Survivor

Una epidemia extraña a comenzado a infectar al mundo entero, algunos resultan inmunes a dicha enfermedad...pero los demás terminan convirtiéndose en zombies...cuando el mundo llega a su fin...sólo los más fuertes sobrevivirán

sábado, 25 de septiembre de 2010

Capítulo 19

SURVIVOR
When The WORLD COMES TO AN End...Only The Strongest Will Survive!

Part 19 “Return to Destiny”

Todo lo que estamos haciendo, en verdad tiene una razón de ser? Qué tal si somos simples piezas en un juego donde todo es manipulado por otra mente maestra? A veces mis propios pensamientos me causan un dolor de cabeza…En este nuevo mundo al que nos enfrentamos, qué nos queda más que esperar a que todo termine?

Alcé mi mirada, estaba en la hummer escuchando música con mis audífonos. Habíamos llegado a San José desde la noche anterior, sin embargo aún no había señal alguna de Pancho y los demás. Después del incidente en San Luis Potosí, Asahel estuvo algo grave durante dos días, sin embargo ya se recupero, tengo que admitir que de no ser por Ramón, quien sabe que cosas sádicas le hubieran hecho. Iraís insistió que Ramón nos acompañará y el accedió a acompañarnos, supongo que en estos momentos todo tipo de ayuda es imprescindible.

“Qué haces Aldo?” Iraís me llamó abriendo la puerta de la camioneta.
“Oigo música…de todos modos no hay nada que hacer más que esperar” le dije con mi usual actitud.
“Ya pasaron 4 días…Pancho había dicho que nos veíamos en 3…” escuche su voz llena de preocupación.
Suspiré. “No creo que estén muertos…seguro sólo se retrasaron”, trate de confortarla.
“Harry estaba mutando...qué tal si él…se convirtió y los mató?” vi como su cara se volvió pálida al instante.
“No andes pensando tonterías Iraís” le dije en un tono más violento, “Harry nunca le haría daño a Lau o a Jess!”
Ella me miraba sorprendida ante mi repentina reacción.
“Perdón…” le dije tranquilizándome un poco.
“Tengo miedo…el hecho de pensar en la muerte me da miedo…pero es inevitable en este nuevo mundo pensar en algo tan cruel como la muerte” me dijo en voz baja.
En ese momento algo me hizo reaccionar y darle un abrazo, quizá mis palabras sonarían inútiles, pero pensé que esto la haría sentir mejor, tiene razón, este nuevo mundo es un asco, pero tenemos que aprender a sobrellevarlo. Pronto sentí húmedo mi hombro, ella estaba desahogando sus penas en ese momento. Tan sólo me mantuve ahí, brindándole mi apoyo, era lo único que podía hacer.

Mile y Asahel estaban sentados en la orilla de una banqueta observando la puesta de sol. Se sentí una ligera brisa que movía con delicadeza los árboles, a pesar de la destrucción que había sufrido aquel pequeño pueblo, se sentía una cierta tranquilidad en el ambiente. Desde que llegaron no habían visto ningún muerto viviente, era como si el pueblo hubiera sido limpiado para su llegada. Sin embargo, eso no les importaba en lo más mínimo.

“Asahel…” Mile volteo a verlo.
“Qué pasa Mile?” le preguntó Asahel.
“Después de aquí qué sigue?” pregunto con pocos ánimos.
“La verdad no lo sé…supongo que tratar de recuperar las vidas que alguna vez tuvimos” le dijo con sinceridad.
“En verdad crees que eso sea posible?” le pregunto la chica de cabello oscuro.
“Me gustaría creer que sí…pero…” Asahel no termino su oración.
“Pero qué?” Mile trató de sacarle la última parte de su oración.
“Ya se está haciendo de noche” dijo repentinamente Asahel.
“Asahel…” Mile lo observó preocupada, “Ya término el cuarto día…”
“Estoy seguro que regresarán…lo sé” Asahel miró hacia el firmamento tratando de mantenerse firme a sus creencias.

