Survivor

Una epidemia extraña a comenzado a infectar al mundo entero, algunos resultan inmunes a dicha enfermedad...pero los demás terminan convirtiéndose en zombies...cuando el mundo llega a su fin...sólo los más fuertes sobrevivirán

lunes, 6 de septiembre de 2010

Capítulo 18

SURVIVOR
When The WORLD COMES TO AN End...Only The Strongest Will Survive!

Part 18 “Chronicles of The End”

Ahí estaba sentado…la lluvia caía sobre mi cabeza…sentía las gotas escurrir por mi cara. La furia corría por mis venas, había sido traicionado y derrotado, mis dos amigos yacían moribundos frente a mí, mientras otros murieron…Lo único que deseaba era venganza, deseaba volver a los viejos tiempos…

Abrí mis ojos. Estaba en mi cama acostado viendo el techo, tenía algo de malestar, nada crónico, seguro sólo las consecuencias de haber tomado de más la noche anterior. Me levante con cuidado pues mi cabeza me dolía un poco. Vi mi reloj, las 12 del día, no llegué a mi clase de cinética. Me quede un momento observando mi pared, mi mente tan sólo divago unos minutos antes de que me levantará.

Salí de mi cuarto y noté mucha tranquilidad en la casa, había un par de personas profundamente dormidas en la cama que había en al estancia. Eran Tampa y Raúl, los recuerdos de la noche anterior regresaron a mi cabeza cuando vi las botellas vacías de licor en la mesa. De pronto un ruido captó mi atención, eran pequeñas piedras que golpeaban el vidrio de la ventana. Me acerqué disimuladamente tan sólo para ver a dos caras conocidas lanzando las piedras.
“Vilchis? Compadre? Qué pasó?” les pregunté algo confundido.
“Déjanos entrar y te contamos” me respondió algo demandante mi compadre.

Bajé las escaleras aún en mi ropa de dormir y los dejé entrar. Lo primero que noté fue que sus ropas estaban manchadas de sangre, luego noté sus miradas con cierto trauma grabadas en ellas. Entramos a la casa y ellos se sentaron en el suelo recuperando su aliento, qué habrá sido tan urgente que corrieron hasta la casa?
“Qué pasó?” les pregunté antes que nada.
“Omar, es horrible…” mi compadre me respondió con cierto miedo en su voz.
“El mundo allá afuera…acabo” Vilchis dijo algo fatalista.
“Cómo? Qué demonios están tratando de decir?” les pregunté incapaz de entender lo que estaba pasando.
“Omar, el mundo es un caos ahorita…todos…todos están muertos!” me dijo mi compadre con cierta ironía en su voz.
Seguía incapaz de decir cualquier cosa.
“Pero ahí no acaba…” Vilchis interrumpió, “Los muertos caminan entre nosotros”.
“No digas tonterías” tenía que ponerle un alto a esta locura.
“No son tonterías…fuimos atacados por ellos…zombies!” mi compadre exclamó.
Los miré incrédulo. Pronto Tovar y Toño salieron de sus cuartos atraídos por el escándalo armado por el par de qfos.
“Qué pasa? Tratamos de dormir…” preguntó Tovar algo enfadado.
“Ya dejen dormir!” gruñó Raúl desde donde trataba de dormir.
“Entiendan! El mundo acabo!” Vilchis exclamó desesperado.
“Estás loco, qué te fumaste con Harry?” le pregunté haciendo caso omiso a sus palabras.
“No es broma! Escuchen!” mi compadre estaba perdiendo la paciencia. “La gorda se volvió loca en la junta y empezó a morder a todos!”.
“Y cómo escaparon?” les pregunté aún incrédulo.
“Tuvimos que hacer cosas de las que no estamos orgullosos” me respondió.
“Quieres decir que la facultad está infestada de zombies?” preguntó Toño incrédulo.
“Lo vimos! Maestros y alumnos…todo es un caos!” Vilchis dijo desesperado.
De pronto se abrió la puerta del baño y salió Beto.
“Qué pasa?” preguntó confundido.
“Vístanse…iremos a ver esto con nuestros propios ojos” les dije con cierta autoridad.

