Survivor

Una epidemia extraña a comenzado a infectar al mundo entero, algunos resultan inmunes a dicha enfermedad...pero los demás terminan convirtiéndose en zombies...cuando el mundo llega a su fin...sólo los más fuertes sobrevivirán

sábado, 31 de diciembre de 2011

Capítulo 31

SURVIVOR
When The WORLD COMES TO AN End...Only The Strongest Will Survive!

Part 31 “The Cost of Redemption”

El pasado no se puede cambiar y el futuro es tan sólo una ilusión…todo lo que nos queda es el presente…Pero si el presente esta todo pero bien? Redimir un corazón es imposible, recuperar el presente también?

Vi a Jess directo a los ojos, sentí todo su dolor y su enojo también, pero seamos realistas, ella no tenía la más mínima oportunidad contra mí. Quizá sus motivos eran más fuertes pero ni así lograría vencerme, al menos no sola.
“Por qué lo hiciste Omar? Por qué jugaste con los recuerdos de Laura?” ella finalmente me habló.
“Por la única razón por la que lo haría, para buscar venganza” tenía que sonar imponente ante ella.
Por lo visto aquel comentario había logrado el efecto que buscaba, su enojo estaba más allá de lo que jamás había visto. Ella tomó su rifle de su espalda y lo alzó con fuerza, ella no pensaba dejarme vivir.
“Piensas matarme con eso?” la vi incrédulo.
“Jamás debiste meterte conmigo…” sus ojos mostraban un gran odio hacia mí.
“Sólo inténtalo…” le sonreí con cierta hipocresía.

Pancho caminaba con su hacha en alto mientras destruía los zombies que lo atacaban; poco sorprendido de no haberse topado con algún adefesio creado por Isidro.
“Esto es demasiado sencillo…” dijo con cierta ansiedad.
“Preferirías un reto mayor?” escuchó una voz decir tras de él.
Pancho giró violentamente encontrándose cara a cara con Tovar.
“Tovar…sigues vivo” Pancho dijo sin mucha emoción.
“Exacto, pero ahora tengo la fuerza suficiente para eliminarlos…recuerdas la mutación de Harry? Yo la he mejorado…” dijo con orgullo.
Aquel no era el Tovar que recordaba, éste ya no tenía humanidad, su brazo había aumentado de tamaño, su rostro se había deformado y su cuerpo ahora estaba cubierto de escamas.
“En verdad agradeces lo que te hizo Isidro? Haz dejado de ser humano!” Pancho le dijo con cierta sorpresa y lástima a la vez.
“Claro que se lo agradezco…en el nuevo mundo que creará Isidro, ser humano es una debilidad, él no sólo me salvo la vida, me convirtió en un ser superior a los demás…” Tovar defendía con orgullo su situación.
“Me enferma…lo que Isidro ha hecho” Pancho dijo en voz baja.
“Ustedes no tienen la menor oportunidad contra nosotros…nosotros, somos el futuro!” Tovar alzó su mano y atacó a Pancho, éste sólo pudo esquivar el golpe sin embargo Tovar había logrado rasgar la playera de Pancho.
“Eso estuvo cerca…” Pancho se sintió aliviado.
Tovar soltó una carcajada, “Mis garras tienen un veneno poderoso…un solo rasguño y tú vida terminará”.
Pancho se preocupó, tomó su hacha y lo miró con detenimiento. “Entonces tendré que acabar contigo antes de que me mates”.
Tovar sonrió. “Eso parece una apuesta”.

