de orgullo. “Tú cuerpo aceptó el complejo y se detuvo la mutación”.
“Y por qué estoy vendado?” preguntó Harry por simple curiosidad.
“Tú brazo…dudo que se regeneré completamente…por lo pronto mantenlo así” le dijo sin responder su pregunta.
“Es bueno verte sano Harry…toma” le dije mientras le lanzaba la cajetilla de cigarros que le había conseguido.
“Gracias!” rápidamente tomó el cigarro y lo encendió disfrutando su vicio como de costumbre. Jess mando miradas desaprobatorias pero pronto las contuvo debido a la alegría de ver a Harry curado.
“Profesor…tenemos que irnos, por qué no nos acompaña?” le pregunté agradecido por su ayuda.
“Gracias…pero prefiero quedarme aquí” me respondió con rapidez.
“Muchas gracias…” le dijo Jess por última vez mientras nos preparábamos para viajar de nuevo
Dejamos la ciudad para continuar con nuestra travesía para llegar a San José. La carretera que tomamos nos llevo hacia Tequisquiapan, de ahí tomaríamos rumbo a San José. Nuestra suerte parecía estar cambiando, al menos regresaríamos 4 en vez de 3 como originalmente creí que sería.

El camino parecía tranquilo, sin embargo, tan pronto entramos a Tequisquiapan presentí que la mala suerte nos había alcanzado otra vez. Detuve la camioneta en seco cuando vi unas 6 motos que cubrían el paso de la carretera, las 6 con sujetos con cascos y armas de fuego, detrás de ellos una camioneta roja con más sujetos armados. Volteé a ver a Laura y a Jess y temí lo peor.

Pensé por un momento que ya habíamos sobrevivido a lo peor, me equivoqué, aquel recuerdo de lo que alguna vez fuimos o tuvimos desapareció. Creí que el mundo ya estaba roto…pero creo que subestime la situación, el verdadero fin apenas había comenzado….

Continuará…

domingo, 8 de agosto de 2010

Capítulo 14

SURVIVOR
When The WORLD COMES TO AN End...Only The Strongest Will Survive!

Part 14 “Fade To Black”


No me había vuelto a sentir sola desde que él me encontró…Siempre estaba a mi lado, y eso me brindaba una tranquilidad indescriptible. Sabía que cuando abriera mis ojos, ahí estaría…nunca volvería a estar sola mientras él estuviera vivo…eso era reconfortante…en verdad lo era…

Llevábamos ya varias horas en el carro y aún no teníamos noticias de Iraís o de Aldo, ya se estaba oscureciendo y temíamos lo peor para ellos. No quería pensar en algo negativo pero la situación por la que pasábamos me hacía muy fácil pensar en la muerte. Asahel seguía tecleando sin parar, había logrado conectar la computadora de modo que funcionaba usando la batería del carro. No estaba muy segura si eso era una buena idea, pero tendría que confiar en él. Yo no podía dejar de ver hacia el horizonte, quería que ya llegaran para irnos de esa ciudad tan tenebrosa.

Además no podía evitar sentir preocupación por Pancho y los demás. No habíamos tenido ninguna noticia de ellos desde ese día en que la bodega ardió en llamas. Asahel trataba de aparentar una cierta tranquilidad, pero lo conozco, separarse de Pancho le dolió mucho, aunque de algún modo sé que entiende las razones por las que Pancho decidió irse con Laura, Jess y Harry. Las cosas cada vez se vuelven más difíciles; pude apreciar como el sol lentamente se ponía en el horizonte, quizá era de las pocas cosas hermosas que aún quedaban en el mundo.

“Ya se está haciendo de noche…” escuché como Asahel me decía mientras apagaba su laptop.
“Sí...lo sé…” le respondí algo desanimada.
“Qué ocurre?” me pregunto preocupado.
“Estoy preocupada por Iraís y Aldo…ya se tardaron demasiado” le dije viendo su mirada seria.
“Sí…también me preocupan” fue lo único que dijo.
“Ahora qué haremos?” le pregunté tratando de cambiar el tema.
“Pues, tenemos que esperarlos…estoy seguro que no tardan en regresar, confío plenamente que lo harán” me dijo tratando de reconfortarme.
En ese momento lo único que pude hacer fue abrazarlo con fuerza, me sentía de algún modo segura a su lado.

En ese momento me acerqué a él y recargué mi cabeza en su hombro cerrando mis ojos, sentí como él también se recargaba en mí. De pronto, sin darme cuenta me quedé dormida así a su lado. En ese momento era lo único que podíamos hacer, y teníamos que confiar que Iraís y Aldo regresarían a salvo, y que nos volveríamos a encontrar con Pancho y los demás. Esos pensamientos me hicieron sentir feliz, pensaba que las cosas mejorarían, en verdad quería creer eso.

Un ruido extraño nos despertó. Ambos nos levantamos repentinamente algo asustados de ese ruido tan peculiar. Estábamos sólo él y yo, y lo que sea que anduviera afuera.
“Qué fue eso Asahel?” le pregunté muy alarmada.
“No lo sé…” me dijo con un rostro muy serio mientras trataba de ver el exterior por el parabrisas empañado.
“Asahel…serán Iraís y Aldo?” dije algo esperanzada.
“No lo creo..” Asahel suspiró. “Temo que…” cortó su oración y empezó a buscar algo en la parte de atrás de la camioneta.
“Qué haces?” le continúe preguntando una y otra vez sin recibir respuesta alguna de Asahel quien estaba muy concentrado en lo que sea que estuviera haciendo.

De pronto Asahel se levantó de prisa con un palo de golf en sus manos. Me sorprendí ante su mirada llena de decisión.
“Qué piensas hacer con eso?” le pregunté preocupada.
“Voy a revisar qué hay allá afuera” me dijo con seriedad.
“Estás loco?!” no podía creer lo que escuchaban mis oídos. “Es demasiado peligroso!” traté de evitar que hiciera tremenda locura.
“Quiero protegerte…” me dijo simplemente.
Me había dejado sin palabras, fui incapaz de seguir regañándolo, tratando de evitar que saliera. Sólo observé cómo se armaba de valor para salir del carro.
“No tardaré…regresaré, te lo prometo” me dijo antes de salir del carro.
Yo sólo observaba la puerta cerrada aún impactada, por alguna razón muchos recuerdos comenzaron a inundar mi mente; no fue mi vida pasando frente a mis ojos, más bien eran mis recuerdos con Asahel los que venían de pronto a mi mente.