Se escucho el rugir del motor de una motocicleta. Iraís y yo salimos de la camioneta, quizá Ramón nos traería noticias agradables. Él se detuvo en seco frente a nuestro humilde campamento, se quito el casco y pude notar como Iraís lo veía ligeramente esperanzada, sin embargo, el rostro de Ramón mostraba todo menos alegría.

“Qué paso? Encontraste algo?” le pregunté sin muchos ánimos.
“Nada vivo, eso te lo puedo asegurar” dijo algo sombrío.
“No me digas que ellos…” Iraís se tapó su boca tratando de ahogar un grito de desesperación.
“No, no encontré rastros de ellos ni de la camioneta…lo más probable es que ni siquiera estén cerca de aquí” Ramón trato de tranquilizar a Iraís.
“Ya pasaron 4 días…” dije tratando de establecer lo obvio.
“Tal vez ya sea hora de dejar este pueblo fantasma” Ramón pronto captó hacia donde dirigía mis motivos.
“Pero ellos pueden llegar en cualquier momento!” Asahel exclamó.
Me acerqué a él como buen amigo y le dije la cruda verdad. “No te engañes Asahel…no sé si estén muertos o hayan quedado varados en algún otro lugar, pero si los seguimos esperando…los próximos en morir seremos nosotros”.
“Aún así! No podemos darnos por vencidos! Ellos regresarán…” Asahel no quería creer en lo inminente, simplemente se negaba a creerlo.

Decidimos no continuar con el debate éramos mayoría los que considerábamos más saludable para nuestras mentes continuar con nuestro viaje. Precisamente partiríamos al medio día del día siguiente. Todos nos retiramos a dormir, no había mucho que hacer.

Decidí tomar el primer turno de vigilancia. Estaba enfrente de la pequeña fogata, escuchaba música con mis audífonos, era la poca cordura que aún me quedaba, la música me mantenía cuerdo. Veía como la pequeña flama iluminaba aquella escena desértica, un par de cactus por ahí, un par de árboles torcidos. Simplemente se escuchaba el sonido proveniente de mis audífonos y el suave crujido de la madera ardiendo en la fogata. Vi hacia el cielo y noté un hermoso cielo estrellada, aquello realmente te hacía olvidar que estabas tratando de sobrevivir a un apocalipsis inminente. Aquella ironía forjaba una pequeña sonrisa en mis labios.

Al día siguiente fui despertado por suaves susurros, noté que eran Mile e Iraís, según ellas tratando de evitar despertarme. Ignorando aquello me levante recuperando mi postura y pasando mi mano por mi cabello tratando inútilmente de acomodarlo. Pude ver como los susurros cesaron y dos miradas se hallaban fijas en mí.
“Qué pasa?” les pregunte sintiéndome algo irritado.
“Perdón…te despertamos Aldo?” me pregunto Mile con su usual tono.
“Para nada…” les mentí, “Ya dormí suficiente, tenemos un día pesado por delante”.
“Siguen con la idea de seguir nuestro camino?” me pregunto Iraís.
“Por supuesto, no perderemos más tiempo aquí, ya escuchaste a Ramón” trate de sonar lo más lógico posible.
Las dos intercambiaron miradas de preocupación, no podría culparlas, eran mujeres, qué más podía esperar que sintieran en una situación como esta.
“Vayan recogiendo todo, partiremos al medio día” les dije antes de salir de la camioneta.

Había mucho que hacer, de eso no mentí, habíamos estado 4 días en ese lugar, quizá no se comparaba en lo absoluto a nuestra estadía en la plaza comercial o aquella bodega que llamamos nuestro hogar, pero estábamos juntos y eso le daba cierto significado a ese pedazo de desierto donde estábamos.

