Survivor

Una epidemia extraña a comenzado a infectar al mundo entero, algunos resultan inmunes a dicha enfermedad...pero los demás terminan convirtiéndose en zombies...cuando el mundo llega a su fin...sólo los más fuertes sobrevivirán

viernes, 29 de abril de 2011

Capítulo 26

SURVIVOR
When The WORLD COMES TO AN End...Only The Strongest Will Survive!

Part 26 “A Dead End Road”


Mi corazón latía con fuerza…en mis manos sostenía con fuerza una ametralladora…mi respiración era profunda, tratando inútilmente de tranquilizarme…El campo de batalla a metros de distancia…Volveríamos con vida? O encontraríamos la muerte? Cerré mis ojos…es ahora o nunca…

Equipos de dos, ese era el plan maestro de Montes, con eso creía que lograríamos proteger el refugio y detener a quien fuera que estuviera detrás de todo. Quizá yo era el pesimista, no me importaba la verdad, podía sentir que la muerte estaba presente con nosotros, algunos…quizá todos, no volveríamos. Montes se quedó con Alcántara, ellos serían nuestros ojos en el campo de batalla, serían nuestros ojos detrás de la cabeza…
“No pierdan sus radios, con ellos les comunicaremos todo lo que pase a sus alrededores…” La voz de Montes provino del radio colgado en mi cinturón a lado de unas bombas molotov hechas por Josué.
“Ya conocen el plan…Zarco y Sharon cubren el sur, Ramón y Jess el Este, Irais y Aldo el oeste, Rodrigo y Pancho el norte y Vilchis, Harry y Josué el centro…recuerden, protejan el refugio sobre todas las cosas…si encuentran al culpable detrás del ataque, no tomen justicia en sus propias manos…una última cosa…” Montes suspiró, “Espero que todos vuelvan con vida…” la transmisión se cortó.
“Todos tienen armas? Recursos secundarios?” Pancho preguntó dando un paso al frente a la fila.
Jess levanto su voz, “Me encargue personalmente de que todos tuvieran sus armas…”
“Bien” Pancho reveló una ligera sonrisa, “Ramón y Jess se irán en la Silverado, Aldo e Iraís en la Hummer, Zarco y Sharon utilizarán el jeep y el equipo de Vilchis y el mío nos iremos en la Lobo”
“Por qué no me puedo llevar la camioneta de Alcántara?” Zarco preguntó algo indignado.
“Ellos necesitan tener un transporte en caso de que algo salga mal…” Pancho le respondió.
Zarco parecía insatisfecho con la respuesta de Pancho.
“De acuerdo…comienza nuestro contra ataque!” Pancho gritó y todos comenzaron a tomar sus posiciones en los vehículos.

Me senté a lado de Harry, aún tenía un desagradable presentimiento en la boca del estómago, quizá temía encontrarme a Omar o a Tovar en el campo de batalla, quizá sentía que mi hora había llegado, sea cual sea la razón, es algo desagradable. Escuché los motores de las camionetas, me salí de mi trance mientras sostenía con fuerza mi arma y aquel sótano oscuro era iluminado por la tenue luz del medio día que pasaba a través de las oscuras nubes de tormenta que cubrían el cielo de Bernal. Las camionetas avanzaron de prisa, respire profundo, aquí comenzaba otra batalla más.

La lobo estaba siendo manejada por Josué, Pancho iba de copiloto mientras Rodrigo de los Cobos iba en la caja disparando a los zombies en el camino. La camioneta se movía rápidamente entre los sinuosos caminos del pueblo. Finalmente llegamos a la zona norte del pueblo donde Pancho y Rodrigo se encargarían de destruir a los zombies que intentarán atacar el refugio.

“De acuerdo…aquí nos quedamos…” Pancho abrió la puerta de la camioneta.
“Espera…” Harry se dirigió a él.
Pancho volteo curioso, “Qué ocurre?”
“No intentes buscar venganza…vas a terminar mal” Harry le dijo con seriedad.
Pancho se quedo en silencio viendo la puerta abierta. “No prometo nada…Si ese desgraciado se cruza en mi camino…Haré lo que considere justo” con esas palabras Pancho salió de la camioneta y azotó la puerta de la camioneta roja.