De pronto mi mente se puso en blanco cuando escuché una serie de golpes y todo seguido de un grito conocido. Sentí miedo, en el preciso instante en que reaccioné abrí la puerta y salí del carro sin importarme nada, corriendo tratando de encontrar a Asahel, esperando encontrarlo bien. Tropecé y caí frente a un palo de golf, él que traía Asahel, comencé a sentir desesperación, comencé a gritar su nombre desesperadamente. Entonces, bajé mi mirada y lo que vi paralizó mi corazón, me agaché lentamente tratando de mantener mis emociones controladas.

Su zapato…era lo único que quedaba de él. No pude más, estaba otra vez sola, Asahel había desaparecido, Iraís y Aldo posiblemente estaban muertos. Había vuelto al inicio de mi historia. Fue entonces que sentí cómo las lágrimas caían por mis mejillas incontrolablemente. Me sentí débil, pero todo era un síntoma de la soledad. Continúe llorando mientras sostenía su zapato, esperando que todo fuera una pesadilla y pronto despertara en la viaja bodega con todos. Pero sólo era eso…un sueño.

La noche ya estaba en todo su esplendor, los gritos provenientes de aquel castillo habían cesado momentáneamente. En aquel cuarto sólo yacían 3 personas de pie, ninguno de ellos infectado. Aquel hombre de la motocicleta y Aldo e Iraís. El hombre se acababa de quitar su casco revelando un rostro conocido que había sorprendido principalmente a Iraís.
“Ramón?” fue lo único que pudo decir.
“Iraís? Aldo? Pensé que estaban muertos” dijo mostrando una pequeña mueca en su rostro.
“Para nada” respondió Aldo algo ofendido.
“Más respeto Aldo! Nos acaban de salvar la vida” le reclamó Iraís.
“Veo que las cosas siguen como de costumbre…sólo son ustedes dos?” preguntó con algo de curiosidad.
“No, a decir verdad éramos más…pero algunas cosas pasaron y sólo estamos Asahel, Mile, él y yo” le respondió Iraís.
“Ya veo…las cosas se pusieron muy feas” dijo comprensivamente Ramón.
“Y qué hay de ti? Eres el único que queda?” le preguntó Aldo algo molesto.
“Para nada…trabajo mejor sólo” le respondió con sencillez. “Y qué hacían por estos rumbos?”
Iraís suspiró. “Nuestro equipo se dividió y quedamos de reencontrarnos en San José”
“Vaya…qué mal…” respondió Ramón.
“Y qué hay de ti?” preguntó Aldo.
“Tan sólo pasaba por la ciudad cuando vi a Iraís y a ti entrando al parque, con estás cosas tienes que estar moviéndote de ciudad en ciudad” respondió con cierta seriedad.
“Gracias, nos salvaste la vida…” finalmente le dijo Iraís.
“Descuiden…hay que ayudar a los que están vivos no?” dijo con una pequeña sonrisa.
“Iraís…no olvides nuestra misión” Aldo le recordó a su amiga.
“Es cierto…” Iraís dijo algo pensativa.
“Qué es lo que pensaban hacer?” preguntó Ramón curioso.
“Tenemos que encontrar gasolina y un camino por dónde cruzar la ciudad” respondió Iraís algo seria.
“Bueno…tal vez yo les pueda ayudar” dijo Ramón con cierta tranquilidad. “Vi una gasolinera a las afueras de aquí…y está la ruta que tomé para llegar aquí.”
“Eso sería excelente!” dijo Iraís muy animada.
“Sólo necesitamos salir de aquí…” dijo Ramón observando las afueras del lugar. “Parece que no hay muchos de ellos rodeando el lugar…”.
“Por ahora…” Aldo alzó su voz. “Esas cosas se acercan con el más mínimo ruido”.
“Lo sé” agregó Ramón, “Sólo si vas a pie”. Se acercó a su moto y la levantó, “Con una de estas no tienes que preocuparte por ser alcanzado”.
“Pero…” Iraís pronto se unió a la conversación, “Somos tres…en tú moto sólo pueden ir dos personas no?”
Ramón se detuvo a pensar un momento. “Nos las arreglaremos, por lo pronto súbanse, tenemos que movernos pronto”.

Sin muchas opciones, Aldo e Iraís se subieron a la Harley detrás de Ramón. Se escuchó el fuerte rugir de la moto y pronto los tres sentían como el aire los golpeaba en la cara. Iraís se sintió relajada por un momento hasta que la moto se detuvo en una gasolinera. Aldo bajo de prisa y llenó un bote de gasolina, se subió de prisa antes de que pudiera ser escuchado por algún zombie. La moto siguió el camino a dónde estaba la Hummer, pronto pudieron distinguir la camioneta apagada, la moto se detuvo enfrente y Aldo e Iraís corrieron hacia la camioneta. Iraís abrió rápidamente la camioneta y lo que encontró hizo detenerse su corazón por un instante.


