Survivor

Una epidemia extraña a comenzado a infectar al mundo entero, algunos resultan inmunes a dicha enfermedad...pero los demás terminan convirtiéndose en zombies...cuando el mundo llega a su fin...sólo los más fuertes sobrevivirán

viernes, 29 de abril de 2011

Capítulo 25

SURVIVOR
When The WORLD COMES TO AN End...Only The Strongest Will Survive!

Part 25 “The Heart Of Everything”

Qué es lo que está oculto tras todo lo que habíamos creído? Creímos que el mundo se había acabado, creímos que todo era obra del destino, que sobrevivimos por suerte…pero todo aquello será cierto? O Quizá todos somos parte de algo más grande que ni siquiera conocemos…

El día estaba nublado, de un gris oscuro, como si fuera a caer una feroz tormenta. No tenía ánimos para levantarme, las noticias no mejoraban desde que nos informaron de la muerte de Mile y Asahel. Aunque no era muy apegada a ellos, de cierta forma eran parte de nuestro equipo, estuvieron con nosotros en las buenas y en las malas, y estaban muertos. Trataba de imaginarme como Pancho, Iraís y Aldo sobrellevaban tal pérdida, para ellos, esos dos eran amigos…y nunca regresarían.

Aldo trataba de actuar como si no le importará, estaba guardando todo el dolor para que nadie lo notara y poniendo una falsa imagen para que los demás no lo molestarán. Por otro lado el rostro de Iraís denotaba tristeza pura, ojos levemente hinchados, señal de estar llorando por horas, sus ánimos por los suelos…pero tratando arduamente de levantarse por el bien de los demás. Algo admirable, debo señalar. Y Pancho…aunque ya haya logrado levantarse y por fin éste hablando, creo que es el que más me preocupa pues ha tomado la actitud vengativa, quiere y matará a aquel que le hizo eso a Mile y Asahel. Quizá esté tratando de no sólo apaciguar el dolor de la muerte de Asahel y Mile, sino también inconscientemente tratando de apaciguar su culpa por la muerte de Laura. Sea cual sea la razón, vengarse no es la solución, al menos para mí.

Estaba sentada, los miles de pensamientos en mi cabeza. A la vez que los problemas actuales me preocupaban, también había algo más que no me dejaba dormir por las noches; Omar seguía vivo. Era un sentimiento difícil de entender, por un lado temía de lo que pudiese hacerme si me lograba atrapar, su mirada aquella vez me dejo claro lo que quería de mí, por otro lado sentía coraje y me juraba a mi misma terminar con su vida la próxima vez que se cruzará en mi camino, y por otro lado aún sentía algo de cariño por él. Era tan complejo aquello, trataba de evitar pensarlo, creía que en su momento lograría actuar de la manera más prudente pero cada que estaba sola, ese pensamiento lograba inundar mi mente. Me sentía débil, no era capaz de tomar una decisión firme al respecto, cuando el momento llegará…y me enfrentara cara a cara con él…lograría tomar la decisión correcta?

Mi puerta se abrió bruscamente y pude ver como Sharon se asomaba con cautela buscándome.
“Qué pasa Sharon?” le pregunte tratando de olvidar mi remolino de pensamientos.
“Jess…cómo sigues?” me pregunto mientras se sentaba en una orilla de mi colchón.
“Confundida…” le respondí simplemente.
“Son muchas cosas verdad?” me pregunto viendo sus zapatos.
“A veces me pregunto si todo esto es una simple pesadilla y en algún momento despertaré…” suspiré, “Las cosas cada vez se tornan peores…” sonreí irónicamente. “La pesadilla es la realidad”.
“Jess…todo puede cambiar…tal vez nosotros podamos terminar con todo esto…” ella me dijo con un tono esperanzado.
“Eso creíamos nosotros al principio…y míranos, poco a poco hemos ido perdiendo la fe y muriendo” le dije fríamente.
Sharon se estuvo en silencio un momento incapaz de poder darme una respuesta. Finalmente habló.
“Montes quiere vernos a todos…tiene noticias” me dijo mientras se levantaba del viejo colchón.
“Está bien” me levanté y la seguí sin retomar el tema anterior.

