Survivor

Una epidemia extraña a comenzado a infectar al mundo entero, algunos resultan inmunes a dicha enfermedad...pero los demás terminan convirtiéndose en zombies...cuando el mundo llega a su fin...sólo los más fuertes sobrevivirán

miércoles, 4 de abril de 2012

Capítulo 32 FINAL

SURVIVOR
When The WORLD COMES TO AN
End...Only The Strongest Will Survive!

Part 32 “A Farewell To The Past”

Un deseo que guía hacia un final
inminente…Aquella guerra que nos ha atado al sufrimiento, a la muerte y a la
destrucción finalmente llegará a su fin? Tan sólo queda destruir al demonio
culpable de éste cruel destino…

Pude ver su silueta a lo lejos, se dirigía hacia el CEACA, Isidro sabía
de mi presencia. Las últimas palabras de Jess fueron el último empujón que
necesitaba para tener el valor de destruir a aquel desgraciado que había
provocado todo esto, que nos había llevado por este camino cruel y
atormentador. Continúe corriendo, por nada en el mundo lo perdería de vista.
Sabía que no sería una pelea fácil, pero también sabía que al salir
victorioso seria como un nuevo comienzo para todos nosotros. Esta pelea era
simplemente la promesa de un nuevo mañana para nosotros. Sería vengar la muerte de todos los que dieron
su vida en el transcurso de esta cruel aventura, cada doloroso paso que nos
acercó al clímax de la guerra contra los zombies, no, la guerra contra Isidro.
“No te escaparás…” dije en voz baja mientras me acercaba al CEACA con
machetes en mano.

Aldo no podía soportar el dolor en su brazo, el ácido penetraba su piel
y su músculo, sentía como si su brazo ardiera en llamas. Entre su intenso dolor
le llagaron las risas que provenían de los clones a su alrededor, una risa
llena de burla y superioridad mientras él, en posición fetal sobre el suelo se
preparaba para un inevitable final.
“No…no puedo morir así…” Aldo susurró para sí mismo.
Los clones de pronto cesaron sus carcajadas y observaron a su víctima
fijamente. Aldo uso todas sus fuerzas para levantarse ignorando el intenso
dolor de su brazo inutilizable, logro alzar su cuerpo y corrió.

Lo primordial era alejarse de la barricada de clones, en medio de ellos
cualquier movimiento en falso provocaría una reacción en cadena que seguramente
no dejaría un solo rastro de su existencia. Fuera de peligro detrás de una
columna hecho un vistazo a su brazo herido. Lo que vio lo hizo desear no
haberlo visto en primer lugar, la piel quemada, al menos los rastros que
quedaban, el músculo de un tono rojizo fuerte e incluso pizcas de lo que
seguramente era su hueso.
“Demonios…” dijo entre dientes, tolerando el intenso dolor.
Se quito su chamarra y vendó su brazo como pudo, peor era nada, pensó.
Aldo sabía que los clones lo esperaban, lo tenían rodeado, estaban jugando con
él. Sin mucho que perder decidió enfrentarse a ellos, si podía
eliminarlos…supuso que sería la primera vez que su vida habría sido útil para
algo.

Tomo aire, miró de reojo, su arma yacía a tan sólo metros de él, un
rifle, sin pensarlo dos veces corrió hacia el rifle. Estiró su mano, sus dedos
tocaban la orilla cuando cayó al suelo, lo había tacleado los clones y lo
tenían contra el suelo, observándolo fijamente con los ojos de su amigo, con
aquella sonrisa que conocía muy bien. Aldo cerró sus ojos…al final no había
logrado nada.
“Aldo!” se escuchó un grito que desconcertó a los clones que sujetaban a
Aldo al suelo.
La mirada de Aldo cambio, sabía bien de quién provenía esa voz, Iraís.
El rugir de un motor lo desconcertó pero pudo reconocer la voz de su amiga,
sintió como era jalado y de pronto estaba a salvo de los clones. La motocicleta
se detuvo y Aldo puso sus pies en el suelo aliviado girando a ver a su amiga
que había salvado su patética vida.
“Pensé que necesitarías ayuda” le dijo Iraís con una sonrisa.
“Te juro que es la primera vez que verdaderamente me alegro de verte…”
le dijo Aldo esbozando una sonrisa.
“Tiendo a tener ese efecto en la gente” Iraís aprovechó el comentario.
“De dónde sacaste esa motocicleta” le preguntó Aldo curioso.
“Ya ves…hay muchos vehículos abandonados en el campus…y siempre quise
manejar una” ella le respondió con cierta emoción.
Aldo no pudo evitar reír, Iraís había matado dos pájaros de un tiro,
salvarlo y cumplir un deseo frustrado.
“Muy bien…” ella dijo viendo a los clones de Poncho acercarse a ellos.
“Parece que tenemos una infestación de Pochos…” dijo con ironía.
“Debo advertirte que el más mínimo rasguño los hace explotar y cuando
explotan…sueltan ácido mortal” le dijo Aldo mostrándole su brazo vendado.
Iraís pensó por un momento. “Eso sí que complica el factor de pelea”
“Alguna idea?” preguntó Aldo con su característico tono desesperanzado.
Iraís sonrió “Provoquemos un efecto en cadena”

Zarco miro a Josué fijamente, sabía que esta pelea sería interesante. El
deseo de pelea irradiaba de sus ojos. Pero Zarco tenía más de un truco debajo
de su manga. Ambos se sonrieron hipócritamente mientras alzaban sus respectivas
armas, esta sería una pelea a muerte y sólo uno saldría vivo de ahí.
“Zarco…es una lástima que seas un traidor sin remedio…pudimos haber
destruido a Isidro” le dijo Josue con cierto desagrado.
“Simplemente elegí el lado ganador” Zarco le contestó con igual
desagrado.
Josué hizo una mirada desaprobatoria antes de lanzarse contra Zarco, sus
armas chocaron, ambos se miraron fijamente, ninguno dispuesto a ceder.

Se volvieron a alejar, ambos midiendo la fuerza de su oponente. Sus ojos
sin despegarse el uno del otro, acechándose, buscando el punto más débil de su
enemigo. Zarco esbozó una sonrisa y ataco fervientemente a la costilla de Josué
acertando. Josué gruñó del dolor pero logró contra atacar directo a uno de los
tobillos de Zarco.
“Había escuchado alguna vez que tenías tobillos delicados…” sonrió Josué
mientras un fino hilo de sangre resbalaba por la orilla de su labio.
Zarco lo miró con odio. “Es sólo uno, aún tengo el otro!” y de un suave
pivoteo golpeó a Josué en la cara.

Josué cayó de lado incapaz de ordenar sus pensamientos, el golpe aún
retumbaba en su cerebro. Eso seguramente había matado a más de una neurona,
pensó mientras caía en la acera.
“Tonto…hubieras muerto pacíficamente desde el principio” Zarco le dijo
viéndolo como un pedazo de basura.
Josué logró abrir uno de sus ojos ligeramente observando al triunfante
Zarco con su pie sobre su espalda. Él simplemente movió su mano y sacó una
granada de su bolsillo.
“Parece que moriremos aquí los dos” Josué esbozó una sonrisa mientras
detonaba la granada en su mano.
Zarco se sorprendió. “Maldito!”
La granada estalló, el sonido retumbó por los pasillos de la facultad de
química. Aquel era tan sólo uno más de los infinitos sacrificios realizados.

Pancho se encontraba lastimado, Tovar era más fuerte de lo que creía.
Sus ojos denotaban cansancio, preocupación, mientras que los de Tovar
simplemente mostraban una sed por sangre humana.
“Pensé que serías un reto mayor Pancho, después de todo sobreviviste a
Toño” le dijo Tovar tratando de provocarlo.
“Eres un maldito…como dejaste que te convirtieran en esto?” Pancho
trataba de regresarle los golpes.
“Esto se llama evolución” le dijo Tovar antes de lanzarse contra Pancho
con su brazo venenoso.
Pancho aprovechó ese instante para usar la inercia de Tovar y alejarlo
de él, usó sus pies y logró invertir los papeles. Tovar yacía en el suelo,
furioso y Pancho había logrado alzarse débilmente.
“Tan sólo alargas la hora de tu final Pancho” le dijo con una sonrisa
Tovar.
“No dejaré que salgas de aquí…” le dijo Pancho con cierto fervor.
“Qué? Acaso temes que terminé matando a tu queridísima Laura?” Tovar le
dijo con cierta burla, el rostro de Pancho se tensó. “Tenemos ordenes de
destruirla por traicionarnos…Seria interesante acabar con ella frente a ti”
siguió provocando a Pancho.
“No dejare que la lastimes!” Pancho se alzó con su hacha dispuesto a
cortarle la cabeza a Tovar.
“Esto es lo que quería ver…” Tovar sonrió y con un sencillo movimiento
de su brazo mutado golpeó el hacha lanzándola lejos de Pancho dejándolo
completamente descubierto. “Ahora si…este juego acabó” Tovar sonrió listo para
darle el golpe de gracia con su brazo justo en el estómago al indefenso hombre
frente a él.
“No lo harás!” un grito se escuchó a lo lejos mientras cientos de balas
eran disparadas hacia Tovar.
“Qué?!” Tovar se sorprendió ante el repentino ataque. Cuando regresó su
mirada a Pancho, frente a él estaba Laura con sus armas alzadas apuntando a la
cabeza de Tovar protegiendo a Pancho.
“No le harás daño…” le dijo Laura con seriedad y su mirada fija en el
mutante frente a él.
“Veo que has venido a facilitarme las cosas, dos por el precio de uno”
Tovar se burló de la situación.
“No matarás a Pancho…” ella dijo más decidida que nunca.
Pancho sorprendido ante la respuesta tan segura de la mujer frente a él
no pudo evitar tener dudas. “Laura, me recuerdas?” dijo esperanzado.
Laura giró ligeramente su cara hacia a él. “Los recuerdo a todos…” dijo
esbozando una pequeña sonrisa.
Pancho no pudo evitar sonreír. Laura había vuelto, finalmente.
“Que hermosa reunión…me dan asco!” Tovar se preparó para atacar.
Pancho tomó lugar a un lado de Laura. “Peleemos juntos” le dijo con
cierta alegría.
Laura accedió. “Como en los viejos tiempos…”