Era incapaz de creer que el mundo había acabado como Vilchis y mi compadre decía. Tendría que verlo con mis propios ojos antes de creerlo. Nos subimos en mi camioneta y tomamos camino a la escuela. No nos habían mentido, tan pronto entramos al estacionamiento de química notamos la destrucción. Carros en llamas, los vidrios rotos en las ventanas, el carrito de los dulces volteado y saqueado, la cancha de basket teñida de rojo sangre.

Nos bajamos cautelosos, en la explanada vimos las cosas más tétricas y asquerosas. Grupos de personas alimentándose de cuerpos en las mesas donde alguna vez jugamos cartas. Noté algunos rostros de 1er semestre alimentándose de la maestra Chayo en una mesa debajo de un árbol. Tratamos de pasar inadvertidos entre ellos, supuse que lo mejor sería separarnos en busca de supervivientes. Alguien tuvo que haber sobrevivido a este infierno.

Caminaba cauteloso con mi llave de cruz en la mano listo para golpear a cualquiera de esas cosas. Camine entre los pasillos buscando alguna señal de vida. Sólo vi sangre y cuerpos, en un locker estaba una persona sin cabeza, otro cuerpo se arrastraba sin brazos cerca del baño de hombres. Aquellas imágenes me hacían querer vomitar.

Terminé de revisar pero no encontré nada, volví a la camioneta, desanimado y con mucha sed. Llegué y vi como teníamos un individuo de más en la camioneta.
“Qué paso?” les pregunté con seriedad.
“Sólo Tovar tuvo suerte, encontró a Josue escondido en uno de los baños del edificio uno” le respondió Tampa.
“Y que hay de Toño y Raúl?” les pregunté consternado por su estado emocional.
“Encontraron tanto a Caro como a Eli convertidas en zombies” respondió Tampa con algo de tristeza en su voz.
“Y tú?” le pregunté.
“Llegué al edificio 3 pero los laboratorios estaban cerrados, fuera de eso no encontré nada fuera de lo común…” respondió finalmente.

En ese preciso instante me golpeo ese mal presentimiento. Mi cabeza de pronto se lleno de imágenes de mi novia. Tomé mi celular y trate de marcarle pero no había respuesta alguna.
“Necesitamos irnos de aquí” les dije rápidamente.
“A dónde sugieres que vayamos?” preguntó Vilchis.
“Vamos a San Juan del Rio” le respondí.
Nos fuimos en la camioneta rumbo a San Juan. Tenía esperanza de que este fenómeno aún no alcanzara esa pequeña ciudad. Tenía esperanza de encontrar a mi novia viva. La ciudad estaba infestada de carros en llamas, esto dificultó la salida de la misma. Tras varios esfuerzos logramos salir a la carretera, que también estaba en un estado similar. Tras arduas maniobras finalmente alcanzamos nuestro destino.

Tan pronto entramos a la ciudad noté a esas cosas caminando. La ciudad también estaba infectada. Avancé hasta la casa de mi novia bajándome de prisa, tan sólo dejando órdenes de que cuidarán el carro. Pensé en tocar, pero después traté de abrir la puerta, para mi sorpresa, no tenía llave. Entre de prisa, había un silencio que cubría la casa entera. Sin pensarlo dos veces, corrí al cuarto de mi novia y abrí de golpe la puerta, estaba vacío. Sentí un hueco en mi corazón. La puerta comenzó a cerrarse detrás de mí, alcé mi vista al espejo y vi como mi novia se lanzaba a mí. Actúe por instinto, la tomé de los hombros y la azoté contra la cama mientras ella trataba ferozmente de morder mi cuello. Traté de inmovilizarla, pero era inútil. Con una de mis manos traté de alcanzar algo con que golpearla, alcancé una lámpara que había en el buro y lo azote contra su cabeza. Sus acciones cesaron rápidamente.

La observé, esa cosa alguna vez fue mi novia, pero ya no era la persona que conocía. Sentí tristeza, sentí enojo, las emociones se entrecruzaban en mi corazón. Tapé su cuerpo con la sábana y me retire de la casa. Me subí a la camioneta y nadie dijo nada, seguro era obvio lo que acaba de presenciar, todos lograban ver ese dolor que sentía. Encendí la camioneta y tomé camino a mi propia casa en Tequisquiapan.