Entramos a aquel pequeño cuarto, todos estaban sentados con caras de seriedad y cansancio. Tomé lugar a lado de Iraís que tenía los ojos aún hinchados, ella me dio una pequeña sonrisa forzada cuando me vio. Tan pronto nos sentamos, Montes tomó la palabra.
“Es justo que sepan que desde que llegaron tuve a Asahel haciendo un trabajo extra…le pedí que hackeara el sistema de la universidad, en busca de información, cualquier tipo de información. El día de su muerte él dejo su computadora con una nota, había encontrado información relevante…parece ser que de cierto modo él sabía que no volvería vivo ese día”. Su rostro se tornó más serio que de costumbre.
“Quieres decir que sabemos quién inicio todo?” de los Cobos preguntó con algo de despreocupación.
“Es posible…la cuestión es que la computadora de Asahel…no podemos acceder a ella o a la información” El rostro de Montes denotaba preocupación y decepción.
“Yo podría hackearla” Aldo alzó la voz desde su rincón dónde pasaba desapercibido a lado de Pancho.
“Puedes hacer eso?” Montes pregunto esperanzado.
“Puede que me tarde un poco…pero puedo lograrlo” su rostro se mostraba inalterado sin embargo su voz denotaba confianza y hasta un grado de felicidad.
“Muy bien…dejaré eso en tus manos, Zarco, asegúrate de darle el apoyo que necesite” Montes ordenó.
Zarco simplemente hizo un gesto de aceptación.
“De acuerdo…por lo pronto descansen…no sabemos qué más pueda pasar…” Montes se retiro.
Iraís se fue sin decir una sola palabra. Preferí no decir nada, sabía que en estos momentos ella preferiría estar sola, llegaría el momento en que podríamos platicar. No quería regresar a mi cuarto, sabía que eso solamente me llevaría a regresar a aquella batalla interna que lentamente me desgastaba. Comencé a caminar por un pasillo cuando sentí que alguien me tomaba de la muñeca deteniéndome.
“Jess…a dónde vas?” escuche la voz preocupada de Ramón.
“Ramón…pensaba caminar un poco, no quiero regresar a mi cuarto” le respondí con simpleza.
“Podríamos platicar” me dio una opción tentadora.
Sonreí. “Me parece bien”.
“Creo que te hará bien” Ramón también sonrió.
Ambos caminamos hacia unas escaleras donde los dos nos sentamos.
“No había tenido la oportunidad de platicar contigo, creo que han pasado muchas cosas…y no has podido desahogarte” me dijo mientras miraba el techo.
“Son demasiadas cosas…todo se derrumba…no creo poder durar mucho tiempo más” le dije mientras observaba mis botas.
“Perdiste amigos, perdiste a tu amiga…” dijo con voz realista y reconfortante a la vez.
“La extraño…sigo incapaz de creer que no la veré correr por ahí buscando a Pancho o a Harry…no puedo aún aceptar que está muerta, me preocupa Harry, que tal si la próxima vez que pelee el virus lo domina y muere? Y si Omar me atrapa? Y si alguien más muere? Y si los zombies nos atacan? Y si ya no hay un futuro para nosotros?!” Sentí como mi voz se quebrantó y las lágrimas comenzaron a brotar descontroladamente mientras ocultaba mi rostro en mis rodillas. Sentí la mano de Ramón pasar suavemente por mi espalda, de cierto modo eso me tranquilizaba.
No había tenido la oportunidad de desahogarme, necesitaba mantenerme fuerte para los demás…pero más bien quería mantenerme fuerte para mí misma. Mi cordura ya colgaba de un hilo.
“Sé que las cosas parecen empeorar…y quizá sigan empeorando, no te mentiré, el futuro que alguna vez creímos que teníamos ya no existe y jamás lo recuperaremos, pero en nosotros esta forjar uno nuevo. Mantenernos vivos, empezar nuevas vidas…es lo único que nos queda”. Sus palabras sonaban tan profundas.
Simplemente continúe llorando, sacando todo el dolor que tenía resguardado en mi corazón, por un pequeño momento pude mostrar mi vulnerabilidad, sabía que a lado de Ramón podía ser así y él no me pediría ser fuerte, él me brindaba la protección y seguridad que necesitaba.

En el cuarto de Aldo, él tecleaba con rapidez tratando de desbloquear la computadora de Asahel. Zarco observaba con despreocupación con los brazos cruzados desde una silla vieja de madera.
“Cómo vas?” Zarco sonaba aburrido.
“Creo que estoy cerca…” Aldo seguía tecleando.
“Parece que Asahel no quería compartir lo que encontró…” Zarco dijo con aburrimiento.
“Es extraño…Asahel sabía de computadoras, pero esto es demasiado complejo…no creo que él supiera o quisiera ponerle tanta seguridad a su computadora, si no es hackeada correctamente, todo el disco duro puede borrarse” Aldo pensaba en voz alta.
“Crees que alguien llego a la computadora antes?” Zarco parecía interesado.
“Sólo sé que esto no es trabajo de Asahel…” Aldo suspiró. “Puede ser que…no, no lo creo…”
“Qué? Habla…” El interés de Zarco era notable.
“No sé…puede que haya un espía entre nosotros o algo así” Aldo no creía sus propias palabras.
“Enserio…?” Zarco observaba muy curioso.
La puerta se abrió repentinamente. Era Iraís.
“Cómo vas Aldo?” preguntó con poca emoción.
“Creo que casi lo logro…” Aldo continuo tecleando mientras Iraís tomaba asiento entre ambos chicos.
“Crees…crees que la información cambie algo?” Iraís sonaba desesperanzada.
“Pues…estamos a punto de averiguarlo” Aldo presiono Enter y una serie de archivos comenzaron a desplazarse en la pantalla de la computadora. “Creo…creo que Montes tiene que ver esto”.