Pude ver a ambos de pie con sus armas dándonos la espalda esperando una horda de zombies que se acercaba a ellos. Los vi, y aquel sentimiento en mi estómago regresó.
“Bien chicos, a lo nuestro ahora…” Josué pisó el acelerador y nos dirigimos al centro del pueblo.
Harry me observaba expectante. “Descuida…volverán con vida” me dijo con seriedad.
Lo vi incrédulo, en verdad creía que volveríamos todos ilesos…a pesar de todo mi amigo Harry seguía siendo un ingenuo esperanzado.
La camioneta se detuvo abruptamente. “Aquí es el final del camino…” Josué salió de la camioneta con sus lentes oscuros tan característicos de él, un cigarro en la orilla de su boca y una ametralladora en cada mano. Se subió a la parte trasera de la camioneta y apunto sus armas frente a él. “Creo que necesitan movilizarse…esto se está poniendo interesante” una sonrisa de satisfacción se formó en su rostro mientras las ametralladoras comenzaron a disparar.

Harry se colocó de prisa a un lado de la camioneta, ya no podía involucrarse en las peleas mano a mano, no podía arriesgarse a que su brazo tomará el control otra vez. Para su suerte en sus manos tenía una lanza granadas y ese poder al menos lo mantendría alejado de una batalla uno a uno contra 10 zombies, como a él le hubiera gustado. Tome mi lugar al otro lado de la camioneta, con mi ametralladora en alto y comencé a disparar.

En el este la batalla estaba en pleno apogeo, Jess corría mientras disparaba su ametralladora, pero la potencia parecía no serle suficiente pues los zombies se seguían acercando. Se escondió detrás de la camioneta y lanzó unas granadas a los zombies para despistarlos.
“Maldición…son más de los que creí que serían…” la respiración de Jess era agitada. “Cómo vas Ramón?”
Ramón se dedicaba más al ataque uno a uno, en una mano tenía un rifle automático para dispararles justo en la cabeza y en la otra tenía un machete para descuartizarlos.
“Tratando de sobrevivir…” dijo con algo de ironía y burla en su voz mientras le disparaba en la frente a una señora gorda que trataba de comerse su cuello.
“Las cosas se ponen peor…” Jess se acercó a Ramón mientras disparaba.
“Dímelo a mi…” Ramón se quito a un niño que escalaba por su pierna y le disparo en la cabeza. “Se está volviendo desesperante…”
“No habrá un modo más eficaz de terminar con todos a la vez?” Jess trataba de pensar mientras un zombie mariachi se acercaba por detrás de ella.
Ramón se percato y le clavo el machete en la frente. “Ramón!” Jess lo regaño. “Te iba a comer el cerebro! Sólo te salve la vida!” Ramón trato de disculparse inútilmente.
“De dónde salen tantos?!” Jess regresó a su modo de pelea.
“Creo…”la voz de Ramón sonó temblorosa, “Creo…que tendremos peores problemas ahora…” dijo señalando al frente.

Frente a ellos se alzaba una monstruosidad que avanzaba a un paso constante, casi corriendo para alcanzarlos. Parecía no tener ojos pero su tamaño era enorme con manos que terminaban en afiladas y puntiagudas uñas. Pero sobre todo se notaba a leguas una superioridad en habilidades físicas y mentales respecto a los zombies comunes.
“Ramón…” la voz de Jess tembló.
“No te preocupes…” sostuvo su mano, “No dejaré que te haga daño…”
Ambos alzaron sus armas y comenzaron a disparar.

En el oeste, Iraís y Aldo defendían su zona desde el techo de la hummer, ambos con ametralladoras trataban de alejar las oleadas de zombies que sucumbían a sus pies.

“Aldo…las municiones no nos van a durar para siempre…” Iraís trataba de no sonar tan fatídica.
“Es que…de dónde demonios salieron tantos zombies!!!” Aldo continuaba disparando tratando de no perder la concentración.
Seguían disparando, Aldo había ignorado a Iraís pero no podía enfurecerse con él ya que había cosas más importantes por las cuales preocuparse, como los 30 zombies que trataban de jalarles los pies para que cayeran del techo de su seguridad.
“No duraremos mucho asi, necesitamos un plan B!” su voz resonó en eco mientras caía ya que un zombie había jalado su tobillo.
“Iraís!” Aldo se asomó esperando verla aún con vida.

Iraís estaba acostada sobre su espalda mientras luchaba con un zombie de una anciana tratando de quitársela de encima con los pies. Aldo le disparo a la cabeza liberando a Iraís.
“Gracias…” le dijo incapaz de relajarse.
“Sube rápido!” Aldo le indicaba.
“No” Iraís se levanto y tiro la ametralladora, “Es hora del plan B, y saco su katana que con tanto cariño había resguardado.

