Survivor

Una epidemia extraña a comenzado a infectar al mundo entero, algunos resultan inmunes a dicha enfermedad...pero los demás terminan convirtiéndose en zombies...cuando el mundo llega a su fin...sólo los más fuertes sobrevivirán

domingo, 8 de agosto de 2010

Capítulo 14

SURVIVOR
When The WORLD COMES TO AN End...Only The Strongest Will Survive!

Part 14 “Fade To Black”


No me había vuelto a sentir sola desde que él me encontró…Siempre estaba a mi lado, y eso me brindaba una tranquilidad indescriptible. Sabía que cuando abriera mis ojos, ahí estaría…nunca volvería a estar sola mientras él estuviera vivo…eso era reconfortante…en verdad lo era…

Llevábamos ya varias horas en el carro y aún no teníamos noticias de Iraís o de Aldo, ya se estaba oscureciendo y temíamos lo peor para ellos. No quería pensar en algo negativo pero la situación por la que pasábamos me hacía muy fácil pensar en la muerte. Asahel seguía tecleando sin parar, había logrado conectar la computadora de modo que funcionaba usando la batería del carro. No estaba muy segura si eso era una buena idea, pero tendría que confiar en él. Yo no podía dejar de ver hacia el horizonte, quería que ya llegaran para irnos de esa ciudad tan tenebrosa.

Además no podía evitar sentir preocupación por Pancho y los demás. No habíamos tenido ninguna noticia de ellos desde ese día en que la bodega ardió en llamas. Asahel trataba de aparentar una cierta tranquilidad, pero lo conozco, separarse de Pancho le dolió mucho, aunque de algún modo sé que entiende las razones por las que Pancho decidió irse con Laura, Jess y Harry. Las cosas cada vez se vuelven más difíciles; pude apreciar como el sol lentamente se ponía en el horizonte, quizá era de las pocas cosas hermosas que aún quedaban en el mundo.

“Ya se está haciendo de noche…” escuché como Asahel me decía mientras apagaba su laptop.
“Sí...lo sé…” le respondí algo desanimada.
“Qué ocurre?” me pregunto preocupado.
“Estoy preocupada por Iraís y Aldo…ya se tardaron demasiado” le dije viendo su mirada seria.
“Sí…también me preocupan” fue lo único que dijo.
“Ahora qué haremos?” le pregunté tratando de cambiar el tema.
“Pues, tenemos que esperarlos…estoy seguro que no tardan en regresar, confío plenamente que lo harán” me dijo tratando de reconfortarme.
En ese momento lo único que pude hacer fue abrazarlo con fuerza, me sentía de algún modo segura a su lado.

En ese momento me acerqué a él y recargué mi cabeza en su hombro cerrando mis ojos, sentí como él también se recargaba en mí. De pronto, sin darme cuenta me quedé dormida así a su lado. En ese momento era lo único que podíamos hacer, y teníamos que confiar que Iraís y Aldo regresarían a salvo, y que nos volveríamos a encontrar con Pancho y los demás. Esos pensamientos me hicieron sentir feliz, pensaba que las cosas mejorarían, en verdad quería creer eso.

Un ruido extraño nos despertó. Ambos nos levantamos repentinamente algo asustados de ese ruido tan peculiar. Estábamos sólo él y yo, y lo que sea que anduviera afuera.
“Qué fue eso Asahel?” le pregunté muy alarmada.
“No lo sé…” me dijo con un rostro muy serio mientras trataba de ver el exterior por el parabrisas empañado.
“Asahel…serán Iraís y Aldo?” dije algo esperanzada.
“No lo creo..” Asahel suspiró. “Temo que…” cortó su oración y empezó a buscar algo en la parte de atrás de la camioneta.
“Qué haces?” le continúe preguntando una y otra vez sin recibir respuesta alguna de Asahel quien estaba muy concentrado en lo que sea que estuviera haciendo.

