Survivor

Una epidemia extraña a comenzado a infectar al mundo entero, algunos resultan inmunes a dicha enfermedad...pero los demás terminan convirtiéndose en zombies...cuando el mundo llega a su fin...sólo los más fuertes sobrevivirán

viernes, 30 de julio de 2010

Capítulo 5

SURVIVOR
When The WORLD COMES TO AN End...Only The Strongest Will Survive!

Part 5 “Behind dead eyes…”

Un día normal en la vida normal de un chico universitario…sí, así pensé que sería ese día en la facultad de química de la UAQ. Levantarme, llegar a la escuela, examen de bioquímica, divertirme con mis amigos…y finalmente volver a casa. Sí…creí que sería un día normal…

Me levanté con más ánimos que lo usual. Me estiré mientras observaba el reloj. Las seis de la mañana en punto. Tenía un buen presentimiento ese día, creía que tan sólo mi mayor preocupación sería ese examen de bioquímica con Isidro.

Salí de mi casa y tomé el camión donde por los últimos 2 años había estado tomándolo para llegar a la escuela. El camino fue tranquilo, como todos los días. Llegué a la escuela y me encontré con esas caras conocidas que tanto aprecio.

“Trixy!” salude con ánimos a mi amiga Iraís.
“Ay Poncho…son las 7 de la mañana…cómo puedes tener tanta energía?” me dijo con voz algo adormilada.
“Ánimos Risa” trate de ponerle una sonrisa en su rostro.
“Hola” saludo Aldo mientras seguía escuchando a todo volumen sus audífonos sentado en la orilla de una banca.
“Y Asahel?” le pregunte a Iraís.
“Seguro no tarda en llegar volando…” dijo con una pequeña sonrisa.
“Volando?” le pregunte con curiosidad.
Ella señalo el cielo. “Puede que llueva hoy…”.
Aún no entendía el significado de aquella frase, pero pronto vi como Asahel se acercaba con un gran paraguas rojo a su costado. Finalmente había recordado.
“Mary Asahel Poppins!” dije con gran alegría.
Asahel tan solo saludo con una mirada algo avergonzada ante el comentario.
De pronto sentí como alguien jalaba levemente de mi chamarra. Era Aldo.
“Es hora de clase” me dijo mientras se quitaba sus audífonos.
“Es cierto…hiciste la tarea que dejo la señora puff?” le pregunté con mucha tranquilidad.
“sí…fue un martirio…pero después de ese idiota video que nos hizo hacer, esta fue tolerable” me respondió con esa apatía tan característica de él.

Ambos tomamos rumbo hacia el edificio donde tomábamos nuestra clase. Aquella clase fue particularmente aburrida, simplemente me abstuve a escuchar todo lo que nos decía. Mi mirada se mantenía fija en una chica sentada dos filas delante de mí. Esa chica que hacia tolerable estar en ese salón de clase. Mariana.

La clase termino finalmente y Aldo y yo tomamos camino hacia la explana donde nos reunimos en una banca con Iraís, Asahel y Pancho quienes habían terminado ya con su clase.

“Que onda” los salude nuevamente mientras me sentaba.
Los tres me saludaron como usualmente lo hacían. Tan solo comenzamos a platicar de cosas sin sentido, sobre las clases y los grandes martirios que podían ser. Era poco el tiempo que podíamos convivir. Simplemente estábamos en rumbos muy diferentes. Iraís era un Química en alimentos y Asahel y Pancho eran ambos de materiales. Tan solo Aldo era igual que yo, un QFO como todos nos decían. Era un químico farmacobiologo y orgulloso de serlo.

El tiempo pasó con tranquilidad como todos los demás días. Pronto descubrimos que ya era hora de mi temido examen de bioquímica. Aldo y yo volvimos a partir y Asahel, Pancho e Iraís tomaron rumbo también a su clase. Quedamos de vernos a las 12 en la explanada, como siempre lo hacíamos.