En el norte, Pancho y Rodrigo de los Cobos peleaban arduamente con los zombies, también parecían no terminar de llegar hacia ellos y sus municiones estaban próximas a terminarse.
“Esto no se ve bien Pancho” de los Cobos parecía preocupado.
“Estás armas no nos serán útiles por mucho tiempo…” Pancho seguía disparando.
De la nada se empezaron a escuchar ladridos y gruñidos, de los Cobos y Pancho giraron con cautela, sólo para ver unos 12 perros infectados gruñéndoles con odio y hambre.
“Qué es eso…?” de los Cobos preguntó.
Pancho respiro profundo, “El infierno…”
Los perros se lanzaron contra ellos con intenciones de matarlos y devorárselos. De los Cobos fue derribado por 3 contra los cuales luchaba con su misma ametralladora tratando de quitárselos de encima.
“Pancho! Ayúdame!” de los Cobos gritó.
“Tengo mis propios problemas!” Pancho golpeaba a los perros con su ametralladora y a algunos les disparaba pero uno le arrebató el arma y Pancho se quedó sin su arma principal y rodeado por 9 perros hambrientos.

Tratando de pensar rápido pudo ver en una tienda un hacha de emergencia de los bomberos, en un movimiento rápido corrió, evitando ver hacia atrás y rogándole al cielo que ninguno de los perros lo alcanzará. Sin pensarlo dos veces rompió el vidrio con su propio puño y saco el hacha y comenzó a cortar cabezas de perros y destriparlos. Al terminar con ellos corrió hacia de los Cobos, esperando que para entonces no se lo hubieran devorado ya.

En el sur las cosas estaban agitadas mientras Sharon y Zarco defendían perfectamente aquel territorio desde el jeep que les asignaron.

“Las cosas no se ven bien…” Sharon veía por unos binoculares mientras Zarco les disparaba a los zombies. “Vienen más…y estos corren!”
“En verdad crees que ganaremos?” Zarco parecía desesperado.
“Tenemos que mantener la esperanza, es lo único que nos queda…” Sharon comenzó a dispararles a otros zombies que se acercaban.
“Eres demasiado ingenua Sharon…” la voz de Zarco parecía cambiada.
Sharon giro sorprendida sólo para encontrarse con un arma pegada a su frente.
“Estoy cansado de este jueguito inútil…” Zarco observaba a Sharon mientras ella estaba inmóvil de la sorpresa.
“Piensas traicionarnos?” finalmente habló Sharon.
“No pienso traicionarlos…ya los traicioné…” Una sonrisa se formó en los labios de Zarco.
“Por qué!? Confiamos en ti!” Sharon parecía desesperada.
Zarco soltó una carcajada. “Descuida, no volverás a luchar contra zombies…”

Se escuchó un disparo y el jeep comenzó una travesía hacia el refugio con solamente Zarco en él.

Nosotros seguíamos en nuestra lucha, ya no teníamos municiones, estábamos en espera de algún tipo de milagro, nuestra esperanza colgaba de un hilo. Empecé a sentir la desesperación, el miedo, el terror…

“Vilchis…” Harry tragó saliva.
“Qué pasa?” lo volteé a ver con terror en mi mirada.
“Dime por favor que estoy alucinando…” me dijo mientras señalaba el techo de una casa.
Gire y lo que vi me dejo pasmado en ese momento, tres criaturas se alzaban sobre el techo de esa casa, no poseían ojos, eran una especie de mezcla entre lagartos y humanos con bocas feroces y lenguas largas como para enroscarlas en el cuello de una víctima y ahorcarlas. Mis manos comenzaron a sudar frío al igual que mi frente.
“Estoy alucinando verdad? Es el virus de mi brazo..estoy viendo cosas…cosas…imposibles…estúpidamente imposibles…verdad?” Harry me miraba esperanzado.
Trague saliva un momento. “No estás alucinando Harry…esas cosas están ahí…y parecen hambrientas…” mi voz temblaba mientras mi mirada seguía fija en las tres bestias.

Pronto dieron un salto cayendo a pocos metros de nosotros, acercándose cautelosamente a su presa mientras sus lenguas se preparaban para atarse a nuestros frágiles cuellos. Aquel sentimiento desagradable en la boca de mi estómago regresó, creo que moriremos.

Mi corazón seguía latiendo, no sé por cuánto tiempo más seguiría así…mi respiración agitada, las gotas heladas de sudor que corrían por mi frente hasta mi barbilla cayendo a mi sudadera…Acaso éste era el final del camino para nosotros?

Continuará…

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