“Mile!” Iraís exclamó con gran preocupación. “Qué paso? Qué tienes?” Su preocupación aumentaba con cada pregunta.
Frente a ella estaba Mile acurrucada en la orilla de la parte trasera de la camioneta, su rostro estaba marcado por las lágrimas secas y sus ojos rojos de tanto llorar, en su mano aún sostenía el zapato de Asahel.
Finalmente pudo hablar. “Se lo llevaron!”
“Quién se llevo a quién?” intervino Aldo al ver la situación de ambas mujeres.
“A Asahel…se lo llevaron!” las lagrimas continuaron brotando por sus ojos.
Aldo se sintió petrificado al escuchar esas palabras, incapaz de digerir lo que Mile le acababa de decir.
“Qué paso…?” finalmente preguntó Iraís ya más tranquila.
“Escuchamos un ruido…y él salió a ver qué era….hubo una pelea y cuando salí ya no estaba…” Mile sentía dolor de sólo recordar eso.
Iraís pronto se acercó a brindarle apoyo a su amiga, la abrazó con fuerza tratando de tranquilizarla.
“Creo que sé quién se lo llevo” Ramón interrumpió la conversación.
“A qué te refieres?” preguntó Iraís algo incrédula.
“Cuando llegué a la ciudad vi a unos chavos que también traían motocicletas…no se veían del tipo que sólo trataban de sobrevivir…quizá querían robarse el vehículo o querían a Mile” dijo Ramón algo serio.
“Pero dónde están ahora?” preguntó Aldo algo desesperado.
Ramón se acercó al pavimento y notó las marcas de las motocicletas.
“Descuiden, yo lo encontraré…” dijo mientras se subía rápidamente a su moto y se preparaba para irse.
“Espera, yo te acompaño” dijo Aldo rápidamente.
“No…pueden volver y no dudarán en llevarse a las mujeres…quédate a cuidarlas, yo me encargaré de traer a Asahel de vuelta” dijo Ramón mientras se colocaba el casco.
Aldo sólo se quedo viéndolo sorprendido mientras Ramón partía en su motocicleta.
“De acuerdo…Iraís vete con Mile a la parte de atrás, yo le pondré la gasolina y me quedaré de guardia en el asiento del conductor por si tenemos que huir rápidamente…” dijo Aldo con mucha decisión.
Iraís accedió con la mirada y se subió con Mile a la parte de atrás. Aldo preparó la camioneta y se subió al asiento del conductor, listo para reaccionar si cualquier cosa extraña ocurriera. Zombies o humanos por igual. Sin embargo en ese momento lo único que podía hacer era esperar, sólo eso.

Ramón avanzaba rápidamente en su moto, recordaba haber visto dónde esos motociclistas se habían ido a esconder. Aunque lo que intentaba hacer podía calificarse como suicida, pero eso no le importaría, recordar la mirada de Mile destrozada por haber perdido a Asahel, él no podía permitir a una mujer sufrir así. Él recuperaría a Asahel, suficiente era que el mundo ya había acabado como para aparte estar sin la persona que quieres.

Él finalmente se detuvo enfrente de una tienda de autoservicio, un Chedraui. Escondió su moto y se preparó para entrar. Confiaba en sus habilidades, todo tenía que salir bien. Tomó sus armas e hizo su entrada campal a la tienda.

Como era de esperarse, aquellos motociclistas se le quedaron viendo fijamente, él sabía que sus intenciones no eran precisamente llevarse a Asahel, pero estaba seguro que algo les había dicho que los convenció de sólo llevárselo a él. Hombres como ellos sólo buscaban mujeres para satisfacer las necesidades que el fin del mundo no podía brindarles.

Él tomó sus armas y comenzó a disparar sin compasión alguna, para él esos sujetos eran como los mismos zombies con sólo instintos carnales para sobrevivir. Continúo avanzando tomando por sorpresa a 3 hombres que jugaban cartas y tomaban cerveza. Avanzaba entre cada estante con cautela sabiendo que un simple error sería su fin. En eso se acerco al área de ropa de damas y se encontró con un sujeto que hizo erizar su piel. Él supuso de inmediato que ese era el líder del resto, aquel hombre de rostro algo deforme tenía varias bombas molotov en sus manos. Ramón sintió el peligro y se aventó debajo de un colgador lleno de vestidos florales. Escuchó las explosiones a metros de distancia pero pronto empezó a sentir el calor que emanaban cada vez más cerca y pronto olió un desagradable aroma a hule quemado, desvío su mirada y noto que era una de sus botas. Se levanto de prisa y esto capto la mirada de aquel macabro sujeto. Le lanzó una última bomba y Ramón logro esquivarla tan solo rozándole el pecho y explotando en un estante repleto de zapatos.

Él corrió hacia los probadores y se encerró en uno, necesitaba ganar tiempo en lo que pensaba como derrotar a aquel fenómeno de la naturaleza. Checó sus rifles y sus bolsillos, ya casi no tenía municiones. Aún le quedaba una calibre 22 en su bolsillo trasero con 5 balas, tenía también un cuchillo en sus botas, pero eso aún no le parecía suficiente para hacer caer a ese monstruo. Entonces escuchó como las puertas se abrían con un rotundo ruido como si las quebrarán de una patada. Ramón suspiro, cerró sus ojos por un momento y entonces salió por su cuenta de su escondite disparándole con furia con sus rifles. El sujeto fue herido, el charco de sangre en sus pies lo delato, sin embargo seguía moviéndose y a gran velocidad hacia Ramón.

Ramón se estaba quedando sin ideas y sin tiempo, corrió entre los estantes zigzagueando con esperanza de perderlo en el trayecto. Finalmente se hizo camino hacia los congeladores de carnes. Entró corriendo y tras de él iba el sujeto enorme. El olor a carne putrefacta llenaba aquel cuarto, Ramón se hizo camino entre los pedazos de carne llenos de moscas sin embargo su camino fue bloqueado por una de esas carnes que salió volando en su dirección. La fuerza de ese hombre era sorprendente, si no se deshacía pronto de él, ya no habría un mañana para él.

Continuo esquivando las carnes y los golpes y finalmente llegó a la zona donde preparaban la carne. De pronto, en un pequeño momento de distracción, aquel sujeto logró darle un golpe lanzándolo contra una de las mesas con las herramientas para cortar la carne. En ese instante recordó que había luz en ese lugar, y por un momento sintió alivio. Una gran sonrisa se formó en sus labios y se alzó de prisa antes de que el hombre logrará impactarlo en la cabeza. Se alzó en la mesa tratando de molestar al hombre furioso, éste brincó a la mesa y lo golpeo en las piernas. Ramón cayó al suelo azotando con fuerza. Sin embargo logró recuperarse rápidamente, aunque para su sorpresa el otro hombre ya tenía una de sus manos en el cuello de Ramón.