Aquel examen fue más tedioso de lo que creía. Realmente parecía que Isidro lo había hecho precisamente para que sufriéramos. Al alzar mi cabeza para verlo pude notar una sonrisa tétrica, llena de placer y satisfacción mientras todos los presentes tan solo tenían caras de angustia y decepción.

Dos horas duró aquel examen, finalmente lo entregue, contestado, creo que no me irá tan mal, esto de la bioquímica suele darse en mi. Sonreí mientras lo ponía en las manos de Isidro quien se hallaba algo sorprendido ante mi reacción facial. Salí agotado pero tranquilo, un parcial más y estaría libre de él.

Íbamos a tomar rumbo a la explanada para reunirnos como usualmente lo hacíamos pero Aldo me recordó que la Señora Puff…perdón, la coordinadora de QFB quería vernos a todos en el auditorio de química, algo sobre sus pláticas “motivacionales” que le gusta darnos, seguramente era eso.

Tan sol saludamos de pasó a Iraís , Pancho y Asahel, quienes nos observaban mientras nos alejábamos rumbo al auditorio. Simplemente quería quedarme con ellos, pero ese maldito deber QFO, no podíamos alejarnos de él.

Llegamos al auditorio y tomamos asiento en uno de los lugares hasta arriba, así al menos podría descansar mis ojos si se llegaba a emocionar hablando. Aldo estaba de acuerdo conmigo. Pudimos observar como tan solo una parte del grupo estaba presente, como siempre, me dije a mí mismo. Y ella empezó a hablar.

No teníamos la menor idea de que afuera de aquel lugar, el fin estaba comenzando. No sabíamos nada. Mis ojos se empezaron a cerrar lentamente, hasta cabecee por un momento, pero algo captó mi atención, y no era nada bueno. Se escuchó un grito ensordecedor lleno de desesperación. Mi corazón comenzó a latir de prisa. La coordinadora guardo silencio, y se notó una cara de preocupación. Se volvió a escuchar ese grito, más ensordecedor que nunca. Todos nos levantamos con algo de preocupación. Qué estaba pasando ahí afuera? Observé como Aldo también miraba con miedo la puerta mientras muchas sombras pasaban corriendo.

Todos estábamos tan enfocados en tratar de saber lo que pasaba allá fuera, que no notamos lo que ocurría dentro del auditorio. La coordinadora estaba en el suelo y comenzó a toser sangre. Una chica se acerco a tratar de ayudarla, pero era tarde, ya no respiraba. El siguiente grito fue dado por aquella chica sin embargo este fue ahogado cuando la maestra se alzó y atacó directo a su cuello. Todos observaban petrificados mientras aquel grito fue volviéndose un simple susurro.

Hubo un momento de silencio y después comenzó la manía. Todos corrieron hacia la puerta tratando de salir, de alejarse de aquella mujer que estaba dispuesta a comerse a sus propios alumnos. Pero pronto, junto con aquella chica comenzaron a atacar a más de nosotros, poco a poco reducían nuestros números.

Finalmente Aldo y yo pudimos hacernos camino entre la multitud y salir de aquel lugar tan solo para darnos cuenta que habíamos llegado al infierno mismo. Todo estaba en llamas, había sangre por doquier, cuerpos tirados y alumnos alimentándose de ellos. De pronto sentí una gran necesidad de vomitar, pero tan sólo fue momentánea, aquella imagen me había dejado nauseabundo.

Aldo pronto logró hacerme reaccionar mientras me decía que había que alejarnos y encerrarnos en un lugar seguro. Aquello que nos rodeaba no era algo simple, era algo mucho más macabro que lo que todos imaginábamos. Él tenía razón, de quedarnos ahí tan solo seríamos víctimas. ¿Qué pasó con aquel gran día que pensé que tendría? ¿Qué pasó con aquella vida normal de la que tanto me sentía orgulloso? ¿Qué estaba pasando con el mundo?