Llegamos directo a mi casa, es un lugar seguro en mi opinión. Ahí podríamos descansar y refugiarnos. Aunque admito que nuestras esperanzas desaparecían al pasar el tiempo. Mi casa estaba vacía, temía que también la vida me hubiese quitado a más personas que quería. Finalmente ordené mi mente, estaba con mis amigos, y por lo pronto me dedicaría a asegurar nuestra supervivencia.

Ajustarnos a esta nueva realidad fue algo relativamente sencillo, podíamos tomar lo que quisiéramos sin pagar o pedirlo, Tequisquiapan nos pertenecía. Una noche estábamos reunidos en la cocina tomando un tequila herradura que había conseguido Raúl en un oxxo cercano cuando escuchamos un ruido extraño provenir de afuera.
“Qué fue eso?” preguntó Tampa dejando de servirse tequila en su vaso por un momento.
“Un gato?” preguntó Vilchis algo tomado.
“No deberíamos revisar qué anda afuera?” preguntó mi compadre.
“Seguro es un idiota zombie” dijo Raúl algo irritado
“Beto, ve a ver que anda allá afuera” le dije a mi amigo.
“Por qué yo?” preguntó con su usual tono.
“Por qué sí, ve a ver” le volví a decir.
Beto salió algo inconforme con mi decisión. Los demás continuamos bebiendo.

Después de 20 minutos me comencé a preocupar, Beto no había vuelto aún. Bajé mi vaso y escuché el ruido extraño, algo diferente pero el mismo ruido en sí. Toño me acompañó a revisar afuera, a pesar de nuestro estado alcohólico, aún podíamos combatir cualquier zombie. Salimos y para nuestra sorpresa vimos a Beto caminando contra un poste una y otra vez.
“Beto? Qué haces?” le pregunté.
Me respondió con un gruñido mientras volvía a azotarse contra el poste.
“No puede ser! Te mordieron?!” dije incapaz de creer que un solo zombie le hubiera hecho eso a mi amigo. A la vez era gracioso, pues por alguna extraña razón no nos atacaba.

Tomé el collar de mi perro y se lo puse, lo amarré en un poste, de alguna extraña manera, aún teníamos a Beto, era un zombie come personas, pero muy en el fondo aún tenía algo del Beto que conocíamos. Aún le gustaba el alcohol y aún caía en las bromas que le hacíamos. Se había vuelto en una especie de mascota zombie domesticada.

Con Beto convertido en zombie, no podíamos arriesgarnos a seguir en mi casa, era obvio que ya nos habían localizado.
“A dónde iremos ahora?” preguntó Vilchis.
“Ahora iremos a Bernal?” preguntó Dalay con ironía.
“No, a decir verdad tengo mejores planes…” les dije con una amplia sonrisa en mi rostro.
“A qué te refieres?” me preguntó Tovar.
“Es hora de conseguirnos un verdadero cuartel, de conseguir verdaderas armas, de ser…verdaderos supervivientes” les dije con emoción.
Ellos me observaron con curiosidad, no tenían la menor idea de lo que planeaba para nosotros.
“Tomaremos el Hotel Relox” les dije mientras todos se emocionaban ante el pensamiento de tener completo control de este nuevo mundo.

Nosotros haríamos las nuevas reglas, seríamos los reyes del nuevo mundo, ese era nuestro ideal, nuestro modo de vengarnos del dolor que nos trajo el mundo cuando termino. Ese sueño estaba perdido, sus vidas ahora colgaban de un hilo, y yo era incapaz de hacer nada…era este mi cruel castigo?

La lluvia continuaba cayendo. Toño y Tovar seguían retorciéndose de dolor. Me sentía inútil. De pronto sentí una mano tocar mi hombro y escuché una voz decirme con cierto regocijo.
“Quieres venganza? Yo puedo dártela…”
Continuará...

No hay comentarios:

Publicar un comentario