En medio de la desesperación trataba desesperadamente de alcanzar un botón de encendido, ese botón era su última esperanza. Lucho y como por obra de un milagro la máquina de pronto encendió, Ramón usó sus últimas fuerzas para tratar de girar al hombre resultando exitoso. El hombre aún sostenía a Ramón del cuello y él lo empujo hacia la cortadora, pronto la presión desapareció y se escuchó un grito escalofriante y notó como el brazo yacía inmóvil en el suelo cubierto de sangre. El hombre perdía la razón y Ramón aprovechó este momento y lo lanzó a la misma cortadora, sólo que esta vez no perdió un brazo, esta vez se corto la mitad de su cuerpo. Ramón respiraba de prisa, su corazón latía a mil por hora y se hallaba cubierto de sangre de pies a cabeza. Recupero su aliento y recordó su misión original: Encontrar a Asahel.

Ramón continuo buscando por la tienda pero no lograba hallar a Asahel, busco por todas partes, probadores, farmacia, la bodega pero no había señal de él. En esos momentos su regreso triunfal estaba perdiendo vialidad, sintió como la esperanza se esfumaba. Quizá ya era muy tarde y habían acabado con él, primero le quitarían su dignidad y después lo matarían brutalmente. Sin embargo no podía olvidar la promesa que había hecho y las muchas personas que esperaban su regreso con Asahel, él no se detendría ante nada.

Finalmente se hizo camino a los baños, era el único lugar que le faltaba revisar, si no estaba ahí…no quería ni imaginarse lo que ocurriría. Comenzó a abrir los baños pateándolos uno por uno. Todos vacíos. Se acercó al último y para su sorpresa lo que encontró hizo que se formará levemente una sonrisa en su rostro.

Frente a él estaba Asahel en el suelo con las manos atadas al escusado, su cara estaba golpeada, la sangre coagulada en su nariz, un ojo morado, pero respiraba. Ramón lo libero de prisa y salió con él. Lo subió a la moto y partieron de prisa antes de cualquiera pudiera tratar de seguirlos. Había cumplido su misión.

Aldo se estaba desesperando, ya habían pasado dos horas y no había señal de nada, todo estaba oscuro. Por el espejo pudo ver como Mile e Iraís tenían sus rostros llenos de preocupación. De pronto se escuchó un ruido agudo, muy similar a la motocicleta. Aldo se acercó al vidrio tratando de distinguir a la distancia.

El ruido se hizo cada vez más fuerte, escuché la voz de Iraís decir que era Ramón. Mi corazón comenzó a latir rápidamente, temía las noticias que pudiera traerme. Escuché como Aldo salió de prisa de la camioneta, Iraís me ayudo a salir. Ambas vimos como Ramón se detenía frente a nosotras. Se bajo de la moto y puso a Asahel frente a nosotras. Estaba mal herido pero estaba vivo. No pude evitarlo, me acerqué y lo abracé con fuerza, sentí su corazón latiendo y eso me brindó una tremenda felicidad.

En ese momento la soledad que sentía, la tristeza y el miedo habían desaparecido…no quería volver a sentir eso, y sé que mientras Asahel siga a mi lado, jamás tendré que vivir en la oscuridad que me dejo este mundo que acabó…

Continuará…

martes, 3 de agosto de 2010

Capítulo 13

SURVIVOR
When The WORLD COMES TO AN End...Only The Strongest Will Survive!

Part 13 “In the Dead of the Night”

Aún no puedo digerir lo que acababa de ocurrir hace tan sólo unas horas…Aquel lugar que llegamos a considerar nuestro hogar acababa de desaparecer, nos habíamos separado y ahora vagábamos en busca de una respuesta…Qué deberíamos hacer en tiempos tan oscuros como estos?

Abrí mis ojos con lentitud, sentía mis ojos algo hinchados, sentí como si hubiera dormido tan solo unos minutos. Observé a mi alrededor esperando que todo hubiese sido tan sólo un mal sueño. A mi lado estaba Aldo aún manejando, su mirada fija en el camino desolado. Él había cambiado lugares con Asahel para que pudiera descansar un poco. Gire y vi a Asahel con los ojos bien abiertos y a Mile profundamente dormida en sus piernas. Creo que en situaciones como estas, alguien como Asahel no puede darse el lujo de dormirse profundamente, sobre todo tomando en cuenta que Pancho no está con nosotros.

Sin embargo, no culpo su decisión. En aquellos momentos tan sólo estaban Lau y Jess con un Harry malherido, dejarlas solas en ese estado hubiera sido algo inhumano. Por otro lado, sin Pancho, estamos perdidos, en verdad nunca creímos que estaríamos en una situación como está.

“Qué pasa Iraís?” me preguntó Aldo notando mi cara llena de preocupación.
Volteé a verlo pero me costó trabajo decirle aquellas emociones que me cruzaban en esos instantes. Simplemente las resumí a un simple “Tan sólo pensaba…”.
Él se mantuvo en silencio ante mi respuesta tan vaga. Sentí de pronto la necesidad de iniciar algún tipo de conversación con él en un momento tan sombrío.
“A dónde iremos?” le pregunté simplemente.
Él volteó a verme por un momento y luego respondió “De qué te preocupas? Si me llegó a cansar, tú puedes tomar el volante”.
Sentí una gota de sudor frío, estaba insinuando que yo manejará ese monstruo?
Aldo pronto notó mi reacción y pudo soltar una leve carcajada. Ese momento nos relajo a ambos por un momento. Sin embargo, aquel silencio volvió, fue entonces cuando me habló en un tono más serio.
“Estamos llegando a San Luis…” me dijo con la mirada aún enfocada en el camino.
“A San Luis?” le pregunté algo sorprendida.
“Nuestra meta es llegar a San José no? La carretera que pudimos tomar nos llevó hacia el norte, nuestra mejor opción es llegar a San Luis y de ahí movernos a San José” me dijo explicando todo con sencillez.
Tan sólo lo vi, atónita ante sus palabras. Quién diría que el chico llenó de negativismo y apatía del principio terminaría convirtiéndose en prácticamente un líder en tiempos así.
Él volteó a verme al notar ninguna respuesta ante su explicación. “Qué?” me preguntó con sencillez. Yo le respondí de igual manera, “Nada…”
Pronto vi como entrabamos a la ciudad. Estaba en estado tan deplorable como el mismo Querétaro. Aquel escenario dejaba todo menos confianza en nosotros. Tan sólo esperaba que no hayamos llegado al fin de nuestro camino.