Entré cauteloso al CEACA, aquello tan abandonado, lleno de telarañas,
cuerpos e completa putrefacción sobre los escritorios. Me hice camino dentro
del edificio hasta el pequeño claro en el centro rodeado por los laboratorios,
o lo que quedaba de ellos al menos. Busqué por todas partes, buscaba a Isidro.
“Me has seguido…eres un idiota” la voz de Isidro retumbó en mis oídos al
girar a verlo.
Ahí estaba, triunfante, bien vestido, como si el apocalipsis no lo
hubiese afectado en lo más mínimo.
“Eres un monstruo lo sabes?” le dije con desprecio.
“Y esto me lo dice el que tiene un brazo mutante y puede perder el
control de su mente en cualquier momento” me respondió con cierta ironía en su
voz.
“A mí no me importa morir, pero a ti…eso sí que sería un cambio de
planes para ti no?” le dije regresándole el favor.
Su mirada de pronto cambio, me miró con ojos de desprecio, sabía bien
que yo era la única persona que se interponía en el camino hacia su gloria
eterna.
“Parece que tendré que terminar contigo” comenzó a decir mientras se quitaba
su blazer y desabotonaba su camisa. “Me hubiera gustado experimentar contigo,
en tú sangre existe la fusión entre el virus y las células humanas…eres el
experimento cero”
Lo mire con desprecio. “No sé como fuiste capaz de replicar mi
situación…nunca lo comprendí”.
“Hay muchas cosas que no comprendes, no entiendes que esto es más que un
simple apocalipsis zombie…Esto es una purga, y ahora sólo los más fuertes
dominarán este nuevo mundo!” comenzó a carcajearse maniáticamente.
“Estás enfermo…” se coloco en pose de pelea. “Acabaré contigo…aunque sea
lo último que haga…” mi mirada se posó en él, jamás había sentido esto, la
adrenalina y mis deseos más claros que nunca. Por Jess, por Laura, por Iraís,
por Vilchis y por todos los que han sufrido el maníaco experimento apocalíptico
de Isidro. Esto era por todos ellos.
Harry corrió hacia Isidro decidido a eliminarlo.

Aldo veía incrédulo a Iraís. “Reacción en cadena? Planeas acaso
matarnos?!” exclamó un Aldo perturbado.
“Confía en mí” Iraís le aseguró a Aldo. “La pelea de corto alcance es
imposible…pero…de largo alcance podemos
provocar una reacción en cadena que destruirá a los clones antes de que lleguen
a nosotros.
“No tenemos armas de largo alcance! Mi rifle esta por donde vienen esas
cosas! Y sólo veo que traes esa katana que no sueltas por nada!” Aldo exclamó
desesperado.
“Precisamente…confía en mí” Iraís volvió a asegurarle.
“Estás loca lo sabes?” Aldo le dijo resignándose a su postura.
“Lo sé, me lo han dicho antes” ella le sonrió tratando de evocar toda la
confianza que pudiera.
“Entonces…cuál es el plan” finalmente preguntó Aldo.
“Tú atráelos…yo me encargó del resto” le dijo con una sencilla sonrisa.
Aldo no tuvo más que confiar en el plan de su amiga, a fin de cuentas,
de no ser por ella él ya se encontraría muerto.
Se colocó a la vista de los clones, pronto escuchó su nombre ser
nombrado por aquellos seres mientras corrían hacia él.
“Muy bien Aldo! Ahora Aléjate!” Aldo giró para correr cuando vio a Iraís
sobre un escritorio lista para lanzar su katana a los zombies clones. “Ese era
tú grandioso plan?!” Aldo gritó histéricamente al sentir como la muerte lo
volvía a acechar de cerca.
Iraís lo ignoró mientras ponía toda su fé sobre su querida katana
esperando que su plan diera resultado, tomó aire y la lanzó, lo demás quedaba
en manos de la suerte.

La katana giró en el cielo mientras hacia su gloriosa caída hacia los
clones que corrían repitiendo el nombre de Aldo. Iraís y Aldo se paralizaron
momentáneamente mientras la katana hacia su última acrobacia. Cayó y se ensartó
en el pecho de uno de los clones que se detuvo en seco explotando, el ácido se
esparció en los demás y poco a poco comenzaron uno por uno a desintegrarse. El
efecto de las explosiones había tirado a Iraís al suelo junto con Aldo quien
mentalmente rezaba por su supervivencia. Cuando las explosiones cesaron ambos
se levantaron triunfantes.
“Lo lograste…” dijo Aldo sorprendido.
“Lo logré…” dijo Iraís igual de sorprendida “Lo logré!” de pronto en la
emoción ambos se abrazaron en un festejo por haber derrotado a los clones
asesinos, aunque pronto se dieron cuenta y regresaron a sus posturas
habituales.
“Tuviste razón…supongo que debo confiar más en ti” dijo Aldo evitando
ver la cara de satisfacción de Iraís al oír estas palabras.
“Tal parece” Iraís simplemente sonrío, un enemigo menos, un paso más
cerca hacia el mañana prometido, pensó ella.

Tovar los miró expectantes mientras se protegía de los tiros de Laura y
los ataques de Pancho. “Ni los dos juntos podrán derrotarme! Se los aseguró!”
Laura encontró una abertura en la defensa de Tovar y cesando uno de sus
tiros tomó un cuchillo de su cinturón y se ensartó en la costilla a Tovar
recibiendo un gruñido de dolor de su parte.
“Estás seguro de eso?” le preguntó Laura provocándolo.
“Eres una maldita!” Tovar gritó.
“No te olvides de mí!” Pancho se acercó por el otro lado y le metió un
fuerte golpe en la cara a Tovar.
Tovar soltó un fuerte grito de enojo dejando salir todo su coraje y como
era de esperarse el control sobre su brazo mutante.

Frente a ellos Tovar comenzó a cambiar, su brazo se tornó más deforme y
peligroso, su rostro perdió color, sus ojos se tornaron blancos y la poca
humanidad que le quedaba desapareció en instantes. Tovar había sucumbido al
virus dentro de él, su conciencia ya no existía y ahora sólo el deseo de
alimentarse yacía en lo que alguna vez había sido su cerebro.
“Esto no es bueno…” Laura dijo con preocupación sin bajar su guardia.
“Ha perdido toda su humanidad…se convirtió en un zombie” dijo Pancho con
cierta tristeza en su voz.
“Esto podría pasarle a Harry si pierde el control?” preguntó
inocentemente Laura.
“Eso temo…” dijo Pancho resignándose a la idea de salvar a Tovar.
Pancho tomó su hacha nuevamente. “Esta vez será más peligroso…él ya no
es Tovar, sólo pensará en comernos” le dijo Pancho a Laura con cautela.
“Aún así…no te pienso abandonar” dijo Laura mientras cambiaba los
cartuchos de sus pistolas, “Como todos los zombies, él también debe tener una
debilidad” ella sonrió.
“Vamos por su cabeza” él le sonrió de vuelta.
Ambos rodearon al zombie atacándolo por diferentes puntos tratando de
herirlo, de debilitarlo para que Pancho pudiera cortarle la cabeza y terminar
con esto, pero al parecer aquella transformación había hecho al zombie más
ingenioso, lograba detener las balas con su brazo y a la vez atacarnos rasgando
nuestras prendas en nuestros intentos por alejarnos de las garras venenosas que
aseguraban el final de nuestro camino.

Hubo un momento en que Pancho perdió de vista a Laura en el intento de
contra atacar efectivamente, de pronto un grito familiar lo desconcertó y Tovar
había logrado golpearlo lanzándolo a varios metros de distancia. Cuando Pancho
se alzó, sus pesadillas se volvieron realidad.
“Laura!” el gritó con desesperación.
Frente a él un Zarco herido y ensangrentado tenía a Laura agarrada por
la yugular apuntándole con una de sus pistolas. La mirada en el rostro de ella
denotaba un miedo incomprensible y él simplemente irradiaba deseos de venganza.
“Parece que Tovar perdió el control…y parece que tengo a una traidora
que debe ser eliminada en mis manos” Zarco dijo con cierta ironía y desprecio,
característico de él.

Trataba de herir a Isidro pero por más esfuerzo que invertía más se le
facilitaba esquivar mis ataques. Esto se estaba volviendo desesperante, mi
paciencia tenía un límite, sin embargo perderla significaría perder el control
y sucumbir ante el virus que yacía durmiente en mis células.
“No te cansas? Nunca podrás herirme con tus armas retrógradas” Isidro me
dijo con cierta burla en su voz.
“No me rendiré…” le dije manteniendo mi postura.
“Pelear contra alguien alterado genéticamente con un par de machetes es
una tontería, lo sabes bien” me volvió a decir.
“Te alteraste genéticamente? “ le pregunté consternado.
“Pero mis alteraciones son superiores, el éxito en las pruebas…la
inmortalidad en vida” me dijo orgulloso de sí mismo.
Tiré mis machetes y quite la venda de mi brazo. “Esto es lo que quieres
no? Quieres que usé este brazo para eliminarte?” le pregunté con coraje.
“Ese brazo…fue el inicio de todo lo que ves aquí, si no hubiera sido por
ti estos hermosos experimentos no hubieran sido posibles” me dijo mientras
sonreía triunfantemente.
“Yo…yo causé todo esto?” le pregunté petrificado.
“Tú y tus amigos…creí que eran simples estorbos que habían logrado
escapar una muestre inminente…pero terminaron siendo la clave para la evolución
del ser humano!” su risa se volvió macabra.
“Te destruiré!” mi enojo había llegado a su límite y con mi brazo
mutante pensaba arrancarle la cabeza de su horripilante cuerpo.
Isidro me detuvo, estábamos a centímetros uno del otro, mi mirada llena
de odio mientras internamente trataba de controlar el demonio que anhelaba
salir.

Se escucharon una serie de disparos y la camisa de Isidro se tornó roja.
Me alejé y observé a Vilchis en la entrada con su pistola en alto.
“Vilchis! Estás vivo!” exclamé con alegría.
“Y tú no has perdido el control” me dijo con cierto alivio.
“Estúpidos…” Isidro se agarró la herida del abdomen.
“Pensé que podrías necesitar ayuda” me dijo Vilchis con una sonrisa.
“Hagan lo que hagan no podrán destruir esto! Aunque me maten…el virus
sigue mutando en mi laboratorio! El mundo nunca volverá a ser lo que alguna vez
conocieron….simplemente empeorará! Ni siquiera sus inmunidades los
salvarán…terminarán volviéndose uno más de los caminantes!” su risa se tornó
odiosa y loca.
“Tú laboratorio…donde está?!” lo tomé del cuello de su camisa y lo azote
contra la pared. “Dónde está!?” le volví a gritar.
“Debajo de la fuente de rectoría…” me dijo, “Pero antes de que puedan
destruir el laboratorio…el virus se liberará automáticamente en menos de 20
minutos” su carcajada volvió a denotar su victoria inminente.
“Vilchis…ve a destruir el laboratorio, yo me encargo de este
desgraciado” le dije sin perder de vista a Isidro.
Vilchis movió su cabeza confirmando la orden y corrió fuera de mi campo
de batalla.
“Dónde estábamos…?” sostuve con fuerza a Isidro contra la pared.

Vilchis corrió fuera del CEACA hacia la fuente de rectoría, 20 minutos
era todo lo que tenía para desactivar aquella bomba mortal que acabaría con
todos nosotros. Un virus al que nadie es inmune, el simple pensamiento de su
final como un zombie no era nada agradable. A lo lejos vio dos figuras
caminando, Aldo e Iraís.
“Qué haces?” preguntó Aldo confundido.
“Vengan conmigo…necesitamos destruir la fuente de rectoría” les dijo
Vilchis resumiendo la misión.
“Por qué?” preguntó Iraís preocupada.
“Si no la destruimos, todo por lo que hemos luchado desaparecerá por
completo!” les dijo alarmante.
“Esta bien…vamos!” Iraís y Aldo se unieron a Vilchis en su travesía
hacia la fuente de rectoría y la última esperanza.

Pancho miraba con desesperación a Laura quien se hallaba en manos del
enemigo, Zarco estaba preparado para matarla.
“Déjala ir! Mátame a mí!” le gritó con desesperación.
“Ella es la traidora…en su momento acabaré contigo también” le dijo
Zarco con una sonrisa macabra. “Todos ustedes cavaran sus tumbas aquí”
El gruñido del zombie Tovar se acercó a él, Pancho no podía defenderse,
si perdía de vista a Laura, Zarco la asesinaría y si se quedaba así Tovar
acabaría con él. Se encontraba entre la espada y la pared y sólo un milagro
podría salvarlo en esos momentos.
Una serie de disparos provenientes de una metralladora sacaron de
concentración a todos, los disparos directo hacia Tovar, su cuerpo lleno de
hoyos había retrocedido un poco pero no lo suficiente.
“Miren nada más…otro mutante” Ramón se alzaba con gracia desde un árbol
con la metralladora en mano y los lentes de sol característicos cubriendo sus
ojos.
“Ramón!” exclamó Pancho esperanzado y Zarco miraba la escena con
preocupación.
“Terminé con mi zombie, pensé en ayudarlos con el suyo” dijo con una
sonrisa.
El zombie Tovar se alzó y volvió a caminar.
“Éste desgraciado de plano no se muere…” tiró la metralladora y tomo lo
su espalda una bazooka y apuntó a la cabeza de Tovar.
El golpe destruyó por completo la cabeza de Tovar dejándolo degollado
contra un árbol.
Ramón dio un salto del árbol cayendo cerca del hacha de Pancho. “Toma”
le dijo mientras le lanzaba su hacha.

El plan de Ramón quedó claro en la mente de Pancho, por qué destruir a
Tovar primero pudiendo haber sorprendido a Zarco por detrás. Pancho tomó su
hacha y cortó el brazo mutante de Tovar y lanzó su hacha cambiándola por el
brazo. Por otro lado Ramón había golpeado el otro tobillo de zarco con una bala
y desconcertado lo suficiente para rescatar a Laura y dejar a Zarco como un
blanco fácil. Pancho corrió con el brazo de Tovar y lo ensartó en el abdomen de
Zarco. Zarco no pudo siquiera defenderse, el veneno comenzó a viajar por su
torrente sanguíneo, cayó de rodillas mientras la sangre brotaba por su boca y
tratando de murmurar sus últimas palabras cayó boca abajo muerto.

“Muy bien Pancho, entendiste mi plan” le dijo mientras bajaba a Laura.
“Ramón…nos salvaste la vida, Gracias” dijo Pancho verdaderamente
agradecido.
“Descuida, esto de ser héroe me agrada mucho” dijo con orgullo.
“Creí que iba a morir…” Laura dijo con alivio.
“Así que ya recuerdas quienes somos?” le preguntó Ramón.
“Sí, recuerdo todo…” ella esbozó una sonrisa.
“Muy bien!” Ramón se alegró.
“Por cierto” Pancho preguntó, “De dónde sacaste esas armas?”
“Oh…digamos que encontré el escondite secreto de Isidro” Ramón no pudo
evitar sonreír al igual que los demás.

Tenía a Isidro en mi poder, no podía escapar de mi ni lastimarme, lo
veía a los ojos con todo el odio que mi cuerpo era capaz de procesar.
“Me vas a decir todo…quiero que todos sepan la verdad!” le dije mientras
encendía mi radio.
“Qué verdad? Cómo inicie este caos? Cómo logre experimentar a partir de
su antivirus?” Isidro se río.
“Todo! Quiero toda la verdad!” le dije apretando mi agarre y lastimándolo
con mi brazo mutante.
Isidro sonrió. “Esta bien, todo en esta vida tiene su precio…resulta que
llegaron a mi precio para crear esta arma biológica, la cuestión es que yo veía
más futuro en el virus que la simple guerra, era la oportunidad de que el mundo
renaciera. De antemano conocía que había humanos que tendrían inmunidad a este
virus, pero considere que aplicaría la ley de la vida de la supervivencia, sólo
los más fuertes vivirían. Sin embargo al liberar el virus todo cambio, hubo
menos supervivientes de los que creí que había, no había tomado el factor de
contagio por mordida, pero bueno todos los experimentos tienen sus fracasos…No
conocía un modo de cambiar esto, un modo de hacer al virus superior, incluso
los ignoré cuando regresaron a la facultad buscando supervivientes y demás.
Supuse sus planes cuando vi que habían saqueado el almacén, desde ahí supe que
tenía que vigilarlos. Para mi sorpresa lograron lo que yo buscaba, crearon un
antivirus, sin embargo tenía efectos secundarios…y cómo la fuente de ese
antivirus, la sangre de Julio ya no estaba disponible pues había muerto,
intenté hacer un clon de él y usar su sangre, pero los resultados fueron
catastróficos. Entonces decidí robarles su antivirus, les tendí una emboscada,
pero lograron huir, pero a pesar de todo seguían por buen camino, tú habías
usado el antivirus y la cadena de mutación había comenzado…Les perdí el rastro,
pero resulta que tú salvador resultó ser tú perdición, secuestré a Závala y él
tenía una muestra de tú sangre y me pasó la clave de aquel compuesto que había
detenido tú mutación, aquel factor que había logrado fusionar el virus con tus
células. Obtuve lo que necesité de él y luego lo asesiné, y de ahí comencé a
experimentar en todo lo que existía en la facultad. Incluso creé un virus sin
inmunidades, y de igual forma la cura para todo esto. Pero a estas alturas me
había dado cuenta de que un mundo de zombies era perfecto, yo reinaba y aquel
sentimiento de superioridad era lo que había buscado toda mi vida. Pero ustedes
seguían causándome problemas, convencí a Omar de unirse a mi pero ni así
lográbamos acabar con ustedes, Zarco se infiltró, mandé a Laura sin recuerdos a
matarlos, díficiles de matar, mis piedras en el camino…Y henos aquí, tú eres el
inicio de mi ambición” Isidro volvió a carcajearse.
“Eres un monstruo…” le dije con desprecio.
“Aún no…” me dijo con su cara perturbada. De su bolsillo sacó una
jeringa y se inyectó en la pierna. “Prepárate a sentir la furia de la máxima
expresión de éste virus!”
Isidro comenzó a perder su forma humana mientras se transformaba en una
criatura irreal, sus brazos, similares a los míos pero perfeccionados, su
cuerpo de acero, sus poderes incomparables. Aquel mutante frente a mí, era la
máxima expresión de la evolución del virus que había cambiado nuestras vidas
por completo.

Vilchis yacía de pie frente a la fuente de rectoría con Iraís y Aldo a
su lado, aún sorprendidos por el relato que acaban de escuchar por medio del
radio.
“Demonios…creí que sólo tendría que destruir esta estúpida fuente” dijo
con odio Vilchis.
“A qué te refieres?” le preguntó Iraís.
“Adentro esta la solución definitiva contra los zombies, el verdadero
antivirus…no podemos destruir éste laboratorio sin sacar eso! Y sólo nos quedan
menos de 10 minutos” Vilchis exclamó fastidiado.
“Yo entraré” Aldo dijo con valentía “Ustedes coloquen los explosivos
mientras yo voy por el antivirus”
“Y si se nos acaba el tiempo?” preguntó Iraís preocupada.
“Pues destruyan el laboratorio conmigo dentro” dijo sin importancia
Aldo.
“No lo hagas!” Iraís le suplicó.
“Quiero hacer algo que valga la pena…sin ese antivirus nuestra esperanza
por un nuevo mañana desaparecerá…” Aldo trató de convencer a Iraís.
Vilchis lo vio con seriedad. “Esta bien, tienes siete minutos”
Aldo se sorprendió y corrió dentro del laboratorio. “Iraís…ayúdame”
Vilchis le dijo mientras comenzaban a colocar los últimos explosivos que Josué
había hecho.

Jess aún sostenía la cabeza de Omar en sus piernas, pensaba acompañarlo
hasta que diera su último respiro.
“En verdad fui un tonto…” Omar le dijo con cierta resignación.
“A qué te refieres?” le preguntó Jess curiosa.
“Al final sólo fui otra pieza en el juego de Isidro…” dijo con
dificultad Omar.
“Omar…” ella no sabia que decirle en ese preciso instante.
“Vive…vive por los dos” le dijo Omar sintiendo su final cerca.
“Omar…no…no te mueras” Jess exclamó con cierta tristeza.
“Esta vida es de los más fuertes…te has ganado un lugar en ella Jess”
Omar forzó una sonrisa.
“Omar…” las lágrimas de Jess cayeron sobre el rostro de Omar.
“Recupera tú futuro Jess…hazlo…por mí…” los ojos de Omar se cerraron
mientras su corazón daba su último latido y él su último suspiro.
“Omar! No!”Jess continuo llorando sobre el cadáver de Omar.

Vilchis sostenía el detonador en su mano mientras observaba su reloj en
la otra.
“El tiempo se acaba…”Vilchis le recordaba a Iraís quien esperaba ansiosa
el regresó de Aldo.
“Un poco más…sólo un poco…” su voz denotaba nerviosismo.
“No puedo esperar más…tú escuchaste sus últimas palabras” Vilchis le
recordó.
“No…hay que esperarlo…” Iraís jugueteaba con sus manos.
“Es hora…” Vilchis presionó el detonador.
“No!” Iraís gritó mientras la fuente se derrumbaba frente a ellos en una
gran explosión y solo los escombros rodeaban aquel lugar.
Iraís cayó al suelo impactada, después de tantos esfuerzos, Aldo terminó
muriendo por sus propios términos.
“Lo siento Iraís…” Vilchis trató de darle apoyo.
“A quién dan por muerto?” Aldo dijo mientras salía victorioso de entre
las nubes de los escombros. “Lo logré” en su mano traía en antivirus real.
Los ojos de Iraís se iluminaron y ella corrió hacia él tumbándolo y
plantándole un beso, inconsciente de la situación, pero lo había hecho. Cuando
se dio cuenta de lo que había hecho no pudo evitar sonrojarse y actuar como
usualmente lo hacía, pero Aldo la miró fijamente con una sonrisa. Complicándole
darle la vuelta al asunto.

Vi a Isidro, o al menos lo que una vez había sido Isidro frente a mi, un
monstruo dispuesto a desmembrarme y acabar con mi vida de héroe.
“Aún así no acabarás conmigo” le dije desafiantemente.
El monstruo se río. “Eres ingenuo…soy el máximo exponente de éste virus,
y lo sabes!”
“Pero no eres indestructible!” lo volví a desafiar.
“Sólo inténtalo!” me reto.
Con mi brazo traté de golpearlo y hacerle heridas pero su velocidad era
en verdad sorprendente, no cabe duda que era una versión evolucionada del
virus, pero eso no me desanimaría.
“No me importa morir, mientras pueda cumplir el último deseo de Jess!”
logré ensartar mi brazo en su pecho. Él me vio expectante. Retiré mi brazo,
“Eso no me destruirá, mis células se regeneran…” me dijo mientras el hoyo en su
pecho se volvía a cerrar.
“Demonios…” en ese preciso instante anhele un cigarro, podría pensar
mejor con uno. Metí mis manos a mi bolsillo y encontré uno “Perfecto” en un
momento tan crucial me emocioné y rápidamente lo encendí recibiendo aquel humo
intoxicante en mis pulmones, disfrutando cada segundo de su alojamiento en mis
pulmones.

Mi mirada se desvió al ubicar unos tanques de gas polvosos en la orilla
del cuarto. El plan comenzó a formarse en mi mente, evitar la regeneración,
sólo hay una forma de detener la regeneración de sus células de una vez por
todas. Expiré el humo de mi cigarro y regresé a mi pelea. “Isidro…éste es tú
final” le dije con tal confianza que su mismo rostro se sorprendió.
Me vio con tal odio que corrió hacia mi, me deje llevar, era parte del
plan. Choqué con fuerza con la pared a un lado de los tanques tosiendo del gran
golpe y casi tirando mi cigarro. Éste era mi momento, todas mis fuerzas para mi
última resolución. Logré invertir los papeles y empujé a Isidro contra la pared
a un lado de un tanque de hidrógeno.
“Qué planeas hacer?” Isidro me veía incrédulo.
“Destruirte” sonreí y tomé mi radio. “Amigos…hasta pronto, hagan un
mejor mundo por mí!” Apagué mi radio.
Isidro me veía, ahora su rostro mostraba miedo.”Hasta aquí llegaste
Isidro…” Sonreí mientras clavaba mi garra en el tanque de hidrógeno. En ese
preciso instante el CEACA explotó con Isidro y conmigo. Terminé mi vida como
todo un héroe, destruyendo al desgraciado que había destruido nuestras vidas
como las conocíamos.

Todos observaban desde la explanada como la nube de humo en el CEACA se
expandía por el cielo teñido de un rojo atardecer. El día y la vida de Harry
habían llegado a su final.
“Eres un idiota Harry…” dijo Ramón sosteniendo con fuerza su radio.
“Harry!” Jess cayó de rodillas, aquello era más de lo que podía
soportar. Vilchis se colocó a su lado tratando d brindarle consuelo a su amiga.
Todos sentían el dolor de la pérdida de un amigo, él se había
sacrificado para acabar con Isidro y les había dado ahora la oportunidad de
recuperar sus vidas perdidas.
“No podemos dejar que la muerte de Harry sea en vano…” Laura dijo
mientras levantaba su cara llorosa del pecho de Pancho. “El hizo esto para que
nosotros pudiéramos vivir”
“Tenemos la oportunidad de reiniciar este mundo” dijo Iraís señalando el
antivirus que Aldo había conseguido.
“Y seguramente aún hay supervivientes en algún lugar” Pancho agregó
esperanzado.
“Esta pesadilla acaba hoy, pero apenas comienzan nuestras vidas…” dijo
Laura mientras observaba el atardecer teñido de rojo.

Los 7 supervivientes observaban como el sol se ocultaba finalizando por
fin aquella pesadilla que creían nunca concluiría y dando pie a la esperanza
que tanto anhelaban, la esperanza por un nuevo mañana.

Sólo los más fuertes sobreviven…están
equivocados…sólo lo más fuertes pueden dar sus vidas para cumplir los sueños de
otros, sólo los más fuertes conocen la fuerza de nunca rendirse…esos son los
verdaderos héroes…

FIN

sábado, 31 de diciembre de 2011

Capítulo 31

SURVIVOR
When The WORLD COMES TO AN End...Only The Strongest Will Survive!

Part 31 “The Cost of Redemption”

El pasado no se puede cambiar y el futuro es tan sólo una ilusión…todo lo que nos queda es el presente…Pero si el presente esta todo pero bien? Redimir un corazón es imposible, recuperar el presente también?

Vi a Jess directo a los ojos, sentí todo su dolor y su enojo también, pero seamos realistas, ella no tenía la más mínima oportunidad contra mí. Quizá sus motivos eran más fuertes pero ni así lograría vencerme, al menos no sola.
“Por qué lo hiciste Omar? Por qué jugaste con los recuerdos de Laura?” ella finalmente me habló.
“Por la única razón por la que lo haría, para buscar venganza” tenía que sonar imponente ante ella.
Por lo visto aquel comentario había logrado el efecto que buscaba, su enojo estaba más allá de lo que jamás había visto. Ella tomó su rifle de su espalda y lo alzó con fuerza, ella no pensaba dejarme vivir.
“Piensas matarme con eso?” la vi incrédulo.
“Jamás debiste meterte conmigo…” sus ojos mostraban un gran odio hacia mí.
“Sólo inténtalo…” le sonreí con cierta hipocresía.

Pancho caminaba con su hacha en alto mientras destruía los zombies que lo atacaban; poco sorprendido de no haberse topado con algún adefesio creado por Isidro.
“Esto es demasiado sencillo…” dijo con cierta ansiedad.
“Preferirías un reto mayor?” escuchó una voz decir tras de él.
Pancho giró violentamente encontrándose cara a cara con Tovar.
“Tovar…sigues vivo” Pancho dijo sin mucha emoción.
“Exacto, pero ahora tengo la fuerza suficiente para eliminarlos…recuerdas la mutación de Harry? Yo la he mejorado…” dijo con orgullo.
Aquel no era el Tovar que recordaba, éste ya no tenía humanidad, su brazo había aumentado de tamaño, su rostro se había deformado y su cuerpo ahora estaba cubierto de escamas.
“En verdad agradeces lo que te hizo Isidro? Haz dejado de ser humano!” Pancho le dijo con cierta sorpresa y lástima a la vez.
“Claro que se lo agradezco…en el nuevo mundo que creará Isidro, ser humano es una debilidad, él no sólo me salvo la vida, me convirtió en un ser superior a los demás…” Tovar defendía con orgullo su situación.
“Me enferma…lo que Isidro ha hecho” Pancho dijo en voz baja.
“Ustedes no tienen la menor oportunidad contra nosotros…nosotros, somos el futuro!” Tovar alzó su mano y atacó a Pancho, éste sólo pudo esquivar el golpe sin embargo Tovar había logrado rasgar la playera de Pancho.
“Eso estuvo cerca…” Pancho se sintió aliviado.
Tovar soltó una carcajada, “Mis garras tienen un veneno poderoso…un solo rasguño y tú vida terminará”.
Pancho se preocupó, tomó su hacha y lo miró con detenimiento. “Entonces tendré que acabar contigo antes de que me mates”.
Tovar sonrió. “Eso parece una apuesta”.

Laura mientras tanto corría por la facultad hacia la fuente de rectoría, sus pasos trataban de ser lo más largos posibles para recorrer mayor distancia en poco tiempo, tenía que ayudar a terminar con la tiranía de Isidro. Mientras subía los escalones pudo ver una figura a lo lejos, no podía distinguir quién era, su paso se fue lentificando hasta llegar a un alto total. Su respiración agitada, las gotas de sudor recorriendo su frente y un hombre dándole la espalda. Su corazón dio un brinco.
“Julio?” dijo en voz baja.
El hombre frente a ella se percató de su presencia girando lentamente. Sus fríos ojos la miraron fijamente por unos instantes.
“Julio…” ella volvió a decir “Creí que habías muerto…”
Una pequeña sonrisa se formó en el rostro intangible de Julio. “Al igual que tú…Isidro me salvó”.
Laura se confundió. “Él te salvó?”
“Tan ingenua y tonta como siempre…” su voz sonó algo desesperada.
“Entonces…tú…tú eres un experimento de Isidro?” ella pregunto cautelosa.
“Te equivocas” su voz se tornó seria. “Soy la persona que acabará con tú vida” él levantó su rifle y disparó.
Laura sólo logró tratar de esquivar, sin embargo la bala la golpeó en su hombro.
“Julio!” ella le grito sosteniendo su hombro lastimado.
“En verdad crees que algún día me preocuparía por salvarte?” Julio le dijo con desprecio mientras continuaba disparándole.
Laura se alzó como pudo y se alejo de Julio tomando refugio detrás de un árbol. “No…esto está mal…” ella arrancó la manga de su brazo lastimado y se vendó su hombro.
Escuchó como los tiros cesaron por un momento.
Laura se mantuvo firme contra el árbol, escuchando el silencio, creyendo estar a salvo por un instante, de pronto se escuchó un tiro que rozó su mejilla.
“Aquí cavarás tú tumba…” la voz de Julio sonaba más fría que como ella lo recordaba.
Laura estaba paralizada contra el árbol mientras un hilo de sangre recorría su mejilla.

Josué estaba lanzando granadas a los zombies que se le acercaban en el estacionamiento de la facultad de química, se sentía seguro a pesar de encontrarse sólo, él nunca tuvo problemas con eso de trabajar por su cuenta. Lanzó una última granada y se sintió realizado al no ver ningún zombie a su alrededor. Él levantó sus cosas y se preparo para continuar su camino cuando de pronto sintió un tirón en su cuello y pudo tentar un delgado alambre firmemente colocado contra su garganta impidiéndole respirar.
“Hasta aquí llegaste Josué…” una voz familiar resonó en su oído.
Con esfuerzos Josué trató de hablar. “Zarco…eres todo un asesino…no pude ni siquiera darme cuenta de tu presencia…” dijo entre tosidos.
Zarco sólo pudo reírse. “Me encargaré de ustedes…uno por uno…”
La mano de Josué trato de acercarse a su cinturón sin que Zarco se percatará. “En verdad…crees poder…somos muchos…” le dijo con el poco aliento que le quedaba.
“Destruí su base en la peña de Bernal, maté a muchos de mis aliados…esto se llama supervivencia, y la mía es superior a la tuya!” Zarco se preparó para terminar de ahorcar a Josué sin darse cuenta que de un movimiento veloz éste logro liberarse cortando con una navaja el cordón de alambre que lo inmovilizaba. “Cómo demonios…” Zarco parecía sorprendido.
“Lo siento Zarco…No pienso caer sin una pelea” Josué lo miró desafiantemente.
“Como quieras…” Zarco lo miró con desprecio.
Josué tomó un fierro largo que se hallaba junto a su mochila llena de granadas y explosivos y la alzó frente a Zarco. “Sólo uno de nosotros saldrá vivo de aquí…” dijo con una seriedad nunca antes vista en él.

Harry iba corriendo por las orillas de la facultad, estaba siendo acorralado por una horda e zombies guiados por un zombie con una risa particularmente conocida, Genesis.
“Demonios…tengo que encontrar a Isidro” dijo con la respiración agitada. Harry dio un alto y giró para ver de frente a sus persecutores. Trató de forjar una pequeña sonrisa llena de nervios y valor a la vez. Tomó con firmeza sus machetes de su espalda y tomó un último aliento.
“Primero acabaré con ustedes…después seguirá Isidro” dijo con fiereza mientras se lanzaba corriendo contra los zombies y Genesis.
Con movimientos sutiles pero mortales fue cortando los miembros de los zombies, piernas, brazos y por último partía en dos sus cráneos con un golpe mortal de su arma. Finalmente quedaba sólo Genésis frente a un Harry cansado y cubierto de sangre ajena.
“Tú eres su líder…” Harry trataba de recuperar su aliento mientras colocaba sus machetes, que goteaban de sangre enemiga, en una posición para ataque.
El zombie de Genésis sólo lo miraba con la mirada pérdida, sin embargo levanto su cara y lo único que hizo fue lanzar un grito ensordecedor entre llamado de guerra y risa diabólica antes de lanzarse en contra de Harry.
Harry tomó vuelo contra la mujer zombie, trató de colocar un golpe certero en el cuello pero aquella versión zombie de Genésis era demasiado rápida y lograba detener sus machetes con las uñas reforzadas que tenía. No cabía duda de que ella era también uno de los miles de experimentos de Isidro. Pronto sintió como sus machetes salieron volando de su alcance tras un zarpazo de las uñas metalizadas del zombie. Harry permaneció inmóvil mientras el zombie se acercaba con sus uñas en alto apuntando hacia el corazón del pequeño humano.
Las gotas de sudor caían por la frente de Harry mientras su mente corría a mil tratando de averiguar un modo para derrotar a aquella mujer demoniaca. A tan sólo centímetros de su pecho, él se soltó la venda del brazo, era su única opción si quería vivir para una batalla más, aquel brazo mutante hizo su aparición. De un sutil movimiento el brazo se encajo en el abdomen del zombie, tomándola por sorpresa, con otro sutil movimiento lo retiro, dio un giro alejándose del alcance de sus uñas y con otro movimiento al cuello, la cabeza del zombie rodó por los suelos y su cuerpo cayó al suelo.
Harry estaba de pie a un lado de los restos de aquella mujer, recuperando su aliento mientras envolvía nuevamente su brazo con aquella venda inmunda, lo único que resguardaba su parte mutante, su parte infectada por el virus. Recogió sus machetes y continuo su camino, aquel con el que él quería pelear estaba aun lejos de su alcance.

Jess sostenía su rifle en alto, lo acaba de cargar con suficientes balas para acabar con el desgraciado frente a ella. Omar simplemente observaba a la mujer con su mirada decidida a acabar con su vida.
Omar, soltó una carcajada, “En verdad quiero ver como pretendes acabar conmigo con ese rifle”
Jess no respondió nada, se mantuvo serena con una seriedad que jamás había visto Omar en ella. Ella alzó el rifle y comenzó a disparar. Omar se sorprendió pero esquivó la bala con facilidad. “Se te olvida que no soy el mismo que conociste, quizá mis cambios no son notables físicamente, pero te aseguro que ese virus usado en las dosis correctas puede lograr maravillas…sólo ve a Laura, ella mato a Asahel, a Mile y a de los Cobos con una facilidad impresionante…” le dijo tratando de hacer enojar a Jess.
“Dejaste que experimentará en ella!” Jess recupero la mirada furibunda del inicio.
“Simplemente la volvió útil…pensé que sería divertido que ella los matará a todos ustedes, lo que nunca pensé fue que lograrían ponerla en mi contra” la voz de Omar se tornó seria.
“Después de Tequisquiapan, no creí que pudieras caer más bajo…me equivoqué!” Jess tomó vuelo hacia Omar y continuo disparando. Omar parecía sorprendido, cada vez le era más difícil esquivar las balas. Jess estuvo lo suficientemente cerca de él como para poder darle una patada a la coyuntura de la rodilla logrando que Omar perdiera el equilibrio momentáneamente, sin embargo antes de que pudiera darle un certero golpe a la cabeza éste logro tomar su muñeca inmovilizándola contra él.
“Eso es todo lo que puedes hacer Jess…” le dijo al oído.
Jess no podía moverse, la mano que sostenía su rifle estaba igualmente inmovilizada, ella estaba a merced de Omar.
Omar alejo uno de los rizos de Jess y lo colocó detrás de su oreja acercándose demasiado a ella. “En verdad es una lástima…tenía planes para nosotros” le dijo con cierta singularidad.
Jess cerró los ojos tratando de bloquear las palabras que Omar le susurraba. Omar no podía más que sentirse realizado al tenerla finalmente bajo su poder. Jess tomó un último respiro y abrió sus ojos de golpe; una patada a la entrepierna logró desconcentrar a Omar lo suficiente para que los papeles se intercambiarán, con otro certero golpe al estómago con la base del rifle y girándolo para apuntar su cabeza. El brazo izquierdo de Omar estaba inmovilizado y Jess se había colocado frente a él, de modo que Omar no pudiese moverse y tuviese la pistola apuntando justo debajo de la quijada directo a su cerebro.
“Qué decías Omar?” le preguntó con ironía Jess.
“Eres una maldita desgraciada…” Omar le dijo con odio entre dientes. “No tienes las agallas de dispararme”
Jess soltó una carcajada repleta de ironía. “No me retes” Tiró del gatillo y se escuchó una explosión vacía. Jess se sorprendió ante el sonido, su rifle no tenía balas.
Omar había cerrado sus ojos y al darse cuenta que seguía vivo se aprovechó de la situación puesto que Jess seguía confundida por su arma sin municiones. Con otro sencillo movimiento se libero del agarre de Jess y convirtió el rifle en su arma al apoyarlo con ambas manos contra el cuello de Jess impidiendo que ella pudiera respirar y se hallará nuevamente bajo el poder de Omar.

La vida de Vilchis colgaba de un hilo, por una parte luchaba por evitar morir ahogado y por otra evitaba ser el almuerzo de la coordinadora de QFB. Pataleaba y pataleaba en aquella pequeña fuente en frente de la dirección, con ambas manos sujetando el grueso cuello de aquella horrible mujer que lo tenía contra el fondo de la fuente. Entre respiros lograba sacar su cabeza momentáneamente para recibir un poco de oxígeno en sus pulmones ya forzados, no sabía cuánto tiempo aguantaría así. Entre tantas acciones aún trataba de pensar en un modo de acabar con esa repugnante mujer que lo único que lograba era causarle nauseas al recordar como masacro a sus compañeros. En un momento de lucidez, él recordó que tenía una granada en su cinturón, bendito sea Josué que le había regalado una antes de irse a batalla, como bien decía “nunca sabes cuándo te será útil una granada”, palabras sabias. La cuestión era que si liberaba sus manos del cuello grotesco que sostenía para tomar la granada, seguramente la mujer se iría contra su yugular y se acabaría el juego para él. Pero tampoco sabía cuánto tiempo podría soportar en el estado en el que se hallaba. Aquella decisión podría costarle la vida, y morir a manos de aquella mujer era la peor muerte que podría imaginarse. Cerró sus ojos por un momento, tantos recuerdos fluyeron su mente en aquel momento, quizá no sería una muerte dolorosa, pensó por un momento, tal vez él perdería el conocimiento antes de que se lo empezarán a comer miembro por miembro. Al final tomó una decisión, no sabía si funcionaría pero valdría la pena intentarlo, como su amigo Harry le hubiera dicho en esos momentos “Preferible morir siendo un héroe que morir siendo un cobarde”. Una pequeña sonrisa se esbozó en su rostro húmedo y ligeramente pálido. En ese instante soltó sus manos del cuello de aquella monstruosa mujer y con un movimiento rápido logro alzar ambas piernas contra el tórax enorme mientras su cabeza se hundía bajo el agua de la fuente, sus manos alcanzaron su cinturón mientras lo tentaban en busca de la granada milagrosa. Burbujas comenzaron a brotar en la superficie de la fuente mientras las piernas de Vilchis aún sostenían a la mujer alejándola de él, sólo las enormes manos del monstruo tentaban el agua pero sin poder alcanzar a Vilchis. Finalmente, antes de que se le acabará el aire de sus pulmones, Vilchis realizó un último esfuerzo, con todas sus fuerzas logró levantar ligeramente a la enorme mujer, un movimiento sutil pero efectivo para lograr que perdiera el equilibro y cayera de lado, brindándole a Vilchis la oportunidad de levantarse de la fuente victorioso con la granada y tomando una gran bocanada de aire. Sin perder el tiempo se lanzó contra la mujer quien estaba levantándose con dificultad, colocó la granada sin seguro dentro de la boca sangrienta de la coordinadora y se apoyo en su enorme barriga para lograr dar un saltó que lo alejará de la explosión inminente. Vilchis cayó dando una marometa escondiéndose detrás de una banca de piedra antes de oír la ensordecedora explosión y ver como pedazos de la coordinadora volaban esparciéndose por todo el lugar.

Iraís sentía el fuerte agarre en su cuello, aquel monstruo parecía tener la fuerza de dos personas, y ella había dejado caer su katana. Con los pies lejos del suelo lo único que pensó hacer en ese momento fue patear en espera de golpear al zombie lo suficiente como para que la soltará. Logró darle un golpe en el abdomen, sintió el agarre desaparecer. Ella cayó al suelo azotando con fuerza. Rápidamente trato de levantarse pero algo le había agarrado los pies. A unos metros de la ventana y sintió como comenzaba a retroceder. Trató de patalear pero sus pies estaban firmemente agarrados. Ella tomó vuelo y golpeó al zombie en la cara, éste volvió a soltarla. Ella corrió hacia la ventana dando un brincó hacia el salón. Cayó de golpe lastimando su hombro izquierdo. Rápidamente ubicó la katana y la sostuvo con fuerza con su brazo bueno. Pronto el zombie se había adentrado tras ella. Ella lo miró con desprecio con la katana en alto. El zombie tomó vuelo hacia ella nuevamente, ella sostuvo la katana y se lanzó contra él logrando partirlo a la mitad. Ambas mitades cayeron por lados separados. Una nausea embargo a Iraís mientras se quitaba el sudor de la frente. Se las había visto cerca, pero sobrevivió.

Sharon estaba atrapada entre el asfalto y el rifle que sostenía Abraham, él era un zombie pero por lo visto mantenía cierto grado de su inteligencia puesto que nunca había visto un zombie que tuviera un arma de fuego. Sintió como las lagrimas se formaron en sus ojos cayendo como pequeños hilos por sus mejillas. El zombie frente a ella se percató de esto, alejándose momentáneamente. Parecía como si recordará a la mujer frente a él.
“Abraham! Soy yo! Sharon!” ella le suplicaba, “Sé que me recuerdas…”
El zombie titubeo, la voz resonaba en lo que quedaba de su cerebro. Sharon logró levantarse y tomar posición defensiva contra Abraham.
El zombie la miró con confusión, pero el deseo carnal de alimentarse lo dominó y aquel pequeño rastro de humanidad desapareció.
El rifle la volvió a apuntar y continuo disparando, Sharon corrió, su arma estaba lejos pero recordó tener una pequeña arma de mano en su bota. Sabía que la situación no sería fácil, él no perdería fácilmente y ella no podía dejarlo continuar matando. Ella cerró sus ojos, había tomado una decisión, ella lo salvaría, aunque fuera lo último que hiciera, ella lo sacaría del infierno por el que estaba pasando, por su amigo. Dio la media vuelta y alcanzo su arma de su bota y corrió hacia Abraham, esquivó algunas balas, otras rozaron su brazo y su pierna, pero a pesar del dolor ella continuo, finalmente forcejeo con él pero ninguno de los dos pensaba ceder, ambos cayeron al suelo y se levantaron con rapidez. Sharon con su arma contra la frente de Abraham y éste con su rifle contra el estómago de Sharon. Ambos estuvieron inmóviles por unos segundos.
“Ninguno de los dos ganará esta batalla…” Ella dijo en voz baja. “Descansa en paz Abraham…”
Se escucharon dos tiros al unísono. Ambos cayeron al suelo derramando sangre. Sharon sostuvo su herida en el abdomen mientras veía el cielo y lentamente cerró sus ojos.

Jess estaba perdiendo la batalla contra Omar, él la tenía nuevamente inmovilizada con su propia arma. Entre tosidos sentía como lentamente estaba perdiendo el conocimiento, sabía que cuando cerrará sus ojos, todo habría terminado para ella.
“No puedes ni podrás nunca contra mí…” Omar le decía con cierto regocijo.
“No…no me rendiré!” Jess no pensaba dejarse vencer por un maníaco. Logró acercar su mano a su cinturón tomando un cuchillo y clavándoselo en el estómago a Omar.
Omar sintió la fuerte punzada y liberó a Jess dirigiendo su atención al cuchillo enterrado y la sangre que comenzaba a manchar su playera formando una mancha rojiza cada vez mayor. Jess se alejó de él un par de metros, sintiéndose a salvo. Omar retiró el cuchillo, el cual cayó al suelo mientras el sostenía con fuerza la herida viendo de reojo a Jess con dolor y odio a la vez. Jess lo miraba sorprendida, en verdad lo había logrado, había logrado herir a Omar, pero no podía estar segura de su victoria puesto que una simple herida no lo detendría, era Omar.
Isidro observaba la escena a unos metros detrás de un árbol, “No puedo creerlo…” Él tomó su pistola de su cinturón y apuntó directo a la cabeza de Jess. “Parece que tendré que ayudarte…” Preparo la pistola y apuntó con cuidado.
Harry iba llegando corriendo cuando vio a Isidro y sus claras intenciones de asesinar a Jess.
“Jess! Cuidado!” Harry sólo pudo gritar a todo pulmón.
Tanto Jess como Omar voltearon hacia Harry y vieron a Isidro justo cuando jaló el gatillo.
“No!” Omar gritó mientras se olvidaba de su herida y corría hacia Jess.
Jess tan sólo se quedo inmóvil viendo como la bala se acercaba a ella y a su inminente final, ella simplemente cerró sus ojos.
Jess sintió su abdomen húmedo y abrió sus ojos. Ella estaba en los brazos de Omar, su agarre se aflojaba lentamente hasta que él comenzó a caer al suelo con una pequeña sonrisa en su rostro.
Jess se sorprendió, Omar se había interpuesto entre la bala y ella, ella sólo pudo tirarse de rodillas junto a él. “Omar! Por qué lo hiciste…?” una cierta confusión la invadía, en un instante estaba luchando a muerte contra él y en otro él le salva la vida.
“No podía dejarte morir…” sus labios le dijeron.
Isidro notó la falla de su plan. “Estúpido…terminaste muriendo patéticamente” dijo con enojo mientras se alejaba de aquella escena, aún tenía planes por terminar.
Harry corrió hacia Jess. “Estás bien Jess?”
Jess miró a Harry con furia y un rostro cubierto de lágrimas. “Mata al desgraciado…”
Harry la vio y simplemente afirmó con su cabeza mientras corría detrás de Isidro, cumpliría el deseo de Jess, mataría a Isidro. Una razón más para acabar con él.

Ramón se alzó como pudo, con varias cortadas y su cabeza aun punzante por aquellos golpes que Juan Ma le había colocado. Aquel ya no era su amigo, era simplemente otro monstruo modificado por Isidro, si peleaba contra él pensando que era su amigo, perdería de lo contrario tendría la oportunidad de acabar con él y la nula humanidad que tenía.
Ramón no tenía armas más que sus propios puños, los alzó mientras el zombie rojo se dejaba ir contra él Intercambiaron puñetazos azotando contra diferentes partes del almacén. Golpe tras golpe ninguno de los dos pensaba retractarse. Sin embargo era notable la superioridad en fuerza de Juan Ma con respecto a la de Ramón. Otro golpe al estómago lanzó a Ramón contra un estante cayendo junto a unos frascos de reactivos. “Ácido Sulfúrico…” leyó en voz baja mientras tomaba el frasco antes de que el zombie lo tomara del cuello de la playera y lo alzará.
“Necesito una ventaja…” dijo en voz baja mientras derramaba el ácido del frasco en los ojos del zombie. Éste lo soltó mientras caía de rodillas sosteniendo sus ojos, Ramón se alejó a gatas, había logrado quitarle un sentido, pero aún lo podía escuchar. Tras el dolor el zombie rojo comenzó a guiarse por el sonido. Ramón continuaba gateando por el almacén, procurando no hacer algún ruido que pudiera delatarlo.
A lo lejos vio un viejo fierro oxidado, una potencial arma, pensó con certeza. Mientras se acercaba golpeó un pequeño frasco que se rompió. Se detuvo en seco y notó como el monstruo giraba hacia su dirección y se dejaba ir contra él, Ramón se levantó y corrió hacia el fierro tirado. Logró tomarlo justo antes de que el monstruo lo acorralará nuevamente, con el fierro golpeó unos frascos del estante detrás de Juan Ma, derramándose estos sobre su cabeza causándole un gran ardor. Ramón tomó la oportunidad para acorralar al zombie contra la pared y encajar el fierro oxidado en la frente de lo que alguna vez fue su amigo.
El zombie dejo de moverse dejando caer sus brazos mientras la sangre corría por su frente.
Ramón lo miró unos segundos. “Hasta nunca…” dijo mientras se alejaba sosteniendo su brazo herido.

Laura seguía fría ante la idea de enfrentarse a Julio, en sus recuerdos él era alguien importante, después de todo buscó venganza cuando le dijeron que lo habían asesinado. Como deseaba en esos instantes recordar todo lo que había pasado, quizá haría más sencillo que se enfrentará a él, eso pensó en su retorcida mente. Cerró sus ojos, “Seamos realistas…ese Julio quiere matarme, no puedo darle el gusto” se dijo a si misma. Se quitó su chaleco, tomó sus pistolas y salió de su escondite. “Aquí estoy! Y no me matarás!” ella gritó mientras le disparaba a Julio.
Julio sorprendido por su repentina reacción comenzó a contra atacarla. Ella sintió como otra bala raspó su pierna y otra la orilla de su abdomen dejando trazos de sangre. Pero ella también se percató que había logrado darle a su brazo izquierdo. Tiró el cartucho vació y colocó los cartuchos nuevos con rapidez, pero antes de poder disparar nuevamente sintió como el rifle la golpeaba en la cabeza lanzándola contra el suelo. Pudo escuchar como algo caía de su bolsillo. Ella abrió sus ojos, su cabeza retumbaba, vio cerca de ella aquel objeto que se había salido de su bolsillo en la caída, el dije de cruz que Pancho le había dado. Ella se levantó con cuidado, sus cabellos cayendo a la orilla de su rostro, tomó el dije y lo sostuvo en sus manos. Sintió una especie de deja vú, como si aquel objeto guardará sus recuerdos, sin embargo todo parecía borroso aún. Se alzó confundida, tan distraída por el momento que no notó a Julio acercarse por detrás y golpearla nuevamente, ahora en el costado de su abdomen. Del golpe soltó el dije nuevamente, el cual cayó a varios metros de ella. Justo antes de que Julio volviera a golpearla, ella logró tirarlo al suelo con una patada a sus tobillos. Julio azotó en el suelo y su rifle cayó lejos de él. Laura se colocó sobre él con esperanza de inmovilizarlo, tomó su pistola y apuntaba directamente a su frente. Se detuvo por un momento. “No puedes matarme…lo sabes…” Julio esbozó una sonrisa.
Laura se quedó paralizada en el momento. Fue como si aquel momento ya lo hubiese vivido. Sintió como los recuerdos comenzaban a fluir en su mente.
“Tú…me salvaste?”
“Eres una de nosotros después de todo”
“Demonios…me quedé sin municiones…sólo tengo una bala”
“Voy a convertirme en uno de ellos…”
“No…no digas eso, ya verás que regresaremos y Harry y Aldo terminarán la cura y te salvaras…”
“No te engañes…”
“No…me arrepiento de haberte dicho eso…perdón”
“Quiero pedirte un favor… Cuando muera…saca rápidamente una muestra de sangre…y cuando me convierta en uno de ellos…mátame”
Los ojos de Laura seguían perdidos, los recuerdos habían vuelto. Finalmente pestañeó, regresando a la realidad.
“Lo recuerdo todo…yo mate a Julio, él me lo pidió!” su voz sonaba sorprendida.
Julio la veía con seriedad.
“Tú no eres Julio…yo maté a Julio, le di un disparó en la cabeza, estaba infectado…tú no eres Julio!” dijo con fuerza mientras colocaba firmemente la pistola contra la cabeza de Julio. “Tú no eres Julio!” se escuchó el disparo.
Aquella persona que yacía bajo Laura comenzó a deshacerse dejando atrás tan sólo una mancha rojiza en el suelo. “Era un monstruo…” Laura vio el suelo.
Ella se alzó y camino hacia donde estaba tirado el dije y lo tomó mirándolo en la palma de su mano. “Los recuerdo a todos…Jess, Iraís, Harry, Aldo, Ramón, Josué, Vilchis…y Pancho…Pancho!” en ese momento se puso el dije y salió corriendo en búsqueda de Pancho.

Jess estaba de rodillas a un lado del moribundo Omar. La bala había atravesado uno de sus pulmones y la herida en su abdomen seguía sangrando. Jess no podía dejar de llorar, a pesar de todo aún sentía algo por él, a pesar de todo lo malo que hizo, ella no quería verlo morir así.
“Jess…” le dije con suavidad.
“Omar…no te esfuerces…” ella tomó mi mano.
“Quiero que sepas la verdad…tuve que engañar a Laura, si no lo hacía…Isidro la hubiera matado, pero al cambiar sus recuerdos…Isidro acepto dejarla vivir” le dije. “Acepto que al principio todo lo hice con deseos de venganza…que peor que ella misma fuera la que los asesinará…pero cuando la encontré, pude eliminarla, pero no quise…” le dije con honestidad.
“Por qué…por qué te volviste malvado?” ella me preguntó débilmente.
“Jess…no soy el Omar que conociste, ese Omar murió…cambie…mi corazón se lleno de deseos vengativos y maldad…esa es la verdad…” le dije con tristeza.
“Pero me salvaste! No eres tan malo como dices ser…” ella reacciono ante mi respuesta.
“A pesar de todo…no quería verte morir, espero puedas perdonarme por todo lo que te hice” le dije con arrepentimiento.
Jess me miró con tristeza.

Una simple acción puede costarte la vida…o puede brindarte gloria. La redención puede ser un conjunto de las dos? Mientras sentía como con cada aliento mi vida se escapaba…también sentí como me liberaba de aquellas cadenas que el fin del mundo me había puesto…
Continuará…

domingo, 31 de julio de 2011

Capítulo 30

SURVIVOR
When The WORLD COMES TO AN End...Only The Strongest Will Survive!

Part 30 “Back To Hell’s Gate”

Una sutil brisa nos guía hacia el final…un camino solitario, una ciudad quebrantada y sólo una puerta hacia el infierno…Mientras caminamos hacia nuestro mismo final, incapaces de imaginarnos lo que encontraremos o si viviremos…

El viaje pareció tranquilo, a pesar de la corta distancia pareció durar más de lo esperado. Guiados por aquel viejo jeep donde viajaba Laura; quién creería que seguía viva? Entramos a la ciudad y le dimos la vuelta por el libramiento sur poniente rodeando la zona centro y entrando por la salida a Celaya. La ciudad estaba destrozada, sin embargo, tranquila, nos hicimos paso entre los autos abandonados, ya con señales de óxido, hasta llegar al hospital San José.

Los autos quedaron estacionados afuera, todos salimos y entramos al edificio de vidrios rotos. Nos reunimos en la sala central, armas arriba, esperando el siguiente movimiento.
“Ahora qué Lau?” pregunto Harry.
“Bien, el siguiente paso es primordial…” ella dijo mientras sacaba un mapa de su cinturón y lo colocaba en el suelo. “Isidro tiene vigilados los alrededores…hay cámaras en estas zonas…” dijo mientras marcaba con x el mapa.
“Demasiado precavido…” Vilchis dijo pensativo.
“Lo más conveniente es que se vayan por estas calles…” Laura dijo señalando una ruta alterna. “Deben evitar ser vistos o hacer cualquier escena ruidosa…eso quiere decir que nada de enfrentamientos violentos” ella dijo viéndonos con seriedad.
“Muy bien, entendemos el mensaje, cero peleas” Harry respondió con suavidad.
“Qué hay de ti?” Pancho pregunto.
Laura suspiró. “Yo me adelantaré a la universidad y acabaré con la electricidad, de ese modo podrán entrar sin ser vistos durante el caos” ella dijo con seriedad.
“Y si te descubren?” Jess le pregunto preocupada.
Laura esbozo una pequeña sonrisa. “No se preocupen por mi…yo puedo con esto”.
“Muy bien, en ese caso toma” Pancho le entrego un radio a Laura. “Nos mantendremos en contacto con esto”.
Laura afirmó moviendo su cabeza. “Muy bien tienen exactamente 1 hora para llegar, Isidro no tardará en darse cuenta de mi traición, entonces deben actuar de prisa” finalmente dijo. “Suerte” Harry le dijo con cierto sentimiento.
“Esperemos todo salga bien…” Laura se despidió y se puso sus lentes oscuros partiendo hacia las puertas del infierno.
“Ya la escucharon” Ramón se levantó. “A ponernos en marcha, la operación matar al desgraciado ha comenzado” dijo con una gran sonrisa.
Sentí como por un momento hasta yo me sentía capaz de llevar acabo todo aquello, parecíamos imparables, teníamos una especie de fuerza que nos haría terminar con todo de una buena vez. El sólo pensar en la tranquilidad que vendría del ya no tener batallas, poder recuperar aquella vida que deje. Todo me brindaba una gran felicidad.

Laura llego en el jeep a las puertas de la universidad, éstas se abrieron dejándola entrar, ella continuo, parecía nerviosa pero trataba de controlarse. Muchas vidas dependían de ella, a pesar de no recordarlos, algo la provocaba a querer ayudarlos, eran sentimientos sinceros, tal vez de sus viejos recuerdos, ella quiso pensar.

Dejo su jeep y entro al edificio principal donde estaban los controles de la electricidad. Ella entró como normalmente lo hacía, retiro sus lentes y camino directamente al cuarto, pero alguien la detuvo.
“Tan pronto vuelves de tú misión?” le pregunto Zarco quien se hallaba sentado observando a la mujer.
“Tengo cosas importantes que hacer” ella trato de desviar el tema.
“Entonces deberías reportarte con Omar” parecía que Zarco supiera lo que ella planeaba hacer.
“En un momento…” Laura fue interrumpida bruscamente.
“Zarco! Necesito que me ayudes con u asunto en las celdas de contención…Laura! Volviste” Omar pareció sorprendido de verla.
“Vine a reportarme” por un momento sintió que la suerte la acompañaba.
“Muy bien, en un momento hablamos, Zarco, vamos” Omar se retiro con Zarco siguiéndolo de cerca.
Laura soltó un suspiro mientras se acercaba al cuarto, llego y vio una serie de controles. Finalmente ubico la palanca que buscaba. “Muy bien…” ella tomo el radio. “Listos? Recuerden…es su única oportunidad, tienen 30 segundos para entrar antes de que se active la reserva…aquí va” ella bajo la palanca y todas las luces se apagaron. “Hora de irme” ella salió corriendo alcanzando sus armas y huyendo, si la encontraban, moriría, era hora de buscar a los demás. Sin embargo Isidro la observaba desde lo alto mientras escapaba. “Maldita…” dijo entre dientes.

Comenzó a sonar una alarma mientras todos entraban a la universidad por la puerta principal. Esto capto la atención de Omar y Zarco.
“Intrusos!” Omar parecía sorprendido, “Tenemos que informarle a Isidro!” Omar corrió con Zarco al edificio donde se encontraba Isidro.

Pancho se detuvo de repente frente al grupo armado. “Muy bien estamos dentro, tenemos que separarnos, destruyan todo…y si encuentran a Isidro o a Omar, mátenlos” Pancho respiro profundo. “Traten de no morir…”
Todos lo vieron con cierta seriedad accediendo, parecíamos listos para morir, como cualquier buen soldado. En cuestión de segundos todos rompimos filas y tomamos diferentes caminos destruyendo todo a nuestro paso, fueran zombies, secuaces o experimentos, todo.