Íbamos a correr, pero de pronto noté algo. Ella estaba en el suelo, Mariana estaba lastimada. Seguramente se había lastimado mientras corríamos entre la multitud tratando de salir. Pudo haber tropezado y alguien lastimó su pierna. Observé como sostenía esta mientras se arrastraba lentamente. Pero eso no fue lo más preocupante. Esa mujer, esa maestra…la coordinadora se le estaba acercando de prisa. A pesar de ser una mujer tan grande, me sorprendió la velocidad con la que se acercaba. De pronto sentí una gran necesidad en mi pecho, sabía que no podía quedarme con los brazos cruzados, no podía dejar que su suerte estuviera en manos de aquella señora que se hace llamar educadora. No podía permitirlo. Aldo tan sólo me observaba sorprendido ante mi mirada llena de decisión. Él sabía que no huiría, él sabía lo que estaba pasando por mi mente en ese momento.

Tomé una escoba que encontré y corrí, corrí como nunca y la golpee, la golpee con tanta fuerza que mis brazos temblaron. Ella me vio, su mirada llena de agradecimiento pero sobre todo, llena de admiración. Me descuide por un simple momento, traté de levantarla, de ayudarla a salir de ahí, pero sólo vi una gran sombra formándose debajo de mi. Ese monstruo…no lo había matado.

Traté de correr, pero caí, mi cuerpo no podía con tanto. Mariana cayó a mi lado. Antes de que me tocara, logré levantarme y tomé su mano. Ella me miraba con desesperación.
“Déjame…sálvate tú” me decía con sus ojos llorosos.
“No puedo…no puedo abandonarte a tu suerte” fue lo único que pude decirle.
Quizá debía decirle algo de mayor importancia en aquel momento, pero mis pensamientos estaban demasiado desorganizados como para plantear una frase heroica en un momento como aquel. Tan sólo sentí como alguien nos había logrado alejar del alcance de aquella mujer desquiciada.

“No te dejare morir…” me dijo mientras nos alejaba usando todas sus fuerzas.
Mi amigo, realmente regresaste por mi, por nosotros. Sentí un rayo de esperanza, quizá saldría vivo de ahí. Erré. Sentí como alguien se aferraba fuertemente a mi brazo, sentí los dientes enterrarse en mi piel y la sangre fluir por mi brazo. Tan sólo grite.

Ahí estaba, esa macabra mujer, aferrada a mi brazo. Sentí como Mariana y Aldo trataban de alejarla, pero ella tomó también a Mariana. Pude sentirlo, ese era el final. Pero aún había esperanza para alguien, Aldo, él aún podía vivir.

Logré zafarme de ella y logre zafar a Mariana, pero era tarde, ambos estábamos heridos.
“Huye! Vete!” le dije con desesperación a Aldo. “Yo lo entretendré!”
“No puedo dejarte! Eres mi amigo!” me dijo incapaz de entender la situación en la que estábamos.
“Descuida…” le sonreí. “Vive por mi…” le dije con nostalgia.
Él de pronto entendió y corrió.
Esa señora trató de alcanzarlo pero yo la detuve del tobillo haciéndola caer, juro que el suelo tembló. Pude ver como Aldo se alejaba de su alcance. Entonces traté de asesinarla pero su fuerza era sobrehumana. Trató de alcanzar a Mariana quien se arrastraba con lentitud, yo no iba permitir eso. Ya no tenía fuerza alguno, no tenía armas, estaba herido…sólo se me ocurrió hacer una cosa.

Me interpuse en su camino siendo yo el atacado. Sentí la sangre fluir por mi cuerpo, oí a Mariana gritar con desesperación. Aquel grito se volvió cada vez más lejano. De pronto mi vista se comenzó a nublar hasta que finalmente solo pude ver una gran oscuridad.

Es esto lo que se siente morir? Tan solo era el inicio del fin…aquella vida normal que todos teníamos…había llegado a su fin…Y yo simplemente caí…me pregunto que será de mi ahora? Iré al cielo o al infierno…? Sólo espero que mis amigos estén bien…

Continuará…

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