En las orillas de la carretera en las afueras del pueblo estaba un jeep algo viejo color verde militar. Dentro de él estaba una figura femenina, cabellos recogidos y cubiertos por una gorra de un tono verde olivo y sus ojos cubiertos por unos lentes oscuros algo grandes. Su antebrazo reposaba sobre el volante mientras con la otra mano sostenía un radio.
“…Cuáles son mis órdenes?” la voz sonaba fría y sin emociones.
“Tienes que destruirlos a todos…la hora de tú venganza llego” la voz familiar le decía.
“Muy bien…los mataré a todos” ella respondió con odio.
“Tendrás ayuda…tú encárgate de matar a los sobrevivientes, alguien más se encargará de destruir su base…” la voz se regocijaba.
“Muy bien…” la mujer suspiro. “Hoy termina todo…”
“Una cosa más…” Se escucho la alegría macabra en la voz. “Tienes permiso de usar la vacuna modificada a discreción…Sólo no termines muerta tú. Órdenes superiores.”
“Está bien, tendré cuidado de no terminar como un zombie…Cambio y Fuera…” la mujer dejo la radio en su lugar y encendió su vehículo mientras entraba al pueblo.

Entre corriendo al pequeño salón con Ramón siguiéndome de cerca, trataba de recuperar mi aliento mientras estaba recargada en el marco de la puerta.
“Por qué nos convocaste urgentemente?” pregunto Ramón también algo agitado por correr.
“Aldo desbloqueo la computadora de Asahel…” Montes tomó aire, “Lo que descubrimos es más perturbador de lo que imaginábamos…”
“Qué puede ser más perturbador que el apocalipsis zombie?” Pancho sonaba desesperado.
“Es cierto…a estas alturas nada puede sorprendernos” Harry alzó la voz.
“Resulta que el virus que originó toda esta catástrofe fue desarrollado en la facultad de química, parece que tenían fondos militares de estados unidos…la persona asignada al proyecto era…el Profesor Isidro” Montes decía con cautela.
El salón estaba en silencio.
Aquel silencio se rompió por Harry. “Si los militares gringos estaban detrás de todo…por qué empezó todo aquí?”
Montes se mordió el labio. “Parece que un día antes de la fecha límite que tenía Isidro para entregar el virus…fue cuando el infierno se desato en Querétaro…no sabemos si fue un accidente o si todo estaba planeado, pero el virus se propago más rápido de lo que cualquiera pudo imaginarse destruyendo países enteros…”
“Pero vimos a Isidro…cuando estábamos en San José…” mi voz resonó en la habitación, “Eso quiere decir que él planeo todo…él está detrás de éste apocalipsis!!”
Pancho se alzó repentinamente y golpeó la mesa. “Dónde está ese malnacido ahora?!”
Montes lo miro fijamente. “Las actividades continúan en la facultad de química…parece que nunca abandono la escuela…”
“Tenemos que destruirlo…si terminamos con él…podríamos terminar con todo! Somos la prueba viviente de que puede haber sobrevivientes…” Pancho se había logrado tranquilizar.
Lo observé fijamente. “Pancho tiene razón…si destruimos al corazón de la infección…hay esperanza de erradicar la infección por completo” por primera vez mi voz mostraba esperanza.
Una alarma comenzó a sonar estrepitosamente.
De los Cobos entró corriendo a la sala.
“Tenemos grandes problemas…” su rostro estaba pálido y su voz temblaba.
“Qué pasa?” Montes sonaba preocupado.
“Hay una invasión zombie masiva…piensan atacar la base…y no son zombies cualquiera…parece que fueron alterados genéticamente, son monstruosidades!” el aliento no le alcanzaba.
“Esto es obra de alguien! Estoy seguro!” Zarco se alzó indignado. “Los zombies no pueden cambiar a menos de que alguien los altere genéticamente…”
“Seguramente es la misma persona que mató a Mile y Asahel…quieren eliminarnos a todos!” Pancho trataba de controlar sus emociones mientras sostenía su puño.
“Tenemos que iniciar un contra ataque! No podemos dejar que acaben con nosotros con tanta facilidad.” Mi voz sonaba imponente.
“De acuerdo…” Montes recupero su seriedad. “Haremos equipos de dos personas para defender…Alcántara y yo nos quedaremos aquí y les brindaremos información panorámica del territorio, procuren no morir…”

Todos comenzaron a correr a tomar armas, desde armas tan comunes como pistolas hasta armas hechas a partir de lo que encontraran. Todos se preparaban para regresar al campo de batalla, algunos con deseos de continuar viviendo, otros con deseos vengativos y otros tratando de mantener la esperanza viva. Todos nos alineamos en el sótano dónde estaban las camionetas; armados, esperando el inicio de una nueva lucha por sobrevivir.

Nosotros hemos llegado tan lejos por algo…en nuestras manos está la posibilidad de terminar con todo, de crear un nuevo futuro para nosotros…Nosotros somos el corazón de la lucha por supervivencia, la muestra viviente de que aún hay esperanza de un nuevo amanecer para la humanidad…

Continuará…

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