De pronto Asahel se levantó de prisa con un palo de golf en sus manos. Me sorprendí ante su mirada llena de decisión.
“Qué piensas hacer con eso?” le pregunté preocupada.
“Voy a revisar qué hay allá afuera” me dijo con seriedad.
“Estás loco?!” no podía creer lo que escuchaban mis oídos. “Es demasiado peligroso!” traté de evitar que hiciera tremenda locura.
“Quiero protegerte…” me dijo simplemente.
Me había dejado sin palabras, fui incapaz de seguir regañándolo, tratando de evitar que saliera. Sólo observé cómo se armaba de valor para salir del carro.
“No tardaré…regresaré, te lo prometo” me dijo antes de salir del carro.
Yo sólo observaba la puerta cerrada aún impactada, por alguna razón muchos recuerdos comenzaron a inundar mi mente; no fue mi vida pasando frente a mis ojos, más bien eran mis recuerdos con Asahel los que venían de pronto a mi mente.

De pronto mi mente se puso en blanco cuando escuché una serie de golpes y todo seguido de un grito conocido. Sentí miedo, en el preciso instante en que reaccioné abrí la puerta y salí del carro sin importarme nada, corriendo tratando de encontrar a Asahel, esperando encontrarlo bien. Tropecé y caí frente a un palo de golf, él que traía Asahel, comencé a sentir desesperación, comencé a gritar su nombre desesperadamente. Entonces, bajé mi mirada y lo que vi paralizó mi corazón, me agaché lentamente tratando de mantener mis emociones controladas.

Su zapato…era lo único que quedaba de él. No pude más, estaba otra vez sola, Asahel había desaparecido, Iraís y Aldo posiblemente estaban muertos. Había vuelto al inicio de mi historia. Fue entonces que sentí cómo las lágrimas caían por mis mejillas incontrolablemente. Me sentí débil, pero todo era un síntoma de la soledad. Continúe llorando mientras sostenía su zapato, esperando que todo fuera una pesadilla y pronto despertara en la viaja bodega con todos. Pero sólo era eso…un sueño.

La noche ya estaba en todo su esplendor, los gritos provenientes de aquel castillo habían cesado momentáneamente. En aquel cuarto sólo yacían 3 personas de pie, ninguno de ellos infectado. Aquel hombre de la motocicleta y Aldo e Iraís. El hombre se acababa de quitar su casco revelando un rostro conocido que había sorprendido principalmente a Iraís.
“Ramón?” fue lo único que pudo decir.
“Iraís? Aldo? Pensé que estaban muertos” dijo mostrando una pequeña mueca en su rostro.
“Para nada” respondió Aldo algo ofendido.
“Más respeto Aldo! Nos acaban de salvar la vida” le reclamó Iraís.
“Veo que las cosas siguen como de costumbre…sólo son ustedes dos?” preguntó con algo de curiosidad.
“No, a decir verdad éramos más…pero algunas cosas pasaron y sólo estamos Asahel, Mile, él y yo” le respondió Iraís.
“Ya veo…las cosas se pusieron muy feas” dijo comprensivamente Ramón.
“Y qué hay de ti? Eres el único que queda?” le preguntó Aldo algo molesto.
“Para nada…trabajo mejor sólo” le respondió con sencillez. “Y qué hacían por estos rumbos?”
Iraís suspiró. “Nuestro equipo se dividió y quedamos de reencontrarnos en San José”
“Vaya…qué mal…” respondió Ramón.
“Y qué hay de ti?” preguntó Aldo.
“Tan sólo pasaba por la ciudad cuando vi a Iraís y a ti entrando al parque, con estás cosas tienes que estar moviéndote de ciudad en ciudad” respondió con cierta seriedad.
“Gracias, nos salvaste la vida…” finalmente le dijo Iraís.
“Descuiden…hay que ayudar a los que están vivos no?” dijo con una pequeña sonrisa.
“Iraís…no olvides nuestra misión” Aldo le recordó a su amiga.
“Es cierto…” Iraís dijo algo pensativa.
“Qué es lo que pensaban hacer?” preguntó Ramón curioso.
“Tenemos que encontrar gasolina y un camino por dónde cruzar la ciudad” respondió Iraís algo seria.
“Bueno…tal vez yo les pueda ayudar” dijo Ramón con cierta tranquilidad. “Vi una gasolinera a las afueras de aquí…y está la ruta que tomé para llegar aquí.”
“Eso sería excelente!” dijo Iraís muy animada.
“Sólo necesitamos salir de aquí…” dijo Ramón observando las afueras del lugar. “Parece que no hay muchos de ellos rodeando el lugar…”.
“Por ahora…” Aldo alzó su voz. “Esas cosas se acercan con el más mínimo ruido”.
“Lo sé” agregó Ramón, “Sólo si vas a pie”. Se acercó a su moto y la levantó, “Con una de estas no tienes que preocuparte por ser alcanzado”.
“Pero…” Iraís pronto se unió a la conversación, “Somos tres…en tú moto sólo pueden ir dos personas no?”
Ramón se detuvo a pensar un momento. “Nos las arreglaremos, por lo pronto súbanse, tenemos que movernos pronto”.