Laura mientras tanto corría por la facultad hacia la fuente de rectoría, sus pasos trataban de ser lo más largos posibles para recorrer mayor distancia en poco tiempo, tenía que ayudar a terminar con la tiranía de Isidro. Mientras subía los escalones pudo ver una figura a lo lejos, no podía distinguir quién era, su paso se fue lentificando hasta llegar a un alto total. Su respiración agitada, las gotas de sudor recorriendo su frente y un hombre dándole la espalda. Su corazón dio un brinco.
“Julio?” dijo en voz baja.
El hombre frente a ella se percató de su presencia girando lentamente. Sus fríos ojos la miraron fijamente por unos instantes.
“Julio…” ella volvió a decir “Creí que habías muerto…”
Una pequeña sonrisa se formó en el rostro intangible de Julio. “Al igual que tú…Isidro me salvó”.
Laura se confundió. “Él te salvó?”
“Tan ingenua y tonta como siempre…” su voz sonó algo desesperada.
“Entonces…tú…tú eres un experimento de Isidro?” ella pregunto cautelosa.
“Te equivocas” su voz se tornó seria. “Soy la persona que acabará con tú vida” él levantó su rifle y disparó.
Laura sólo logró tratar de esquivar, sin embargo la bala la golpeó en su hombro.
“Julio!” ella le grito sosteniendo su hombro lastimado.
“En verdad crees que algún día me preocuparía por salvarte?” Julio le dijo con desprecio mientras continuaba disparándole.
Laura se alzó como pudo y se alejo de Julio tomando refugio detrás de un árbol. “No…esto está mal…” ella arrancó la manga de su brazo lastimado y se vendó su hombro.
Escuchó como los tiros cesaron por un momento.
Laura se mantuvo firme contra el árbol, escuchando el silencio, creyendo estar a salvo por un instante, de pronto se escuchó un tiro que rozó su mejilla.
“Aquí cavarás tú tumba…” la voz de Julio sonaba más fría que como ella lo recordaba.
Laura estaba paralizada contra el árbol mientras un hilo de sangre recorría su mejilla.

Josué estaba lanzando granadas a los zombies que se le acercaban en el estacionamiento de la facultad de química, se sentía seguro a pesar de encontrarse sólo, él nunca tuvo problemas con eso de trabajar por su cuenta. Lanzó una última granada y se sintió realizado al no ver ningún zombie a su alrededor. Él levantó sus cosas y se preparo para continuar su camino cuando de pronto sintió un tirón en su cuello y pudo tentar un delgado alambre firmemente colocado contra su garganta impidiéndole respirar.
“Hasta aquí llegaste Josué…” una voz familiar resonó en su oído.
Con esfuerzos Josué trató de hablar. “Zarco…eres todo un asesino…no pude ni siquiera darme cuenta de tu presencia…” dijo entre tosidos.
Zarco sólo pudo reírse. “Me encargaré de ustedes…uno por uno…”
La mano de Josué trato de acercarse a su cinturón sin que Zarco se percatará. “En verdad…crees poder…somos muchos…” le dijo con el poco aliento que le quedaba.
“Destruí su base en la peña de Bernal, maté a muchos de mis aliados…esto se llama supervivencia, y la mía es superior a la tuya!” Zarco se preparó para terminar de ahorcar a Josué sin darse cuenta que de un movimiento veloz éste logro liberarse cortando con una navaja el cordón de alambre que lo inmovilizaba. “Cómo demonios…” Zarco parecía sorprendido.
“Lo siento Zarco…No pienso caer sin una pelea” Josué lo miró desafiantemente.
“Como quieras…” Zarco lo miró con desprecio.
Josué tomó un fierro largo que se hallaba junto a su mochila llena de granadas y explosivos y la alzó frente a Zarco. “Sólo uno de nosotros saldrá vivo de aquí…” dijo con una seriedad nunca antes vista en él.

