Survivor

Una epidemia extraña a comenzado a infectar al mundo entero, algunos resultan inmunes a dicha enfermedad...pero los demás terminan convirtiéndose en zombies...cuando el mundo llega a su fin...sólo los más fuertes sobrevivirán

viernes, 30 de julio de 2010

Capítulo 10

SURVIVOR
When The WORLD COMES TO AN End...Only The Strongest Will Survive!

Part 10 “At the end of sorrow”

Cómo se supone que me debía de sentir en ese preciso instante? Me sentía culpable…Aquel hombre que llegué a despreciar tanto acababa de perder su vida, y yo me había encargado de eso. Seguía aferrada a ese momento, tanto, que no me importó nada más…

Tan solo estaba sentada frente al cuerpo sin vida de Julio, mi rostro manchado de sangre, mis manos sosteniendo aún la pistola y en la frente de él un hoyo producido por aquella bala. Su último deseo…que yo le quitará su vida. Mis ojos ya no lloraban, pero yacía inmóvil frente a él, no podía levantarme, hablar ni mucho menos huir. Tan solo esperaba a que una de esas cosas me encuentre y también terminará con mi propia vida.

Pronto escuché voces a la distancia, gritos de desesperación y pasos que avanzaban a gran prisa, pero no pude darles importancia. Simplemente seguía viendo el cuerpo de Julio mientras me hundía más en aquella culpa que sentía.

Sentí como dos personas me levantaban y me ayudaban a caminar. En ese instante vi la cara de Pancho frente a mí. Su mirada petrificada, una emoción indescriptible, de pie observando como Jess y Harry me ayudaban. No estaba seguro si lo que sentía era decepción, miedo o quizá culpa. Pero eso dejo de importarme, no me importaba nada de lo que ocurría a mi alrededor. Escuchaba como Harry y Jess me hacían preguntas. “Qué pasó?”, “Estás bien?” entre otras. Pero no dije nada, no podía decir nada.

No supe cómo, pero habíamos regresado a la vieja bodega. Pude ver los rostros llenos de miedo y tristeza de los demás cuando Pancho les dio la noticia de lo que había ocurrido, pude sentir rápidamente las miradas fijas en mí. Harry y Jess pronto me subieron a nuestro cuarto. Me senté en mi rincón y pude oír la puerta cerrarse, Harry se había retirado. Tan sólo estaba Jess conmigo. Ella comenzó a tratar de hablar conmigo. Aunque en esos momentos no podía ni quería hablar sobre lo ocurrido. Parte de mi sólo quería olvidarse de todo pero otra parte, la masoquista, no podía olvidar la gran culpa que cargaba sobre mis hombros.

En la planta baja seguían todos en una especie de luto. Harry pudo notar esto mientras bajaba por las escaleras.
“Y cómo pasó?” le pregunto Iraís a Pancho.
“No estamos seguros…cuando llegamos sólo vimos a Laura sentada frente al cuerpo de Julio, y ella no ha dicho absolutamente nada” dijo Pancho con seriedad.
“Pero…eso no tiene sentido” dijo Aldo algo confundido.
“Ella tenía la cara manchada de sangre y una pistola en sus manos” interrumpió Harry. “Y Julio tenía una herida de bala en la cabeza”.
“Ella lo mato?” pregunto Mile horrorizada.
“Suponemos algo peor…” continúo Harry. “Él tenía una mordida en su brazo…”
“Más bien fue contagiado y ella tuvo que matarlo…” dijo Iraís en voz baja.
“Pero vieron la cara que tenía?” dijo Aldo preocupado.
“Desde que la encontramos ha estado así…esta como en shock” dijo Pancho aún más serio.
“Jess está con ella” dijo Harry, “Espero que pueda ayudarla…”
“Y ahora qué pasará con el antivirus?” preguntó Asahel.
“Las muestras que recolectamos están en el carro…pero el que sabía bien todo era Julio” dijo Pancho desanimado.
“Entonces…volvemos al principio” suspiro Asahel. Pancho sólo desvió su mirada llena de preocupación.
“Aldo…tenemos que ponernos a trabajar…empecemos las pruebas en las muestras que trajimos” le dijo Harry.
“Cierto, tenemos que intentar lograr algo con ellas…” le respondió mientras ambos se iban al laboratorio.

Iraís observó como Mile y Asahel se iban al centro de vigilancia y Pancho simplemente se fue a sentar en aquella mesa donde Julio se ponía a pensar. Ella no pudo evitarlo, se acercó a él.
“Pancho…qué tienes?” le preguntó bruscamente.
“Yo…nada” respondió mientras su mente seguía pensando un sinfín de cosas.
“Enserio…dime qué te pasa?” le volvió a preguntar.
“Estoy muy…” suspiró. “Estoy preocupado”. Finalmente le respondió.
“Por el antivirus?” le preguntó, “O…por Laura?”
Él se abstuvo a responder aquella pregunta. Iraís finalmente se rindió y lo dejo sólo, decidiendo mejor ire a brindar un poco de ayuda a los QFO´s.

Pasaron unas cuantas horas. Harry, Aldo e Iraís habían salido a tomar un pequeño descanso de las pruebas. Notaron como Pancho seguía en la misma posición pensativa en la que Iraís lo había dejado. Mile y Asahel pronto se unieron también al grupo. Todos estaban algo serios y trataban de relajarse por un momento. En eso notaron como Jess bajaba las escaleras lentamente con una mirada algo decepcionada.

“Qué pasó Jess?” pregunto rápidamente Harry.
Jess suspiró. “Es inútil, no pude lograr que dijera una sola palabra…” se siguió acercando.
“Cómo…enserio no pudiste hacerla reaccionar?” preguntó Harry incapaz de creer que su amiga seguía en aquel estado deplorable.
“No habla, no llora, sólo está viendo a la nada…” dijo con un tono de tristeza. “Es como si no estuviera aquí, su cuerpo sí pero su mente no”.
“Demonios…” dijo Harry entre dientes. “Esto no es nada bueno…”
“Por qué dices eso Harry?” le preguntó Iraís consternada.
Harry suspiró mientras tomaba un cigarro y lo encendía. “Cuando algo así ocurre…que tienes que matar a uno de tus propios compañeros…bueno la culpa puede consumirte, tanto que no piensas claramente”.
“Pero eso es normal…” dijo Aldo. “Somos humanos después de todo”.
“La cuestión es…si volvemos a estar en algún enfrentamiento con aquellas cosas…lo más seguro es que muera, y si muere alguien más sentirá culpa…y…” dijo sin ánimos.
“En cuestión de días estaríamos todos muertos” dijo Asahel fríamente.
“Exacto…” dijo Harry mientras expulsaba suavemente humo por sus labios.

Se escuchó como Pancho se levantaba y corría por las escaleras hacia los cuartos. Todos observaron esto algo sorprendidos.
“Esto en verdad es malo…” dijo Jess, “Ahora somos solo 8 otra vez…y si las cosas siguen así…” dijo en un tono con miedo.
“No digas eso…” le detuvo Harry. “No dejaré que nadie más muera, te lo prometo”.
“Harry…” lo vio fijamente Jess. “Sabes que sin un antivirus…una simple mordida y estaremos muertos”.
“Por eso vamos a hacer el antivirus” le dijo firmemente Harry. “Confía en mí” le dijo mostrando una pequeña sonrisa tratando de darle algo de tranquilidad a Jess.
Jess sonrió levemente pero su mirada se desvió hacia las escaleras. “Crees que…”
“Que fue a hablar con Laura? Probablemente…” dijo Harry mientras apagaba su cigarro con su pie.

Pancho subió las escaleras deprisa llegando al último cuarto de la izquierda. Abrió la puerta súbitamente y se detuvo en seco. Frente a él estaba Laura, sentada sin sus botas con la cabeza escondida en sus rodillas.

“Laura…” Pancho se acercó a la chica. Ella simplemente levanto ligeramente su cabeza, lo vio y regresó a su posición inicial.
Él continuo acercándose cautelosamente, ponto se encontró frente a ella y se hincó frente a sus rodillas.
“Laura…por favor trata de decirme algo” le dijo con una gran preocupación en su rostro. Sin embargo no hubo respuesta alguna de la mujer frente a él.
“Lo de Julio te dolió mucho verdad…?” comenzó a hablar Pancho, aunque parecía más un monólogo pues no había reacción alguna de Laura.
Él suspiro. “No fue tú culpa…él consideró que salvar tú vida era más importante que la suya, viniendo de alguien como él…es mucho decir” le dijo con una mirada algo pensativa.
“A decir verdad estoy muy agradecido con él…si él no hubiera ido a ayudarte…lo más probable es que tú hubieras muerto…” Pancho se mordió el labio inferior. “Eso si no lo hubiera podido aceptar nunca”.
Él volvió a mirar a la chica pero observó la misma reacción. Continúo hablando.
“Sabes…no podemos vivir aferrándonos a algo que ya ocurrió, sea bueno o malo…y en estos momentos necesitamos…” recapacitó sobre sus palabras, “Necesito…que estés bien” Volvió a suspirar. “Si te llegará a perder…” se detuvo y observó nuevamente, ninguna reacción en lo absoluto.

En esos momentos dejó que sus sentimientos tomarán rienda de él y tomó bruscamente a la chica de los hombros acercándola hacia él. Sus ojos se abrieron llenos de sorpresa ante los sentimientos transmitidos hacia ella en ese instante. Pronto se separaron y él la abrazo con fuerza. Finalmente él la dejo nuevamente recargada sobre la pared. Suspiro pues su mirada seguía la misma, no había tenido reacción alguna de su parte. Simplemente se sentó en contra de la pared a lado de Laura.

En el rostro de Laura se observó como una pequeña lágrima corría por su mejilla. Ella rápidamente se tapó la cara llamando la atención de Pancho.
“Qué pasa? Laura?” dijo mientras se volvía a colocar frente a ella.
Laura sólo se lanzó a su pecho y lloró, dejo salir todas esas lágrimas que estaba reteniendo en su interior. “Fue mi culpa! Julio murió por mi culpa! Yo lo maté!” decía mientras seguía llorando.
Pancho se sintió sorprendido por un momento pero pronto comenzó a acariciar el cabello de la chica tratando de tranquilizarla mientras sacaba toda la culpa que cargaba. Ella había vuelto, se dijo a sí mismo.

En la planta baja de la bodega, Iraís y Aldo trabajaban arduamente en el laboratorio, sólo ellos dos pues Harry seguía afuera con Jess. Tenían preparados unos 20 cultivos de las muestras que habían conseguido.

“Sabes…” comenzó Iraís tratando de iniciar una conversación entre los dos. “Sinceramente no puedo creer que Julio en verdad esté muerto…”
“Lo sé…” comenzó Aldo. “Ahora las posibilidades de sintetizar el antivirus han disminuido mucho”.
“Acaso piensas que sin Julio no podremos sintetizar una cura?” dijo Iraís algo indignada.
“No me refería a eso…más bien tardaremos mucho más sin su ayuda” trató de convencer a Iraís. “Si tan sólo tuviéramos su cuaderno…”
“No se lo dejo a nadie?” preguntó Iraís. “Pero tu compartías tú cuarto con él”
“Él era muy aferrado a sus cosas…no las dejaba tiradas por ahí” se trató de justificar Aldo.
“Y qué pasará con Lau?” preguntó cambiando el tema.
“No lo sé…tú viste como Pancho subió corriendo, si él no logra hacerla reaccionar, bien podemos darla como perdida” dijo sin mucha importancia.
“No hables así!” le dijo Iraís algo irritada. “Si la muerte de Julio, alguien que ni siquiera nos hacía caso nos pesa…imagínate que una de tus amigas muera”.
Aldo sólo se quedó pensativo.
“Qué sentirías si yo me muriera?” le soltó la pregunta a Aldo.
“No lo sé…” le dijo evitando su mirada aunque dentro de él sabía que le dolería mucho perder a alguien como Iraís, sin embargo no estaba ni cerca de admitirlo frente a ella.
“En esta situación…tenemos que hacer todo lo posible por mantenernos vivos” dijo Iraís en voz baja.
“Por eso necesitamos el antivirus…esto nos da mayores posibilidades de vivir” dijo Aldo con seriedad.
Iraís sonrió. “Entonces trabajemos, el antivirus no se va a sintetizar sólo”.
Aldo no pudo evitar sonreír ante el comentario de su amiga de cabellos rizados.

En verdad no sabría qué haría sin ella. Efectivamente hubo un momento en el que él había considerado el hecho de perderla, pero en aquel momento lo invadía más una culpa debido a su amigo Poncho. Tenía que sintetizar ese antivirus, no podría soportar perder a alguno de sus amigos, a Iraís o a ninguno de los presentes.

Las cosas seguían algo tristes. Tanto Harry como Jess seguían preocupados por el estado mental de su amiga, Asahel y Mile trataban de pensar en un modo de sintetizar el antivirus y aquellos momentos se sentían más sombríos que nunca. Pero algo estaba por cambiar, sus mirados se posaron en las escaleras donde Pancho las bajaba con Laura a su lado. La luz había regresado a sus ojos y notaron algo más que traía en sus manos, aquello que cambiaría el aspecto de todo.

“Lau! Estás mejor!” exclamó Jess corriendo hacia mí.
“Sí…ya estoy mejor” le dije en voz baja y tranquila, aún me costaba algo de trabajo hablar.
Al escuchar todo el alboroto, Aldo e Iraís salieron corriendo del laboratorio.
“Lau!” exclamó Iraís.
Harry no pudo evitar su curiosidad y me pregunto. “Qué traes en las manos?”
“Ah…esto…” vio el cuaderno en sus manos. “Es el cuaderno de Julio…antes de que muriera me pidió que se los diera…junto con esto” saqué el pequeño frasco con las muestra de sangre de Julio. “Es la sangre de Julio…infectada” dije con un ligero tono sombrío al final.

Sentí que Aldo me arrebataba tanto el cuaderno como la sangre y salió corriendo al laboratorio. Pasaron los minutos y todos observábamos con preocupación a espera de que aquella puerta se abriera. Como al cabo de media hora salió Aldo con una cara algo triunfante.

“Esto era lo que necesitábamos!” sonrió como nunca lo habíamos visto sonreír. “La muestra de Julio y sus notas…todo encaja perfectamente! Al paso que vamos…el antivirus estará listo en cuestión de días”.
Todos sintieron una gran ola de felicidad, había esperanza, podíamos terminar con esto, teníamos la cura. Todos se abrazaron, gritaron y demás. Yo observé aquello y no pude evitar pero sonreír. Tú legado no fue en vano…

Aquellos sentimientos siempre iban a estar en mi corazón, no podía simplemente borrarlos ya que aquello implicaría que su recuerdo también desaparecería…sin embargo, tanto Julio como Pancho dejaron de algún modo ese día su huella en mí. Aquel día aprendí que no puedo vivir tratando de aferrarme a un pasado…necesito vivir tratando de cambiar el futuro…

Continuará…

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