Aldo detuvo el carro en seco. Frente a nosotros estaba un tráiler doble remolque tirado bloqueando el único acceso disponible para pasar.
“Demonios…” dijo Aldo en voz baja.
“Ahora qué haremos?” preguntó Asahel preocupado.
“Necesitamos hallar una ruta alterna…” dijo mordiéndose el labio inferior.
“Y cómo piensas qué haremos eso…por si no te has dado cuenta, ya no tenemos gasolina” le dije con firmeza.
“No estarás considerando que salgamos a buscar la ruta a pie?” preguntó Mile quién ya llevaba despierta desde que entramos a la ciudad.
“No…” contesto Aldo con seriedad. “Iraís y yo saldremos a buscar gasolina y una ruta alterna.”
Mile lo observó desafiantemente.
“Puede haber sobrevivientes…y no dudarán en robarse el vehículo” dijo tratando de convencer a ambos. “Entonces…vamos Iraís” me dijo de la nada mientras yo seguía incapaz de creer las cosas que dijo, como todo un líder. Finalmente reaccioné y tomé mis armas, ambos nos bajamos del carro y rodeamos el tráiler en busca de un modo de cruzar la ciudad.

Al principio todo parecía estar tranquilo y sólo. No había señal de los muertos vivientes, sin embargo, de alguna forma habían logrado desarrollar un cierta inteligencia ya que sólo eso podía explicar cómo nos emboscaron. Caminaba detrás de Aldo, noté como traía sus audífonos puestos y su moto sierra en alto listo para atacar en cualquier momento. Lo seguía de cerca aunque en aquel momento ninguno de los dos tenía la menor idea de a dónde nos dirigíamos.

Escuché un ruido. Me detuve y apunté mi arma hacia un callejón oscuro, mis dedos algo temblorosos, pero estaba segura de que acababa de ver pasar una sombra por ahí. Aldo se percató que ya no lo seguía y al verme lista para disparar corrió hacia mí.
“Qué pasó Iraís?” me preguntó algo alarmado.
“Acabo de ver algo pasar…” le dije con seriedad.
“Estás segura?” sentí la duda en su voz.
“Escuché un ruido, volteé y vi pasar la sombra de alguien!” le dije perdiendo ligeramente la paciencia.
Aldo se agachó y tomó una piedra, tomó impulso y lanzó hacia el callejón, no hubo respuesta alguna.
“Pues…zombies no es, eso lo hubiera atraído” me dijo con simpleza.
“Pero eso no desaparece el hecho de que vi algo pasar” le dije nuevamente.
“Pues lo que sea que hayas visto…ya no está ahí” me dijo tomando su camino otra vez.

Acaso me estaba volviendo paranoica? No, estaba segura de lo que había visto, algo o alguien nos estaba siguiendo. Levanté el paso para alcanzar a Aldo, sin embargo aquel suceso no dejaba de rondar mi mente.

“Acabamos de pasar por aquí” le dije a Aldo. Él se detuvo.
“Los caminos están bloqueados…o repletos de zombies” me dijo algo molesto.
“Dar vueltas no va a abrirlos” le dije aumentando su enojo.
“Entonces qué sugieres que hagamos?” me preguntó con cierto tono sarcástico.
“Podemos cruzar por aquí…” señale un gran letrero que decía Parque Tangamanga.
De pronto el enojo desapareció de su rostro repentinamente. “Vamos” me dijo jalándome del brazo de prisa hacia aquel parque.

Aquel que creímos parque era realmente un bosque algo terrorífico. La sangre estaba por todas partes, los arboles quebrados y quemados, el suelo, el pasto crecido. Había cuerpos en descomposición en el suelo, las moscas los cubrían y los pájaros se alimentaban de ellos. Todo era verdaderamente asqueroso.

Viendo todo ese paisaje apocalíptico me distraje tanto que no noté un desnivel en el piso, me resbalé y caí. Abrí los ojos y vi frente a mí un cráneo en descomposición, tenía un ojo y el otro sólo era un hueco del que salían gusanos. Grité y me levanté lo más pronto posible, sentí como Aldo me ayudaba viendo mi peculiar situación.

Pensé que ya todo había pasado, me equivoqué.
“Iraís, estás bien?” me dijo Aldo preocupado.
No podía mirarlo a los ojos, algo mucho peor estaba ocurriendo justo frente a nosotros. Incapaz de decirle alguna palabra, simplemente señale hacia el frente con mi brazo tembloroso.
Él volteó rápidamente y juró que vi como el color desapareció de sus mejillas, estaba completamente blanco. Supongo que así debía de lucir yo también.
Frente a nosotros una horda de zombies nos seguía, escucharon mi grito y ahora no nos dejarían escapar.

Aldo fue el primero en reaccionar de aquel shock tan impactante. Encendió su moto sierra listo para matar a cualquier maldito zombie que se atreviera a acercarse aunque sea un metro a nosotros. Sentí una cierta seguridad, algo que no sentía desde hace mucho, alguien estaba dispuesto a protegerme, no estaba sola en ese infierno.

Los monstruos comenzaron a acortar su distancia entre nosotros y Aldo no dudo en atacarlos, tuve que tragarme el miedo que sentía, no pensaba dejarlo sólo. Ambos luchamos contra ellos, pero nos superaban en número, una simple mordida y todo acabaría. Teníamos que pensar en algo o nunca nos volveríamos a encontrar con los demás.

Fue entonces que a lo lejos noté una especie de castillo, lo primero que pensé fue que sería un lugar seguro para escondernos. En esos momentos no me pregunté nada más, sólo quería sacarnos de ahí. Me acerqué a Aldo, lo suficiente para poder susurrarle al oído el nuevo plan. Volteó hacia el castillo y accedió a mi idea. Pronto estábamos los dos moviéndonos hacia ese lugar, protegiéndonos mutuamente nuestro lado ciego. Los zombies comenzaron a rodearnos, tan sólo faltaban unos cuantos metros, estábamos prácticamente en la puerta. En ese preciso momento Aldo giro enfrentándolos de frente.
“Abre la puerta, yo los entretengo mientras” me dijo con tanta confianza que me sorprendí por un momento.
Corrí hacia la puerta tratando de abrirla, noté que tenía un candado, apunté con mi ballesta y destrocé el candado. La puerta se abrió con sencillez. Antes de entrar noté un cártel que yacía sobre la entrada. Lo leí de prisa antes de que Aldo me sacara de concentración.
“Ya pudiste abrirla?” me preguntó quitándose a 3 zombies de encima.
“Sí, corre!” le dije rápidamente.