Harry iba corriendo por las orillas de la facultad, estaba siendo acorralado por una horda e zombies guiados por un zombie con una risa particularmente conocida, Genesis.
“Demonios…tengo que encontrar a Isidro” dijo con la respiración agitada. Harry dio un alto y giró para ver de frente a sus persecutores. Trató de forjar una pequeña sonrisa llena de nervios y valor a la vez. Tomó con firmeza sus machetes de su espalda y tomó un último aliento.
“Primero acabaré con ustedes…después seguirá Isidro” dijo con fiereza mientras se lanzaba corriendo contra los zombies y Genesis.
Con movimientos sutiles pero mortales fue cortando los miembros de los zombies, piernas, brazos y por último partía en dos sus cráneos con un golpe mortal de su arma. Finalmente quedaba sólo Genésis frente a un Harry cansado y cubierto de sangre ajena.
“Tú eres su líder…” Harry trataba de recuperar su aliento mientras colocaba sus machetes, que goteaban de sangre enemiga, en una posición para ataque.
El zombie de Genésis sólo lo miraba con la mirada pérdida, sin embargo levanto su cara y lo único que hizo fue lanzar un grito ensordecedor entre llamado de guerra y risa diabólica antes de lanzarse en contra de Harry.
Harry tomó vuelo contra la mujer zombie, trató de colocar un golpe certero en el cuello pero aquella versión zombie de Genésis era demasiado rápida y lograba detener sus machetes con las uñas reforzadas que tenía. No cabía duda de que ella era también uno de los miles de experimentos de Isidro. Pronto sintió como sus machetes salieron volando de su alcance tras un zarpazo de las uñas metalizadas del zombie. Harry permaneció inmóvil mientras el zombie se acercaba con sus uñas en alto apuntando hacia el corazón del pequeño humano.
Las gotas de sudor caían por la frente de Harry mientras su mente corría a mil tratando de averiguar un modo para derrotar a aquella mujer demoniaca. A tan sólo centímetros de su pecho, él se soltó la venda del brazo, era su única opción si quería vivir para una batalla más, aquel brazo mutante hizo su aparición. De un sutil movimiento el brazo se encajo en el abdomen del zombie, tomándola por sorpresa, con otro sutil movimiento lo retiro, dio un giro alejándose del alcance de sus uñas y con otro movimiento al cuello, la cabeza del zombie rodó por los suelos y su cuerpo cayó al suelo.
Harry estaba de pie a un lado de los restos de aquella mujer, recuperando su aliento mientras envolvía nuevamente su brazo con aquella venda inmunda, lo único que resguardaba su parte mutante, su parte infectada por el virus. Recogió sus machetes y continuo su camino, aquel con el que él quería pelear estaba aun lejos de su alcance.