Sin muchas opciones, Aldo e Iraís se subieron a la Harley detrás de Ramón. Se escuchó el fuerte rugir de la moto y pronto los tres sentían como el aire los golpeaba en la cara. Iraís se sintió relajada por un momento hasta que la moto se detuvo en una gasolinera. Aldo bajo de prisa y llenó un bote de gasolina, se subió de prisa antes de que pudiera ser escuchado por algún zombie. La moto siguió el camino a dónde estaba la Hummer, pronto pudieron distinguir la camioneta apagada, la moto se detuvo enfrente y Aldo e Iraís corrieron hacia la camioneta. Iraís abrió rápidamente la camioneta y lo que encontró hizo detenerse su corazón por un instante.


“Mile!” Iraís exclamó con gran preocupación. “Qué paso? Qué tienes?” Su preocupación aumentaba con cada pregunta.
Frente a ella estaba Mile acurrucada en la orilla de la parte trasera de la camioneta, su rostro estaba marcado por las lágrimas secas y sus ojos rojos de tanto llorar, en su mano aún sostenía el zapato de Asahel.
Finalmente pudo hablar. “Se lo llevaron!”
“Quién se llevo a quién?” intervino Aldo al ver la situación de ambas mujeres.
“A Asahel…se lo llevaron!” las lagrimas continuaron brotando por sus ojos.
Aldo se sintió petrificado al escuchar esas palabras, incapaz de digerir lo que Mile le acababa de decir.
“Qué paso…?” finalmente preguntó Iraís ya más tranquila.
“Escuchamos un ruido…y él salió a ver qué era….hubo una pelea y cuando salí ya no estaba…” Mile sentía dolor de sólo recordar eso.
Iraís pronto se acercó a brindarle apoyo a su amiga, la abrazó con fuerza tratando de tranquilizarla.
“Creo que sé quién se lo llevo” Ramón interrumpió la conversación.
“A qué te refieres?” preguntó Iraís algo incrédula.
“Cuando llegué a la ciudad vi a unos chavos que también traían motocicletas…no se veían del tipo que sólo trataban de sobrevivir…quizá querían robarse el vehículo o querían a Mile” dijo Ramón algo serio.
“Pero dónde están ahora?” preguntó Aldo algo desesperado.
Ramón se acercó al pavimento y notó las marcas de las motocicletas.
“Descuiden, yo lo encontraré…” dijo mientras se subía rápidamente a su moto y se preparaba para irse.
“Espera, yo te acompaño” dijo Aldo rápidamente.
“No…pueden volver y no dudarán en llevarse a las mujeres…quédate a cuidarlas, yo me encargaré de traer a Asahel de vuelta” dijo Ramón mientras se colocaba el casco.
Aldo sólo se quedo viéndolo sorprendido mientras Ramón partía en su motocicleta.
“De acuerdo…Iraís vete con Mile a la parte de atrás, yo le pondré la gasolina y me quedaré de guardia en el asiento del conductor por si tenemos que huir rápidamente…” dijo Aldo con mucha decisión.
Iraís accedió con la mirada y se subió con Mile a la parte de atrás. Aldo preparó la camioneta y se subió al asiento del conductor, listo para reaccionar si cualquier cosa extraña ocurriera. Zombies o humanos por igual. Sin embargo en ese momento lo único que podía hacer era esperar, sólo eso.

