Survivor

Una epidemia extraña a comenzado a infectar al mundo entero, algunos resultan inmunes a dicha enfermedad...pero los demás terminan convirtiéndose en zombies...cuando el mundo llega a su fin...sólo los más fuertes sobrevivirán

viernes, 30 de julio de 2010

Capítulo 11

SURVIVOR
When The WORLD COMES TO AN End...Only The Strongest Will Survive!

Part 11 “The hero with no name”

Promesas…una simple palabra con miles de significados; pueden durar para siempre, pero una vez que se rompen, nunca volverán a ser lo que una vez fueron…Una promesa, es todo lo que puedo ofrecer en este nuevo mundo…pero proteger ese significado que tienen…eso aún no estoy seguro de poderlo hacer…

Estaba sentado en el rincón del cuarto viendo el techo pensativo mientras me fumaba uno de mis cigarros. Ya había pasado una semana desde la muerte de Julio, sin embargo, a pesar de la poca amistad que llevaba con la mayoría, aún así se sentía un vacio en el grupo. Ese día yo le prometí a Jess que jamás dejaría que uno de nosotros muriera, aunque no estaba seguro de cómo cumplir aquella promesa. Suspiré. Aldo seguí profundamente dormido en el otro rincón del cuarto. Era de suponerse, mire mi reloj y vi que eran las 3 de la mañana. No había podido conciliar el sueño esta última semana.

Toda la semana habíamos estado trabajando en el antivirus, pero siempre que parecía que teníamos la fórmula correcta, algo fallaba. Como si el mundo se opusiera a la creación de aquel antivirus. Sobrevivir había dejado de ser una opción para nosotros, era necesario tratar de terminar con aquella pandemia que cubría al mundo entero. La muerte de Julio nos enseño que nuestras vidas colgaban de un hilo, una mordida, un simple rasguño podía hacer que todo terminará para nosotros en cuestión de horas. Viéndolo de ese modo, todo era más oscuro de lo que queríamos creer.

Apague mi cigarro y tomé otro del bolsillo de mi saco. Apenas eran las 3 y media de la mañana. Una larga noche de insomnio me esperaba por delante. Volví a suspirar mientras encendía el cigarro en mis labios.

Al día siguiente bajé desde temprano y vi como Pancho y Asahel ya estaban de pie y trabajando. Esos dos, desde que Julio murió no han logrado darse el más mínimo descanso. Pancho esforzándose en tener las armas en el mejor estado posible, al igual que los vehículos y Asahel luchando por mantener la seguridad en óptimas condiciones para evitar que los muertos de afuera no entraran.

Bajé y me senté en una silla plegable y seguí fumando. Pronto vi como Aldo bajo de prisa las escaleras y volvió a encerrarse en el laboratorio que teníamos. Seguramente continuaría la investigación del antivirus. Decidí ir con él, tal vez podría ayudarle en algo. Entré al laboratorio y vi como ya estaba preparando los cultivos para las pruebas de ese día.
“Ah…eres tú Harry” me dijo sin poca emoción.
“Cómo vas?” le pregunte mientras apagaba mi cigarro.
“Apenas voy a empezar las pruebas…” me dijo en voz baja.
“Alguna idea para el antivirus?” le pregunte.
“Por el momento ninguna…ya intentamos todo y simplemente nos sigue ganando este virus” me dijo sin mucha esperanza respecto al asunto.
“Eso temía…” suspiré mientras me sentaba en un banco viejo. “Parece que nuestras opciones se están reduciendo rápidamente…”
Él me vio con cautela. “Hace falta un ingrediente…una sustancia que logre activar los componentes del antivirus para que frene al virus” me dijo con seriedad.
“Pensé que la sangre de Julio era el catalizador ideal” le dije con voz sombría.
“Yo también llegué a creer eso…pero este virus es mucho más letal que cualquier cosa vista antes en la historia de la humanidad” me dijo con algo de fatalismo en su voz.
Para entonces ya había encendido otro cigarro, estaba demasiado pensativo como para fijarme en mis propias acciones. Inconscientemente tome mi cigarro y tiré las cenizas en el frasco que tuve más cercano a mí en ese momento. Pude ver la cara horrorizada de Aldo.
“Qué haces Harry!” me grito algo histérico.
En eso volteé y vi que aquel frasco en el que había tirado mis cenizas era el matraz que contenía el antivirus que probaríamos ese día.
“Tranquilo…” le dije con calma. “Podemos hacer más, aún tenemos sangre…”
Me interrumpió rápidamente. “Te equivocas…la sangre de Julio ya se acabó…esa era la última muestra que teníamos”.
Sentí un hueco en mi estómago. La culpa comenzó a invadir mi mente. Sin embargo, antes de que pudiera decir cualquier cosa, Aldo tomó el matraz y lo analizó.
“No es posible…” dijo con algo de sorpresa.
“Qué pasó?” le pregunté rápidamente.
“Esto es increíble…parece que el catalizador que necesitábamos…” decía sin poder terminar una sola oración.
“Qué?” le dije algo impaciente.
Finalmente volteó a verme. “La nicotina en tú cigarro…está haciendo la función de catalizador en el antivirus…está frenando la propagación del virus.” Dijo con cierta alegría en su rostro.
“Quieres decir que…” dije incapaz de creer lo que acababa de decirme.
“Acabamos de sintetizar el antivirus Harry” me dijo con una gran sonrisa en su rostro.

Era incapaz de creer que aquella sustancia que creí que me mataría algún día se convertiría en aquella que nos salvaría de este apocalipsis inminente. Siempre supe que los cigarros eran buenos. Irónicamente sonreí mientras estos pensamientos cruzaban mi mente. El héroe del día, un simple cigarro.

“Y ahora qué pasará?” le pregunté con ansias a Aldo.
“Pues…no sé” me dijo incapaz de digerir la pregunta.
“No deberíamos de hacer pruebas o algo así?” le pregunte con simpleza.
“Tienes razón…sería demasiado riesgo probar esto en un humano” me dijo con seriedad.
Sonreí. “Entonces terminemos de preparar esté antivirus”.
Él me vio y sonrío de igual manera. La salvación estaba a cuestión de unas cuantas pruebas. Jamás había sentido que estábamos tan cerca de la paz como hoy. Pronto tomamos nuestros matraces y nuestros cultivos y nos preparamos para iniciar las pruebas del antivirus. Por primera vez se sentía un ambiente muy diferente en aquel laboratorio, no era desesperación era algo más como esperanza. Sí, algo así se podría decir.
Mientras tanto, en la bodega la actividad ya estaba al cien. Las chicas ya estaban de pie y trabajando. Siempre había algo que hacer en aquella vieja bodega. Podías estar arreglando algún vehículo, dando mantenimiento a alguna parte del sistema cerrado de vigilancia, a la radio o a la instalación eléctrica. En aquellos momentos, cualquier conocimiento, sea el más básico como la cocina, sería útil en esta nueva época de desesperación y desesperanza.

Laura se acercó a la mesa donde Mile y Asahel trabajan en el circuito cerrado de vigilancia.
“Oye…no necesitas que revise alguna de las cámaras de afuera?” le pregunto la chica de cabellos castaños.
Asahel se detuvo a pensar un momento. “A decir verdad…hay una cámara en el sector 8 que me ha estado dando problemas de visualización”.
“De acuerdo, la checaré ahorita…” dijo la chica antes de ser interrumpida por Asahel.
“No urge…pero si piensas ir, ten mucho cuidado” le dijo con algo de preocupación en su voz. Ella simplemente sonrió y se retiro.
“Eso no es normal…” dijo Mile de prisa.
“Por qué dices?” le preguntó Asahel con curiosidad.
“En esta última semana ha estado saliendo a arreglar cosas fuera de la bodega todos los días…” le dijo con claridad.
“Supongo que ha de estar tratando de ser lo más productiva posible” dijo con simpleza Asahel.
Mile suspiró. “En verdad eres poco observador cuando se trata de mujeres…”
“Qué quieres decir con eso?” preguntó Asahel aún más confundido.
“Sólo piensa por un momento…” dijo Mile sonriendo. “A decir verdad es más obvio de lo que crees.”
“Enserio?” dijo Asahel aún más confundido que al principio.
Mile no pudo evitar pero reírse de aquel chico tan despistado a su lado, simplemente le dio un ligero beso en su mejilla antes de continuar con su trabajo.

Laura salió de prisa de la bodega, bien armada y con una selecta bolsa con herramientas. Simplemente se preparó sin decir nada. Sin embargo, una chica de cabellos rizados largos se acercó a ella de prisa.

“A dónde vas Lau?” le pregunto Jess con curiosidad.
“Voy a checar una de las cámaras de afuera” dijo Laura sin rodeos.
“Hablas enserio? No vas a ir a…” le dijo Jess antes de ser interrumpida.
“Tranquila…te prometo que no me tardo” dijo con una simple sonrisa y se retiro.
Sin embargo, a pesar de la breve explicación, ella sabía exactamente a dónde pensaba ir Laura tras arreglar aquella cámara que no funcionaba muy bien. A pesar de todo, el tiempo no había logrado sanar aquella herida que le dejo la muerte de Julio.

Pancho e Iraís observaban aquella escena mientras revisaban el motor de la camioneta pick-up Silverado. Aquello parecía intrigar mucho a Pancho e Iraís pudo notar eso a primera vista.
“Qué pasa Pancho?” le pregunto, a pesar de lo obvio.
“A qué te refieres?” dijo tratando de evadir la primera pregunta.
“Sé que la curiosidad te está comiendo por dentro…” dijo con una sonrisa algo macabra, “Deberías ir a acompañarla”.
Pancho soltó una risa nerviosa. “No trates de negarlo” le dijo con firmeza Irais.
Pancho se sintió entre la espada y la pared por un momento. Iraís pudo observar esto y decidió darle un giro diferente al asunto.
“Podrían atacarla mientras está afuera” le dijo tratando de provocar una cierta preocupación en su rostro. Tuvo toda la razón.
“Es cierto…” dijo analizando la situación.
“Descuida, yo me encargo de esto” le dijo Iraís para aliviar su culpa por responsabilidades.
Pancho le agradeció y salió corriendo de la bodega.
Iraís sonrió. “No lo querrá admitir formalmente…pero es más obvio de lo que cree” dijo mientras continuaba trabajando en el carro.

Afuera, Laura ya había revisado la cámara y se hallaba hincada frente a una pequeña cruz que habían colocado en la tumba de Julio, a un lado de la vieja bodega. Ella simplemente estaba ahí, con una pequeña flor de la temporada que había encontrado en sus manos y su mirada fija en la cruz con el nombre de él grabado con una piedra en la madera. Los recuerdos comenzaron a inundar su mente.
“Laura…?” una voz detrás de ella la hizo salir del trance.
Ella volteó rápidamente y se encontró con una figura masculina. “Pancho…qué haces aquí?” le preguntó rápidamente.
“Eso lo debería preguntar yo no crees?” le dijo con una voz seria.
“Tan solo…tan solo…” Laura decía mientras trataba de pensar en una buena excusa.
“Por qué te haces esto?” le dijo interrumpiéndola.
“Por que le debo mi vida…” le respondía sin rodeos. Ella desvió su mirada a la flor en sus manos. Él la vio, entendiendo en dolor que sentía en esos momentos, y deseando poder sanar esas heridas que cargaba en su corazón.

Mientras, Aldo y yo acabamos de realizar un par de pruebas con los cultivos. Estábamos muy satisfechos con los resultados y salimos de prisa a contarles a todos la gran noticia. Nuestro temor al virus acababa ese mismo día. Pronto volveríamos a vivir en un mundo normal, terminaríamos nuestras carreras, nos casaríamos, tendríamos hijos…mi mente comenzó a divagar en un futuro teórico creado por la fantasía de la salvación.

Pronto reaccioné cuando observé como todos los presentes nos observaban fijamente, parece que hicimos más estruendo del necesario al salir del laboratorio. Finalmente Iraís preguntó. “Por qué tanto alboroto?”
Aldo tosió un poco antes de comenzar una pequeña cátedra que bien parecía llevaba días ensayando.
“Sabemos que el virus se transmitió vía aérea al principio, aquellos que no tuvieron cierta inmunidad a él, comenzaron con una gripe fuerte, continúo así hasta que en un momento clave, esas personas sufrieron un ataque pulmonar y cayeron muertas…reviviendo a los pocos minutos y transmitiendo el virus a través de una simple mordida…creímos que no había cura para esta anormalidad de la naturaleza…pero hoy por la mañana, con orgullo puedo decirles que hemos sintetizado con éxito un antivirus”.
Hubo un pequeño momento de silencio antes de que todos comenzarán a gritar llenos de alegría y esperanza.

Sin embargo, de pronto sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo en un simple segundo. Algo no estaba bien. De pronto las luces y todo lo electrónico de la bodega se apagó bruscamente. Odio tener la razón en situaciones así.

Aquellos gritos de alegría se volvieron gritos de desesperación en cuestión de segundos.
“Qué está pasando Asahel?” escuché como Mile le preguntaba algo histérica a Asahel quien tecleaba de prisa en la laptop que se estaba quedando sin energía.
“Parece que se fue la electricidad en todo el sector…esperen…en todo el estado…no…el país…” dijo con gran preocupación en su voz.
“Cómo es eso posible?” le pregunto Iraís.
“Temía que esto pasará…pero era inminente…” decía Asahel algo perturbado.
“Habla claramente!” le dijo Aldo. “Qué ocurre en el mundo?” le gritó mientras lo sostenía contra una pared.

En eso entraron Laura y Pancho corriendo a la bodega sin luz. Laura lo guiaba con su linterna. Ambos se detuvieron en seco. Pancho pronto alzó la voz.
“Qué está pasando?” dijo mientras observaba a Aldo preparado para darle un golpe a Asahel.
“Nos quedamos sin electricidad” le dijo Mile a Pancho.
“No es posible…” dijo Pancho en voz baja, “Es cierto Asahel?”
“Sí…” dijo mientras aún le temblaba la voz.
“Pero cómo es posible que…algo así…no…” dijo Laura peleando con su propia mente.
Asahel trató de recuperar su cordura. “Es posible…era cuestión de tiempo antes de que pasará”.
“Explícate Asahel…” Pancho le exigió un poco más tranquilo.
“Con el mundo en tal caos…nadie esta controlando los recursos eléctricos, de agua, de internet…nada, esto quiere decir que hemos estado viviendo gracias a las reservas de electricidad y agua potable de la ciudad, era obvio que estás no durarían para siempre…sin embargo creí que durarían un poco más…” dijo con preocupación.
“Tiene lógica…” dijo Iraís, “Sin embargo, sin recursos…qué nos puede deparar ahora?”
“Estamos en peligro” dije rápidamente, “En una situación como esta el circuito cerrado no nos sirve de nada…”
Jess pronto agregó. “Además…si empezamos a huir, también será cuestión de tiempo antes de que se acaben las reservas de gasolina” dijo algo seria.
“Esto es demasiado preocupante…” dijo Iraís con miedo en su voz.