Ambos entramos al unísono algo agitados cerrando la puerta detrás de nosotros. Sentíamos los golpes en la puerta, no podíamos quedarnos así para siempre. Aldo agarro una especie de tubo y la colocó en la puerta, atrancando ésta. Al menos ya no podrían entrar, sentí un alivio incomparable. Mi corazón latía de prisa y en ese momento lo único que hice fue abrazar a Aldo.

“Por qué tan emotiva?” me preguntó con una burla ligera.
“Pensé que eso era todo para nosotros…” le respondí ignorando su intento de molestarme.
“No pensaba dejarte morir” me dijo con una sencillez tan característica de él.
En aquel momento no me importaba lo que él pensará, estaba tan agradecida con él. Él nunca me abandonaría a mi suerte y para mí eso era todo lo que importaba.

Nuestras miradas se cruzaron por un momento. Sólo había silencio a nuestro alrededor. Desafortunadamente, aquel silencio se convirtió en uno incómodo. Aldo fue el primero en hablar.
“Me preguntó que hace un castillo en medio de un parque?” preguntó sin mucha importancia.
Recordé lo que había leído antes de entrar. “No es un simple castillo”, le dije.
“Entonces qué es?” me pregunto algo curioso.
“Es una casa de terror” le dije con claridad.
“Cómo sabes eso?” me preguntó aún más confundido que al principio.
“Antes de entrar vi un letrero…decía que es un juego de terror y que no deben entrar personas con problemas cardíacos…etcétera” le respondí orgullosa de mi buena memoria.
Aldo parecía impactado ante esa declaración. Su mirada llena de sorpresa e incredulidad no tenían precio alguno.
“Bromeas verdad?” me preguntó aún digiriendo aquello.
“Pues parece que esto no es el típico parque” le dije pensando mis palabras.
“Bueno…castillo, casa de terror o lo que sea…éste lugar nos salvó la vida” me dijo rascándose la cabeza.
“Pero…ahora cómo cruzaremos el parque?” le pregunte dándole a notar nuestra previa misión.
“Tienes razón…esto puede ser un pequeño problema” me dijo mientras pensaba. “Bueno, éste juego debe tener una salida” dijo enfatizando la palabra “debe”.
“Pues sí…todos los juegos tienen una salida” le dije con algo de sarcasmo.
Ignoró mi sarcasmo dándome su punto de vista. “Sólo llegamos a la salida y terminamos de cruzar el parque”.

Lo hacía sonar tan sencillo como si no hubiera decenas de muertos vivientes esperándonos afuera listos para comernos vivos. En fin, no podíamos quedarnos encerrados ahí, Asahel y Mile esperaban nuestro regreso. Finalmente accedí a su plan y él abrió la entrada al juego, una infinita oscuridad nos recibió.
Nos hicimos camino guiados tan sólo por una pequeña linterna. Caminábamos cerca uno del otro, siendo una casa de terror no sabíamos qué esperar a la vuelta de cada esquina. Llevábamos un paso algo lento, trate de relajarme, pensé que sin electricidad ese juego no podía estar funcionando. De pronto, mientras mi mente pensaba en las imposibilidades de que apareciera algo que me asustará, sentí una mano tocar mi hombro. Sentí un escalofrío, estaba lista para dar el grito más fuerte de mi vida, cuando alguien tapó mi boca.
“Tranquila…” dijo riéndose entre dientes Aldo. “Sólo era yo…”
No podía gritar, hice lo primero que se me vino a la mente, lo pateé en la rodilla. Él me soltó y comenzó a brincar sosteniendo su rodilla aguantándose el dolor y las ganas de gritar también. Finalmente me dijo en voz baja.
“Por qué haces eso?” me dijo con lo mueca de dolor aún en su rostro.
“Tú empezaste” le dije simplemente dándome la media vuelta.

Otra vez sentí una mano en mi hombro. Parecía que iba a tener que patearlo en donde el sol no brilla para que entendiera el mensaje.
“Aldo, no voy a volver a caer” le dije entre dientes.
“No estoy haciendo nada” me respondió confundido.
“No…” mi voz tembló. “Eres tú, deja de bromear”.
“No…te equivocas” me dijo seriamente, esta vez se colocó frente a mí con la linterna iluminando su rostro.
“Entonces…” sentí el sudor frío corriendo por mi rostro.
Aldo tomó la linterna y me iluminó dando prácticamente un brinco hacia atrás. Sus palabras eran incomprensibles. Giré mi cabeza lentamente para ver qué tocaba mi hombro. Aquella imagen me impacto, y aquella cosa se lanzó contra mí tirándome al suelo.

Traté de luchar, pronto sentí como Aldo se unió y levantó a esa cosa dándole un puñetazo en la cara y aventándolo hacia el otro extremo del cuarto. Pude respirar otra vez, él se acercó a mí y me ofreció su ayuda para levantarme.
“Será el único?” le pregunté aún asustada.
“No sé…pensé que aquí no había nada…” me dijo con preocupación. “Aquí estamos en desventaja…”
“Lo sé…”le respondí. “Tenemos que salir lo más pronto de aquí”.

Esta vez no nos importó nada más, corrimos sin preocuparnos por el juego, tan sólo queríamos salir de ahí. Estábamos en el último cuarto, se notaba una luz a las orillas de la puerta de salida. Pero no podíamos cantar victoria aún, aquel cuarto estaba rodeado de zombies.

Aldo me hizo señas para no hacer el más mínimo sonido. Seguí sus indicaciones atentamente, ambos nos deslizamos por el suelo a gatas esperando pasar desapercibidos por esos seres. Llegamos a la puerta, Aldo trató de abrirla, pero estaba cerrada y el ruido realizado por la manija pronto captó la atención de los zombies.

Se acercaban a nosotros, Aldo tomó su sierra y trató de encenderla pero está no reaccionaba. Su cara se llenó de preocupación.
“Qué pasa?” le pregunté deprisa.
“Esta cosa no prende…creo que me quedé sin gasolina” me dijo entre dientes.
“Eso no es bueno…” le dije aún más preocupada.
“Pero…tú tienes tu ballesta” me dijo tratando de relajarse.
“Ya no tengo flechas…usé la última para abrir el candado” le dije con miedo en mi voz.
“Demonios…” Aldo sintió una verdadera preocupación.

Ellos se seguían acercándose, prácticamente nos saboreaban, todo estaba a punto de terminar para nosotros. Sin embargo, en ese preciso instante algo destrozó la puerta, escuché un fuerte rugido de un motor, vi como la luz penetró el cuarto completamente. Pude distinguir la identidad del objeto que la destrozo. Una Harley negra que atropelló a varios zombies al entrar. Pude ver como una persona se bajó, no pude ver su cara pues traía un casco pero empezó a dispararle a todos los muertos presentes dándoles justo en el blanco. Me tenía tan sorprendida su habilidad.

En aquellos momentos desapareció por un momento mi miedo, en medio de aquella oscuridad alguien había llegado a salvarnos…notó nuestra presencia y se quitó su casco. La sorpresa me invadió aún más…Me sentí incapaz de pronunciar su nombre, pero a aquel hombre le debíamos nuestras vidas…

Continuará…

domingo, 1 de agosto de 2010

Capítulo 12

SURVIVOR
When The WORLD COMES TO AN End...Only The Strongest Will Survive!

Part 12 “footprints on blood”

Cuando todo comience…no habrá fin alguno a esto. El mundo como lo conocemos dejará de existir y tan sólo quedará aquel viejo recuerdo de las vidas que todos llegaron a tener…Sí, es algo cruel, pero mi vida depende más allá de esto…

Se oían pasos, pasos frecuentes y con algo de prisa. El reloj de la pared marcaba cuarto para la 1 de la mañana. Aquellos pasos continuaban y junto con ellos los susurros. Era la voz de un hombre la que susurraba aquellas palabras incomprensibles. Continuaba pasando frente a una mesa de laboratorio, cada cierto de tiempo se detenía momentáneamente, pensaba un segundo y continuaba su caminar interminable. El café en la taza roja que estaba en la mesa ya estaba frío, había una inmensa cantidad de papeles con notas, matraces con diferentes sustancias de variedad de color. Un pizarrón blanco lleno de ecuaciones y teorías bioquímicas y orgánicas. Aquel hombre continuaba su rutina sin fin, incapaz de llegar a la conclusión que tanto añoraba.

El teléfono sonó, sacando al hombre de su trance. Éste corrió hacia el constante timbrado y alzó el auricular. Su mirada se petrifico al instante y su voz se volvió temblorosa al responder.
“Lo sé…está tomando más tiempo del anticipado…” decía mientras sus manos temblaban.
Hubo un momento de silencio antes de que el hombre volviera a hablar.
“Necesito una semana más! Hace falta una cierta sustancia…sólo necesito un poco más de tiempo!” Aquel hombre seguía repitiendo una y otra vez.
Finalmente colgó el teléfono y se sentó en una silla negra de escritorio. Suspiró mientras observaba sus notas una y otra vez.
“Demonios…sólo conseguí dos días más” dijo con pocos ánimos.
El hombre tomó una pluma y comenzó a escribir arduamente en una de las hojas.

Aquel sujeto se quedó dormido sobre su trabajo. A la mañana siguiente sonó un despertador a las 7 de la mañana en punto. Se sintió algo desubicado al despertar debido a la falta de sueño, sin embargo pronto se formó una sonrisa algo tétrica en sus labios.
“Lo logré…en verdad lo logré…aquella sustancia…aquel virus…todo encaja a la perfección!” comenzó a decir mientras su voz se tornaba más fuerte y su risa más diabólica.

Pronto se levantó y comenzó los preparativos. Encendió un plato caliente mientras preparaba unos cultivos y mientras corrió hacia un pequeño refrigerador de dónde retiro al menos una docena de tubos de ensaye con una sustancia color azul en ellos. La sonrisa no se borraba de su rostro. Si sus cálculos eran ciertos, acababa de crear la más letal de las armas biológicas jamás vistas por el planeta. Tan sólo le restaba probarla, y si todo era como esperaba, el día siguiente sería el último de su vida común y pronto iniciaría a vivir como siempre mereció vivir; en la gloria.
Al día siguiente aquel hombre se levantó aún con aquella sonrisa en su rostro. Todo iba tal como lo planeaba, el virus estaba listo, sólo tenía que esperar a recibir esa llamada tan esperada y podría decirle adiós a esa vida que llevaba. Aquella vida sin éxito como maestro de una universidad pública. Tomó unos exámenes en blanco que tenía sobre la mesa y se retiro de su casa. En su mente tan sólo retumbaban las palabras llenas de emoción. “Es mi último día…”

Llegó como de costumbre, ni un minuto más ni un minuto menos. Siempre a tiempo por los últimos 5 malditos años. Camino al salón de clases, tenía que ponerles un examen a sus alumnos. Su sonrisa de pronto volvió a su rostro. Tan sólo imaginar sus caras de sufrimiento cuando vieran la dificultad de aquel examen. Ese pensamiento había animado aquel momento para él. No se consideraba sádico, más bien se consideraba un visionario que consideraba que en el mundo solo merecían vivir aquellos capaces de sobreponerse ante cualquier adversidad de la vida. En pocas palabras, sólo los más fuertes merecían vivir en su nuevo mundo.