Jess sostenía su rifle en alto, lo acaba de cargar con suficientes balas para acabar con el desgraciado frente a ella. Omar simplemente observaba a la mujer con su mirada decidida a acabar con su vida.
Omar, soltó una carcajada, “En verdad quiero ver como pretendes acabar conmigo con ese rifle”
Jess no respondió nada, se mantuvo serena con una seriedad que jamás había visto Omar en ella. Ella alzó el rifle y comenzó a disparar. Omar se sorprendió pero esquivó la bala con facilidad. “Se te olvida que no soy el mismo que conociste, quizá mis cambios no son notables físicamente, pero te aseguro que ese virus usado en las dosis correctas puede lograr maravillas…sólo ve a Laura, ella mato a Asahel, a Mile y a de los Cobos con una facilidad impresionante…” le dijo tratando de hacer enojar a Jess.
“Dejaste que experimentará en ella!” Jess recupero la mirada furibunda del inicio.
“Simplemente la volvió útil…pensé que sería divertido que ella los matará a todos ustedes, lo que nunca pensé fue que lograrían ponerla en mi contra” la voz de Omar se tornó seria.
“Después de Tequisquiapan, no creí que pudieras caer más bajo…me equivoqué!” Jess tomó vuelo hacia Omar y continuo disparando. Omar parecía sorprendido, cada vez le era más difícil esquivar las balas. Jess estuvo lo suficientemente cerca de él como para poder darle una patada a la coyuntura de la rodilla logrando que Omar perdiera el equilibrio momentáneamente, sin embargo antes de que pudiera darle un certero golpe a la cabeza éste logro tomar su muñeca inmovilizándola contra él.
“Eso es todo lo que puedes hacer Jess…” le dijo al oído.
Jess no podía moverse, la mano que sostenía su rifle estaba igualmente inmovilizada, ella estaba a merced de Omar.
Omar alejo uno de los rizos de Jess y lo colocó detrás de su oreja acercándose demasiado a ella. “En verdad es una lástima…tenía planes para nosotros” le dijo con cierta singularidad.
Jess cerró los ojos tratando de bloquear las palabras que Omar le susurraba. Omar no podía más que sentirse realizado al tenerla finalmente bajo su poder. Jess tomó un último respiro y abrió sus ojos de golpe; una patada a la entrepierna logró desconcentrar a Omar lo suficiente para que los papeles se intercambiarán, con otro certero golpe al estómago con la base del rifle y girándolo para apuntar su cabeza. El brazo izquierdo de Omar estaba inmovilizado y Jess se había colocado frente a él, de modo que Omar no pudiese moverse y tuviese la pistola apuntando justo debajo de la quijada directo a su cerebro.
“Qué decías Omar?” le preguntó con ironía Jess.
“Eres una maldita desgraciada…” Omar le dijo con odio entre dientes. “No tienes las agallas de dispararme”
Jess soltó una carcajada repleta de ironía. “No me retes” Tiró del gatillo y se escuchó una explosión vacía. Jess se sorprendió ante el sonido, su rifle no tenía balas.
Omar había cerrado sus ojos y al darse cuenta que seguía vivo se aprovechó de la situación puesto que Jess seguía confundida por su arma sin municiones. Con otro sencillo movimiento se libero del agarre de Jess y convirtió el rifle en su arma al apoyarlo con ambas manos contra el cuello de Jess impidiendo que ella pudiera respirar y se hallará nuevamente bajo el poder de Omar.

La vida de Vilchis colgaba de un hilo, por una parte luchaba por evitar morir ahogado y por otra evitaba ser el almuerzo de la coordinadora de QFB. Pataleaba y pataleaba en aquella pequeña fuente en frente de la dirección, con ambas manos sujetando el grueso cuello de aquella horrible mujer que lo tenía contra el fondo de la fuente. Entre respiros lograba sacar su cabeza momentáneamente para recibir un poco de oxígeno en sus pulmones ya forzados, no sabía cuánto tiempo aguantaría así. Entre tantas acciones aún trataba de pensar en un modo de acabar con esa repugnante mujer que lo único que lograba era causarle nauseas al recordar como masacro a sus compañeros. En un momento de lucidez, él recordó que tenía una granada en su cinturón, bendito sea Josué que le había regalado una antes de irse a batalla, como bien decía “nunca sabes cuándo te será útil una granada”, palabras sabias. La cuestión era que si liberaba sus manos del cuello grotesco que sostenía para tomar la granada, seguramente la mujer se iría contra su yugular y se acabaría el juego para él. Pero tampoco sabía cuánto tiempo podría soportar en el estado en el que se hallaba. Aquella decisión podría costarle la vida, y morir a manos de aquella mujer era la peor muerte que podría imaginarse. Cerró sus ojos por un momento, tantos recuerdos fluyeron su mente en aquel momento, quizá no sería una muerte dolorosa, pensó por un momento, tal vez él perdería el conocimiento antes de que se lo empezarán a comer miembro por miembro. Al final tomó una decisión, no sabía si funcionaría pero valdría la pena intentarlo, como su amigo Harry le hubiera dicho en esos momentos “Preferible morir siendo un héroe que morir siendo un cobarde”. Una pequeña sonrisa se esbozó en su rostro húmedo y ligeramente pálido. En ese instante soltó sus manos del cuello de aquella monstruosa mujer y con un movimiento rápido logro alzar ambas piernas contra el tórax enorme mientras su cabeza se hundía bajo el agua de la fuente, sus manos alcanzaron su cinturón mientras lo tentaban en busca de la granada milagrosa. Burbujas comenzaron a brotar en la superficie de la fuente mientras las piernas de Vilchis aún sostenían a la mujer alejándola de él, sólo las enormes manos del monstruo tentaban el agua pero sin poder alcanzar a Vilchis. Finalmente, antes de que se le acabará el aire de sus pulmones, Vilchis realizó un último esfuerzo, con todas sus fuerzas logró levantar ligeramente a la enorme mujer, un movimiento sutil pero efectivo para lograr que perdiera el equilibro y cayera de lado, brindándole a Vilchis la oportunidad de levantarse de la fuente victorioso con la granada y tomando una gran bocanada de aire. Sin perder el tiempo se lanzó contra la mujer quien estaba levantándose con dificultad, colocó la granada sin seguro dentro de la boca sangrienta de la coordinadora y se apoyo en su enorme barriga para lograr dar un saltó que lo alejará de la explosión inminente. Vilchis cayó dando una marometa escondiéndose detrás de una banca de piedra antes de oír la ensordecedora explosión y ver como pedazos de la coordinadora volaban esparciéndose por todo el lugar.