Ramón avanzaba rápidamente en su moto, recordaba haber visto dónde esos motociclistas se habían ido a esconder. Aunque lo que intentaba hacer podía calificarse como suicida, pero eso no le importaría, recordar la mirada de Mile destrozada por haber perdido a Asahel, él no podía permitir a una mujer sufrir así. Él recuperaría a Asahel, suficiente era que el mundo ya había acabado como para aparte estar sin la persona que quieres.

Él finalmente se detuvo enfrente de una tienda de autoservicio, un Chedraui. Escondió su moto y se preparó para entrar. Confiaba en sus habilidades, todo tenía que salir bien. Tomó sus armas e hizo su entrada campal a la tienda.

Como era de esperarse, aquellos motociclistas se le quedaron viendo fijamente, él sabía que sus intenciones no eran precisamente llevarse a Asahel, pero estaba seguro que algo les había dicho que los convenció de sólo llevárselo a él. Hombres como ellos sólo buscaban mujeres para satisfacer las necesidades que el fin del mundo no podía brindarles.

Él tomó sus armas y comenzó a disparar sin compasión alguna, para él esos sujetos eran como los mismos zombies con sólo instintos carnales para sobrevivir. Continúo avanzando tomando por sorpresa a 3 hombres que jugaban cartas y tomaban cerveza. Avanzaba entre cada estante con cautela sabiendo que un simple error sería su fin. En eso se acerco al área de ropa de damas y se encontró con un sujeto que hizo erizar su piel. Él supuso de inmediato que ese era el líder del resto, aquel hombre de rostro algo deforme tenía varias bombas molotov en sus manos. Ramón sintió el peligro y se aventó debajo de un colgador lleno de vestidos florales. Escuchó las explosiones a metros de distancia pero pronto empezó a sentir el calor que emanaban cada vez más cerca y pronto olió un desagradable aroma a hule quemado, desvío su mirada y noto que era una de sus botas. Se levanto de prisa y esto capto la mirada de aquel macabro sujeto. Le lanzó una última bomba y Ramón logro esquivarla tan solo rozándole el pecho y explotando en un estante repleto de zapatos.

Él corrió hacia los probadores y se encerró en uno, necesitaba ganar tiempo en lo que pensaba como derrotar a aquel fenómeno de la naturaleza. Checó sus rifles y sus bolsillos, ya casi no tenía municiones. Aún le quedaba una calibre 22 en su bolsillo trasero con 5 balas, tenía también un cuchillo en sus botas, pero eso aún no le parecía suficiente para hacer caer a ese monstruo. Entonces escuchó como las puertas se abrían con un rotundo ruido como si las quebrarán de una patada. Ramón suspiro, cerró sus ojos por un momento y entonces salió por su cuenta de su escondite disparándole con furia con sus rifles. El sujeto fue herido, el charco de sangre en sus pies lo delato, sin embargo seguía moviéndose y a gran velocidad hacia Ramón.

Ramón se estaba quedando sin ideas y sin tiempo, corrió entre los estantes zigzagueando con esperanza de perderlo en el trayecto. Finalmente se hizo camino hacia los congeladores de carnes. Entró corriendo y tras de él iba el sujeto enorme. El olor a carne putrefacta llenaba aquel cuarto, Ramón se hizo camino entre los pedazos de carne llenos de moscas sin embargo su camino fue bloqueado por una de esas carnes que salió volando en su dirección. La fuerza de ese hombre era sorprendente, si no se deshacía pronto de él, ya no habría un mañana para él.