Tomó asiento en una silla detrás de un viejo escritorio de madera después de haber entregado aquellos fatídicos exámenes. Efectivamente, el placer que obtenía al verlos incapaces de resolver su examen no tenía precio. Sin embargo, pronto uno de sus alumnos se levantó y se dirigió hacia él. Una duda quizá? Pensó para sí mismo un momento. Aquel estudiante se detuvo frente a él por un momento.
“Aquí está…” dijo aquel alumno con una ligera sonrisa en sus labios.
El hombre no podía creer lo que veía frente a sus ojos, se suponía que aquel examen debía de ser una tortura. Y aquel personaje lo había resuelto en tan sólo 2 horas.
Decidió no darle mayor importancia mientras le indicaba al resto de la clase que sólo quedaban 5 minutos más.

Aquel hombre nuevamente tomó camino lejos de aquella aula. Tenía pensado irse directo a su cubículo a matar el tiempo hasta que ya sea que le llegará esa tan anhelada llamada o fuera hora de su laboratorio. La que ocurriera primero. Sin embargo mientras caminaba alguien decidió interrumpir su plan. Alguien a la cual no podía simplemente ignorar como si fuera un alumno.
“Profesor Isidro!” lo llamaba una mujer de cabello corto teñido de color rubio rojizo.
No tuvo opción más que detenerse y escuchar lo que aquella mujer tenía que decirle. No tenía opción pues aquella mujer era la directora de la facultad.
“Qué ocurre maestra Magali?” trató de decir en su voz más gentil que podía procesar en aquel momento.
“Tan sólo quería saber cómo iba aquel proyecto que se le asigno?” le preguntó algo seria.
“Bien, está tomando más tiempo del esperado…pero espero tener resultaos pronto” le respondió el hombre en su voz más confiable.
“De acuerdo” dijo la mujer mientras se daba la vuelta. “Sabe lo importante que es este proyecto para la escuela profesor?”
“Descuide…pronto tendré resultados favorables” le respondió cínicamente.
La directora, satisfecha con la respuesta se retiro dejando al maestro continuar con la actividad que tenía en mente.

Isidro simplemente no pudo evitar sonreír. La escuela pasaba por aprietos económicos, de eso no había duda, sin embargo eran cuestionables los lugares donde la directora recurría a pedir ingresos de empresas independientes o el gobierno mismo. Era cierto que en esta facultad yacían muchas de las mentes brillantes del nuevo siglo, sin embargo nunca imaginó que recurriría a “usarlos” para conseguir aquellos fondos que tanto añoraba.

Un simple proyecto de parte del ejército de los estados unidos. Algo así seguramente impulsaría la economía de la facultad llevándonos a una nueva era. Sí, eso llegó a pensar la directora cuando accedió a llevar a cabo una investigación para una nueva arma biológica para los Estados Unidos. En aquellos momentos llegó a sonarle tan viable la idea.

Sin embargo, su primer error fue haber puesto a aquel hombre a cargo de dicha investigación. La directora confiaba plenamente en él, pero él tenía otras ideas para sí mismo. El ejército le ofreció a él otro trato, simplemente tenía que deshacerse de la facultad de química antes de entregar el producto final, después su vida estaría llena de riquezas y un hogar en aquel país del norte. Tan sólo una llamada lo separaba del paraíso inminente.

El profesor llegó a su cubículo y tomó asiento en su silla de escritorio. Tan sólo habían pasado unos 15 minutos cuando el teléfono sonó repentinamente. El contestó, con su sonrisa amplia.
“Sí, ya está listo…todo va de acuerdo al plan” dijo con mucho orgullo.
“Ya veo…supongo que podría ser una situación viable para ambos” continuo diciendo. “Perfecto, entonces esperaré el helicóptero a las 8 de la noche” y con eso colgó el teléfono, satisfecho de su conversación.

Había ocurrido un ligero cambio de planes, era necesario que probara el producto con humanos antes de entregárselo a la milicia norteamericana. También necesitaba desaparecer a la facultad de química antes de poder tener su huída triunfante. Aquel experimento resultaba parecer algo peligroso, sin embargo, qué mejor forma de probar el virus que con estudiantes que de todos modos desaparecerían, infectados o no.

Tomó camino nuevamente, tenía que hacer que todo pareciera accidental para que no pudiera haber culpa alguna contra él. Llegó a la explanada e ideó su plan. Pudo ver como un joven estudiante alto de cabellos rizados caminaba hacia él.
“Profesor!” se acercó el joven a él.
“Buenas tardes Lupillo” le respondió algo alegre mientras disimuladamente colocaba un pequeño tubo de ensaye llenó de sustancia azul en su tina de material.
“Entonces lo veo en un rato…” el chico tomó camino a los laboratorios.
El profesor Isidro sonrío. Lupillo era conocido por ser algo torpe cuando se trataba de material de laboratorio. Y efectivamente se escuchó como aquel chico tropezó y el material se destrozó frente al edificio dos.

Continuo caminando rumbo a la dirección. Sabía que los químicos farmacobiólogos tenían junta en el auditorio con su coordinadora. Él detestaba a aquellos QFB´s, tener que darles clases era algo que no le agradaba en lo absoluto. En ese momento decidió que un QFB menos sería ganancia. De modo que se asomó al auditorio. La maestra hablaba sin césar. Colocó un tubo con cuidado en el suelo y lo destrozó en el momento antes de escapar de aquel lugar rápidamente.

Ahora todo era cuestión de tiempo. Pronto escuchó un gran choque de carros seguido de gritos llenos de desesperación. En verdad el virus se transmitía más rápido de lo que pudo predecir. Aquella sonrisa volvió a parecer en su rostro mientras se alejaba del caos a su alrededor.

En este nuevo mundo…nadie podrá sobrevivir, tarde o temprano todos serán presas de la angustia y la desesperación…Pronto todos serán nada más cenizas…Esto va más allá de lo que nadie pudo imaginarse…y yo soy el creador de esta destrucción…soy…el nuevo rey de este mundo…

Continuará…

2da Temporada de Survivor


Bueno la verdad es un gusto informarles que hoy inicia la segunda temporada de survivor, en vista de que ha tenido un éxito inesperado...lo sé...lo que es el ocio de verano. Espero que la disfruten, esta temporada viene con muchos giros inesperados, personajes nuevos y más zombies.


PD. El capitulo 12 es un poco corto ya que es un episodio xtra fuera de la trama original, a partir del 13 inicia la continuación del 11. Disfruten! Y Dejen comentarios!