Iraís sentía el fuerte agarre en su cuello, aquel monstruo parecía tener la fuerza de dos personas, y ella había dejado caer su katana. Con los pies lejos del suelo lo único que pensó hacer en ese momento fue patear en espera de golpear al zombie lo suficiente como para que la soltará. Logró darle un golpe en el abdomen, sintió el agarre desaparecer. Ella cayó al suelo azotando con fuerza. Rápidamente trato de levantarse pero algo le había agarrado los pies. A unos metros de la ventana y sintió como comenzaba a retroceder. Trató de patalear pero sus pies estaban firmemente agarrados. Ella tomó vuelo y golpeó al zombie en la cara, éste volvió a soltarla. Ella corrió hacia la ventana dando un brincó hacia el salón. Cayó de golpe lastimando su hombro izquierdo. Rápidamente ubicó la katana y la sostuvo con fuerza con su brazo bueno. Pronto el zombie se había adentrado tras ella. Ella lo miró con desprecio con la katana en alto. El zombie tomó vuelo hacia ella nuevamente, ella sostuvo la katana y se lanzó contra él logrando partirlo a la mitad. Ambas mitades cayeron por lados separados. Una nausea embargo a Iraís mientras se quitaba el sudor de la frente. Se las había visto cerca, pero sobrevivió.

Sharon estaba atrapada entre el asfalto y el rifle que sostenía Abraham, él era un zombie pero por lo visto mantenía cierto grado de su inteligencia puesto que nunca había visto un zombie que tuviera un arma de fuego. Sintió como las lagrimas se formaron en sus ojos cayendo como pequeños hilos por sus mejillas. El zombie frente a ella se percató de esto, alejándose momentáneamente. Parecía como si recordará a la mujer frente a él.
“Abraham! Soy yo! Sharon!” ella le suplicaba, “Sé que me recuerdas…”
El zombie titubeo, la voz resonaba en lo que quedaba de su cerebro. Sharon logró levantarse y tomar posición defensiva contra Abraham.
El zombie la miró con confusión, pero el deseo carnal de alimentarse lo dominó y aquel pequeño rastro de humanidad desapareció.
El rifle la volvió a apuntar y continuo disparando, Sharon corrió, su arma estaba lejos pero recordó tener una pequeña arma de mano en su bota. Sabía que la situación no sería fácil, él no perdería fácilmente y ella no podía dejarlo continuar matando. Ella cerró sus ojos, había tomado una decisión, ella lo salvaría, aunque fuera lo último que hiciera, ella lo sacaría del infierno por el que estaba pasando, por su amigo. Dio la media vuelta y alcanzo su arma de su bota y corrió hacia Abraham, esquivó algunas balas, otras rozaron su brazo y su pierna, pero a pesar del dolor ella continuo, finalmente forcejeo con él pero ninguno de los dos pensaba ceder, ambos cayeron al suelo y se levantaron con rapidez. Sharon con su arma contra la frente de Abraham y éste con su rifle contra el estómago de Sharon. Ambos estuvieron inmóviles por unos segundos.
“Ninguno de los dos ganará esta batalla…” Ella dijo en voz baja. “Descansa en paz Abraham…”
Se escucharon dos tiros al unísono. Ambos cayeron al suelo derramando sangre. Sharon sostuvo su herida en el abdomen mientras veía el cielo y lentamente cerró sus ojos.

Jess estaba perdiendo la batalla contra Omar, él la tenía nuevamente inmovilizada con su propia arma. Entre tosidos sentía como lentamente estaba perdiendo el conocimiento, sabía que cuando cerrará sus ojos, todo habría terminado para ella.
“No puedes ni podrás nunca contra mí…” Omar le decía con cierto regocijo.
“No…no me rendiré!” Jess no pensaba dejarse vencer por un maníaco. Logró acercar su mano a su cinturón tomando un cuchillo y clavándoselo en el estómago a Omar.
Omar sintió la fuerte punzada y liberó a Jess dirigiendo su atención al cuchillo enterrado y la sangre que comenzaba a manchar su playera formando una mancha rojiza cada vez mayor. Jess se alejó de él un par de metros, sintiéndose a salvo. Omar retiró el cuchillo, el cual cayó al suelo mientras el sostenía con fuerza la herida viendo de reojo a Jess con dolor y odio a la vez. Jess lo miraba sorprendida, en verdad lo había logrado, había logrado herir a Omar, pero no podía estar segura de su victoria puesto que una simple herida no lo detendría, era Omar.
Isidro observaba la escena a unos metros detrás de un árbol, “No puedo creerlo…” Él tomó su pistola de su cinturón y apuntó directo a la cabeza de Jess. “Parece que tendré que ayudarte…” Preparo la pistola y apuntó con cuidado.
Harry iba llegando corriendo cuando vio a Isidro y sus claras intenciones de asesinar a Jess.
“Jess! Cuidado!” Harry sólo pudo gritar a todo pulmón.
Tanto Jess como Omar voltearon hacia Harry y vieron a Isidro justo cuando jaló el gatillo.
“No!” Omar gritó mientras se olvidaba de su herida y corría hacia Jess.
Jess tan sólo se quedo inmóvil viendo como la bala se acercaba a ella y a su inminente final, ella simplemente cerró sus ojos.
Jess sintió su abdomen húmedo y abrió sus ojos. Ella estaba en los brazos de Omar, su agarre se aflojaba lentamente hasta que él comenzó a caer al suelo con una pequeña sonrisa en su rostro.
Jess se sorprendió, Omar se había interpuesto entre la bala y ella, ella sólo pudo tirarse de rodillas junto a él. “Omar! Por qué lo hiciste…?” una cierta confusión la invadía, en un instante estaba luchando a muerte contra él y en otro él le salva la vida.
“No podía dejarte morir…” sus labios le dijeron.
Isidro notó la falla de su plan. “Estúpido…terminaste muriendo patéticamente” dijo con enojo mientras se alejaba de aquella escena, aún tenía planes por terminar.
Harry corrió hacia Jess. “Estás bien Jess?”
Jess miró a Harry con furia y un rostro cubierto de lágrimas. “Mata al desgraciado…”
Harry la vio y simplemente afirmó con su cabeza mientras corría detrás de Isidro, cumpliría el deseo de Jess, mataría a Isidro. Una razón más para acabar con él.

Ramón se alzó como pudo, con varias cortadas y su cabeza aun punzante por aquellos golpes que Juan Ma le había colocado. Aquel ya no era su amigo, era simplemente otro monstruo modificado por Isidro, si peleaba contra él pensando que era su amigo, perdería de lo contrario tendría la oportunidad de acabar con él y la nula humanidad que tenía.
Ramón no tenía armas más que sus propios puños, los alzó mientras el zombie rojo se dejaba ir contra él Intercambiaron puñetazos azotando contra diferentes partes del almacén. Golpe tras golpe ninguno de los dos pensaba retractarse. Sin embargo era notable la superioridad en fuerza de Juan Ma con respecto a la de Ramón. Otro golpe al estómago lanzó a Ramón contra un estante cayendo junto a unos frascos de reactivos. “Ácido Sulfúrico…” leyó en voz baja mientras tomaba el frasco antes de que el zombie lo tomara del cuello de la playera y lo alzará.
“Necesito una ventaja…” dijo en voz baja mientras derramaba el ácido del frasco en los ojos del zombie. Éste lo soltó mientras caía de rodillas sosteniendo sus ojos, Ramón se alejó a gatas, había logrado quitarle un sentido, pero aún lo podía escuchar. Tras el dolor el zombie rojo comenzó a guiarse por el sonido. Ramón continuaba gateando por el almacén, procurando no hacer algún ruido que pudiera delatarlo.
A lo lejos vio un viejo fierro oxidado, una potencial arma, pensó con certeza. Mientras se acercaba golpeó un pequeño frasco que se rompió. Se detuvo en seco y notó como el monstruo giraba hacia su dirección y se dejaba ir contra él, Ramón se levantó y corrió hacia el fierro tirado. Logró tomarlo justo antes de que el monstruo lo acorralará nuevamente, con el fierro golpeó unos frascos del estante detrás de Juan Ma, derramándose estos sobre su cabeza causándole un gran ardor. Ramón tomó la oportunidad para acorralar al zombie contra la pared y encajar el fierro oxidado en la frente de lo que alguna vez fue su amigo.
El zombie dejo de moverse dejando caer sus brazos mientras la sangre corría por su frente.
Ramón lo miró unos segundos. “Hasta nunca…” dijo mientras se alejaba sosteniendo su brazo herido.

Laura seguía fría ante la idea de enfrentarse a Julio, en sus recuerdos él era alguien importante, después de todo buscó venganza cuando le dijeron que lo habían asesinado. Como deseaba en esos instantes recordar todo lo que había pasado, quizá haría más sencillo que se enfrentará a él, eso pensó en su retorcida mente. Cerró sus ojos, “Seamos realistas…ese Julio quiere matarme, no puedo darle el gusto” se dijo a si misma. Se quitó su chaleco, tomó sus pistolas y salió de su escondite. “Aquí estoy! Y no me matarás!” ella gritó mientras le disparaba a Julio.
Julio sorprendido por su repentina reacción comenzó a contra atacarla. Ella sintió como otra bala raspó su pierna y otra la orilla de su abdomen dejando trazos de sangre. Pero ella también se percató que había logrado darle a su brazo izquierdo. Tiró el cartucho vació y colocó los cartuchos nuevos con rapidez, pero antes de poder disparar nuevamente sintió como el rifle la golpeaba en la cabeza lanzándola contra el suelo. Pudo escuchar como algo caía de su bolsillo. Ella abrió sus ojos, su cabeza retumbaba, vio cerca de ella aquel objeto que se había salido de su bolsillo en la caída, el dije de cruz que Pancho le había dado. Ella se levantó con cuidado, sus cabellos cayendo a la orilla de su rostro, tomó el dije y lo sostuvo en sus manos. Sintió una especie de deja vú, como si aquel objeto guardará sus recuerdos, sin embargo todo parecía borroso aún. Se alzó confundida, tan distraída por el momento que no notó a Julio acercarse por detrás y golpearla nuevamente, ahora en el costado de su abdomen. Del golpe soltó el dije nuevamente, el cual cayó a varios metros de ella. Justo antes de que Julio volviera a golpearla, ella logró tirarlo al suelo con una patada a sus tobillos. Julio azotó en el suelo y su rifle cayó lejos de él. Laura se colocó sobre él con esperanza de inmovilizarlo, tomó su pistola y apuntaba directamente a su frente. Se detuvo por un momento. “No puedes matarme…lo sabes…” Julio esbozó una sonrisa.
Laura se quedó paralizada en el momento. Fue como si aquel momento ya lo hubiese vivido. Sintió como los recuerdos comenzaban a fluir en su mente.
“Tú…me salvaste?”
“Eres una de nosotros después de todo”
“Demonios…me quedé sin municiones…sólo tengo una bala”
“Voy a convertirme en uno de ellos…”
“No…no digas eso, ya verás que regresaremos y Harry y Aldo terminarán la cura y te salvaras…”
“No te engañes…”
“No…me arrepiento de haberte dicho eso…perdón”
“Quiero pedirte un favor… Cuando muera…saca rápidamente una muestra de sangre…y cuando me convierta en uno de ellos…mátame”
Los ojos de Laura seguían perdidos, los recuerdos habían vuelto. Finalmente pestañeó, regresando a la realidad.
“Lo recuerdo todo…yo mate a Julio, él me lo pidió!” su voz sonaba sorprendida.
Julio la veía con seriedad.
“Tú no eres Julio…yo maté a Julio, le di un disparó en la cabeza, estaba infectado…tú no eres Julio!” dijo con fuerza mientras colocaba firmemente la pistola contra la cabeza de Julio. “Tú no eres Julio!” se escuchó el disparo.
Aquella persona que yacía bajo Laura comenzó a deshacerse dejando atrás tan sólo una mancha rojiza en el suelo. “Era un monstruo…” Laura vio el suelo.
Ella se alzó y camino hacia donde estaba tirado el dije y lo tomó mirándolo en la palma de su mano. “Los recuerdo a todos…Jess, Iraís, Harry, Aldo, Ramón, Josué, Vilchis…y Pancho…Pancho!” en ese momento se puso el dije y salió corriendo en búsqueda de Pancho.

Jess estaba de rodillas a un lado del moribundo Omar. La bala había atravesado uno de sus pulmones y la herida en su abdomen seguía sangrando. Jess no podía dejar de llorar, a pesar de todo aún sentía algo por él, a pesar de todo lo malo que hizo, ella no quería verlo morir así.
“Jess…” le dije con suavidad.
“Omar…no te esfuerces…” ella tomó mi mano.
“Quiero que sepas la verdad…tuve que engañar a Laura, si no lo hacía…Isidro la hubiera matado, pero al cambiar sus recuerdos…Isidro acepto dejarla vivir” le dije. “Acepto que al principio todo lo hice con deseos de venganza…que peor que ella misma fuera la que los asesinará…pero cuando la encontré, pude eliminarla, pero no quise…” le dije con honestidad.
“Por qué…por qué te volviste malvado?” ella me preguntó débilmente.
“Jess…no soy el Omar que conociste, ese Omar murió…cambie…mi corazón se lleno de deseos vengativos y maldad…esa es la verdad…” le dije con tristeza.
“Pero me salvaste! No eres tan malo como dices ser…” ella reacciono ante mi respuesta.
“A pesar de todo…no quería verte morir, espero puedas perdonarme por todo lo que te hice” le dije con arrepentimiento.
Jess me miró con tristeza.

Una simple acción puede costarte la vida…o puede brindarte gloria. La redención puede ser un conjunto de las dos? Mientras sentía como con cada aliento mi vida se escapaba…también sentí como me liberaba de aquellas cadenas que el fin del mundo me había puesto…
Continuará…

1 comentario:

  1. penúltimo episodio!!! wiii!!! espero les guste...y espero tener el gran final a más tardar mañana!!! :D

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