Sentí los rayos del sol quemar mi piel clara, el sol estaba justo en la posición del medio día. Asahel se subió con Mile a la parte de atrás de la Hummer, Iraís tomó el lugar del copiloto y yo me subí al asiento del conductor. Por el espejo retrovisor vi a Ramón poniéndose su casco y subiéndose a su motocicleta. Ambos nos dimos señales para partir, encendimos nuestros vehículos, estaba a punto de pisar el acelerador cuando Iraís comenzó a gritar algo eufórica.
“Son ellos! Son ellos!” grito mientras salía del carro.
Trate de fijar mi mirada en el horizonte, efectivamente vi como se acercaba una camioneta silverado, seguida de cerca por una lobo roja. Apagué el carro y me uní a los demás que ya habían abandonado la hummer. De la Silverado salieron 4 rostros conocidos que a pesar de llevar separados menos de una semana, aquel tiempo parecía una eternidad. Aquel momento parecía de fotografía, hubo abrazos, gritos de alegría. Pronto me uní a esa gran reunión.

Sin embargo nuestro momento se detuvo cuando notamos a los otros 4 sujetos que bajaban de la camioneta roja. Aquellos rostros pronto los reconocí, definitivamente sentía curiosidad por la historia que nos contarían Pancho y los demás.

En aquel momento volvimos a montar nuestro “campamento” se sentía una atmósfera con cierta tranquilidad, me animaría a decir que quizá hasta un poco de alegría. Todos nos reunimos alrededor de una pequeña fogata, al principio había mucho silencio incómodo, sin embargo Iraís se atrevió a romperlo.
“Entonces…qué pasó todo este tiempo? Por qué tardaron tanto en llegar?” ella dijo con seriedad en su voz.
“Pasaron muchas cosas…” Laura le respondió algo melancólica.
“Cómo qué?” pregunté inconscientemente.
“Esto, entre otras cosas” Harry levantó su brazo medio vendado. Todos nos sorprendimos ante la imagen de su antes brazo humano, ahora una especie de brazo alienígena.
“Qué demonios es eso!?” Mile gritó de la nada.
Harry suspiró. “Recuerdan que un zombie me mordió el brazo y me administraron el antivirus que desarrollamos y comencé a tener efectos secundarios…”
“Cierto, cómo te recuperaste…creí que morirías” dijo Asahel de repente.
“Créanlo o no, llegamos a San Juan del Río…y ahí encontramos al profesor Závala y él me administró un complejo que detuvo mi mutación, sin embargo…mi brazo quedó así” Harry volvió a mirar su brazo.
“No olvides que ahora tienes también una fuerza sobre humana en ese brazo…” Vilchis agregó.
“Cierto…” observó su brazo mientras recordaba como había descuartizado el cráneo de Dalay.
“Y cómo dieron con ustedes?” Iraís le preguntó a Vilchis.
Hubo un largo silencio antes de que Vilchis respondiera.
“Estábamos en Tequisquiapan…y nos encontramos” el dijo con sencillez.
“Bromeas? Sólo se encontraron así nomás?” Ramón parecía incrédulo ante esa respuesta.
“Vilchis esta omitiendo la parte donde los tuvimos como nuestros rehenes” Josué agregó.
“Cómo?!” Iraís se sorprendió.
“Digamos que confiamos en las personas equivocadas…pero las cosas cambiaron, ellos cambiaron y ahora nos acompañarán” Laura dijo con una sonrisa algo forzada.
“A mí no me cuenten, yo nunca accedí a venir con ustedes” Raúl dijo algo irritado.
“Hubieras preferido quedarte con Omar mientras se derrumbaba el hotel?” le preguntó Tampa con algo de coraje en su voz.
“Al menos ya estaría con Caro…” dijo en voz baja antes de levantarse e irse indignado.
“Perdonen su…humor…” Tampa se levantó rápidamente y lo siguió.
“Así que por eso no llegaron a tiempo…” agregué en voz baja.
Jess me miró seriamente. “Pasamos por unos momentos complicados…pero al final logramos regresar” trató de forzar una sonrisa.
Me imaginé que no nos darían detalles de su situación, no me imagino lo que habrán vivido en su viaje, pero sus miradas me dejaron entendido no hacer más preguntas sobre ese tema.
“Y ustedes? Cómo les fue?” Pancho nos preguntó.
Hubo otro largo silencio. Finalmente Iraís habló.
“Tuvimos problemas, por suerte llegó Ramón y logramos evitar pérdidas terribles” dijo tratando de sonar tranquila.
Ellos también notaron que no queríamos comentar sobre él tema de nuestra aventura.