Continuo esquivando las carnes y los golpes y finalmente llegó a la zona donde preparaban la carne. De pronto, en un pequeño momento de distracción, aquel sujeto logró darle un golpe lanzándolo contra una de las mesas con las herramientas para cortar la carne. En ese instante recordó que había luz en ese lugar, y por un momento sintió alivio. Una gran sonrisa se formó en sus labios y se alzó de prisa antes de que el hombre logrará impactarlo en la cabeza. Se alzó en la mesa tratando de molestar al hombre furioso, éste brincó a la mesa y lo golpeo en las piernas. Ramón cayó al suelo azotando con fuerza. Sin embargo logró recuperarse rápidamente, aunque para su sorpresa el otro hombre ya tenía una de sus manos en el cuello de Ramón.

En medio de la desesperación trataba desesperadamente de alcanzar un botón de encendido, ese botón era su última esperanza. Lucho y como por obra de un milagro la máquina de pronto encendió, Ramón usó sus últimas fuerzas para tratar de girar al hombre resultando exitoso. El hombre aún sostenía a Ramón del cuello y él lo empujo hacia la cortadora, pronto la presión desapareció y se escuchó un grito escalofriante y notó como el brazo yacía inmóvil en el suelo cubierto de sangre. El hombre perdía la razón y Ramón aprovechó este momento y lo lanzó a la misma cortadora, sólo que esta vez no perdió un brazo, esta vez se corto la mitad de su cuerpo. Ramón respiraba de prisa, su corazón latía a mil por hora y se hallaba cubierto de sangre de pies a cabeza. Recupero su aliento y recordó su misión original: Encontrar a Asahel.

Ramón continuo buscando por la tienda pero no lograba hallar a Asahel, busco por todas partes, probadores, farmacia, la bodega pero no había señal de él. En esos momentos su regreso triunfal estaba perdiendo vialidad, sintió como la esperanza se esfumaba. Quizá ya era muy tarde y habían acabado con él, primero le quitarían su dignidad y después lo matarían brutalmente. Sin embargo no podía olvidar la promesa que había hecho y las muchas personas que esperaban su regreso con Asahel, él no se detendría ante nada.

Finalmente se hizo camino a los baños, era el único lugar que le faltaba revisar, si no estaba ahí…no quería ni imaginarse lo que ocurriría. Comenzó a abrir los baños pateándolos uno por uno. Todos vacíos. Se acercó al último y para su sorpresa lo que encontró hizo que se formará levemente una sonrisa en su rostro.

Frente a él estaba Asahel en el suelo con las manos atadas al escusado, su cara estaba golpeada, la sangre coagulada en su nariz, un ojo morado, pero respiraba. Ramón lo libero de prisa y salió con él. Lo subió a la moto y partieron de prisa antes de cualquiera pudiera tratar de seguirlos. Había cumplido su misión.

Aldo se estaba desesperando, ya habían pasado dos horas y no había señal de nada, todo estaba oscuro. Por el espejo pudo ver como Mile e Iraís tenían sus rostros llenos de preocupación. De pronto se escuchó un ruido agudo, muy similar a la motocicleta. Aldo se acercó al vidrio tratando de distinguir a la distancia.

El ruido se hizo cada vez más fuerte, escuché la voz de Iraís decir que era Ramón. Mi corazón comenzó a latir rápidamente, temía las noticias que pudiera traerme. Escuché como Aldo salió de prisa de la camioneta, Iraís me ayudo a salir. Ambas vimos como Ramón se detenía frente a nosotras. Se bajo de la moto y puso a Asahel frente a nosotras. Estaba mal herido pero estaba vivo. No pude evitarlo, me acerqué y lo abracé con fuerza, sentí su corazón latiendo y eso me brindó una tremenda felicidad.

En ese momento la soledad que sentía, la tristeza y el miedo habían desaparecido…no quería volver a sentir eso, y sé que mientras Asahel siga a mi lado, jamás tendré que vivir en la oscuridad que me dejo este mundo que acabó…

Continuará…

2 comentarios:

  1. Bno este capitulo esta corregido, se le agregó más a la pelea de Ramón...espero les agrade el cambio! n.n

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  2. woah!!!
    genial!!!
    ahora si.. ramón todo malote, jiji xD

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