En medio de aquella conversación nos percatamos de un ruido extraño. Demasiado tétrico a decir verdad. Estábamos sin luz, ya estaba anocheciendo y no teníamos modo de saber lo que ocurría afuera. Aquel ruido se fue volviendo cada vez más fuerte.
“Qué es eso?” preguntó Jess preocupada.
“No lo sé…iré a revisar” dije rápidamente. “Estén listos…sólo por precaución”.
Salí con cautela de aquel lugar e ilumine el camino. El cigarro se cayó de mis labios ante la visión delante de mí. Parecía que había bajado al mismísimo infierno. Tan solo faltaba Satanás caminando entre aquella horda de zombies que se acercaban de prisa hacia la bodega. Jamás había visto tantos reuniéndose en un solo lugar. Parecía que la suerte no estaría de nuestro lado esa noche.

Entré corriendo con los demás. No pude ni siquiera analizar lo que iba a decirles, simplemente lo dije, sin rodeos y sin miedo.
“Nos atacan! Son miles de ellos!” dije rápidamente.
“Cómo?” dijo Pancho sorprendido incapaz de creer lo que había visto.
“No miento…son miles, quizá más, es como si hubieran estado planeando atacarnos…es…un infierno” dije tratando de recuperar mi aliento.
“No es posible…” dijo Jess sorprendida. “Qué haremos ahora?”
“Tenemos que irnos…lejos muy lejos y lo más pronto posible” les dije de prisa.
“Bromeas? Tenemos que empacar el antivirus…todo” dijo Aldo con gran preocupación.
“Qué importa más…tú vida o simples cosas materiales?” le dije con firmeza y seriedad, él simplemente me vio incapaz de decir algo.
“Pero estamos hablando del antivirus Harry” dijo Mile intercediendo por Aldo.
“Es cierto, el antivirus es nuestra última esperanza” dijo Iraís uniéndose a su amiga.
Tan solo me mantuve pensativo por un momento. Ese momento duró poco pues los zombies ya habían penetrado la bodega, la puerta cayó y todos entraron listos para devorarnos al instante.

Todos tomamos nuestras armas y nos preparamos para luchar contra lo peor, en eso escuchamos una gran explosión, la puerta había caído sobre uno de los tanques llenos de gasolina que teníamos. Recordé mi cigarro, aquel que se me cayó en la entrada. La bodega estaba en llamas, perfecto, lo único que nos faltaba.
Pancho trató de pensar rápido y pronto comenzó a dar órdenes. “Mile, Asahel y Aldo, encárguense de guardar todo lo que nos pueda ser útil, mientras los demás pelearemos contra los zombies” dijo con gran liderazgo.
Volteó a vernos esperando una cierta confirmación. Iraís, Laura, Jess y yo se la dimos al sacar nuestras armas.

Aquello se estaba volviendo una verdadera masacre. Estábamos peleando contra una horda de zombies en medio de una bodega en llamas. Qué más podría salir mal? Detesto tener siempre la razón.

En un lado veía como Laura e Iraís estaban descuartizando zombies a la distancia mientras Pancho se encargaba de los más cercanos. Se entendía que la idea no era ganar esa batalla, simplemente estábamos ganando tiempo para escapar. Por el otro lado vi como Jess se estaba encargando a la perfección de otros que se acercaban, destruyendo sus cabezas al instante con su bat. No podía quedarme atrás, corría y cortaba cabezas, mi especialidad.

El tiempo corría y las cosas no parecían mejorar, aquellos zombies no dejaban de entrar y nuestras energías estaban acabándose, fue entonces que escuché algo preocupante, un grito tan familiar que sentí otro escalofrío recorrer mi cuerpo entero. Jess, fue lo único que cruzó mi mente en ese instante. Giré mi cuerpo con rapidez temeroso a lo que vería. Acerté.

Vi como Jess estaba rodeada de unos 5 zombies, el fuego la tenía atrapada en un rincón y su bat yacía a metros de distancia de ella. Vi como los golpeaba y pateaba tratando de alejarlos, pero tanto ella como yo sabíamos que eso era inútil. Corrí hacía ella, no pensé en el fuego, no pensé en los zombies, en mi mente solo estaba la imagen de mi llevándole flores a su tumba.
Salté entre las llamas con mis machetes en mano cortando la cabeza de una de esas cosas. Su mirada se ilumino por un momento. Un momento que duró muy poco. Dos me atacaron y mis machetes salieron volando. Logré golpear a uno lanzándolo hacia las llamas, pero no me percaté que otro se acercaba de prisa a Jess, listo para morder su cuello. Sabía que de tratar de golpearlo sería demasiado tarde, no tenía armas, simplemente hice lo primero que se me ocurrió. Corrí hacia ella.

Sentí como mi hombro empezó a arder. Empecé a sentir una debilidad indescriptible y escuché la voz de Jess.
“Harry!” gritaba con desesperación mientras golpeaba a aquel ser que seguía aferrado a mí.
Escuché un disparo, aquel ser por fin me soltó. Tan solo ví a Laura detrás de las llamas, pude ver mi hombro destrozado, la sangre caliente corriendo por mi espalda y mi brazo. Jess me sostenía con firmeza en sus brazos.
“Qué pasó Jess?” Escuché a Laura preguntándole a Jess.
“Lo mordieron!” fue lo único que dijo.

Sentí como me cargaban entre las dos, alejándome de prisa del campo de batalla. Me llevaron al laboratorio, reconocí ese techo manchado de gris debido al humo de mi cigarro.
Mi mente iba y venía, tantos recuerdos cruzaban mi mente, y las voces, no lograba entender todo lo que decían, pero seguramente estaban decidiendo qué hacer conmigo.
“Qué le pasó?” Escuché la voz sorprendida de Aldo.
“Lo mordieron…necesitamos que le pongas el antivirus” dijo Laura de prisa.
La mirada de Aldo se intensificó. “Iraís me dijo que ya lo terminaron…” volvió a decir Laura.
“Apenas terminamos de sintetizarlo…no estamos seguros del efecto que pueda tener en un humano aún…” dijo con seriedad.
“Pero es la única oportunidad que tiene Harry!” ella seguía abogando por su amigo.
“Lau…es muy arriesgado” le dijo tratando de calmarla.
“No podemos dejar que muera!” decía nuevamente.
“Por favor Aldo…” dijo Jess finalmente mientras las lagrimas comenzaban a brotar de sus ojos.
“Jess…” la miró fijamente. “Está bien…” Suspiró mientras sacaba una jeringa y la botella del antivirus. “En verdad espero que todo salga bien…”

Sentí como una jeringa penetraba mi antebrazo. Aquel líquido ardía conforme entraba a mis venas, claro aquello no se comparaba con el dolor de la mordida y el ardor del virus expandiéndose por mi cuerpo. Sentí una cierta tranquilidad por un momento, lamentaba no poder cumplir aquella promesa que le había hecho a Jess, pero esa tranquilidad, cerré mis ojos por un momento. Esto será morir? Para variar, me equivoqué nuevamente.

Aquella tranquilidad se esfumó en el momento y sentí como mi corazón comenzó a latir más de prisa que nunca, no podía respirar, mis pulmones no lograban reaccionar y sentía un inmenso dolor indescriptible por cada coyuntura de mi cuerpo. Abrí mis ojos de golpe, las miradas de todos ya no eran de preocupación eran de una clase de desesperación.

“Qué le pasa Aldo?” preguntó histéricamente Laura.
“No lo sé…” dijo mientras se acercaba a Harry para ver sus reacciones. Su cara se volvió pálida al instante.
“Aldo!” Laura lo sacudió tratando de sacarle una respuesta.
“Él…Él está mutando” dijo con una voz temblorosa.
Laura y Jess quedaron impactadas ante la noticia mientras Harry continuaba a retorcerse de dolor y su herida comenzaba a cambiar continuamente.
“Qué le va a pasar?” preguntó Laura preocupada.
“No lo sé…te dije que no sabíamos qué efecto podría tener en un humano…” dijo Aldo tratando de justificarse.
“Va a morir?” preguntó con desesperación Laura.
“No lo sé…” Ambas chicas se petrificaron ante la declaración de Aldo.

La puerta se abrió de prisa. “Qué hacen aquí?” preguntó Pancho alarmado.
“Harry está herido…” dijo Laura con seriedad.
“Estamos en graves problemas” dijo ignorando a la chica. “Tenemos que irnos en este instante”. Salió corriendo sin decir nada.

Jess y Laura se fueron con Harry quien seguía retorciéndose de dolor, mientras las seguía de cerca Aldo con una caja llena de matraces, frascos y demás. Laura iba disparando con una mano a los zombies en el camino mientras que con la otra cargaba a Harry ayudándole a Jess. Finalmente alcanzaron la camioneta Silverado. Colocaron a Harry en la parte de atrás de la camioneta que estaba cubierta por una manta.
“Yo me iré con él…” le dijo Jess a Laura, ella simplemente accedió mientras corría a subirse al asiento del conductor de la camioneta. Jess se subió a la parte de atrás de la camioneta.

Aldo corrió hacia la hummer donde Mile, Iraís y Asahel ya estaban subidos en ella esperando a los demás. Él se subió a la parte de atrás junto con Iraís. Tan sólo faltaba Pancho. Asahel salió de prisa para ver qué era lo que evitaba que su amigo llegará para su gran escape.

Pancho corría entre los zombies, cortó un par de cabezas antes de detenerse en seco a unos metros de ambas camionetas.
“Pancho! Por acá!” le señaló Asahel a Pancho para que corriera hacia ellos.
Pancho volteó a ver la camioneta Silverado, tan sólo Laura, Jess y un Harry lastimado estaban en ella, volteó a ver la hummer, Asahel, Mile, Aldo e Iraís estaban allá.
Tomó una decisión en el momento.
“Asahel! Me iré con Laura y Jess!” le gritó a su amigo.
“Por qué? Tienen a Harry!” trató de convencerlo.
“Harry esta lastimado…no puedo dejarlas solas” le dijo con seriedad.
En eso el techo se cayó y las llamas aumentaron dividiendo el pasó entre ambos vehículos.
“No podremos irnos juntos, hay demasiados zombies y el camino está bloqueado…” dijo Pancho esperando que Asahel lo oyera.
Asahel seguía incapaz de creer que se separarían. Pronto alzó la mirada.
“No! Por qué?” no podía creer que estaban recurriendo a una salida así.
“Descuida, nos reencontraremos…” le dijo tratando de pacificar a su amigo.
“Dónde?” gritó un Asahel desolado.
“En San José! En tres días!” gritó mientras corría hacia la camioneta Silverado.
Asahel regresó a la hummer, subiéndose al lugar del conductor.
“Qué pasó?” le preguntó Mile preocupada.
“Nos veremos en 3 días en San José…” dijo con seriedad mientras encendía el vehículo.
El hummer se fue mientras tropellaba a los zombies que se cruzarán en su camino.

Pancho llegó a la camioneta y abrió la puerta del conductor indicándole a Laura que se moviera al lugar del copiloto. La camioneta ya estaba encendida y Pancho comenzó la gran huida. Laura lo miraba sorprendido ante la elección de elegirlos a ellos sobre a sus amigos que iban en la hummer. Simplemente guardo silencio mientras Pancho hacia lo suyo y los llevaba a un lugar seguro.

En la parte trasera de la camioneta estaba Jess sosteniendo firmemente la mano de Harry. Él ya no se retorcía de dolor pero yacía inmóvil. No estaba muerto, pues aún respiraba. Sin embargo Jess continuaba llorando mientras lo veía. Después de todo él había arriesgado su vida para salvarla.

En aquellos momentos pude ver, a pesar de mi vista borrosa, como las lagrimas seguían cayendo del rostro de Jess. Ese dolor superaba cualquier dolor físico que pudiera sentir, quizá viviría, mi promesa no se rompería, pero ver esa clase de sentimientos salir de ella, me dolía demasiado. En aquel momento me hice una promesa a mi mismo…jamás volvería a dejar que alguien la hiciera llorar…

Continuará…

Capítulo 10

SURVIVOR
When The WORLD COMES TO AN End...Only The Strongest Will Survive!

Part 10 “At the end of sorrow”

Cómo se supone que me debía de sentir en ese preciso instante? Me sentía culpable…Aquel hombre que llegué a despreciar tanto acababa de perder su vida, y yo me había encargado de eso. Seguía aferrada a ese momento, tanto, que no me importó nada más…

Tan solo estaba sentada frente al cuerpo sin vida de Julio, mi rostro manchado de sangre, mis manos sosteniendo aún la pistola y en la frente de él un hoyo producido por aquella bala. Su último deseo…que yo le quitará su vida. Mis ojos ya no lloraban, pero yacía inmóvil frente a él, no podía levantarme, hablar ni mucho menos huir. Tan solo esperaba a que una de esas cosas me encuentre y también terminará con mi propia vida.

Pronto escuché voces a la distancia, gritos de desesperación y pasos que avanzaban a gran prisa, pero no pude darles importancia. Simplemente seguía viendo el cuerpo de Julio mientras me hundía más en aquella culpa que sentía.

Sentí como dos personas me levantaban y me ayudaban a caminar. En ese instante vi la cara de Pancho frente a mí. Su mirada petrificada, una emoción indescriptible, de pie observando como Jess y Harry me ayudaban. No estaba seguro si lo que sentía era decepción, miedo o quizá culpa. Pero eso dejo de importarme, no me importaba nada de lo que ocurría a mi alrededor. Escuchaba como Harry y Jess me hacían preguntas. “Qué pasó?”, “Estás bien?” entre otras. Pero no dije nada, no podía decir nada.

No supe cómo, pero habíamos regresado a la vieja bodega. Pude ver los rostros llenos de miedo y tristeza de los demás cuando Pancho les dio la noticia de lo que había ocurrido, pude sentir rápidamente las miradas fijas en mí. Harry y Jess pronto me subieron a nuestro cuarto. Me senté en mi rincón y pude oír la puerta cerrarse, Harry se había retirado. Tan sólo estaba Jess conmigo. Ella comenzó a tratar de hablar conmigo. Aunque en esos momentos no podía ni quería hablar sobre lo ocurrido. Parte de mi sólo quería olvidarse de todo pero otra parte, la masoquista, no podía olvidar la gran culpa que cargaba sobre mis hombros.

En la planta baja seguían todos en una especie de luto. Harry pudo notar esto mientras bajaba por las escaleras.
“Y cómo pasó?” le pregunto Iraís a Pancho.
“No estamos seguros…cuando llegamos sólo vimos a Laura sentada frente al cuerpo de Julio, y ella no ha dicho absolutamente nada” dijo Pancho con seriedad.
“Pero…eso no tiene sentido” dijo Aldo algo confundido.
“Ella tenía la cara manchada de sangre y una pistola en sus manos” interrumpió Harry. “Y Julio tenía una herida de bala en la cabeza”.
“Ella lo mato?” pregunto Mile horrorizada.
“Suponemos algo peor…” continúo Harry. “Él tenía una mordida en su brazo…”
“Más bien fue contagiado y ella tuvo que matarlo…” dijo Iraís en voz baja.
“Pero vieron la cara que tenía?” dijo Aldo preocupado.
“Desde que la encontramos ha estado así…esta como en shock” dijo Pancho aún más serio.
“Jess está con ella” dijo Harry, “Espero que pueda ayudarla…”
“Y ahora qué pasará con el antivirus?” preguntó Asahel.
“Las muestras que recolectamos están en el carro…pero el que sabía bien todo era Julio” dijo Pancho desanimado.
“Entonces…volvemos al principio” suspiro Asahel. Pancho sólo desvió su mirada llena de preocupación.
“Aldo…tenemos que ponernos a trabajar…empecemos las pruebas en las muestras que trajimos” le dijo Harry.
“Cierto, tenemos que intentar lograr algo con ellas…” le respondió mientras ambos se iban al laboratorio.

Iraís observó como Mile y Asahel se iban al centro de vigilancia y Pancho simplemente se fue a sentar en aquella mesa donde Julio se ponía a pensar. Ella no pudo evitarlo, se acercó a él.
“Pancho…qué tienes?” le preguntó bruscamente.
“Yo…nada” respondió mientras su mente seguía pensando un sinfín de cosas.
“Enserio…dime qué te pasa?” le volvió a preguntar.
“Estoy muy…” suspiró. “Estoy preocupado”. Finalmente le respondió.
“Por el antivirus?” le preguntó, “O…por Laura?”
Él se abstuvo a responder aquella pregunta. Iraís finalmente se rindió y lo dejo sólo, decidiendo mejor ire a brindar un poco de ayuda a los QFO´s.

Pasaron unas cuantas horas. Harry, Aldo e Iraís habían salido a tomar un pequeño descanso de las pruebas. Notaron como Pancho seguía en la misma posición pensativa en la que Iraís lo había dejado. Mile y Asahel pronto se unieron también al grupo. Todos estaban algo serios y trataban de relajarse por un momento. En eso notaron como Jess bajaba las escaleras lentamente con una mirada algo decepcionada.

“Qué pasó Jess?” pregunto rápidamente Harry.
Jess suspiró. “Es inútil, no pude lograr que dijera una sola palabra…” se siguió acercando.
“Cómo…enserio no pudiste hacerla reaccionar?” preguntó Harry incapaz de creer que su amiga seguía en aquel estado deplorable.
“No habla, no llora, sólo está viendo a la nada…” dijo con un tono de tristeza. “Es como si no estuviera aquí, su cuerpo sí pero su mente no”.
“Demonios…” dijo Harry entre dientes. “Esto no es nada bueno…”
“Por qué dices eso Harry?” le preguntó Iraís consternada.
Harry suspiró mientras tomaba un cigarro y lo encendía. “Cuando algo así ocurre…que tienes que matar a uno de tus propios compañeros…bueno la culpa puede consumirte, tanto que no piensas claramente”.
“Pero eso es normal…” dijo Aldo. “Somos humanos después de todo”.
“La cuestión es…si volvemos a estar en algún enfrentamiento con aquellas cosas…lo más seguro es que muera, y si muere alguien más sentirá culpa…y…” dijo sin ánimos.
“En cuestión de días estaríamos todos muertos” dijo Asahel fríamente.
“Exacto…” dijo Harry mientras expulsaba suavemente humo por sus labios.

Se escuchó como Pancho se levantaba y corría por las escaleras hacia los cuartos. Todos observaron esto algo sorprendidos.
“Esto en verdad es malo…” dijo Jess, “Ahora somos solo 8 otra vez…y si las cosas siguen así…” dijo en un tono con miedo.
“No digas eso…” le detuvo Harry. “No dejaré que nadie más muera, te lo prometo”.
“Harry…” lo vio fijamente Jess. “Sabes que sin un antivirus…una simple mordida y estaremos muertos”.
“Por eso vamos a hacer el antivirus” le dijo firmemente Harry. “Confía en mí” le dijo mostrando una pequeña sonrisa tratando de darle algo de tranquilidad a Jess.
Jess sonrió levemente pero su mirada se desvió hacia las escaleras. “Crees que…”
“Que fue a hablar con Laura? Probablemente…” dijo Harry mientras apagaba su cigarro con su pie.

Pancho subió las escaleras deprisa llegando al último cuarto de la izquierda. Abrió la puerta súbitamente y se detuvo en seco. Frente a él estaba Laura, sentada sin sus botas con la cabeza escondida en sus rodillas.

“Laura…” Pancho se acercó a la chica. Ella simplemente levanto ligeramente su cabeza, lo vio y regresó a su posición inicial.
Él continuo acercándose cautelosamente, ponto se encontró frente a ella y se hincó frente a sus rodillas.
“Laura…por favor trata de decirme algo” le dijo con una gran preocupación en su rostro. Sin embargo no hubo respuesta alguna de la mujer frente a él.
“Lo de Julio te dolió mucho verdad…?” comenzó a hablar Pancho, aunque parecía más un monólogo pues no había reacción alguna de Laura.
Él suspiro. “No fue tú culpa…él consideró que salvar tú vida era más importante que la suya, viniendo de alguien como él…es mucho decir” le dijo con una mirada algo pensativa.
“A decir verdad estoy muy agradecido con él…si él no hubiera ido a ayudarte…lo más probable es que tú hubieras muerto…” Pancho se mordió el labio inferior. “Eso si no lo hubiera podido aceptar nunca”.
Él volvió a mirar a la chica pero observó la misma reacción. Continúo hablando.
“Sabes…no podemos vivir aferrándonos a algo que ya ocurrió, sea bueno o malo…y en estos momentos necesitamos…” recapacitó sobre sus palabras, “Necesito…que estés bien” Volvió a suspirar. “Si te llegará a perder…” se detuvo y observó nuevamente, ninguna reacción en lo absoluto.

En esos momentos dejó que sus sentimientos tomarán rienda de él y tomó bruscamente a la chica de los hombros acercándola hacia él. Sus ojos se abrieron llenos de sorpresa ante los sentimientos transmitidos hacia ella en ese instante. Pronto se separaron y él la abrazo con fuerza. Finalmente él la dejo nuevamente recargada sobre la pared. Suspiro pues su mirada seguía la misma, no había tenido reacción alguna de su parte. Simplemente se sentó en contra de la pared a lado de Laura.

En el rostro de Laura se observó como una pequeña lágrima corría por su mejilla. Ella rápidamente se tapó la cara llamando la atención de Pancho.
“Qué pasa? Laura?” dijo mientras se volvía a colocar frente a ella.
Laura sólo se lanzó a su pecho y lloró, dejo salir todas esas lágrimas que estaba reteniendo en su interior. “Fue mi culpa! Julio murió por mi culpa! Yo lo maté!” decía mientras seguía llorando.
Pancho se sintió sorprendido por un momento pero pronto comenzó a acariciar el cabello de la chica tratando de tranquilizarla mientras sacaba toda la culpa que cargaba. Ella había vuelto, se dijo a sí mismo.

En la planta baja de la bodega, Iraís y Aldo trabajaban arduamente en el laboratorio, sólo ellos dos pues Harry seguía afuera con Jess. Tenían preparados unos 20 cultivos de las muestras que habían conseguido.

“Sabes…” comenzó Iraís tratando de iniciar una conversación entre los dos. “Sinceramente no puedo creer que Julio en verdad esté muerto…”
“Lo sé…” comenzó Aldo. “Ahora las posibilidades de sintetizar el antivirus han disminuido mucho”.
“Acaso piensas que sin Julio no podremos sintetizar una cura?” dijo Iraís algo indignada.
“No me refería a eso…más bien tardaremos mucho más sin su ayuda” trató de convencer a Iraís. “Si tan sólo tuviéramos su cuaderno…”
“No se lo dejo a nadie?” preguntó Iraís. “Pero tu compartías tú cuarto con él”
“Él era muy aferrado a sus cosas…no las dejaba tiradas por ahí” se trató de justificar Aldo.
“Y qué pasará con Lau?” preguntó cambiando el tema.
“No lo sé…tú viste como Pancho subió corriendo, si él no logra hacerla reaccionar, bien podemos darla como perdida” dijo sin mucha importancia.
“No hables así!” le dijo Iraís algo irritada. “Si la muerte de Julio, alguien que ni siquiera nos hacía caso nos pesa…imagínate que una de tus amigas muera”.
Aldo sólo se quedó pensativo.
“Qué sentirías si yo me muriera?” le soltó la pregunta a Aldo.
“No lo sé…” le dijo evitando su mirada aunque dentro de él sabía que le dolería mucho perder a alguien como Iraís, sin embargo no estaba ni cerca de admitirlo frente a ella.
“En esta situación…tenemos que hacer todo lo posible por mantenernos vivos” dijo Iraís en voz baja.
“Por eso necesitamos el antivirus…esto nos da mayores posibilidades de vivir” dijo Aldo con seriedad.
Iraís sonrió. “Entonces trabajemos, el antivirus no se va a sintetizar sólo”.
Aldo no pudo evitar sonreír ante el comentario de su amiga de cabellos rizados.

En verdad no sabría qué haría sin ella. Efectivamente hubo un momento en el que él había considerado el hecho de perderla, pero en aquel momento lo invadía más una culpa debido a su amigo Poncho. Tenía que sintetizar ese antivirus, no podría soportar perder a alguno de sus amigos, a Iraís o a ninguno de los presentes.

Las cosas seguían algo tristes. Tanto Harry como Jess seguían preocupados por el estado mental de su amiga, Asahel y Mile trataban de pensar en un modo de sintetizar el antivirus y aquellos momentos se sentían más sombríos que nunca. Pero algo estaba por cambiar, sus mirados se posaron en las escaleras donde Pancho las bajaba con Laura a su lado. La luz había regresado a sus ojos y notaron algo más que traía en sus manos, aquello que cambiaría el aspecto de todo.

“Lau! Estás mejor!” exclamó Jess corriendo hacia mí.
“Sí…ya estoy mejor” le dije en voz baja y tranquila, aún me costaba algo de trabajo hablar.
Al escuchar todo el alboroto, Aldo e Iraís salieron corriendo del laboratorio.
“Lau!” exclamó Iraís.
Harry no pudo evitar su curiosidad y me pregunto. “Qué traes en las manos?”
“Ah…esto…” vio el cuaderno en sus manos. “Es el cuaderno de Julio…antes de que muriera me pidió que se los diera…junto con esto” saqué el pequeño frasco con las muestra de sangre de Julio. “Es la sangre de Julio…infectada” dije con un ligero tono sombrío al final.

Sentí que Aldo me arrebataba tanto el cuaderno como la sangre y salió corriendo al laboratorio. Pasaron los minutos y todos observábamos con preocupación a espera de que aquella puerta se abriera. Como al cabo de media hora salió Aldo con una cara algo triunfante.

“Esto era lo que necesitábamos!” sonrió como nunca lo habíamos visto sonreír. “La muestra de Julio y sus notas…todo encaja perfectamente! Al paso que vamos…el antivirus estará listo en cuestión de días”.
Todos sintieron una gran ola de felicidad, había esperanza, podíamos terminar con esto, teníamos la cura. Todos se abrazaron, gritaron y demás. Yo observé aquello y no pude evitar pero sonreír. Tú legado no fue en vano…

Aquellos sentimientos siempre iban a estar en mi corazón, no podía simplemente borrarlos ya que aquello implicaría que su recuerdo también desaparecería…sin embargo, tanto Julio como Pancho dejaron de algún modo ese día su huella en mí. Aquel día aprendí que no puedo vivir tratando de aferrarme a un pasado…necesito vivir tratando de cambiar el futuro…

Continuará…

Capítulo 9

SURVIVOR
When The WORLD COMES TO AN End...Only The Strongest Will Survive!

Part 9 “a cry for eternity”

Nunca podré olvidar lo que ocurrió ese día, alguien se había impuesto ante mí, no solo me golpeo, también me dijo muchas cosas, cosas que me pusieron a pensar demasiado…Mis posturas respecto a este nuevo mundo, todo lo que creía quedó en duda, me sentí débil, incapaz de seguir, no conocía el verdadero significado de la palabra equipo. Ese día cambio mi forma de ver éste mundo…

Estaba sentado en una pequeña mesa, seguía tratando de descifrar alguna forma de unir las tres inmunidades para crear el antivirus pero mi mente estaba en blanco, simplemente coloqué mi cabeza sobre mi mano y cerré mis ojos. Creo que hasta por un momento me quedé dormido, esto claro, hasta que alguien llegó a despertarme.

“Julio, qué has averiguado sobre las inmunidades?” pre preguntó con su característica voz profunda.
“La verdad nada…es algo complicado fusionar las inmunidades” le dije honestamente a Pancho.
“Eso temía…Asahel tampoco ha encontrado nada útil” me dijo con algo de decepción en su voz. “De acuerdo, sigue esforzándote” me dijo simplemente antes de retirarse a sus actividades habituales.

Vaya, esto realmente era complicado. A pesar de que Harry había traído a una de esas cosas para que analizáramos sus partes, no es suficiente, de un solo individuo no podemos basarnos para crear el antivirus, como este virus muta constantemente, necesitaríamos observar a varios para ver los efectos del virus en diferentes organismos. Sin embargo, un estudio de esa magnitud podría costarnos a todos nuestras vidas. También había algo que me preocupaba respecto a esto del antivirus, si lográramos sintetizarlo, hay un gran riesgo de por medio…si el virus muta constantemente, al antivirus puede tener efectos similares en quien se administre? Todo tenía sus pros y sus contras, pero la genética no era lo mío, no sabía si todo esto tendría resultado. Simplemente decidí regresar a mis anotaciones en mi cuaderno, algo debía poderse hacer.

A pesar de que estaba en un rincón, las actividades dentro de la bodega seguían siendo las habituales. Observé como Pancho estaba dándoles mantenimiento a las armas y a los vehículos, mientras que Harry y Aldo entraban y salían constantemente del cuarto que designamos como laboratorio. Seguramente seguían teniendo problemas con las pruebas genéticas. Por lo visto las mujeres seguían dormidas a pesar de ser ya cerca de las 10 de la mañana, en eso noté como Jess y Laura iban bajando las escaleras. No pude evitarlo, pero desvíe mi mirada bruscamente sin embargo me mantuve atento a lo que decían.

“Pudiste descansar Lau?” le pregunto Jess con preocupación.
“Algo…al menos ya no tuve sueños raros” dijo ella con una ligera sonrisa formándose en sus labios. “Y tú?” le pregunto con curiosidad.
“No mucho…tuve un sueño muy perturbador” le dijo bajando el tono de su voz.
“Qué paso?” le pregunto alarmada.
“Creo que es justo que te lo cuente…” Laura se mantenía atenta a cada palabra. “Mientras estuvimos en química, recuerdas que te dije que habíamos tenido un enfrentamiento…?” Laura accedió con la cabeza. “Pues nos encontramos con Pedro…convertido en una de esas cosas”. Su mirada denotaba algo más que simple tristeza, eran emociones las cuales yo desconocía.
“Nunca creí que…algo así me afectaría tanto” le dijo a su amiga simplemente.
“Todo lo que conocimos, todas las personas con las que convivíamos…todo cambio” le empezó a decir Laura. “Pero hay que mantenernos vivos y tratar de terminar con esto por el recuerdo de ellos”. Jess sonrió levemente, se había quitado un gran peso de encima.

Debo admitir que el concepto que tenía sobre esas dos mujeres definitivamente ha cambiado mucho desde que comenzó todo esto. Aquellas que al principio considere como estorbos realmente demostraron ser mucho más que eso. Ambas me han dejado incapaz de volver a tratarlas con indiferencia. Volteé a ver mi cuaderno, todo seguía en blanco. Debo trabajar, todo sea por que esto termine al fin.

En el cuarto de arriba Iraís y Mile seguían descansando, sin embargo alguien tocó interrumpiendo su momento de tranquilidad.
“Quién es?” Iraís se sintió algo tonta preguntando, era más que obvio quién era.
“Soy yo…” le respondió esa voz característica de Asahel.
“Pasa…” le dijo mientras se levanta. Mile seguía profundamente dormida.
“Ya es algo tarde…” le dijo como indirecta a su amiga de cabellos rizados.
“Y desde cuándo importa la hora en el fin del mundo?!” le respondió algo irritada Iraís.
“Perdón…” dijo Asahel haciéndose chiquito. Mile abrió sus ojos debido al escándalo.
“Bueno, entonces los dejo solos…” Iraís se puso sus zapatos y salió de ahí.
“Asahel…” le dijo Mile con tranquilidad.
“Cómo te sientes?” le pregunto rápidamente. “Mucho más tranquila” le respondió con una sonrisa.
“Toma…” le dio una pequeña bolsa de plástico. “Le pedí de favor a Jess y a Laura que te consiguieran algo de ropa para que te cambiarás” le dijo Asahel con algo de nerviosismo que solo Mile podía provocar en él.
“Gracias…” Ella le dijo agradecida.
Ambos se quedaron sentados ahí, juntos. Iraís seguía observando a escondidas por una grieta en la puerta, satisfecha ante lo que había visto, decidió dejarlos solos. Ella se retiro con una sonrisa amplia formándose en su rostro.

Tomo camino rumbo a la planta baja donde supuso que todos estaban arduamente trabajando. Para su gran sorpresa encontró a Julio sentado en una mesa en una posición en la que estaba segura que estaba dormido, en otro lado a Laura y a Jess platicando sin mayores preocupaciones. Pancho se había también quedado dormido debajo de uno de los carros mientras estaba revisándolo. Después notó la puerta del laboratorio y decidió ver qué tanto innovaban el par de QFO´s.

Entró y para su sorpresa estaban Aldo y Harry con una cerveza en cada mano ambos riéndose como si no hubiera mayores preocupaciones en el mundo. Iraís se sintió algo indignada y enojada a la vez, el futuro del mundo entero dependía en ese par de QFO´s ebrios. A la vez eso le causa una cierta gracia.
“Qué se supone que están haciendo?” tuvo que preguntarles. “Y no me salgan con que el antivirus lleva alcohol…”Harry y Aldo se voltearon a ver.
“Que no podemos relajarnos un poco?” le pregunto Aldo algo desafiante a Iraís.
“Acaso no oyeron…estamos en medio del apocalipsis y lo único que se les ocurre hacer es tomar!” dijo con mucho mayor tono.
“Tranquila…” Harry trato de calmar a Iraís. “Simplemente queríamos relajarnos un poco…”
Iraís los observó fijamente, considero que tampoco ella había hecho nada demasiado productivo ese día y soltó un suspiro.
“Está bien…pero no quiero que se pongan borrachos” les dijo firmemente. “Por cierto…dónde las consiguieron?” no pudo evitar preguntar fuera de curiosidad.
“Si puedo conseguir cigarros en el fin del mundo, conseguir alcohol tampoco es problema para mi” le dijo simplemente Harry.
Iraís solo siguió observándolos.

No podía creerlo, parece que había encontrado un teoría viable. Admito que no era el mejor de mis trabajos ni el más sencillo de llevar a cabo, sin embargo había conseguido algo. Seguía escribiendo con mucha inspiración, ya había llenado aproximadamente 10 páginas de mi cuaderno viejo y aún tenía mucho más que dar. Las ideas comenzaban a conectarse entre sí en mi cabeza. Aquello era sorprendente, tanto ahora como cada vez que pasaba desde que tenía 5 años. De pronto me detuve en seco, sentía la presencia de alguien observándome fijamente. Voltee bruscamente y me encontré con sus ojos grandes y oscuros observándome con curiosidad. La vi, pero no le dije nada en lo absoluto, hasta que ella hablo.

“Por qué te detuviste?” me pregunto con sencillez.
“Perdí la concentración por un momento” le dije mientras alejaba mi mirada de la suya, desde ese día no era capaz de mirarla fijamente a los ojos.
De pronto sentí como su mirada ya no se fijaba en mi, ahora leía atentamente las anotaciones en mi cuaderno.
“Crees que sirva?” me pregunto nuevamente.
“Eso…espero” le dije de nuevo evitando su mirada. Tan sólo esperaba que no notara mi comportamiento irracional respecto a su presencia. Antes de que dijera cualquier otra cosa, sentí como puso una lata sobre mi escritorio, voltee a verla confundido.
“Debes estar cansado no? Toma…” dijo con un ligero sonrojo en su rostro y tras decirme esas palabras se alejó rápidamente. No lograba entenderla, acaso era arrepentimiento, perdón o quizá lástima? No lograba entender el significado de sus acciones, se suponía que lo que menos merecía era algún detalle humano de su parte.

Pronto mis pensamientos fueron interrumpidos por Pancho quien también observaba la cantidad inmensa de apuntes en el cuaderno.
“Vaya…suena lógico” dijo entendiendo todo lo escrito. “Para cuándo piensas poner a prueba tus teorías?” me pregunto rápidamente.
“Eso depende…” le dije con sencillez cerrando mi cuaderno.
“En qué?” me pregunto seriamente.
“Necesitamos más muestras del virus” le dije con un tono bajo de voz.
“Pero eso implicaría que tendríamos que salir a conseguirlas…cuántas necesitas?” me dijo analizando todo en su cabeza.
“Al menos unas 10 muestras quizá más” le dije con seriedad.
Noté como pensaba seriamente la situación mientras jugaba con su propia barba.
Quizá mis ideas no iban a ser útiles, tanto él como yo bien sabíamos que esto implicaría que varios tendrían que salir y arriesgar sus vidas para conseguir esas muestras, y también cabía la posibilidad que aún así mi teoría no sirviera.
Observé como Pancho tomó su radio y le llamó a todos.

Pronto estaban todos reunidos de nuevo ahí, Pancho me tenía a su lado y los demás estaban frente a nosotros. Él tomó la palabra.
“Julio tiene una teoría para crear el antivirus, sin embargo esta teoría requeriría que le consiguiéramos al menos 10 especímenes frescos del virus…” dijo Pancho con claridad.
“En verdad piensan salir a conseguir muestras de esas cosas?” dijo Mile algo sorprendida.
“Creo que es nuestra mejor opción para crear el antivirus, Harry y Aldo no han tenido éxito alguno con sus pruebas” les dijo con pocos ánimos Pancho.
“Si en verdad hay una posibilidad de que funcione esto, vale la pena intentarlo” dijo Jess con seguridad.
“Opino lo mismo” agregó Laura a la decisión de su amiga.
“Entonces saldremos un equipo de 5 a recolectar las muestras, quién está dispuesto a ir?” pregunto observando a todos.

El primero en levantar su mano fue Harry, seguido por Jess y Laura, Pancho ya tenía alzada su mano, sólo faltaba uno, no se que entró dentro de mí, pero aquella mano que se alzó resulto ser la mía. Pude ver los rostros llenos de sorpresa de todos, incluyendo la de Pancho también.

“Entonces…a primera hora mañana por la mañana partiremos a la ciudad vecina a conseguir esas muestras” dijo Pancho tratando de recobrar su postura original. “Descansen…” termino su oración y se retiro.
Todos seguían boquiabiertos ante mi decisión, sin embargo poco a poco todo fueron retirándose a descansar.

Yo seguí trabajando en mis cálculos y notas sobre el antivirus, no tenía mucho sueño. Pude ver que Aldo y Harry estaban profundamente dormidos, demasiado relajados para como usualmente eran. Tan sólo me iluminaba una luz tenue que provenía de la luna de un pequeño orificio en el techo. Finalmente terminé cediendo ante Morfeo y me quedé igualmente dormido.

La mañana siguiente, a primer rayo de luz estábamos los 5 listos para la misión. Nos iríamos en la hummer y los demás se quedarían, Asahel listo por si cualquier transmisión llegaba de parte nuestra. Nos despidieron y pronto solo se vio la camioneta partiendo hacia el horizonte. A pesar de ser una simple misión de rutina, el riesgo siempre estaría presente. Tan solo espero que mi teoría respecto al antivirus sea cierta.
Llegamos a una de las orillas de aquella vieja ciudad, por lo visto en algún momento fue Celaya. Aquella ciudad tan solo eran ahora ruinas llenas de destrucción y cuerpos en descomposición. Pancho apagó la hummer y nos dio instrucciones precisas.

“De acuerdo, somos pocos y la misión será rápida…una hora, en una hora nos vemos aquí con sus muestras, todas las que puedan conseguir” dijo con firmeza Pancho. “Cada quien irá sólo así que manténganse muy alertas…necesitamos regresar lo más pronto posible” continúo.

Todos accedieron y salieron de prisa del vehículo y tomó cada quien un rumbo diferente en busca de las muestras. Lo principal era conseguir eso…eso y mantenernos con vida por una hora en aquella cueva de la bestia.

Comencé a caminar con lentitud, observando cada detalle de mi alrededor, no había visto a ninguna de esas cosas, pero tenía que mantenerme alerta, esta vez no había nadie que me pudiera salvar si me encontraba en una situación como la del almacén. Pisé sin querer una rama y el sonido de esta pronto atrajo a unos 5 zombies hacia mí.

Trate de mantener la calma, les apunté a la cabeza, tal y como aprendimos desde el primer día, dos tiros y tendría que recargar, tenía que elegir a los que mataría con mucha precisión. Dispare y los dos más cercanos a mi cayeron, recargué lo más rápido posible y volví a disparar, otros dos cayeron. En eso antes de que pudiera recargar se me cayó la bala y el último se abalanzó contra mí tirándome al suelo. La bala a distancias de mi mano, sin embargo sentía como aquella cosa seguía trepándose. Finalmente como pude lo patee tomé la bala y le disparé. Justo entre los ojos, el método más efectivo. Respire hondo y tomé las jeringas retirando sangre de cada uno de los cuerpos.

En teoría eso debería ser suficiente para poder comparar los efectos del virus en distintos organismos. Chequé mi reloj, vaya tan sólo me tomó media hora, los demás estarían sorprendidos de esto al igual que yo. Me preparé para regresar a la camioneta.

Pude ver el carro a distancia, Pancho Harry y Jess ya estaban subidos en él. Demasiado para mi entrada triunfante. Continúe acercándome, noté sus rostros algo preocupados, decidí ignorarlos. Estaba a metros del carro cuando se escuchó un grito ensordecedor llenó de temor. Vi como las miradas de los tres se llenaron de un miedo indescriptible. Ese grito…supuse rápidamente de quién provenía. Me di la media vuelta y corrí.

Llegué a una pequeña plaza y vi algo que en verdad hizo que por primera vez sintiera el verdadero miedo. Una de esas cosas tenía agarrada firmemente a Laura contra una pared y a su alrededor se juntaban más como si aquel pensará en compartir el manjar que había encontrado. Corrí hacia ella, disparando lo más rápido que pudiera. Logré dispararle y éste la dejo, pude ver sus ojos llenos de miedo y el modo en que me miraron llenos de sorpresa.
“Tú…me salvaste?” me preguntó en voz baja llena de sorpresa ante la postura que había tomado. Regresar a salvar a alguien no es algo que se daba mucho en mí.
“Eres una de nosotros después de todo” le dije con sencillez.
Pronto me percate de que más de esas cosas seguían reuniéndose a nuestro alrededor, tomé mi arma, ella también siguió mi ejemplo y ambos nos preparamos para pelear.
Comenzamos a dispararles pero parecía que no cedían. De pronto los tiros de Laura comenzaron a sonar muy diferente que al principio.
“Demonios…me quedé sin municiones…sólo tengo una bala” dijo con coraje y miedo a la vez.
Yo seguí disparando pero en eso otros dos zombies se colocaron a su lado tratando de atacarnos, los pateaba y golpeaba pero no los lograba alejar. Apunté y disparé, pero también me había quedado sin municiones. En esos momentos hice lo único que se me pudo ocurrir, tome mi escopeta y los golpeé con ella. Uno cayó pero pronto sentí como unos dientes se aferraban a mi mano. Sentí un ardor espantoso y escuché el grito de Laura lleno de horror.

Sentí como me alejaba de la multitud de monstruos, estaba viviendo en carne propia el virus, demonios, si tan sólo tuviera mi cuaderno para escribir esto. De pronto comencé a sentir gotas en mi rostro, estaría lloviendo? Abrí mis ojos y vi el rostro de Laura cubierto de lagrimas, ella estaba llorando por mí. Estaba llorando por alguien que jamás le dio la menor importancia y siempre la considero un estorbo.
“Voy a convertirme en uno de ellos…” le dije con la poca voz que aún salía de mis cuerdas vocales.
“No…no digas eso, ya verás que regresaremos y Harry y Aldo terminarán la cura y te salvaras…” me dijo entre lagrimas.
“No te engañes…” le dije con algo de frialdad. “Siempre tuviste razón sobre mí…”
Ella se sorprendió. “No…me arrepiento de haberte dicho eso…perdón” me dijo mientras lloraba en mi pecho.
Suspiré. “Quiero pedirte un favor…” le dije en voz baja. Ella alzó su cabeza y me vio a los ojos.
“Cuando muera…saca rápidamente una muestra de sangre…y cuando me convierta en uno de ellos…mátame” le dije con seriedad. Ella me observaba incapaz de digerir aquel favor que le pedía. “Lo harás?” le pregunté tratando de hacerla reaccionar. Finalmente movió su cabeza accediendo a mi petición. Sonreí.

De pronto mi vista comenzó a nublarse y decidí cerrar mis ojos. Sentí como sus lagrimas seguían cubriendo mi rostro. Jamás creí que mi vida terminaría antes de la de cualquiera de ellos, ese día vi directo en sus ojos…esos ojos que cambiaron tanto mi forma de ver la vida, de ver a mis compañeros. Ese día había entendido el significado de aquella complicada palabra. Al menos mi vida había tenido algo de sentido…

Se escuchó un fuerte disparo.

Continuará…

Capítulo 8

SURVIVOR
When The WORLD COMES TO AN End...Only The Strongest Will Survive!

Part 8 “Reminiscence of a dream”

Emociones cruzando mi mente y mi corazón…esto es demasiado para mí. Una cosa era combatir zombies para sobrevivir, pero es muy diferente combatir a tus propios amigos convertidos en ellos. ¿Dónde quedó ese mundo en el que una vez vivíamos vidas tranquilas? Simplemente se ha convertido en un sueño olvidado…

Estaba sentada en el suelo, no podía moverme, solo vi como la sombra de Harry se acercaba de mí. Alcé mi mirada y vi como la sangre escurría de su brazo, no era sangre coagulada, era su propia sangre. El se sentó y me observó algo preocupado.
“Estás bien…?” fue lo único que pudo preguntarme.
Lo observé y simplemente moví la cabeza en afirmación. Aunque en verdad no estaba bien, tantas cosas cruzaron mi mente en ese momento, supuse que lo mejor sería suprimirlos por el momento. Me levanté con cuidado, Harry también se puso de pie, ambos comenzamos a caminar y rodeamos el cuerpo sin vida de Pedro. Cuando lo miré sentí algo indescriptible, él era mi amigo y ahí estaba, muerto. Harry notó esto y pronto me alejo de aquella escena, tenía que sobrellevar esto, había cosas más importantes. Teníamos que reunirnos para irnos de aquel lugar infernal. Ver a nuestros amigos convertidos en esas cosas y tener que matarlos, eso era una pesadilla.

Avanzamos con cautela hasta llegar a los carros, Harry y yo nos subimos a la camioneta y esperamos a que los demás llegaran. Estábamos los dos sentados sin decir una sola palabra, tan solo observábamos el horizonte, esperando ver alguna silueta conocida subiendo por aquellas escaleras. Pasaron 5 minutos, luego 10 y no había señal de nadie. Mi corazón comenzó a latir rápido de desesperación pero pronto vi dos siluetas corriendo hacia los carros. Eran Laura y Julio, pronto notaron nuestra presencia en la camioneta, Julio se subió al lugar del conductor y Laura tomó su lugar en la hummer haciéndome señas de comunicarnos por el radio.

Cuando Julio se subió al carro lo primero que noté fue el color rojo intenso que aún palpitaba en la mejilla de él, lo segundo fue su mirada, aparte de la frialdad común que mostraba, había algo más, algo que no podía descifrar. Él pronto cortó mi inspiración al pasarme el radio.
“Lau…qué pasó? “ le pregunté con rapidez.
“Nada malo, tuvimos un pequeño enfrentamiento en el almacén, pero fuera de eso todo está bien” me respondió con claridad. “Ustedes qué tal?” me preguntó sin rodeos.
“Pues…también tuvimos un enfrentamiento…y…todo está bien” le dije omitiendo la parte que realmente me dolió de ese enfrentamiento, ese no era el momento para hablar sobre mis sentimientos.
“Mira, vienen dos personas más…parece que uno está lastimado!” me dijo con sorpresa.
Volteé hacia las escaleras y pude distinguir como Aldo venía caminando con Iraís en sus brazos. Pronto se subieron a la hummer.
“Qué pasó Lau?” le pregunté con ansias.
“Parece que Aldo e Iraís se encontraron con Poncho y él atacó a Iraís…” me dijo con preocupación
“Cómo está?” le pregunté.
“Perdió el conocimiento pero dice Aldo que no logró hacerle nada…”me respondió con seriedad.
“Lau…qué hacemos respecto a Asahel y Pancho?” le pregunté, “Ya pasó mucho tiempo…”
“Démosles otros 10 minutos…no deben de tardar” me dijo con esperanza en su voz.
“Está bien…” le dije con un tono bajo.

Los minutos pasaron y aún no había señal de ninguno de los dos. Me comencé a preocupar, pronto se habían cumplido los 10 minutos, tomé el radio y le pregunté a Laura.
“Ya pasaron los 10 minutos…Lau qué hacemos? Es peligroso seguir aquí…”
“Lo sé…” sentí la gran indecisión y preocupación en su voz. “De acuerdo…prepárense para retirarnos…”
Julio escuchó esto y prendió la camioneta, pronto se escuchó también como se prendía el motor de la hummer. Harry se exalto.
“Esperen!” dijo señalando a las escaleras donde tres siluetas iban subiendo las escaleras.
Estaba sorprendida, ante nosotros estaban Pancho y Asahel y…Mile.
Vimos como se subían a la hummer, pronto escuchamos nuevamente por la radio una voz muy contenta.
“Bien…estamos todos, prepárense para salir de Querétaro”.

Tuvimos suerte, estábamos todos sanos y salvos. El viaje fue relativamente tranquilo, tuvimos pocos problemas para salir de la ciudad. Pronto regresaríamos a nuestra bodega abandonada, mejor dicho, a nuestro hogar, era el lugar más seguro a nuestro alcance. Por un momento pude olvidarme de todo y relajarme aunque sea por ese momento.

Llegamos a aquella bodega vieja, a pesar de no ser el escondite más elaborado que pudimos haber encontrado, era un lugar viable para descansar, había servicios básicos, tenía varios cuartos tanto abajo como en una planta alta, y lo mejor de todo, sólo una entrada, de ese modo mantener la seguridad en aquella bodega sería mucho más sencillo.

De nuevo Pancho y Harry entraron a revisar de prisa el lugar esperando que no hubiera ningún visitante no deseado, después Aldo preparó nuevamente la instalación eléctrica, bajamos todas las cosas, escondimos los vehículos y nuevamente estábamos todos reunidos en el centro de esa bodega.

A estas alturas del juego, Pancho consideró que aquella bodega ya era apta para ser nuestro hogar por un tiempo, por lo cual decidió que los cuartos de la planta de arriba los utilizaríamos como dormitorios, había precisamente 4 cuartos pequeños en la planta alta, decidió que Mile e Iraís dormirían en uno, Laura y yo en otro, Aldo, Julio y Harry en otro y en el último Asahel y él. En la planta baja había dos cuartos, uno sería utilizado como centro de vigilancia y el otro, pues no tenía un fin en mente para ése.

Fue entonces que Julio tomó la palabra.
“Creo que como químicos que somos, deberíamos al menos intentar sintetizar una especie de antivirus…” dijo con su típica voz seria.
“No lo había pensado de ese modo…” dijo Pancho. “Aunque tienes un punto…no podemos darnos el lujo de perder a alguno de nosotros”
“Y después de todo, somos químicos…” agregó Harry.
“Pero no tenemos nada de material de laboratorio…o algo para hacer las investigaciones necesarias” dijo Asahel algo desanimado.
“Te equivocas…recolecté algo de material y reactivos mientras revisábamos el almacén, todo está en la camioneta” dijo Julio algo imponente.
“Entonces convertiremos ese cuarto en un laboratorio y comenzaremos las investigaciones para sintetizar el antivirus…” dijo Pancho con una cierta emoción. “Julio, quiero trabajes junto con Harry y Aldo para esto…ambos son QFB´s, ellos saben mucho más sobre esta área que nosotros”
“Está bien, también creo que Asahel debería ayudarnos…” le dijo Julio a Pancho.
“Tienes razón” Pancho accedió. “Ustedes empiecen con eso mientras yo preparo el circuito cerrado de vigilancia”
Asahel tomó esta vez la palabra. “En ese caso, lo primero que necesitamos es una muestra de sangre de cada quien, necesitamos saber de dónde proviene esa inmunidad que tenemos hacia el virus”.
“Cierto…” Aldo comenzó a hablar, “El saber por qué fuimos inmunes nos dará pie a encontrar la forma para crear algo que combata la enfermedad, pero también necesitamos una muestra de una de esas cosas…”
“Eso déjenmelo a mí” dijo Harry muy orgulloso. “Yo me encargo de conseguirte una muestra de esas cosas”.
“Pero ten cuidado Harry” fue lo único que le dije, él simplemente me dio una sonrisa para que me despreocupará.
“Entonces empecemos…” dijo Pancho también con una sonrisa.
Laura se acercó a él. “Y nosotras en qué podemos ayudar?” le dijo inocentemente.
“Descuida traten de descansar” le dijo con tranquilidad Pancho.
“Pero yo quiero ayudar en algo” le dijo nuevamente.
“Iraís sigue aturdida por su enfrentamiento con Poncho, Mile necesita descansar después de todo lo que vivió al igual que Jess, y tú manejaste todo el camino hacia acá, dejen que nosotros nos encarguemos de esto por ahora” le dijo un poco más serio.
“Está bien…”Laura termino accediendo.
“Por qué no van preparando los cuartos de arriba?” dijo Pancho pensando en algo que la entretuviera. Ella accedió.

Antes de ir a ver los cuartos, todos tuvimos que pasar con Aldo quien tomó una muestra de sangre de cada quien para analizarla. Tenían poca experiencia respecto a análisis clínicos, pero hacían lo mejor que podían para la poca experiencia que 5 semestre en química podían brindarles. Tras terminar con eso, Laura y yo subimos a ver los cuartos. Eran relativamente pequeños, un poco más grandes que un cubículo pero básicamente pequeños. Simplemente estaban nuestras bolsas de dormir y una que otra de nuestras posesiones que logramos rescatar en medio del alboroto inicial. Laura se sentó en un rincón sobre su bolsa de dormir, se había quitado sus botas y su chamarra junto con sus armas. Yo seguí su ejemplo también quitándome las botas y mi chamarra y sentándome a su lado sobre mi bolsa de dormir. Hubo un silencio momentáneo.

En el cuarto de a lado estaban Mile e Iraís, ambas acostadas sobre las bolsas de dormir viendo el techo fijamente. Finalmente Iraís decidió romper ese silencio.

“Mile…cuéntame todo lo que pasó” le preguntó con preocupación.
Mile simplemente se sentó y la vio a los ojos. “Está bien…te lo contaré todo”.

Ese día me fui temprano de la escuela. Iba con mi hermana cuando la ciudad comenzó a colapsarse. Apenas logramos llegar a nuestra casa, nos encerramos bloqueando puertas y ventanas, creímos que así estaríamos a salvo. Nos equivocamos, pudimos pasar la noche ahí pero al día siguiente nos retiramos, pronto estábamos invadidos de esos monstruos. Pensé en ustedes y tan sólo esperaba que estuvieran bien, tenía esperanzas que la facultad de química estuviera a salvo. Sin embargo mientras huíamos de nuestra casa, fuimos atacadas por esas cosas, mi hermana perdió su vida tratando de salvarme. A esas alturas lo único que se me ocurrió fue ir a la facultad de química, tenía esperanzas de encontrarlos ahí. Cuando llegué noté que también estaba dominado por esas cosas, pero había un pequeño grupo de chicos que aún estaban peleando contra esas cosas, me quedé con ellos, pero poco a poco fueron muriendo y al final me quedé yo sola. Para entonces me había escondido en el cubículo de la maestra Tolla, pero en verdad pensaba que era cuestión de tiempo antes que yo también muriera ahí. Fue entonces que llegaron Asahel y Pancho y me salvaron.

Iraís escucho atenta la historia y tan pronto termino la abrazó con fuerza y Mile no pudo evitar derramar unas lagrimas.

“Todo ya pasó….ya termino tu pesadilla, estás con nosotros” le dijo Iraís con seguridad.
“Gracias amiga…” Mile le respondió con una pequeña sonrisa.

Entonces Mile le pidió a Iraís que le contará la historia de ellos, de cómo habían llegado hasta este punto. Iraís simplemente le dijo. “Es una larga historia…” Ella le respondió. “Tenemos toda la noche por delante”. Iraís sonrió.

Laura y yo seguíamos sentadas sin decir una sola palabra, pude notar que estaba algo cansada pero tenía mucha curiosidad, quería saber qué había pasado entre ella y Julio, qué había causado ese cambio tan notable en su actitud egocéntrica. No pude esperar más y tomé la iniciativa en la conversación.