Las cosas quedaron así, de pronto todos comenzaron a tomar sus propios caminos, aún no era de noche, todos trataban de aprovechar para descansar, ahora sí, el día siguiente partiríamos.

Pancho tomó su hacha y decidió salir, Asahel y yo lo alcanzamos.
“Qué pasa Pancho?” le preguntó Asahel.
“Voy a ir a ver mi casa…” él dijo sin mucho ánimos.
“Y piensas ir sólo?” le pregunté.
“Esa era mi idea, todos están cansados del viaje” dijo con seriedad.
“Aldo y yo te acompañamos” Asahel le dijo.
Accedí. Los tres nos fuimos caminando hacia su casa.

Caminamos por las calles abandonadas de San José. No había señales de vida, ni siquiera de los no vivos. Aún así continuamos hasta ver a lo lejos aquella que Pancho llamó su casa.
Entramos algo cautelosos. Pancho iba por delante. Revisamos primero la planta alta de la casa, los cuartos y demás. No había señal de nada, sólo algo de sangre en las paredes, eso no tranquilizo nada a Pancho.

Bajamos y revisamos la planta baja, nada en lo absoluto. Cortinas rotas, vidrios quebrados, había daños pero no señales de vida. El rostro de Pancho se tronaba más serio conforme avanzábamos. De pronto se empezaron a escuchar unos ruidos lejanos. Los tres nos detuvimos en seco y observamos a todas direcciones. Volvimos a escuchar ese ruido, nuevamente nos alarmamos pues sonaba cada vez más cerca. De la nada algo brincó sobre Pancho tirándolo hacia el suelo, Asahel y yo nos alarmamos y nos preparamos para destruir a lo que sea que atacó a Pancho. Sin embargo antes de hacer algo, Pancho nos detuvo.
“Esperen!” soltó unas pequeñas carcajadas mientras el animal que estaba sobre él le lamía el rostro.
Asahel y yo nos quedamos sin palabras.
“Se conocen?” Asahel dijo.
“Es mi perrita! Sol!” él exclamó con alegría mientras la perrita golden movía su colita de emoción al ver a su amo vivo.
En aquel momento me alegre por Pancho, tal ves no había encontrado a su familia viva, pero al menos encontró a alguien que formaba parte de su vida anterior a este desastre.

Mientras, en el campamento, Tampa y Raúl platicaban detrás de unos cactus.
“Por qué demonios no quieres aceptar que el mundo acabo!” Tampa le decía.
“Eso lo sé! Mi mundo se acabo cuando Caro murió!” Raúl gritaba.
“La vida fue injusta, sólo por eso quieres mandar todo a volar? Aún tienes amigos aquí!” Tampa le decía tratando de meter razón en su mente.
“Me hubieran dejado a morir…” Raúl finalmente se calmo.
“Quedarnos con ellos nos da otra perspectiva de vida…admitámoslo, Omar ya había perdido la cordura…”Tampa agregó.
“No, deberíamos seguir nuestro propio camino” Raúl exclamó.
“Sabes que no tenemos a donde ir, ellos nos ofrecen un lugar al cual pertenecer…no tenemos que vivir atormentando a los demás creyéndonos los reyes del mundo” Tampa finalmente dijo.
“Haz lo que quieras, a la primera oportunidad que tenga….yo me largo de aquí” Raúl se retiró.
Tampa lo observó alejarse sintiendo pena por él y su modo de pensar, se dio la media vuelta y regreso al campamento.

