Survivor

Una epidemia extraña a comenzado a infectar al mundo entero, algunos resultan inmunes a dicha enfermedad...pero los demás terminan convirtiéndose en zombies...cuando el mundo llega a su fin...sólo los más fuertes sobrevivirán

viernes, 30 de julio de 2010

Capítulo 7

SURVIVOR
When The WORLD COMES TO AN End...Only The Strongest Will Survive!

Part 7 “back into the nightmare”

Acaso estoy pensando claramente en lo que acabo de proponer? Esta decisión…pero necesito verla…debo verla otra vez…no puedo dejar que algo le pase? Será que mi corazón esta dominando mis acciones impidiéndome pensar analíticamente en la situación…Esto es una pesadilla…

Tantos pensamientos cruzaban mi mente impidiéndome dormir, tan sólo podía yacer ahí, inmóvil, incapaz de cerrar los ojos. Jamás me había sentido tan preocupado en mi vida, si fuera sólo yo, tal vez no habría problema, pero no era yo solo, 7 personas más serían afectadas por mi decisión nada lógica, simplemente guiada por una corazonada. Esto era complicado. Escuché un ruido cerca de mí, parece que alguien tampoco podía dormir.

Observé como la silueta de Pancho se alzaba y se alejaba del grupo que dormía. Tal vez ya era hora de su turno de vigilancia…tal vez simplemente no podía dormir. Eso no me sorprendería en lo absoluto. De algún modo, él y yo somos similares, sin embargo, su cargo de responsabilidad es mayor al mío.

Todos tratan de sobrellevar esta situación lo mejor posible, me he sorprendido que ninguna de las chicas se ha soltado en lagrimas, las tres siempre muestran una cara segura, Aldo a su manera demuestra su fortaleza, Harry arriesga todo por todos sin esperar nada a cambio, y Julio…bueno él sí que es el otro lado de la moneda, a veces pienso que el sólo está con nosotros por conveniencia. De nuevo traté de cerrar los ojos, lo único que quería es descansar, una hora, media hora, hasta con 10 minutos me conformaba. Tan pronto los cerraba, su recuerdo aparecía en mi mente y las preocupaciones regresaban. Suspiré. Será una larga noche.

Finalmente empezó a haber movimiento a mi alrededor, todos se preparaban para el vieja que nos esperaba. Pancho revisaba los carros para que estuvieran en óptimo funcionamiento, Jess estaba recolectando armas, nunca podíamos tener demasiadas armas improvisadas, Iraís preparaba las provisiones para el viaje. Aldo y Harry estaban equipando los vehículos con toda la seguridad y medios de comunicación posible. Laura checaba un mapa tratando de descifrar la mejor ruta para llegar a Querétaro y Julio estaba planeando una estrategia, al menos eso parecía, para la misión en química usando un ajedrez viejo.

Al poco tiempo todos nos reunimos para darle los toques finales a la misión. Laura inicio.
“De acuerdo al mapa, la ruta más rápida y segura a Querétaro sería irnos por una carretera alterna, lo más seguro es que todas las autopistas estén atascadas de carros abandonados, si tomamos esta carretera…pasaremos por Huimilpan y entraremos a Querétaro por el Libramiento Sur-Poniente…” dijo explicando cada detalle.
“Pero 5 de Febrero estaba atascada de carros la vez que escapamos de química…” dijo Aldo con confusión, “Cómo llegaremos a química?”
Laura suspiró y dijo con seguridad. “Entrar a la ciudad sería muy arriesgado y todas las vías principales están impenetrables, sin embargo podemos entrar a química por el Cerro de las campanas…”.
“Y cómo llegamos ahí en primer lugar…Bernardo Quintana va a estar igual que 5 de Febrero” dijo Harry algo desafiante.
Laura sonrió. “Esta ruta nos llevará hasta constituyentes…no hay una ruta segura, pero esta es nuestra mejor opción, nos llevaría por calles alternas hasta llegar al cerro de las campanas…el detalle es precisamente cruzar constituyentes.”
“Suena viable…”dijo Pancho mientras seguía analizando la ruta. “Tendremos que tener mucho cuidado…pero de todos modos, el riesgo siempre estará presente”.
“Y cuál será la estrategia llegando allá?” preguntó Jess algo consternada.
Julio tosió. Todos miraron hacia su dirección.”De acuerdo a las previas misiones que hemos tenido…he decidió que lo mejor es que mantengamos los equipos habituales, Jessica con Harry, Iraís con Aldo, Laura con Pancho y Asahel conmigo.”
“Espera…” tuve que hablar. “Pancho…quiero que tú me acompañes” le dije firmemente.
Pancho me miró con cautela, sabía la razón por la que lo había elegido precisamente a él, él me entendía mejor que nadie más.
“Y qué hay de Laura?” pregunto Aldo algo preocupado.
Pancho habló. “Laura puede ir con Julio, de todos modos ella sabe cuidarse muy bien”. Pude ver como volteo a verla y recibió una mirada de aceptación hacia su idea, Julio por otro lado no se veía muy convencido ante el cambio.
“Bien, todos saben cuál es la meta principal de esta misión?” preguntó Pancho con seriedad.
“Buscar a Mile?” dijo Harry inocentemente.
“Sí y no…” lo corrigió Pancho. “Buscar sobrevivientes” Pancho tomó aire y les dijo como todo un líder. “No traten de desviarse de la misión, no traten de enfrentarse a ellos y por favor, no cometan locuras, no podemos darnos el lujo de regresar menos de los que nos fuimos…”.
Todos se subieron a los carros y tomamos camino hacia nuestro nuevo destino.

Efectivamente la ruta que había propuesto Laura fue una sin muchos obstáculos, lo ideal era evitar confrontaciones, teníamos que guardar fuerzas para cuando el momento llegará. Al inicio iban Jess y Laura manejando ambos vehículos, uno detrás del otro, a mitad del camino cedieron los lugares a Harry y a Pancho a que continuarán el viaje. Finalmente llegamos a Querétaro, parecía un pueblo fantasma. Lo más difícil fue cruzar constituyentes, había carros chocados por doquier, rutas volteadas, cuerpos en descomposición y seres alimentándose de ellos. Tan pronto nos hicimos camino entre esos obstáculos, llegamos al cerro de las campanas. Tuvimos precaución al entrar a la universidad, no observamos mucho movimiento al entrar, sin embargo tratamos de hacer el menor ruido posible. Pancho y Harry estacionaron los carros a una orilla de química enfrente de la biblioteca central. Todos esperamos la señal de Pancho quien tomó aire antes de decir lo que todos esperábamos.

“De acuerdo…éste es el plan” dijo mientras sostenía el walkie-talkie con otra mano. “Jess y Harry revisarán el edificio 3 y sus alrededores, Iraís y Aldo quiero que revisen el edificio uno y los de administración, Laura y Julio se encargarán del edificio 2 y el almacén y Ashael y yo nos encargaremos del CEACA y del edifico 6” finalmente dijo mordiéndose levemente el labio inferior.
“Todo estará bien…ya verás” le dijo Laura tratando de darle ánimo.
Él solo movió su cabeza y dijo con voz clara. “Es hora”

Todos salieron con sus respectivas armas y se separaron hacia sus respectivas áreas. Tenía un presentimiento en el fondo de mi estómago, tan sólo esperaba que lográramos salir ilesos de ahí.

Harry y Jess entraron de prisa al edificio 3, cerrando detrás de ellos las puertas esperando no encontrarse con ninguna de esas criaturas.
“Vaya…esto sí que trae viejos recuerdos” dijo Harry con algo de cinismo.
“No fue hace mucho” le recordó Jess.
“Y crees que haya alguien vivo aún aquí? Por qué no los vimos antes…?” le pregunto Harry a Jess.
“No lo sé…pero regresar aquí simplemente no me agrada en lo absoluto” dijo con seriedad.
“Tienes miedo?” dijo con un tono ligeramente burlón mientras tomaba su mano y levemente tocaba la palma de su mano.
“Basta, sabes que eso me da cosquillas…” dijo tratando de no reírse muy fuerte.
De pronto se escuchó un fuerte ruido.
“Qué convendrá hacer Jess?” le preguntó Harry.
“Tal vez separarnos no sea una mala idea…terminaríamos más pronto” dijo Jess algo preocupada.
“Está bien…tú checa la planta baja, yo checaré arriba, nos vemos aquí en 10 minutos” le dijo con seguridad Harry. Ella accedió.
Ambos tomaron camino de prisa a revisar el lugar, sin embargo aquel lugar seguía tal cual como lo habían dejado, intacto aún con los cuerpos del Dr. Santos y el Dr. Coronel tirados descomponiéndose donde habían sido derrotados. Finalmente la búsqueda llegó a su fin y Jess volvió a reunirse con Harry.
“Tuviste algo de suerte?” le preguntó Harry con curiosidad.
“Nada…todo está tal y como lo dejamos” dijo algo decepcionada. “Al menos no nos hemos encontrado con ninguna de esas cosas…”
Harry tomó la iniciativa. “Revisemos la café y regresemos a los carros”. Jess aceptó.
Ambos salieron con cautela del edificio, pero algo los hizo detenerse en seco. Una sombra gigante se formaba a unos metros de ellos, sus miradas sólo denotaban confusión y algo de miedo. Harry por fin pudo decir una palabra. “Pedro…”

Mientras tanto Iraís y Aldo acababan de adentrarse en el edificio 1, después de revisar la administración, notaron nada fuera de lo normal. Era como si se hubieran de pronto esfumado en la nada. Eso sin embargo, en vez de tranquilizarlos, aumentaba la preocupación.
“Parece que la planta piloto también está vacía…” dijo Aldo sin mucho ánimo.
“También por acá está solo…eso es extraño no crees?” preguntó Iraís.
“Extraño por qué?” le devolvió la pregunta Aldo.
“Cuando estuvimos aquí, todo estaba infestado…y ahora, no hemos visto a ningún zombie” dijo Iraís preocupada.
“No sé…tal vez estén dormidos” trato de justificarse Aldo. Iraís tan sólo le mando una mirada desaprobando su apatía ante el asunto.
“Chequemos la biblioteca” tan sólo dijo Aldo para alejar la mirada penetrante de Iraís sobre él.
Ambos subieron con precaución las escaleras, pero al subir no vieron nada. Desde su posición, la biblioteca se veía vacía. No se oía ningún ruido aparte del ligero sonido producido por los pasos de Iraís y Aldo.
“Entramos?” dijo Iraís señalando la reja entre abierta.
Aldo la tomó y la abrió. “Las mujeres primero” Iraís lo miró y sin decir ninguna palabra tomó la iniciativa en el equipo.
Aquel lugar estaba vacío, libros tirados por doquier, vidrios quebrados, mesas rotas y sillas en lugares inexplicables, pero todo estaba vacío.
Iraís decidió adentrarse entre los libreros gigantes, quizá alguien se escondería aquí, pensaba en su mente mientras Aldo la seguía algo apartado, aún asombrado del estado en que se hallaba la biblioteca. Iraís decidió no prestarle demasiada atención a Aldo y continuo caminando, estaba a punto de terminar de revisar y al dar vuelta a la siguiente fila se detuvo en seco. No se oyó un grito, un golpe, el único ruido que se oyó fue la ballesta cayendo al suelo. Aldo se alarmó y corrió hacía el ruido tan sólo para encontrarse con algo que hizo que su corazón subiera hasta su garganta y sus manos temblarán de miedo literal.
“Iraís!” se escuchó su grito retumbar por todo el edificio.

En el edificio 2 Laura se acaba de reunir con Julio enfrente de las gavetas del segundo piso. Aquel edificio también aparentaba estar completamente vacío. El simple hecho de haber regresado a aquel lugar en específico hacía erizarse la piel de Laura. Sus últimos recuerdos en ese edificio no eran del todo gratos. Sin embargo también la invadía una cierta ironía, ya que estaba en aquel lugar precisamente con la persona que jamás creyó terminaría haciendo equipo con. Julio, el serio, frio y calculador Julio.
“Encontraste algo?” le preguntó Laura tratando de iniciar una conversación con el chico serio.
“Nada vivo, si a eso te referías” dijo simplemente Julio sin cambiar la expresión en su rostro.
“Esto es tan extraño…a dónde se fueron esas cosas? Habrán tratado de buscar alimento en otro lugar?” dijo Laura aparentemente a si misma pues Julio no respondió en lo absoluto.
Laura suspiro. “No tienes algo que decir?”
“Nada útil” le respondió Julio con seriedad. Laura volvió a suspirar.
De pronto se escuchó un grito hostil lleno de desesperación por todo el edificio.
“Ese grito…alguien necesita de nuestra ayuda!” Laura rápidamente tomó posición y corrió hacia algún lugar dónde pudiera ver claramente lo que ocurría afuera de aquel edificio.
Alguien la detuvo del brazo. “Por qué me detienes?! Nos necesitan!” le gritaba a Julio quien no le permitía avanzar.
“Es inútil…”le dijo simplemente.
“La idea de esta misión es salvar vidas, no salvarnos a nosotros mismo!” le dijo con desesperación Laura finalmente librándose de su agarre.
“En este nuevo mundo sólo sobrevivirán los más fuertes…aquellos que no lo sean merecen mori…” su oración fue bruscamente interrumpida por una cachetada.
Laura lo miraba desafiantemente con lágrimas de coraje formándose en sus ojos. “Acaso Andrés murió por débil? Andrés se sacrificó para salvarnos! Tú sólo piensas en tú propia salvación, tú no te atreverías a arriesgarte por ninguno de nosotros!” Julio simplemente la miraba sorprendido incapaz de decir una sola palabra. “Eres un idiota!” le dijo con determinación. “En todo caso tú deberías estar muerto…” se dio la media vuelta y continuo su camino.
Julio sólo se quedó de pie observándola irse, su mejilla roja por el golpe y su orgullo lastimado. Pronto avanzo y trató de alcanzar a Laura.

Laura caminaba hacia el almacén con decisión y coraje en cada uno de sus pasos. Julio la seguía con cierta distancia. Laura pronto notó su presencia fría detrás. Trató de abrir con cautela la puerta del almacén, pero terminó abriéndola de golpe. Arrepintiéndose rápidamente de su acción, pero al no ver a ningún zombie atacarla, pudo relajarse.
Volteo a mirar a Julio con seriedad.
“Checa el área de reactivos, yo checaré la del material…” Julio tan sólo movió su cabeza en confirmación.
Cada quien tomó su camino, Laura sólo vio material rotó, sangre coagulada en las paredes pero ninguna señal de vida. Por otro lado Julio veía botes de reactivo tirados, algunos aún reaccionando entre sí, pero tampoco vio nada. Sin embargo pronto sintió a alguien tomarlo firmemente entre sus brazos y sintió como unos dientes trataban de morderle el cuello. Se sorprendió ante la persona que trataba de terminar con su vida, el almacenista Ariosto. El rifle de Julio estaba en su espalda pero sus brazos no podían moverse. Pensó en gritarle a Laura por ayuda, pero considero que con lo ocurrido probablemente lo dejaría morir ahí. Julio tan sólo se abstuvo y cerró sus ojos esperando su final pero se escucho un balazo y Ariosto lo soltó rápidamente cayendo sobre un frasco lleno de mezcla crómica. Julio abrió sus ojos y vio a Laura de pie frente a él, el humo aún saliendo de su pistola.
“Por qué me salvaste?” preguntó él.
“Serás un idiota…pero eres uno de nosotros” dijo Laura mientras de nuevo tomaba camino hacia la salida.
Julio estaba sorprendido, no lograba entender a esa mujer frente a él.

Mientras en el edificio 3, Harry y Jess se encontraban con lo más temido. Las manos de Jess temblaban, no sabía si atacar o correr. Frente a ellos estaba Pedro, pero ya no era el Pedro que conocían, él se había convertido en uno de ellos. Harry estaba de pie, era incapaz de lastimar a uno de sus amigos, pero ese ya no era su amigo, tan sólo era otro de esas cosas que viven comiéndose el cerebro de los demás. Harry tomó sus machetes y se colocó en posición de ataque.
“Jess…mantente fuera de esto” le dijo con seriedad a Jess quien sólo lo miraba con desesperación.
“No! Te va a matar!” le gritó Jess.
“No me subestimes…” le sonrió a Jess y corrió hacia aquel gigante que les impedía el paso.
Harry tenía algo a su favor, era pequeño y ágil y el zombie Pedro era lento y torpe, su tamaño era preocupante pero mientras logrará mantenerse lejos de su alcance, todo estaría bien. Debía proteger a Jess, aunque eso pudiera costarle la vida. Harry se deslizó entre las piernas de Pedro para tratar de sorprenderlo por detrás y logró encajarle un machete en la pierna pero éste pronto reaccionó y lanzó un golpe hacia él mandando volando a Harry hasta chocar contra un árbol. Harry logró levantarse, aún algo aturdido, pero podía continuar peleando. Su mejor opción era tirarlo al suelo. Nuevamente tomó caminó hacia él, ésta vez esquivando los golpes que le lanzaba. Logró ver una entrada en su defensa y lo pateo en el estómago pero la fuerza de reacción fue demasiada y cayó hacia atrás. Notó que el zombie Pedro tambaleo y aprovechó el momento para tirarlo usando sus pies. Éste comenzó a caer hacia atrás. Harry dijo en voz baja. “Mientras más grandes…más duro caen”. El zombie azotó y en ese preciso momento Harry saltó y encajó su machete entre las cejas del que alguna vez fue su amigo.

En el edificio 1 se libraba otra pelea. Iraís yacía en el agarre de uno de ellos, ella había perdido el conocimiento, tomada por sorpresa por un rostro conocido, cedió y su vida corría gran riesgo. Aldo sólo podía observar boquiabierto incapaz de hacer algo por su amiga. Frente a él estaba lo único que podía derrumbarlo, su amigo, aquel que se sacrificó para que él pudiera sobrevivir. Poncho. Éste sostenía a Iraís con firmeza contra uno de los libreros, su rostro cercano al de ella, listo para devorarla en cualquier momento.

Aldo no podía creer la imposibilidad que lo rodeaba, para salvar a Iraís tendría que matar a su ya muerto amigo, pero no era un simple amigo, era Poncho, no podía cargar el peso en su conciencia de ser el culpable de la muerte de su amigo por segunda vez. Pero por otro lado, acaso sería capaz de dejar morir a Iraís, alguien que aún estaba viva y a su lado. Y si la dejaba morir? Quizá el sería el siguiente, morir a manos de Iraís y Poncho, quizá eso es lo que en verdad se merecía, pero Iraís no tendría que haber sido involucrada en esto. La lucha en su conciencia era intensa y finalmente logró tomar una decisión.

Aldo corrió y empujó a Poncho con todas sus fuerzas, de este modo soltó a Iraís quien cayó en el suelo desmayada y él salió volando cayendo sobre una mesa y rompiendo esta. Aldo se acerco a Iraís, notó que no tenía ninguna mordida y que respiraba y se alzó. Vio como Poncho se levantaba nuevamente, su mente incapaz de pensar en nada, con sólo la necesidad de alimentarse. Le dolía desde el fondo de su corazón ver en lo que se había convertido su fiel amigo. Él tomó la ballesta de Iraís y apuntó hacia la cabeza de Poncho quien ahora cojeaba hacia él. Aldo suspiró antes de disparar el arma. Una flecha salió disparada encajándose en la cabeza de Poncho y atorándolo contra una columna. Aldo tomó a Iraís y la cargó hacia la salida mientras miles de pensamientos y recuerdos atravesaban su mente. Sin embargo, tras ver el rostro de Iraís se tranquilizó pues al menos había salvado a uno de ellos.

Pancho y Asahel habían terminado de revisar el edificio 6 sin éxito alguno, un par de zombies pero nada demasiado complicado.
“Sólo nos falta el CEACA…” le dije perdiendo la esperanza.
Pancho me miraba con preocupación. “Descuida…la tenemos que encontrar”.
Sabía que yo era el primero que no quería perder la fe en encontrar a Mile, pero aquella fe se estaba esfumando, no había ninguna señal de vida, sólo muerte y más muerte a nuestro alrededor.
“Está bien, chequemos los laboratorios” me dijo Pancho preocupado.
Accedí, comenzamos revisando los laboratorios, uno por uno, en algunos había unos cuantos zombies caminando, en otros sólo sangre y cuerpos en descomposición, pero ninguna señal de Mile o algún sobreviviente.
“Éste es el último…” le dije a Pancho con seriedad.
“Si Mile no esta aquí…” Pancho trató de formular una oración. “Nadie ha mandado alguna transmisión de haber encontrado a alguien…” siguió luchando con las palabra. “Puede que…”
“Lo sé…puede que este muerta” le dije para detener su preocupación por mi. “Chequemos el último laboratorio…”
Abrimos la puerta con cautela y nos acercamos, no vimos nada, sólo la puerta del cubículo de la maestra Tolla seguía intacta. Caminamos y de pronto sentí algo tirar de mi pantalón, baje la mirada y vi un monstruo, lo golpee con mi palo de hockey, pero no le hice nada. Pancho notó mi situación y corrió hacia mi cortándole la mano al monstruo con su hacha y rematándolo en la cabeza.
“Estás bien?” me preguntó. Yo solo asenté la cabeza.
Pronto salieron más zombies de los rincones del cuarto, Pancho notó esto y comenzó a atacarlos, yo traté de ayudarle lo mejor que pude. Terminamos con ellos, pero el lugar también estaba vacío.

Me acerqué a la puerta del cubículo de Tolla, giré la perilla pero estaba cerrada. Pancho se acerco a mí y notó lo que intentaba hacer. Sin previo aviso pateó la puerta abriéndola de golpe. Mis ojos se abrieron llenos de sorpresa. Frente a mi pude ver una figura conocida, estaba en un rincón del cubículo sosteniendo un cuchillo en su mano, su rostro lleno de miedo. Pronto notó quiénes éramos, bajo el cuchillo y se acerco a nosotros incapaz de creer lo que veía frente a ella. Ya éramos dos.

Alzó su mano y tocó ligeramente mi mejilla para corroborar que no era un espejismo. Pude ver como sus ojos se llenaban de lágrimas y sin previo aviso se lanzó a mis brazos llorando.
“Eres tú…” repetía una y otra vez.
“Todo estará bien ahora…” le dije mientras también la abrazaba.
Pancho nos observaba con alegría, noté como su rostro se había relajado.

Esta pesadilla había terminado, la había vuelto a encontrar, y esta vez no dejaría que se volviera a alejar de mi. Aquellas noches sin dormir, aquella preocupación, por fin terminaría, por que al menos por ese momento me olvidé de la situación en la que se encontraba el mundo, me olvidé del infierno que habíamos vivido, me olvide de todo…tan sólo me importaba que estábamos ella y yo…

Continuará…

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