“Lau…qué pasó mientras estabas con Julio?” le pregunté inocentemente.
“A qué te refieres?”me respondió con una pregunta.
“Me refiero a que Julio regresó muy cambiado…tú oíste como propuso que hicieran una cura para ese virus…eso no es algo que Julio haría” le dije algo seria.
“No paso nada…” me dijo tratando de evadir el tema.
“Algo tuvo que pasar” dije enfatizando el principio.
Ella suspiro. “Bueno…algo pasó…” me dijo sin ánimos. “Qué?” le pregunté.
“Digamos que él me hizo enojar con una de sus posturas egocéntricas…y…le termine dando una cachetada…y…le dije cosas” me dijo sin darle mucha importancia.
Bueno eso explicaba la mejilla inflamada de Julio. “Qué le dijiste?” le pregunté con mucha mayor curiosidad.
“Que era un idiota…egocéntrico…y…” se detuvo de pronto. “Y…?” me mantenía al filo de la curiosidad. “y que debería estar muerto” dijo con mucho arrepentimiento en su rostro por la última oración dicha.
“Vaya…nunca creí que terminarías diciéndole algo así a Julio…” le dije tratando de ser comprensiva. “Pero lograste que cambiará esa actitud nefasta que tenía hacía nosotros…ahora es…productivo” le dije tratando de hacerla sentir mejor.
“No estoy muy segura de eso…” me dijo aún con esa mirada de arrepentimiento en su rostro.

De pronto escuchamos una transmisión en los walkie-talkies. Nos querían a todos abajo en ese instante. Las dos simplemente nos pusimos nuestras botas y bajamos de prisa.

“Qué habrá pasado?” le pregunté a Laura esperando su opinión.
“No estoy segura…tendrá que ver con el asunto del antivirus?” me dijo con poca confianza.
En eso vi como Julio se acercaba a nosotras con su habitual paso tranquilo. Se dirigió hacia Laura.
“Debes estar cansada…toma” le dijo mientras le daba una lata de coca-cola y se daba la media vuelta alejándose de nosotras. No tenía palabras para explicar la mirada llena de sorpresa de Laura. Simplemente me reí levemente.
“Parece que ya eres digna ante los ojos de Julio…” le dije aún riéndome.
Al final ella también se rio levemente ante la ironía de la situación.

Todos nos reunimos en el centro de la bodega. Parece que los chicos ya tenían los resultados de los análisis de sangre que nos había hecho. Aldo tomó la palabra.

“Parece que los análisis nos mostraron algo que por lo visto complica un poco las cosas…” dijo con seriedad.
“Al menos ya saben por qué fuimos inmunes?” le pregunto Iraís.
“Sí…resulta que hay tres tipos de inmunidad presentes entre nosotros al virus…la primera es la inmunidad natural, aquella que ya se encuentra escrita en el ADN de la persona, por otro lado las personas que tienen un sistema inmunológico muy fuerte, es decir aquellas que se enferman muy rara vez, debido a esa fortaleza crearon en sus cuerpos la inmunidad antes de que el virus se propagará e irónicamente las personas con una salud muy delicada, es decir aquellos que se enferman muy seguido, debido a esa falta de inmunidad general y a la cantidad excesiva de antibióticos en sus cuerpos terminaron también creando una cierta inmunidad al virus…” dijo Aldo seriamente.
“Y qué pasará entonces con el antivirus?” preguntó Laura con igual seriedad.
Aldo suspiro. “Con la muestra que conseguimos del virus, pudimos ver que es un virus que constantemente cambia su código genético, es decir está en constante cambio o mutación, esto hace muy complicado crear un antivirus…”
Julio tomó la palabra. “Pero tenemos una teoría…si lográramos juntar los 3 tipos de inmunidad en una sola…es posible crear un antivirus, al menos sería capaz de frenar el proceso de infección.”
“Pero no es un método seguro…” dijo Asahel. “Si llegará a servir, tan sólo sirve siempre y cuando sea una mordida y el antivirus sea administrado en un periodo menor a 24 horas…exponerse al antivirus después de ese tiempo, podría no servir” dijo Asahel con aún más seriedad. “Sin embargo, esto es tan sólo una teoría…tenemos que intentar sintetizar el antivirus primero”.

Todos observaron al grupo de chicos frente a ellos. Quizá no era mucho, pero nos daban algo de esperanza, al menos ya no tendríamos que perder a ninguno más de nosotros, y eso ya era más que ganancia.

Finalmente todos nos retiramos a dormir. Yo yacía en mi bolsa de dormir observando el techo.

Miles de pensamientos seguían invadiendo mi mente. Jamás podré olvidar las cosas que he visto, que he sentido. Mis amigos muertos, mi mundo entero destruido…pero por una vez sentí que realmente podríamos sobrevivir, quizá sea un sueño lejano y hasta imposible…pero quizá nosotros podríamos terminar con esta pesadilla…

Continuará…

Capítulo 7

SURVIVOR
When The WORLD COMES TO AN End...Only The Strongest Will Survive!

Part 7 “back into the nightmare”

Acaso estoy pensando claramente en lo que acabo de proponer? Esta decisión…pero necesito verla…debo verla otra vez…no puedo dejar que algo le pase? Será que mi corazón esta dominando mis acciones impidiéndome pensar analíticamente en la situación…Esto es una pesadilla…

Tantos pensamientos cruzaban mi mente impidiéndome dormir, tan sólo podía yacer ahí, inmóvil, incapaz de cerrar los ojos. Jamás me había sentido tan preocupado en mi vida, si fuera sólo yo, tal vez no habría problema, pero no era yo solo, 7 personas más serían afectadas por mi decisión nada lógica, simplemente guiada por una corazonada. Esto era complicado. Escuché un ruido cerca de mí, parece que alguien tampoco podía dormir.

Observé como la silueta de Pancho se alzaba y se alejaba del grupo que dormía. Tal vez ya era hora de su turno de vigilancia…tal vez simplemente no podía dormir. Eso no me sorprendería en lo absoluto. De algún modo, él y yo somos similares, sin embargo, su cargo de responsabilidad es mayor al mío.

Todos tratan de sobrellevar esta situación lo mejor posible, me he sorprendido que ninguna de las chicas se ha soltado en lagrimas, las tres siempre muestran una cara segura, Aldo a su manera demuestra su fortaleza, Harry arriesga todo por todos sin esperar nada a cambio, y Julio…bueno él sí que es el otro lado de la moneda, a veces pienso que el sólo está con nosotros por conveniencia. De nuevo traté de cerrar los ojos, lo único que quería es descansar, una hora, media hora, hasta con 10 minutos me conformaba. Tan pronto los cerraba, su recuerdo aparecía en mi mente y las preocupaciones regresaban. Suspiré. Será una larga noche.

Finalmente empezó a haber movimiento a mi alrededor, todos se preparaban para el vieja que nos esperaba. Pancho revisaba los carros para que estuvieran en óptimo funcionamiento, Jess estaba recolectando armas, nunca podíamos tener demasiadas armas improvisadas, Iraís preparaba las provisiones para el viaje. Aldo y Harry estaban equipando los vehículos con toda la seguridad y medios de comunicación posible. Laura checaba un mapa tratando de descifrar la mejor ruta para llegar a Querétaro y Julio estaba planeando una estrategia, al menos eso parecía, para la misión en química usando un ajedrez viejo.

Al poco tiempo todos nos reunimos para darle los toques finales a la misión. Laura inicio.
“De acuerdo al mapa, la ruta más rápida y segura a Querétaro sería irnos por una carretera alterna, lo más seguro es que todas las autopistas estén atascadas de carros abandonados, si tomamos esta carretera…pasaremos por Huimilpan y entraremos a Querétaro por el Libramiento Sur-Poniente…” dijo explicando cada detalle.
“Pero 5 de Febrero estaba atascada de carros la vez que escapamos de química…” dijo Aldo con confusión, “Cómo llegaremos a química?”
Laura suspiró y dijo con seguridad. “Entrar a la ciudad sería muy arriesgado y todas las vías principales están impenetrables, sin embargo podemos entrar a química por el Cerro de las campanas…”.
“Y cómo llegamos ahí en primer lugar…Bernardo Quintana va a estar igual que 5 de Febrero” dijo Harry algo desafiante.
Laura sonrió. “Esta ruta nos llevará hasta constituyentes…no hay una ruta segura, pero esta es nuestra mejor opción, nos llevaría por calles alternas hasta llegar al cerro de las campanas…el detalle es precisamente cruzar constituyentes.”
“Suena viable…”dijo Pancho mientras seguía analizando la ruta. “Tendremos que tener mucho cuidado…pero de todos modos, el riesgo siempre estará presente”.
“Y cuál será la estrategia llegando allá?” preguntó Jess algo consternada.
Julio tosió. Todos miraron hacia su dirección.”De acuerdo a las previas misiones que hemos tenido…he decidió que lo mejor es que mantengamos los equipos habituales, Jessica con Harry, Iraís con Aldo, Laura con Pancho y Asahel conmigo.”
“Espera…” tuve que hablar. “Pancho…quiero que tú me acompañes” le dije firmemente.
Pancho me miró con cautela, sabía la razón por la que lo había elegido precisamente a él, él me entendía mejor que nadie más.
“Y qué hay de Laura?” pregunto Aldo algo preocupado.
Pancho habló. “Laura puede ir con Julio, de todos modos ella sabe cuidarse muy bien”. Pude ver como volteo a verla y recibió una mirada de aceptación hacia su idea, Julio por otro lado no se veía muy convencido ante el cambio.
“Bien, todos saben cuál es la meta principal de esta misión?” preguntó Pancho con seriedad.
“Buscar a Mile?” dijo Harry inocentemente.
“Sí y no…” lo corrigió Pancho. “Buscar sobrevivientes” Pancho tomó aire y les dijo como todo un líder. “No traten de desviarse de la misión, no traten de enfrentarse a ellos y por favor, no cometan locuras, no podemos darnos el lujo de regresar menos de los que nos fuimos…”.
Todos se subieron a los carros y tomamos camino hacia nuestro nuevo destino.

Efectivamente la ruta que había propuesto Laura fue una sin muchos obstáculos, lo ideal era evitar confrontaciones, teníamos que guardar fuerzas para cuando el momento llegará. Al inicio iban Jess y Laura manejando ambos vehículos, uno detrás del otro, a mitad del camino cedieron los lugares a Harry y a Pancho a que continuarán el viaje. Finalmente llegamos a Querétaro, parecía un pueblo fantasma. Lo más difícil fue cruzar constituyentes, había carros chocados por doquier, rutas volteadas, cuerpos en descomposición y seres alimentándose de ellos. Tan pronto nos hicimos camino entre esos obstáculos, llegamos al cerro de las campanas. Tuvimos precaución al entrar a la universidad, no observamos mucho movimiento al entrar, sin embargo tratamos de hacer el menor ruido posible. Pancho y Harry estacionaron los carros a una orilla de química enfrente de la biblioteca central. Todos esperamos la señal de Pancho quien tomó aire antes de decir lo que todos esperábamos.

“De acuerdo…éste es el plan” dijo mientras sostenía el walkie-talkie con otra mano. “Jess y Harry revisarán el edificio 3 y sus alrededores, Iraís y Aldo quiero que revisen el edificio uno y los de administración, Laura y Julio se encargarán del edificio 2 y el almacén y Ashael y yo nos encargaremos del CEACA y del edifico 6” finalmente dijo mordiéndose levemente el labio inferior.
“Todo estará bien…ya verás” le dijo Laura tratando de darle ánimo.
Él solo movió su cabeza y dijo con voz clara. “Es hora”

Todos salieron con sus respectivas armas y se separaron hacia sus respectivas áreas. Tenía un presentimiento en el fondo de mi estómago, tan sólo esperaba que lográramos salir ilesos de ahí.

Harry y Jess entraron de prisa al edificio 3, cerrando detrás de ellos las puertas esperando no encontrarse con ninguna de esas criaturas.
“Vaya…esto sí que trae viejos recuerdos” dijo Harry con algo de cinismo.
“No fue hace mucho” le recordó Jess.
“Y crees que haya alguien vivo aún aquí? Por qué no los vimos antes…?” le pregunto Harry a Jess.
“No lo sé…pero regresar aquí simplemente no me agrada en lo absoluto” dijo con seriedad.
“Tienes miedo?” dijo con un tono ligeramente burlón mientras tomaba su mano y levemente tocaba la palma de su mano.
“Basta, sabes que eso me da cosquillas…” dijo tratando de no reírse muy fuerte.
De pronto se escuchó un fuerte ruido.
“Qué convendrá hacer Jess?” le preguntó Harry.
“Tal vez separarnos no sea una mala idea…terminaríamos más pronto” dijo Jess algo preocupada.
“Está bien…tú checa la planta baja, yo checaré arriba, nos vemos aquí en 10 minutos” le dijo con seguridad Harry. Ella accedió.
Ambos tomaron camino de prisa a revisar el lugar, sin embargo aquel lugar seguía tal cual como lo habían dejado, intacto aún con los cuerpos del Dr. Santos y el Dr. Coronel tirados descomponiéndose donde habían sido derrotados. Finalmente la búsqueda llegó a su fin y Jess volvió a reunirse con Harry.
“Tuviste algo de suerte?” le preguntó Harry con curiosidad.
“Nada…todo está tal y como lo dejamos” dijo algo decepcionada. “Al menos no nos hemos encontrado con ninguna de esas cosas…”
Harry tomó la iniciativa. “Revisemos la café y regresemos a los carros”. Jess aceptó.
Ambos salieron con cautela del edificio, pero algo los hizo detenerse en seco. Una sombra gigante se formaba a unos metros de ellos, sus miradas sólo denotaban confusión y algo de miedo. Harry por fin pudo decir una palabra. “Pedro…”

Mientras tanto Iraís y Aldo acababan de adentrarse en el edificio 1, después de revisar la administración, notaron nada fuera de lo normal. Era como si se hubieran de pronto esfumado en la nada. Eso sin embargo, en vez de tranquilizarlos, aumentaba la preocupación.
“Parece que la planta piloto también está vacía…” dijo Aldo sin mucho ánimo.
“También por acá está solo…eso es extraño no crees?” preguntó Iraís.
“Extraño por qué?” le devolvió la pregunta Aldo.
“Cuando estuvimos aquí, todo estaba infestado…y ahora, no hemos visto a ningún zombie” dijo Iraís preocupada.
“No sé…tal vez estén dormidos” trato de justificarse Aldo. Iraís tan sólo le mando una mirada desaprobando su apatía ante el asunto.
“Chequemos la biblioteca” tan sólo dijo Aldo para alejar la mirada penetrante de Iraís sobre él.
Ambos subieron con precaución las escaleras, pero al subir no vieron nada. Desde su posición, la biblioteca se veía vacía. No se oía ningún ruido aparte del ligero sonido producido por los pasos de Iraís y Aldo.
“Entramos?” dijo Iraís señalando la reja entre abierta.
Aldo la tomó y la abrió. “Las mujeres primero” Iraís lo miró y sin decir ninguna palabra tomó la iniciativa en el equipo.
Aquel lugar estaba vacío, libros tirados por doquier, vidrios quebrados, mesas rotas y sillas en lugares inexplicables, pero todo estaba vacío.
Iraís decidió adentrarse entre los libreros gigantes, quizá alguien se escondería aquí, pensaba en su mente mientras Aldo la seguía algo apartado, aún asombrado del estado en que se hallaba la biblioteca. Iraís decidió no prestarle demasiada atención a Aldo y continuo caminando, estaba a punto de terminar de revisar y al dar vuelta a la siguiente fila se detuvo en seco. No se oyó un grito, un golpe, el único ruido que se oyó fue la ballesta cayendo al suelo. Aldo se alarmó y corrió hacía el ruido tan sólo para encontrarse con algo que hizo que su corazón subiera hasta su garganta y sus manos temblarán de miedo literal.
“Iraís!” se escuchó su grito retumbar por todo el edificio.

En el edificio 2 Laura se acaba de reunir con Julio enfrente de las gavetas del segundo piso. Aquel edificio también aparentaba estar completamente vacío. El simple hecho de haber regresado a aquel lugar en específico hacía erizarse la piel de Laura. Sus últimos recuerdos en ese edificio no eran del todo gratos. Sin embargo también la invadía una cierta ironía, ya que estaba en aquel lugar precisamente con la persona que jamás creyó terminaría haciendo equipo con. Julio, el serio, frio y calculador Julio.
“Encontraste algo?” le preguntó Laura tratando de iniciar una conversación con el chico serio.
“Nada vivo, si a eso te referías” dijo simplemente Julio sin cambiar la expresión en su rostro.
“Esto es tan extraño…a dónde se fueron esas cosas? Habrán tratado de buscar alimento en otro lugar?” dijo Laura aparentemente a si misma pues Julio no respondió en lo absoluto.
Laura suspiro. “No tienes algo que decir?”
“Nada útil” le respondió Julio con seriedad. Laura volvió a suspirar.
De pronto se escuchó un grito hostil lleno de desesperación por todo el edificio.
“Ese grito…alguien necesita de nuestra ayuda!” Laura rápidamente tomó posición y corrió hacia algún lugar dónde pudiera ver claramente lo que ocurría afuera de aquel edificio.
Alguien la detuvo del brazo. “Por qué me detienes?! Nos necesitan!” le gritaba a Julio quien no le permitía avanzar.
“Es inútil…”le dijo simplemente.
“La idea de esta misión es salvar vidas, no salvarnos a nosotros mismo!” le dijo con desesperación Laura finalmente librándose de su agarre.
“En este nuevo mundo sólo sobrevivirán los más fuertes…aquellos que no lo sean merecen mori…” su oración fue bruscamente interrumpida por una cachetada.
Laura lo miraba desafiantemente con lágrimas de coraje formándose en sus ojos. “Acaso Andrés murió por débil? Andrés se sacrificó para salvarnos! Tú sólo piensas en tú propia salvación, tú no te atreverías a arriesgarte por ninguno de nosotros!” Julio simplemente la miraba sorprendido incapaz de decir una sola palabra. “Eres un idiota!” le dijo con determinación. “En todo caso tú deberías estar muerto…” se dio la media vuelta y continuo su camino.
Julio sólo se quedó de pie observándola irse, su mejilla roja por el golpe y su orgullo lastimado. Pronto avanzo y trató de alcanzar a Laura.

Laura caminaba hacia el almacén con decisión y coraje en cada uno de sus pasos. Julio la seguía con cierta distancia. Laura pronto notó su presencia fría detrás. Trató de abrir con cautela la puerta del almacén, pero terminó abriéndola de golpe. Arrepintiéndose rápidamente de su acción, pero al no ver a ningún zombie atacarla, pudo relajarse.
Volteo a mirar a Julio con seriedad.
“Checa el área de reactivos, yo checaré la del material…” Julio tan sólo movió su cabeza en confirmación.
Cada quien tomó su camino, Laura sólo vio material rotó, sangre coagulada en las paredes pero ninguna señal de vida. Por otro lado Julio veía botes de reactivo tirados, algunos aún reaccionando entre sí, pero tampoco vio nada. Sin embargo pronto sintió a alguien tomarlo firmemente entre sus brazos y sintió como unos dientes trataban de morderle el cuello. Se sorprendió ante la persona que trataba de terminar con su vida, el almacenista Ariosto. El rifle de Julio estaba en su espalda pero sus brazos no podían moverse. Pensó en gritarle a Laura por ayuda, pero considero que con lo ocurrido probablemente lo dejaría morir ahí. Julio tan sólo se abstuvo y cerró sus ojos esperando su final pero se escucho un balazo y Ariosto lo soltó rápidamente cayendo sobre un frasco lleno de mezcla crómica. Julio abrió sus ojos y vio a Laura de pie frente a él, el humo aún saliendo de su pistola.
“Por qué me salvaste?” preguntó él.
“Serás un idiota…pero eres uno de nosotros” dijo Laura mientras de nuevo tomaba camino hacia la salida.
Julio estaba sorprendido, no lograba entender a esa mujer frente a él.

Mientras en el edificio 3, Harry y Jess se encontraban con lo más temido. Las manos de Jess temblaban, no sabía si atacar o correr. Frente a ellos estaba Pedro, pero ya no era el Pedro que conocían, él se había convertido en uno de ellos. Harry estaba de pie, era incapaz de lastimar a uno de sus amigos, pero ese ya no era su amigo, tan sólo era otro de esas cosas que viven comiéndose el cerebro de los demás. Harry tomó sus machetes y se colocó en posición de ataque.
“Jess…mantente fuera de esto” le dijo con seriedad a Jess quien sólo lo miraba con desesperación.
“No! Te va a matar!” le gritó Jess.
“No me subestimes…” le sonrió a Jess y corrió hacia aquel gigante que les impedía el paso.
Harry tenía algo a su favor, era pequeño y ágil y el zombie Pedro era lento y torpe, su tamaño era preocupante pero mientras logrará mantenerse lejos de su alcance, todo estaría bien. Debía proteger a Jess, aunque eso pudiera costarle la vida. Harry se deslizó entre las piernas de Pedro para tratar de sorprenderlo por detrás y logró encajarle un machete en la pierna pero éste pronto reaccionó y lanzó un golpe hacia él mandando volando a Harry hasta chocar contra un árbol. Harry logró levantarse, aún algo aturdido, pero podía continuar peleando. Su mejor opción era tirarlo al suelo. Nuevamente tomó caminó hacia él, ésta vez esquivando los golpes que le lanzaba. Logró ver una entrada en su defensa y lo pateo en el estómago pero la fuerza de reacción fue demasiada y cayó hacia atrás. Notó que el zombie Pedro tambaleo y aprovechó el momento para tirarlo usando sus pies. Éste comenzó a caer hacia atrás. Harry dijo en voz baja. “Mientras más grandes…más duro caen”. El zombie azotó y en ese preciso momento Harry saltó y encajó su machete entre las cejas del que alguna vez fue su amigo.

En el edificio 1 se libraba otra pelea. Iraís yacía en el agarre de uno de ellos, ella había perdido el conocimiento, tomada por sorpresa por un rostro conocido, cedió y su vida corría gran riesgo. Aldo sólo podía observar boquiabierto incapaz de hacer algo por su amiga. Frente a él estaba lo único que podía derrumbarlo, su amigo, aquel que se sacrificó para que él pudiera sobrevivir. Poncho. Éste sostenía a Iraís con firmeza contra uno de los libreros, su rostro cercano al de ella, listo para devorarla en cualquier momento.

Aldo no podía creer la imposibilidad que lo rodeaba, para salvar a Iraís tendría que matar a su ya muerto amigo, pero no era un simple amigo, era Poncho, no podía cargar el peso en su conciencia de ser el culpable de la muerte de su amigo por segunda vez. Pero por otro lado, acaso sería capaz de dejar morir a Iraís, alguien que aún estaba viva y a su lado. Y si la dejaba morir? Quizá el sería el siguiente, morir a manos de Iraís y Poncho, quizá eso es lo que en verdad se merecía, pero Iraís no tendría que haber sido involucrada en esto. La lucha en su conciencia era intensa y finalmente logró tomar una decisión.

Aldo corrió y empujó a Poncho con todas sus fuerzas, de este modo soltó a Iraís quien cayó en el suelo desmayada y él salió volando cayendo sobre una mesa y rompiendo esta. Aldo se acerco a Iraís, notó que no tenía ninguna mordida y que respiraba y se alzó. Vio como Poncho se levantaba nuevamente, su mente incapaz de pensar en nada, con sólo la necesidad de alimentarse. Le dolía desde el fondo de su corazón ver en lo que se había convertido su fiel amigo. Él tomó la ballesta de Iraís y apuntó hacia la cabeza de Poncho quien ahora cojeaba hacia él. Aldo suspiró antes de disparar el arma. Una flecha salió disparada encajándose en la cabeza de Poncho y atorándolo contra una columna. Aldo tomó a Iraís y la cargó hacia la salida mientras miles de pensamientos y recuerdos atravesaban su mente. Sin embargo, tras ver el rostro de Iraís se tranquilizó pues al menos había salvado a uno de ellos.

Pancho y Asahel habían terminado de revisar el edificio 6 sin éxito alguno, un par de zombies pero nada demasiado complicado.
“Sólo nos falta el CEACA…” le dije perdiendo la esperanza.
Pancho me miraba con preocupación. “Descuida…la tenemos que encontrar”.
Sabía que yo era el primero que no quería perder la fe en encontrar a Mile, pero aquella fe se estaba esfumando, no había ninguna señal de vida, sólo muerte y más muerte a nuestro alrededor.
“Está bien, chequemos los laboratorios” me dijo Pancho preocupado.
Accedí, comenzamos revisando los laboratorios, uno por uno, en algunos había unos cuantos zombies caminando, en otros sólo sangre y cuerpos en descomposición, pero ninguna señal de Mile o algún sobreviviente.
“Éste es el último…” le dije a Pancho con seriedad.
“Si Mile no esta aquí…” Pancho trató de formular una oración. “Nadie ha mandado alguna transmisión de haber encontrado a alguien…” siguió luchando con las palabra. “Puede que…”
“Lo sé…puede que este muerta” le dije para detener su preocupación por mi. “Chequemos el último laboratorio…”
Abrimos la puerta con cautela y nos acercamos, no vimos nada, sólo la puerta del cubículo de la maestra Tolla seguía intacta. Caminamos y de pronto sentí algo tirar de mi pantalón, baje la mirada y vi un monstruo, lo golpee con mi palo de hockey, pero no le hice nada. Pancho notó mi situación y corrió hacia mi cortándole la mano al monstruo con su hacha y rematándolo en la cabeza.
“Estás bien?” me preguntó. Yo solo asenté la cabeza.
Pronto salieron más zombies de los rincones del cuarto, Pancho notó esto y comenzó a atacarlos, yo traté de ayudarle lo mejor que pude. Terminamos con ellos, pero el lugar también estaba vacío.

Me acerqué a la puerta del cubículo de Tolla, giré la perilla pero estaba cerrada. Pancho se acerco a mí y notó lo que intentaba hacer. Sin previo aviso pateó la puerta abriéndola de golpe. Mis ojos se abrieron llenos de sorpresa. Frente a mi pude ver una figura conocida, estaba en un rincón del cubículo sosteniendo un cuchillo en su mano, su rostro lleno de miedo. Pronto notó quiénes éramos, bajo el cuchillo y se acerco a nosotros incapaz de creer lo que veía frente a ella. Ya éramos dos.

Alzó su mano y tocó ligeramente mi mejilla para corroborar que no era un espejismo. Pude ver como sus ojos se llenaban de lágrimas y sin previo aviso se lanzó a mis brazos llorando.
“Eres tú…” repetía una y otra vez.
“Todo estará bien ahora…” le dije mientras también la abrazaba.
Pancho nos observaba con alegría, noté como su rostro se había relajado.

Esta pesadilla había terminado, la había vuelto a encontrar, y esta vez no dejaría que se volviera a alejar de mi. Aquellas noches sin dormir, aquella preocupación, por fin terminaría, por que al menos por ese momento me olvidé de la situación en la que se encontraba el mundo, me olvidé del infierno que habíamos vivido, me olvide de todo…tan sólo me importaba que estábamos ella y yo…

Continuará…

Capítulo 6

SURVIVOR
When The WORLD COMES TO AN End...Only The Strongest Will Survive!

Part 6 “a prelude of death”

Un hogar…Acaso algo así aún existe en este nuevo infierno que llamamos “mundo”? Tengo que protegerlos a todos…ahora estamos solos…completamente solos…vaya eso en verdad se oye triste…Qué nos deparará el futuro cercano? Me pregunto…

Seguía manejando, el sol estaba ya saliendo, había manejado toda la noche sin un rumbo en sí. Observé el espejo por la ventana y vi como la otra camioneta seguía mis pasos con poca distancia entre los dos.

“Parece que Julio tampoco durmió…” mis ojos volvieron al camino desolado y tan solo suspiré. Escuche como alguien se movía a mi lado. Era Laura. Abría sus ojos lentamente mientras se incorporaba y fijaba su mirada en mi. En la parte de atrás Iraís, Asahel y Aldo dormían profundamente.
“Dónde estamos?” me preguntó algo desubicada.
“Seguimos en la carretera..” le respondí simplemente. Su voz aumento de tono.
“No dormiste anoche?!” me regaño. Yo tan solo le hice señas de que guardará silencio, pues los demás seguían dormidos.
“Sabes…” dijo bajando su tono. “No deberías tomarte tan a pecho tu responsabilidad, te dije que me despertarás para ayudarte a manejar mientras tu descansabas...” dijo con su mirada llena de preocupación.
El simple hecho de que ella estuviera manejando…de todos modos no podría descansar. Aunque tenía un punto…debería confiar en ella y en los demás…las responsabilidades no deberían caer completas sobre mis hombros. Ella seguía con su mirada fija en mi, esperando una respuesta.
“Pronto llegaremos…tranquila, puedo aguantar un poco más” le dije tratando de calmar esa mirada seria que cubría su usual rostro alegre.
“A dónde vamos?” me preguntó notando que tan solo era una excusa para quitármela de encima. Vaya, a veces me sorprendía lo analítica que podía llegar a ser.
“…No lo sé...” fue lo único que pude decirle.
“Detén el carro” me dijo con una mirada firme. No tuve opción, le avisé a Julio que pararíamos un minuto y detuve el carro.

Tan pronto se detuvo el carro, ella salió y abrió mi puerta prácticamente jalándome fuera del asiento del conductor. Pude observar las miradas confundidas de Harry, Jess y Julio que observaban tremenda escena. Ella me colocó en el asiento del copiloto y se sentó en el que era mi asiento. Escuche el rugir del motor, tomo el walkie-talkie y dijo con voz clara y segura.
“Bien, ahora yo estaré a cargo de la Hummer…Pancho necesita descansar” dijo enfatizando lo último.
La observaba incrédulo ante lo que había ocurrido, desde cuando se había vuelto una chica tan fuerte y decidida? Qué había pasado con aquella Laura llena de inseguridades e indecisión que conocía? Estaba sorprendido ante lo mucho que había madurado en tan solo un par de días. Me recargué en el asiento y suspiré. La observé con detenimiento mientras ella manejaba, algo me impedía cerrar mis ojos aunque ellos gritaban dentro de mí por un poco de descanso.

“Trata de dormir” me dijo Laura sin quitar la mirada del camino.
“No tengo sueño…” le mentí descaradamente, pero erré.
“No es cierto…” suspiro. “Tranquilo…puedes confiar en mi” me dijo revelando una pequeña sonrisa.
De pronto sentí una gran tranquilidad. ¿Qué es lo peor que podía pasar? Confiaría en ella, mientras trataría de descansar. Y así cerré mis ojos y pronto deje de escuchar el motor y me quedé dormido.

Finalmente abrí los ojos. El carro estaba apagado y vacio, sólo estaba yo ahí. Qué había pasado mientras me dormí?! Salí corriendo del carro tan solo esperando encontrarme con lo que más temía, cuerpos destrozados, o peor, mis amigos convertidos en “ellos”. Salí tan solo para encontrar a todos reunidos observando fijamente una gran bodega abandonada. Parece que dejé volar mi imaginación. Suspire con alivio.

“Pancho, por fin despertaste” me dijo Iraís con sorpresa.
“Cuánto tiempo dormí?” les pregunté con curiosidad.
“Unas cuantas horas” respondió Asahel con detenimiento.
Lo observe, pero pronto fije mi mirada en aquella bodega frente a nosotros, estaba algo abandonada y sentía curiosidad por lo que planeaban hacer con ella.
“Creemos que aquí podría ser un buen lugar para refugiarnos” dijo Laura con rapidez al notar mi rostro lleno de confusión.
“Sí…Jess vio este lugar mientras manejábamos” dijo Harry algo orgulloso de su amiga.
“Creo que es un buen lugar para descansar, no podemos estar viajando en la carretera para siempre” dijo Jess también con algo de orgullo.
“Y cuál es el plan?” pregunte con voz seria.
“Lo más adecuado será que algunos de nosotros entremos a revisar que el lugar este limpio, después entraremos los demás” dijo Julio sin rodeos.
“Y quién es tan suicida como para querer a entrar ahí?” pregunto Aldo sin intenciones de entrar él mismo.
“Yo entraré” Laura levanto su mano mientras accedía al plan. Observé la cara boquiabierta de Aldo ante tal declaración.
“Yo también voy” Harry pronto declaro uniéndose a su amiga Laura.
Suspire. “De acuerdo yo también entraré, los demás esperen afuera…si tenemos problemas...” alcé mi walkie-talkie. “Aldo, Iraís y Jess entrarán a ayudar” dije con firmeza.

Los tres estábamos frente a la puerta de aquella bodega. Pude observar de reojo como todos nos observaban con algo de preocupación en sus caras. Volteé a ver a Laura y a Harry esperando la misma reacción de su parte. Pero nuevamente, me equivoque. Harry estaba tranquilo, aún con un cigarro en su boca. El humo fluía de sus labios y su rostro mostraba algo que por un momento considere como emoción o un golpe de adrenalina. Por otro lado observé a Laura. Ella estaba de pie, su mirada algo seria, tenía sus pistolas en manos, no sentí el más mínimo arrepentimiento en su rostro. De pronto sentí como su mirada se fijo en mí.
“Estás listo para entrar Pancho?” me pregunto esperando una respuesta de mis labios.
Traté de mostrarle seguridad con mi mirada. “Entremos”.

Los tres nos abrimos camino entre aquella oscuridad la cual se volvió inmensa tan pronto se cerró la puerta detrás de nosotros. Lo único que se lograba ver era la pequeña luz proveniente del cigarro encendido de Harry, pero aquella no era suficiente para iluminar nuestro camino. Era peligroso caminar así, seríamos fácilmente atacados y…de pronto mis preocupaciones cesaron cuando vi una luz proveniente de uno de nosotros.
“Con esto bastará” oí la voz de Laura.
“Traías una linterna?!” pregunto Harry algo sorprendido.
“En el apocalipsis tienes que estar preparado para cualquier cosa” dijo con algo de soberbia.
“Entonces…comencemos con esto, mantengámonos juntos” volví a suspirar. “Laura, tú iras por delante, Harry y yo cuidaremos los costados” le dije con algo de duda. Ella simplemente accedió

Aquel lugar era tétrico, pero era lo más cercano a un hogar que podíamos encontrar en esos momentos. Todo parecía tranquilo, mis hombros comenzaron a relajarse, casi habíamos terminado de revisar el lugar, estaba completamente deshabitado. Eso era un alivio. De pronto sentí una mano tocar mi hombro.
“Qué pasa Laura?” le pregunte rápidamente.
“Sobre qué?” dijo confundida. Su voz se oía a varios metros de mí. Fue entonces que note algo que hizo que mi estómago subiera hasta mi garganta. Aquella mano en mi hombro se alzó y de pronto sentí dos manos aferrándose con firmeza a mi cuello evitando que pudiera respira, gritar o decir cualquier palabra.
“Pancho…Pancho!” sentí la luz de la linterna sobre mi rostro y fue cuando vi la cara de Laura, no puedo describir la cantidad de emociones que vi en ella, presentía lo peor, presentía el final de mi camino.

Antes de perder el conocimiento escuche un balazo, entonces sentí como el agarre en mi cuello se aflojaba y pude respirar. Rápidamente alcé la vista y pude ver como Laura yacía de pie con una pistola en su mano aún apuntando hacia la dirección donde estaba. Sentí como su mirada se relajo y corrió hacia mí.
“Estás bien?” me pregunto con gran preocupación. Sin embargo antes de que pudiera responderle cualquier cosa sentí como se aferró a mí en un abrazo. “Pensé que ibas a morir…” dijo en voz baja.
“Lau…creo que deberían ponerse de pie” Escuché a Harry decir con una voz algo temblorosa. Obedecimos su sugerencia. Pronto Laura dirigió su linterna hacia la voz de Harry y vimos algo que nos congeló en el momento. Eran aproximadamente una docena de esos seres caminantes frente a nosotros.
“Tres contra doce…qué opinan?” dijo Harry con ironía en su voz.
“Habló por refuerzos?” le pregunté rápidamente tomando el walkie-talkie.
Sentí como una mano me detuvo antes de lo tomará de mi cinturón. “Espera…” me dijo Laura.
“De acuerdo…” vi una sonrisa en la cara de Harry mientras apagaba su cigarro con su pie. “Nos tocan cuatro por cabeza” Laura simplemente accedió a la idea tomando sus pistolas, Harry ya tenía un machete en cada mano. Yo no tenía la menor intención de dejarlos solos en la pelea, simplemente tomé mi hacha y me preparé para lo peor.

Corrimos y atacamos a esas bestias. Laura rápidamente comenzó a dispararles apuntando directamente entre los ojos. El método más efectivo para destruirlos, de eso no cabia duda alguna. Harry corría ágilmente entre ellos, saltaba y les cortaba la cabeza sin detenerse a tomar un respiro. Sorprendente, debía admitirlo. Simplemente tomé mi hacha y los ataque tratando de partir su cráneo en dos. Cuatro por cabeza, eso no sonaba tan difícil. Después de todo, éramos un equipo y podía atacar libremente, sabía que ellos cuidaban mi espalda.

En medio de aquella batalla pude sentir como una pequeña sonrisa se formó en mi rostro. No era sádica ni macabra, era una simple sonrisa, no estaba sólo, ellos siempre estarían a mi lado. Pronto observé como habíamos terminado con aquella docena de monstruos, el lugar estaba limpio. Decidí tomar el walkie-talkie de mi cinturón, sin embargo, para mi gran sorpresa no estaba, fue entonces que escuché su voz diciendo con ánimos.
“El lugar esta limpio, pueden entrar”. No podía creerlo, cuando tomó el walkie-talkie?

Todos entraron aún algo cautelosos, observaron los cuerpos tirados y nos miraron con algo de preocupación a los tres. Nuestros rostros con sangre coagulada y algunas de nuestras ropas también manchadas. Supongo que en medio de aquella oscuridad no cuidamos alejarnos de la sangre. Creo que había cosas más importantes en juego. Aldo y Harry comenzaron a sacar los cuerpos de la bodega y los apilaron afuera donde les prendieron fuego.

Asahel, Iraís y Jess comenzaron a bajar las cosas de la camioneta. Pude ver como Laura estaba en un rincón limpiándose la cara en una cubeta con agua. Pronto Harry y Aldo volvieron y comenzaron revisando la instalación eléctrica. Julio estaba metiendo los carros a la bodega para esconderlos, no podíamos darnos el lujo de que nos robarán nuestro transporte. Al poco tiempo aquella bodega pareció volverse algo habitable. No teníamos mucho, una mesa, un par de aparatos electrónicos y para descansar simplemente unas bolsas para dormir.

Terminamos de preparar todo, aquella bodega era impenetrable y teníamos control de todo lo que ocurría alrededor de ella. Al menos pude sentir algo de seguridad en aquel lugar. Me senté en el suelo y suspiré. Todo parecía estar tranquilo, al menos por mientras. Cerré mis ojos y traté de descansar.

Asahel había puesto una especie de red para tratar de detectar señales de sobrevivientes. Pero lo único que lograba captar eran señales distorsionadas de radio, ningún grito por ayuda, sólo estática. Su mirada denotaba algo de decepción y decidió dejar el sistema por la paz mientras se levantaba y tomaba asiento con los demás.

Ahí estábamos todos, con miradas algo cansadas, no sonreíamos pero tampoco sentíamos desesperación, era pacífico estar así, en un silencio. Claro aquel silencio no podía durar para siempre. Para variar, alguien tuvo que decir algo para romper aquel “silencio incómodo”, como le gustaba decirle.
“Y ahora qué haremos?” preguntó inocentemente Laura con algo de cansancio en su voz.
“Asahel no ha recibido ninguna transmisión…” dijo Aldo con simpleza.
“Creen que somos los únicos vivos?” pregunto Iraís algo consternada.
“No lo creo…la gente halla formas para sobrevivir…nosotros somos la clara muestra de ello” dijo Harry con mucha seguridad.
“Aún así…estamos hablando de una infección…una pandemia” dijo Julio sin mucho interés.
“Y por qué estamos vivos?” dijo desafiantemente Harry. “Si nosotros tuvimos inmunidad a aquel virus, qué te hace pensar que no hubo más gente que estuviera en nuestra misma situación…en momentos como estos lo mejor es mantenernos unidos, mientras más seamos, más posibilidades tenemos de sobrevivir…como equipo” dijo enfatizando el final.

Julio tan sólo lo observó sin poder decir ninguna palabra. Harry se sintió satisfecho de haber logrado causar esa impresión en él y en todos los demás presentes. Yo lo observé, y a decir verdad, me sentí orgulloso de él, esa manera de confiar ciegamente en sus amigos, depender de ellos y hacer todo lo posible por ellos, eso era lo que más admiraba de él.

“Y…tomaremos turnos para vigilar?” pregunto Iraís también con algo de cansancio.
“Es lo mejor…no podemos confiarnos” le respondió Jess con sencillez.
“Eso supuse…” dijo ella con un suspiro.
Observé sus rostros y me consterné, noté preocupación en ellos además de cansancio. Acaso estaban llegando a sus límites?

De pronto fuimos interrumpidos bruscamente, cuando el aparato de Asahel comenzó a hacer gran ruido de estática. Aldo se levantó para apagarlo, a fin de cuentas consideraba inútil nuestra búsqueda por sobrevivientes. Pero antes de que logrará apagarlo, se escucho una voz en medio de aquella estática. Asahel se sobresalto e Iraís tan sólo le gritó que se detuviera. Pronto Aldo cayó en cuenta sobre quien era aquella persona que se escuchaba a través de aquella radio. Yo también sabía quien era. Simplemente me sentía sorprendido y noté la cara de Asahel, indescifrable ante el choque de emociones.

“…Por favor…ayuda…estoy atrapada…en química…necesitamos ayuda…son muchos…por favor…si alguien…el mensaje…por favor…nos queda poco tiempo” La transmisión se cortó bruscamente.

“Estoy segura…Es Mile” dijo Iraís rápidamente.
“Esta viva…en verdad lo esta” noté la cara con emoción de Aldo. Asahel seguía incapaz de formar una sola palabra.
“Tenemos que ir a salvarla Pancho!” Iraís se impuso ante mi.
“Estamos muy lejos…escuchaste, esta en la facultad de química!” le dije tratando de meterle algo de cordura.
De pronto Asahel habló.
“Pancho…tenemos que ir” me dijo firmemente.
“Pero sabes que es muy arriesgado volver allá…” le dije con la mayor comprensión que pude digerir.
“Por favor…necesito verla otra vez” su mirada llena de emoción logró captar mi mirada, jamás lo había visto tan seguro de sí mismo.
“Volver a la escuela…crees que llegaremos a tiempo?” le pregunté dándole a entender la posible realidad.
“Ella sobrevivirá…de eso no tengo duda” me dijo con firmeza.
Suspire. Voltee a mi alrededor y vi las miradas de todos, esta decisión no solo afectaba a Asahel o a Iraís, afectaba a todos, podíamos perder a uno en la misión, quizá morir todos, y todo yacía en mis hombros, aquella gran decisión.
Finalmente vi a Asahel a los ojos y simplemente le dije “Esta bien…partiremos mañana por la mañana”.
El se disgustó ante la decisión, se notaba que quería salir lo más pronto posible.
“Necesitamos descansar” fue lo único que le dije.

Todos trataron de dormir, aquello que nos esperaba no era fácil, pero supongo que no perdíamos nada con intentarlo.

Confiaré en ellos, por algo estamos juntos…yo los defenderé y los protegeré y sé que ellos harán lo mismo por mí. Después de todo sí hay un “hogar” en este infierno, al parecer lo he encontrado, y no me refiero a esta vieja bodega, no, esto es algo más profundo. Mi hogar...son ellos…

Continuará…