En el edificio Omar entro junto con Zarco buscando a Isidro. Finalmente lo hayaron en su oficina cómodamente sentado.
“Tenemos intrusos! Son ellos!” Omar le grito algo agitado.
“Lo sé…”Isidro parecía controlarse. “Tú amiga los dejo entrar…parece que nos ha traicionado”
“Laura…enserio?” Omar parecía incrédulo.
“La vi con mis propios ojos…sabía que debimos matarla cuando tuvimos la oportunidad!” Isidro cambio su expresión a una furibunda.
“Pero…cómo…creí que…”Omar no sabía que responderle mientras Zarco lo veía curioso.
“Ya sabes qué tienes que hacer, mátala!” Isidro le grito. “Y tú Zarco…encárgate de ellos” Isidro les ordenó.
“Sí, la matare…” Omar se retiro con Zarco de cerca.
Isidro se levantó de su asiento y camino a un panel d control. “Es una lástima…pero no puedo poner en peligro todo lo que he hecho hasta ahora” el sonrió mientras bajaba los switches en el panel. “No puedo contar con ustedes…así que mis experimentos se encargarán de todo, incluso de ti y de Zarco” su mirada parecía llena de maldad, finalmente se regreso y tomó una maleta. “Parece que tendré que retirarme…”

Entre el silencio que había en la universidad tras apagarse la alarma, no se escuchaba nada más que nuestras respiraciones. Entre aquel silencio de pronto surgió un extraño sonido que retumbo en nuestros oídos, una especie de mezcla entre una carcajada y el sonido que haría un zombie, parecía un llamado, algo familiar como si alguna vez lo hubiésemos escuchado cuando nuestras vidas eran normales. A lo lejos se vio como una figura femenina, un zombie de seguro, continuaba haciendo ese ruido, aquel zombie asemejaba tanto a Genesis, y su risa parecía ser un llamado que atraía a los zombies…

Ramón corría hacia el almacén con su arma en alto tratando de destruir cualquier cosa en su camino, fuera lo que sea, disparaba su ametralladora sin piedad. Parecía victorioso hasta que un puño rojo de la nada lo golpeo en la cara lanzándolo dentro de las ruinas del almacén.
“Qué demonios…” Ramón se levantó tocando su barbilla adolorida. “Qué fue eso?”
Pronto escuchó unos pasos fuertes acercarse a él. Él simplemente tomó su arma preparándose para lo peor cuando lo vio entrar. Una especie de zombie rojo gigante, demasiado musculoso y con una mirada penetrante, sin embargo, él notó unos rasgos familiares en aquel sujeto.
“Juan Ma?” parecía confundido Ramón. El zombie sólo lo miró antes de plantarle otro golpe que lo lanzó contra un estante lleno de material de vidrio.

Iraís por otro lado iba dentro del edifico 1 buscando zombies y experimentos o lo que fuera. Tenía su katana en alto y en su cinturón varias granadas proporcionadas por Josué. Ella actuaba cautelosa, no quería morir en aquel lugar y mucho menos en una situación como aquella. Su oportunidad de demostrar lo fuerte que es, para que Aldo no tuviera que salvarla de nuevo. De pronto escuchó un extraño sonido proveniente de un salón. Ella se asomó con cautela y vio un monstruo en un rincón alimnentándose. Ella entro y lo enfrento rápidamente.
“Qué demonios eres tú…”se dijo así misma mientras el monstruo se levantaba y le mostraba su rostro.
“No puede ser…” ella bajo su katana lentamente de la sorpresa. “Hacha? Zavala?” frente a ella estaba un zombie con la mitad del rostro de hachita y la otra mitad de Hector Závala. Personajes que conocía, no podía creer que Isidro hubiera hecho eso con ellos.
Ante su sorpresa Iraís soltó su katana quedando indefensa. Parecía no haber peligro pues aquel monstruo se movía como cualquier otro zombie, lento y sin coordinación pero en cuestión de segundos este corrió hacia ella la tomó de golpe y salieron por una ventana. Iraís sólo logró alejarlo de su yugular, pero estaba atrapada.

Vilchis caminaba por un pasillo angosto con salones a su alrededor, cauteloso, los recuerdos de aquel día que todo comenzó lo acecharon por un momento. Aquel recuerdo de la coordinadora de QFB alimentándose de sus alumnos, todo le brindaba nauseas tan sólo de recordarlo. En un instante escuchó un gruñido y de los baños salió una mujer gorda con los ojos en blanco y su boca y uñas embarradas de sangre, la mujer lo miro por unos segundos. Vilchis parecía paralizado al ver a su pesadilla vuelta realidad… “Isidro la mantuvo con vida? Pero si esa mujer…pensé…pensé que había muerto!” Vilchis tartamudeó.
La mujer soltó otro gruñido y corrió hacia él como si tan sólo fuera impulsada por el deseo de alimentarse.
Vilchis brincó hacia el pasto en un lado evitando a la mujer, sin embargo esta se detuvo y lo vio tomando vuelo hacia él. Vilchis se levantó y corrió pero la mujer monstruosa fue más veloz y lo tomó lanzándolo hacia la fuente que había allí. Entre los esfuerzos por no ahogarse y evitar ser la comida de aquella mujer Vilchis parecía inmovilizado.

Sharon caminaba por las orillas de la facultad, muy cautelosa con su rifle automático en alto. Vio como una horda de zombies la acechaban, sabía que no podía correr pues su pierna seguía lastimada pero confiaba en su puntería. Ella comenzó a deshacerse de los zombies con un tiro certero en la frente, parecían ser zombies normales. Detrás de ellos otro zombie se acercó a ella, éste portaba un arma y caminaba diferente que los demás. Ella se ajustó los lentes tratando de ver mejor al personaje que se acercaba, Zarco quizá? Pero para su sorpresa era un viejo amigo, un viejo amigo zombie que caminaba para matarla y posiblemente comerse su cerebro. Ella comenzó a dispararle pero el zombie evitaba los tiros finalmente la alcanzó y de un certero golpe tiró su rifle y a ella en el suelo.
“Guza…Abraham…” no podía creer que un zombie pudiera tener tal inteligencia como para derrotarla con un arma. Estaba atrapada entre el asfalto y el rifle de su amigo zombie.

Laura corría, tenía que alejarse de Omar o Zarco, seguro ya tenía órdenes de eliminarla, pero también tenía que ayudarle a los demás, no pensaba dejarlos solos en su lucha, de cierto modo, ella sentía que debía ser parte de aquello, ella mataría por recuperar sus recuerdos y poder ayudarles. Mientras corría ella tropezó, como traía sus pistolas en la mano, ella azotó con fuerza contra el cemento, raspando su mejilla.
“Muy mal…en verdad pensabas huir? Tú provocaste esto” Omar le dijo mientras ella veía sus pies frente a ella. De un tiró sintió como alguien la levantaba de los hombros y pudo ver el rostro de Omar frente al de ella. “Por qué lo hiciste!? Por qué nos traicionaste?!” Su voz sonaba enojada.
“Me mentiste…” Laura le dijo con sencillez incapaz de decir más.
“Qué te dijeron ellos?!” Omar exigía respuestas.
“Me mentiste sobre todo! Me mentiste sobre mí, sobre Julio y sobre ellos!”Laura no pensaba retroceder.
“Pero te salve la vida, y de eso no te mentí…ellos te abandonaron a tú suerte y yo te salvé!” Omar parecía renegar la situación.
“No te creo…estoy de su lado” Laura lo retó.
“Entonces tendré que matarte…” Omar le dijo con seriedad y seguridad.
“Déjala en paz!” Jess interrumpió confundiendo a Omar lo suficiente para que Laura se liberara de él de un simple golpe.
“Qué haces tú aquí?!” Omar le reclamó.
Jess se interpuso entre Omar y Laura. “No voy a dejarte que le hagas daño…” ella parecía decidida.
Omar la miraba con ojos furibundos.
“Tú…la pusiste en nuestra contra, la utilizaste…cómo pudiste?” Jess le reclamó.
“Le salvé la vida!” Omar le respondió.
“Creo que tú y yo tenemos algo pendiente…” Jess lo volvió a retar.
“Qué no recuerdas que no pudiste contra mí cuando eran 3 contra 1?” Omar soltó una carcajada.
“No te tengo miedo” La mirada de Jess parecía decidida, ella volteo a ver a Laura “Vete, yo me encargo de él…” su mirada se poso fijamente en Omar.
Omar parecía consternado. “Está bien” Laura le respondió y se fue corriendo.

A pesar de ser la batalla final yo aún me sentí incapaz de creer lo mucho que se esperaba de mí en estos momentos. Nunca creí tener un papel tan importante, a decir verdad nunca creí que llegaríamos tan lejos, si ni siquiera creía que saldríamos de Galerías con vida. Sin embargo aquí estaba, caminando con mis audífonos en mi cuello, un caminar lento, procurando observar a mi alrededor. Pronto escuché a alguien llamar mi nombre.
“Aldo” una voz ligeramente familiar. Voltee, no vi nada. “Aldo” volví a escuchar, voltee y vi una figura correr. “Aldo, Aldo, Aldo” Escuché un sinfín de veces. Pronto vi acercarse a mis acechadores. “Poncho…muchos Ponchos” eran una especie de clones de mi amigo, pero había algo extraño en ellos, comenzaron a rodearme, poco a poco se acercaban más, eran fácil 10 o 15 personajes. Traté de retroceder pero me tenían rodeado acercándose más y más. A una cierta distancia se acercaron y se detuvieron. Los miré expectante.

De pronto sus rostros cambiaron y soltaron un fuerte gruñido y saltaron hacia mí. En medio de la locura tan sólo logré protegerme y de un suave golpe logre herir a uno pero pude ver como esbozaba una cruel sonrisa. Antes de que me diera cuenta explotó, simplemente me cubrí tratando de protegerme en el suelo. Al explotar soltó una especie de líquido azulado que logró caerme en un brazo y sentí como me quemaba la piel, incluso sentí el ardor en el músculo. Grite, grite como nunca, aquel dolor era impresionante, no sólo eran zombies clones de mi amigo, también al matarlos explotaban soltando ácido. A qué mente enfermiza se le pudo ocurrir hacer algo así?

Aquel infierno al que nos habíamos metido…No había vuelta atrás, nos enfrentábamos al mismísimo ejército de las tinieblas, destruidos en este lugar…o vivir para un nuevo mañana…en ese momento me sentí lo menos optimista que podía ser…

Continuará…