Laura e Iraís caminaban hacia la camioneta LOBO donde el malherido Josué estaba descansando. Ambas le llevaban algo de comida. Laura tocó a la puerta y ésta se abrió revelando a Josué quien parecía apenas haberse levantado de un largo sueño.
“Qué pasó?” les pregunto a las dos chicas frente a él.
“Te trajimos algo para comer, tienes que alimentarte bien para sanar pronto” Laura le dijo mientras le entregaba un plato con un sándwich.
“Gracias Lau” tomó el plato y empezó a comer.
“Deberíamos de cambiar tus vendas también” Iraís agregó.
Los tres estaban ahora en la caja d la camioneta, Iraís le estaba cambiando las vendas a Josué mientras platicaban.
“Así que ahora piensan seguir viajando?” Josué preguntó.
“Quedarnos en un solo lugar es peligroso…casi morimos la última vez” Laura le dijo.
“Cada vez es más difícil sobrevivir en este mundo…” Iraís le seguía vendando su brazo.
“Simplemente…Omar, quien era mi amigo…este nuevo mundo lo transformó en un maníaco que fue tentado por el poder” Laura dijo algo desanimada.
“Este mundo se quebró mucho antes de que ese virus apareciera…simplemente no te habías dado cuenta de eso” Josué dijo algo serio.
“El mundo no tiene que acabar así…no debería…” Iraís dijo con algo de dolor.
“Yo no quiero rendirme ante eso, aunque todos crean eso o crean que soy ingenua por pensar que el mundo puede salvarse…no me rendiré por cambiarlo hasta dar mi último respiro” Laura dijo con una tonalidad diferente a la usual.
Iraís y Josué se sorprendieron ante su reacción.
“Lau…tienes razón” Josué sonrió mientras buscaba entre su mochila algo para dárselo a la chica frente a él. “Toma, algún día puede sacarte de apuros”.
“Una bomba?” Laura preguntó confundida.
“Yo las hice a base de ciertos químicos que la hacen mucho más efectiva que una granada normal” dijo con orgullo.
“Um…gracias” Laura no sabía cómo responder.

En la caja de la silverado estaban Vilchis y Harry recostados viendo como el cielo se tornaba de diferente colores conforme se hacía de noche.
“Y tú brazo te duele?” Vilchis le preguntó.
“La verdad no…si me enojo siento como la sangre fluye a través de él…es un poco molesto pero la adrenalina me hace olvidarme de ese dolor” Harry le respondió con tranquilidad.
“Y no te da miedo perder el control?” Vilchis le preguntó.
“Eso es posible?” Harry parecía incrédulo.
“Qué tal si ese complejo sólo funciona temporalmente, es posible que recaigas y pierdas el control de ti mismo…si un enojo hizo que liberarás el potencial de tú brazo mutante, un enojo no podría también eliminar los efectos del complejo volviéndote un mutante por completo?” Vilchis parecía estar sacando todas sus dudas ante él.
Harry apagó su cigarro y suspiró. “Sabes…nunca había pensado en eso”
“Cómo no pensaste en eso?” Vilchis no podía creer las palabras de su amigo.
“Vilchis…prométeme algo” Harry dijo de la nada.
“Qué?” Vilchis parecía curioso ante su petición.
“Si algo llegará a pasarme…prométeme que cuidarás de Jess” Harry dijo con seriedad.
“Harry…qué insinúas?” Vilchis se sorprendió.
“Me lo prometes?” Harry insistió.
“Sí…por supuesto” Vilchis le respondió.
Harry sonrió y continúo viendo el cielo de una tonalidad naranja rojiza.

Llegamos caminando al campamento, Pancho seguido por su perrita y Asahel y yo guiando el camino. Fuimos recibidos por todos quienes recibieron con alegría al nuevo integrante del grupo. Me recargué contra la hummer mientras observaba aquella escena. Las chicas emocionadas, irradiaban una cierta alegría, hasta Harry se notaba alegre jugando con la mascota. Me puse mis audífonos y continúe escuchando mi música.

A pesar de todo, aquí seguimos…eso debe tener alguna razón de ser, no por nada hemos llegado a este punto. Ahora reunidos, podemos aspirar a un futuro mucho más brillante, podemos quizá hasta terminar con esta infección…Aquellos sueño pueden ser alcanzados, jamás creí que sonaría tan optimista algún día…Lo cierto es que no podemos regresar el tiempo a como las cosas eran antes…pero podemos crear un nuevo futuro para nosotros…

En la punta de un pequeño cerro a unos 2km del campamento se observan 3 figuras oscuras.
“Todo está listo?” se escuchó una voz por un radio.
“Nos encargaremos de ellos…” respondió un hombre con una sonrisa conocida.

Continuará…

1 comentario: